El último sitio de la tierra
El peor día de la existencia no es el del fin del mundo, es el que le sigue...

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17.11.2009 02:17 / La inteligencia muta en locura

sobre Walter Benajmin y los alcances de su teoría de la reproductibilidad de la imagen.

Introducción:

Walter Benjamin elaboró en su libro "La obra de arte en la época de su reproductibilidad"; la idea de que la obra de arte pierde su aqui y ahora mediante la llegada de la reproducción técnica; hablamos de medios no muy avanzados tecnológicamente pero medios de reproducción en si. En palabras de Benjamin la obra de arte tiene un aura, que no es otra cosa que "la manifestación irrepetible de una lejanía", lo cual se puede entender como una suerte de espiritu que nace con el momento y el porqué de la obra y la acompaña; y a medida se va reproduciendo suceden dos cosas:

1º que la obra se convierte en accesible a más, se "democratiza" (término mío), se banaliza en sus formas de acceso. es así que para ver la Mona Lisa no debo ir a Italia, la veo desde un museo en mi país mediante su copia.

2º El hecho de que yo o cualquier otro integrante de cualquier otra cultura tenga ahora acceso a la obra de arte desde su espacio físico propio, provoca que el aqui y ahora de la obra muera, el "aura" pierde significancia pues el ahora nunca regresa puesto que hablamos de tiempo y lo que puede permanecer que es el aqui, ahora no tiene valor tal pues en cualquier parte del mundo la obra puede ser vista.

Es destacable decir que el "Aura" (aqui y ahora de la obra) está codificado en forma interpretativa, es decir; en lo que influye el tiempo y el espacio de creación de la obra es en la forma en que esta es interpretada. Se trata del contexto en el que la obra fue compuesta, es así que si una obra de Wolfgang Amadeus Mozart compuesta con significación FrancMazónica exclusivamente para la Revolución Francesa es escuchada hoy día en Montevideo, Uruguay pierde todo su caracter; el arte se ve degradado al caracter de un mero artilugio estético.

Aplicación de tal teoría:

Dentro del entendido de que el ser humano, por lo intrincado de su composición, porque tiene vida propia, porque puede ser hermoso e inspirar sentimientos de apreciación estética en otro humano; y sobre todo porque es reproducible; es una obra de arte. El ser humano está pérdiendo su "Aura" (Aquí y Ahora) para dejar paso a un ser degradado.

La reproductibilidad técnica del ser humano (clonación) no hace más que reducir al ser vivo a un ser incompleto, a un ser sin "Aura", sin "Manifestación irrepetible de una lejanía".

Es entonces que el ser humano se convierte en accesible a todos en cualquier condición, en desechable como un residuo más e infravalorizado pues es reproductible ante el sólo pulsar unos botones (tal y como sucede con la obra de arte) y no tiene su valor original de creación.

Este último aspecto supone la existencia de un artista creador de la obra de arte "Ser humano", lo cual sería no sólo arriesgado sino absurdo afimar, y talves en ello radique la gran característica del Ser humano, es una obra de arte que no tuvo arquitecto y se formó así misma (de la misma manera que ahora degrada su valor por ella misma).



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