FLACSO Uruguay
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
EL 23 NO ES CIERTO QUE SE LLAMA A VOTAR PARA QUE EL PUEBLO DECIDA
Quien convoca es la Comisión Nacional de derogación de la ley de aborto.
Su autodenominación habla a las claras del objetivo de la consulta: derogar la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Los que no vamos a votar ejercemos el derecho a decidir desde ya, no acompañando y a conciencia, una iniciativa con la que no estamos de acuerdo.
Es tan democrático entonces ejercer el derecho de no ir a votar, como de no acompañar por ejemplo la recolección de firmas para bajar la edad de imputabilidad.
NO ES CIERTO QUE SE TRATA DE ESTAR A FAVOR O EN CONTRA DE LA VIDA
Lo que está en juego es la posibilidad de volver a través de un referéndum a la penalización de las mujeres que decidan realizárselo.
Y no hay ingenuidad en esto.
Se sabe muy bien que la penalización no impide el aborto sino que consolida una inequidad social gravísima: con dinero, es una historia; sin dinero, son muchas historias de mujeres que se lo hacen en las peores condiciones y sometidas a riesgo de morbilidad y muerte.
El aborto existe desde tiempos prehistóricos, debemos hacernos cargo de esta realidad y de lo que se trata es de disminuir el daño.
Con la penalización no se defiende la vida: se criminaliza a las mujeres y se las expulsa al circuito clandestino y a sus riesgos.
Es esto lo que se defiende con el voto y su resultante más allá de las motivaciones y las convicciones de quienes lo impulsan.
EL 23 NO IR A VOTAR ES UN ACTO DE RESISTENCIA
Resistencia a una manipulación de las ideas que han presentado a las mujeres sólo como un instrumento para la reproducción, sin capacidad de discernir como personas lo que quieren para sus vidas.
Es un acto de resistencia frente a quienes argumentan e interpelan sin ponerse en los zapatos de quienes se enfrentan a la realidad de tener que definir si continúan o no con un embarazo no deseado.
NO IR A VOTAR TAMBIÉN ES UN ACTO CONTRA LA HIPOCRESÍA
Es que la maternidad, puede ser maravillosa cuando se la decide y desea.
El problema es que así como es homenajeada y defendida, es también impuesta como mandato y como condena.
Y al mismo tiempo es dolorosamente dejada de lado a la hora de acompañarla, a la hora de hacerse cargo como sociedad de los costos que implica para quienes la viven, a la hora de implementar políticas que la hagan más disfrutable.
EL 23 NO IR A VOTAR TAMBIÉN ES UN ACTO DE COMPROMISO CON LA DEFENSA DE UNA LEY
Que posibilita avances en la libertad individual, que posibilita a la mujer que no quiere continuar con un aborto, dentro de ciertas limitaciones, que lo haga en los servicios de salud, sea rica o pobre.
Que permite no seguir dando la espalda a la realidad y contribuir a la prevención.
Una Ley que encuentra a un Sistema de Salud comprometido con la defensa de la misma y cumpliendo con el rol del Estado de ser garante del ejercicio de derechos de toda la población, no imponiendo la ética individual a los demás, sino garantizando la diversidad de posturas.
LOS QUE NO VAMOS A VOTAR EL 23 ESTAMOS DEFENDIENDO LA LIBERTAD
¿Puede un pueblo con el voto decidir sobre el ejercicio de la sexualidad humana individual y los imponderables que la rodean?
Los que la consideran y encuadran como un acto moral, que así lo defiendan con sus prácticas y sus vidas pero que no se lo impongan a los demás.
Estamos defendiendo la libertad de discernir cómo se quiere vivir.
Carmen Beramendi
Directora de FLACSO Uruguay
Junio 2013
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