¿ Libertad de expresión ?
Anna Donner Rybak. Compañeros; hasta la victoria.

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27.09.2013 12:46 / Cine, libros y afines.

A los lectores de "La Judía de Montevideo"

La Judía de MontevideoLa Judía de Montevideo by Anna Donner Rybak


Queridos amigos:

“Augusto y Lea se conocen en un evento. Tiempo después, comienzan un vínculo tan dramático como apasionante en una trama que va revelando pasiones y diferencias. ¿Es posible que un vínculo “viva” cuando las diferencias son tan grandes? ¿O ya tiene vaticinado la crónica de una muerte anunciada? “

Esta es la reseña que figura en la contracara de la novela. Esta reseña hace referencia a una historia de amor. A una inmensa historia de amor. Tan grande es la pasión que descubren Augusto y Lea juntos que superan (o al menos intentan superar) unas diferencias en muchos aspectos de sus vidas: Toma de postura con respecto a cierta ideología, ideas políticas, una postura socialista y otra postura casi rozando los límites de la aristocracia, ya no víctima de la sociedad de consumo sino herencia de alcurnia.

En la película “Black Book” ambientada en el entorno de la segunda guerra mundial, sucede lo que nadie en su sano juicio entendería: una mujer judía que ha sido testigo del exterminio de toda su familia por parte de los nazis termina enamorándose de uno.

“La Judía de Montevideo” es una novela cuyo hilo conductor es la historia de amor entre dos seres diametralmente opuestos. Lea, de ideología de izquierda desde que tiene memoria, y Augusto, barroco en extremo, enamorado de la aristocracia. Pero hay un hito trascendental: Lea es judía y Augusto pertenece a una familia en la cual "negros" y "judíos" eran tratados solamente en relaciones comerciales y/o de servicio. Augusto jamás había considerado entre sus prioridades salir y menos aún enamorarse de una mujer judía. Pero la realidad ahí se impuso. A su vez a Lea no le simpatizaban las personas ególatras y racistas como Augusto. Pero... a pesar de todo eso, surgió un amor. Tan complejo como apasionado. El, nunca había tratado con judíos. Ella, nunca se había enamorado de un católico practicante.

Pero, la Verdadera Historia es la que se va dibujando a través del vínculo de los protagonistas, de sus diálogos, de sus diferencias, y de la correspondencia que mantienen a lo largo de toda la novela.

Y la Verdadera Historia no tiene nada que ver con el amor, o quizá sí, vaya uno a saber. Tiene que ver con el “ser.judío”. Cómo se para un judío en el mundo. Qué significa ser judío.

La gente cree que el ser judío tiene que ver con la religión producto quizá de algún “multiple choise” que hayan tenido que marcar varias veces en la vida; para registrarse en alguna parte, es que aparece la palabra “Religión”, y luego las opciones: “Católico”, “Judío”, “Musulmán”, “Budista”, “Agnóstico”, “Ateo”.

La gente tiene muy poca información respecto a lo que concierne al “ser.judío”.

Es cierto. Existen ensayos, libros de historia, libros de religión. Yo misma, podría haber armado un ensayo con respecto al “ser.judío”. Sin embargo me pareció mucho más sugerente no ser yo quien hablara al respecto, sino las voces de dos personajes: Augusto y Lea. Me pareció que una historia de amor sería un lindo escenario para desarrollar la idea del “ser.judío”.

Las personas creen que ser judío es ser fiel a una religión. También las personas creen que el judío tiene (sí o sí) dinero. Que son capitalistas. Que votan derecha.

El judaísmo no es solamente una religión. Es algo tan inmenso que no encuentro una palabra que refleje exactamente lo que significa. Podría decirse que es una cultura. Podría decirse que son raíces. Podría decirse que es el sentido de pertenencia a un grupo.

Pero indudablemente el judaísmo no es solamente una religión. De hecho existen judíos que no creen en la existencia de un ser superior inscripto en un cielo inteligible. Yo, soy una de esas personas.

Yo soy una judía que no cree en dios. Se nos llama “judíos laicos”.

Yo soy una judía que vota izquierda. Se nos llama “judíos progresistas”.

Yo soy una judía que está fehacientemente convencida de la existencia del Estado de Israel. Y también de la existencia de un hogar nacional para los palestinos.

Dos fronteras, dos estados.

Todas estas características definen mi postura en el amplio crisol del judaísmo. Que podríamos representarlo como un segmento de recta en el cual en un extremo se ubica al judío laico y en el otro al judío ortodoxo, y en medio de esos puntos existen tantas gamas y matices como colores.

Yo no sigo los preceptos de la religión, jamás ayuné en “Iom Kipur” (Día del Perdón).

Sin embargo me siento muy judía. Y muy orgullosa de serlo.

Mi protagonista femenina, Lea, representa mi postura. Lea me representa en “La Judía de Montevideo”.

Muchas personas me han preguntado si “La Judía de Montevideo” es autobiográfica. Les contestaría “Sí y No”.

Lea, tiene mucho que ver conmigo. Sin embargo, Augusto es ficcionado. Y la historia de amor con Augusto también.

Ahora que lo pienso, quizá se me ocurrió construir una historia donde dos seres totalmente opuestos se enamoraran. Quizá para dar el mensaje de que el amor supera diferencias impensables. Quizá porque cada vez que veía películas con “malos”, pensaba que esos “malos” algo bueno deberían de tener también. Los “malos” también son capaces de enamorarse, de sentir cosquillas en la panza, de volverse tontos. Quizá cada película de “malos” que vi, me enamoré.

Es que los “malos” me seducen más que los “buenos”.

Los “malos” son un territorio a conquistar, son materia prima para labrar, están listos para ser transformados a través del mayor sentimiento que es el Amor.

Los “malos” son desafíos.

Vaya uno a saber, mas todas estas ideas se fueron apoderando de mi imaginación ya desde niña.

Y hablando de desafíos, el haber podido escribir esta novela ha sido el mayor de mi vida. Hablar de una postura dentro del judaísmo que se contrapone a la vez con todas, que entra en varias contradicciones.

Pero como me dijo una muy querida amiga: “La coherencia no es la ausencia de contradicciones. Es saber que existen y ver cómo las resolvemos”. Anna Donner Rybak

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Sobre mí
Anna Donner Rybak nace en Montevideo el 21 de setiembre de 1966.Desde 1989 hasta 1996 es docente en UTU de Programación de Sistemas y de Lógica.En 1993 se recibe de Analista de Sistemas.Escribe desde 2000, diversos géneros: Cuentos históricos, cuentos de humor, Columnas de actualidad, Ensayos, Poesía y fantástico.

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