acerca de patrimonios varios
algunas reflexiones sobre nuestros "lugares de la memoria"

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30.07.2007 21:56 / MIS ARTICULOS

EL PALACIO LEGISLATIVO (V)
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(V) LA GRAN AVENIDA CENTRAL

Al terminar la primera década del siglo, en Montevideo se levantaban dos grandes palacios para sede de los Poderes del Estado (para dos de ellos, porque del Judicial se hablaba poco), y cosa notable y hoy olvidada, se proyectaba una gran avenida que los uniría ... aunque para ello hubiera que reposicionar el Palacio Legislativo -que ya no miraría a Agraciada-, y superar los problemas de un catastro consolidado y de una complicada geografía. Era este un punto de particular incidencia, dado que el tramo comprendido entre la plaza Flores y el ex Cementerio Inglés distaba mucho del perfil deseable para el trazado de un "boulevard monumental".

La idea había tenido su origen en la propuesta de Maillart -en tiempos de Reus-, idea que Batlle retoma ya al fin de su primer mandato y a la que el ingeniero Lemolle da una primera expresión formal. En 1908 Lemolle está al frente del Ministerio de Obras Públicas en el gobierno de Williman, siendo entonces momento oportuno para gestionar el cambio de la orientación del Palacio Legislativo, de modo que su frente pudiera ubicarse en el eje de la gran avenida que lo uniría en línea recta -paralela a Ejido- con el Palacio de Gobierno. Ese proyecto que "El Día" veía como "vasto, grandioso, magnífico", incluía algunas operaciones cuya desmesura alentaba las más ácidas críticas, caso de los puentes que daban continuidad al trayecto monumental y a través de los cuales se accedía a una gran plaza elevada, situada entre las actuales La Paz y Galicia

Así de complicadas estaban las cosas, y aunque buena parte de las decisiones ya eran operativas, se estaba lejos de una visión consensuada. ¿Pero se pensó realmente que era posible abrir nuevas instancias para reubicar el Palacio Legislativo y redefinir su imagen?. O cosa aún mas radical, ¿que la ciudad debería regular su crecimiento, ordenar su estructura y ubicar "sus elementos primarios" según un plan específico, aunque para ello hubiera que detener las obras del Palacio de Gobierno?. Pues sí, alguien lo pensó ...y pronto estaría ocupando por segunda vez la presidencia de la República.

En el interregno entre sus dos gobiernos, Batlle había pergeñado las bases del "país modelo" (1) ; no era de extrañar que al inicio de su segundo mandato impulsara también un modelo aggiornado para la ciudad capital; una versión republicana del urbanismo monumental que pudo apreciar en su estadía en Europa. Alentó entonces un radical replanteo de la ciudad, y de paso, trató de enmendar las cosas que menos le gustaban (caso notorio de la sobria apariencia del Palacio Legislativo), o de reencaminar aquellas cuyas críticas compartía (caso del Palacio de Gobierno).

REPENSAR LA CIUDAD, SUS AVENIDAS, SUS MONUMENTOS

En ese contexto, el 6 de julio de 1911 se aprueba la ley Nª 3737 por la que se suspenden las obras de construcción del Palacio de Gobierno -suspensión definitiva que derivaría en el pago de una fuerte indemnización a la empresa contratista-, y se autoriza al Poder Ejecutivo para promover, mediante concursos de convocatoria internacional, la elaboración de dos proyectos de gran relevancia: uno relativo al trazado general de avenidas y ubicación de edificios públicos, y otro que habría de sustituir al que fuera aprobado en tiempos de Williman y cuya construcción la misma ley acababa de suspender. Los dos concursos generaron gran expectativa, concretándose la recepción de las propuestas en dos días sucesivos, a fines de enero de 1912, siguiendo a ello una profusa difusión de los proyectos presentados (principalmente en "El Día", que reprodujo imágenes a página entera en dos series de artículos: "La gran ciudad futura" y "Las grandes obras monumentales: el futuro Palacio de Gobierno").

A mediados de abril se formalizó el fallo del Jurado, y en el caso del Palacio de Gobierno, al no adjudicarse un primer premio, el emprendimiento quedó en suspenso y recién se retomaría cuatro años más tarde. En julio de 1916 "El Día" publica un artículo ilustrado con la nueva imagen del palacio, resultante de un trabajo asignado al Ministerio de Obras Públicas en el que tuvo intervención principal al arquitecto Veltroni ("Gran Premio de Roma", venido al Uruguay en 1908 por directa gestión de Batlle). También "El Siglo" se ocupa del tema por la misma fecha, dando por bueno el inicio de las obras (2), pero el proyecto, muy en línea con las aspiraciones monumentales de los promotores del concurso, tampoco llegaría a concretarse y los cimientos construidos antes de 1911 ni siquiera serían de utilidad cuando dos décadas más tarde se intentara iniciar en el mismo terreno la construcción del Palacio Municipal (o no lo serían de mucha, pero los planos de los cimientos y construcciones existentes, formaron parte de las bases del concurso).

En cuanto al otro concurso, laudado también en abril de 1912, sería un mojón fundacional de nuestra cultura urbanística, aunque pronto la realidad se encargaría de diluir en buena parte su carga propositiva (3). En particular la gran avenida -la impulsada por Batlle y las varias versiones incluidas en los proyectos presentados- nunca saldrían del papel. En compensación, la modesta Agraciada habría de adquirir un protagonismo creciente, aunque eso llevaría su tiempo... Así veremos que en el año 1919 el arquitecto Silvio Geranio desarrolla en la revista de la Sociedad de Arquitectos una extensa y documentada reflexión sobre las "cuestiones de urbanización" que afectaban la ciudad, y allí la referencia a Agraciada queda limitada a los problemas que deberían afrontarse para poder concretar su conexión con Rondeau. Por la misma época, en un plano firmado por Andreoni que aún puede verse en el Hospital Italiano, figura la traza de "la avenida proyectada" entre el Palacio Legislativo y la confluencia de Bulevar. Artigas y Avenida Italia, traza que al igual que otras derivadas del concurso del año 12, nunca llegarían a hacerse realidad.

Recién en 1920, cuando Moretti presente su última versión del plan regulador del entorno del Palacio, el tramo de Agraciada que proyectaba ensanchar y extender hasta la actual Cerro Largo, se convertiría en su definitiva referencia urbana. Pero su llegada hasta 18 de Julio -donde por cierto no la esperaba ninguna obra monumental- se debería a una circunstancia fortuita, cuando en 1928 el ingeniero Fabini, ocupado en la elaboración de un proyecto de intervención urbana que contemplara las propuestas precedentes, sube al mirador que sirve de remate al edificio del Rex -en ese entonces recién terminado-, viendo desde allí perfectamente alineada la "linterna" levantada por Moretti para compensar la cúpula que Meano no pudo incorporar (4).

Unos años antes, en el primer proyecto de Mauricio Cravotto para la sede de la Intendencia, se incluye la apertura de una gran avenida de 46 metros de ancho, con dos calles laterales y un espacio central a la manera de las Ramblas de Barcelona, trazada desde 18 de Julio hasta Uruguay, en el eje del edificio proyectado y en coincidencia con el eje de la gran avenida central dibujada por Lemolle... que nunca fue realidad. Y de aquella intención de Cravotto hoy sólo queda como ínfima referencia la calle Germán Barbato (ex Olimar, ya existente en aquel tiempo).

HAGAMOS UN "GRAN PALACIO" PARA VARIAS GENERACIONES...O NO HAGAMOS NADA

Del impulso ambicioso de Batlle derivaron algunos logros y también, según vimos, varias frustraciones (pasadas la elecciones de julio de 1916, el "Alto" de Viera sería también un freno para "la ciudad modelo"). Pero en los primeros años de su segunda presidencia, el Palacio Legislativo se mantenía en sintonía con viejas y renovadas ilusiones, afirmándose la intención de reformular su imagen para darle una presencia "monumental" que el proyecto apenas sugería y la obra, ya avanzada, no mostraba. ¿Habría que detener también la construcción de este palacio?. Por lo menos se acordaría enlentecer su ritmo: Mientras tanto, se adquieren canteras de mármoles y granitos y se busca fuera de fronteras -el proceso del Palacio de Gobierno había dejado su huella- al gran arquitecto capaz de completar la obra con una problemática síntesis entre la severidad -relativa- del planteo inicial y "la presencia majestuosa" que habría de aportarle lo que unos consideraban "una decoración apropiada"... y otros un desvarío ajeno a las posibilidades del país.

A medio camino entre el inicio y el fin de la obra, se cerraba una etapa y empezaba un trabajo que entrañaba un desafío infrecuente. El resultado no sería ajeno a esas circunstancias y aunque en el último medio siglo no ha gozado de buena prensa entre "los entendidos", es indiscutible que el aporte de Gaetano Moretti -por lo que respetó del proyecto original y por los trascendentes cambios que introdujo- recompuso un nivel de excelencia que Meano no llegó a alcanzar. Y allí está el Palacio, comparándose sin desmedro, y aún con ventaja, con otros ejemplos del entorno del 900. Y tengamos en cuenta que tres años después de su inauguración, el concurso internacional para erigir la sede del Palacio de las Naciones en Ginebra, daría por resultado un producto iirrelevante, situación que se mantendría sin mayores cambios para ese tipo de programas hasta que Niemeyer proyectó los palacios del Planalto... unos cuantos años más tarde.

NOTAS:

(1) En carta de febrero de 1908 -relevada por Vanger y citada por Rilla en "La actualidad del pasado"-, dice Batlle: "Yo pienso aquí en lo que podríamos hacer para constituir un pequeño país modelo, en que la instrucción esté enormemente difundida, en el que se cultiven las artes y las ciencias con honor, en el que las costumbres sean dulces y finas". Y pensaba también en el escenario en que esa utopía alcanzable habría de concretarse.

(2) En edición del 9 de julio de 1916, expresa que "Resuelta la continuación de las obras del edificio proyectado para instalar la Presidencia y varios Ministerios en la Plaza de Armas, el artista señor Veltroni ha trazado el plano correspondiente, aprovechando gran parte de la cimentación existente, obteniendo su trabajo la aprobación del Presidente de la República. El aspecto del edificio es monumental y de hermoso conjunto..."

(3) Al respecto cabe citar la opinión de la Sociedad de Arquitectos, expuesta en el número de enero de 1925 de la revista "Arquitectura": "Después del gran esfuerzo realizado en 1911 con el Concurso Internacional de Plano Regulador de Montevideo, poco o nada se ha hecho en materia de urbanismo, habiéndose aceptado como cosa resuelta la definitiva liquidación de aquel concurso, ya que, prácticamente, nunca se pensó en realizar ninguna de las soluciones destacadas por el Jurado (...) Sin embargo, la vida urbana con sus necesidades imperiosas, reclama cada día con mayor empèño, la atención del urbanista". En correspondencia con ese criterio, en noviembre del mismo año, daba franco apoyo a las aspiraciones votadas por el Concejo de Administración Departamental de Montevideo ("Iniciativas encomiables" les llaman), dando por supuesta su implementación en el proceso de celebración de los 200 años de la fundación de la ciudad. Entre ellas incluía la confección de un relevamiento fotográfico -que pronto llegaría a concretarse- y la elaboración del Plano Regulador de Montevideo... que llevaría décadas para hacerse efectivo.

(4) No he encontrado confirmación documental de esta versión de los hechos que expuso Vicente Salaberri en el Suplemento de "El Día" de fecha 10 / X / 1965, pero es muy probable que no se aparte mucho de la realidad. Hoy día, aún sin subir a la torrecita del edificio del Rex, ya a nivel de vereda uno puede reproducir la experiencia que bien pudo servir a Fabini como inspiradora de su decisión.

SIGUE EN PARTE (VI)

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