Eliza y Miguel
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23.05.2012 18:46 / Salud

Síndrome de Estocolmo

El Síndrome de Estocolmo es una reacción psíquica en la cual la víctima de abuso o maltrato, desarrolla una relación de complicidad con su victimario.

Esta patología debe su nombre al hecho sucedido en la ciudad de Estocolmo, Suecia, en 1973. En un atraco al banco Kreditbanken, tres mujeres y un hombre fueron mantenidos como rehenes durante seis días. Una de las prisioneras se resistió al rescate y a testificar en contra de los captores.

La lealtad a un abusador/a más poderoso/a a pesar del peligro en que esta lealtad pone a la víctima–, es común entre afectados/as de abuso doméstico, físico y/o sicológico. En muchos casos las víctimas eligen seguir siendo leales a su abusador/a, y eligen no dejarlo/a, incluso cuando se les ofrece un lugar seguro en casas de acogida. Este síndrome fue descrito por los psicoanalistas de la escuela de teoría de las relaciones del objeto (véase Ronald Fairbairn) como el "fenómeno de la identificación psicológica con el abusador poderoso".

EL MISTERIO DE AMAR A UN MALTRATADOR / A

En la práctica clínica, ocurre en personas que se han visto envueltas en una relación abusiva y controladora. Una situación que no tiene sentido desde el punto de vista social, sí lo tiene desde el punto de vista sicológico. El vínculo emocional con el victimario es una historia familiar en sicología.

SÍNTOMAS

Sentimientos positivos de la víctima hacia el abusador/a controlador/a.

Apoyo a las conductas y sentimientos del abusador/a.

Incapacidad para llevar a cabo comportamientos que podrían ayudarlo/a en su liberación o desapego.

Sentimientos negativos de la víctima hacia familiares, amigos, o autoridades que tratan de rescatarlos o apoyarlos en su liberación.

Muchas víctimas amenazan con denunciar a sus familias y amistades si continúan "interfiriendo" o tratan de ayudar a la víctima en su situación.  

El síndrome de Estocolmo produce un vínculo malsano con el controlador/a abusador/a. Esa es la razón por la que muchas víctimas continúan apoyando al maltratador/a y se muestran compasivas con alguien que ha abusado de ellas psicológica y, en ocasiones, físicamente.

El comportamiento de la víctima no está en contra de la familia o amistades. Puede ser un modo de sobrevivir o de disminuir el estrés. Las víctimas pueden oponer mucha resistencia, enfadarse o volverse hostiles debido a la complejidad de su relación con el abusador/a. Pueden maldecir, amenazar o acusar a sus seres queridos y amigos. Esta reacción hostil defensiva es en realidad un mecanismo de autoprotección (un intento de evitar problemas).

La ruptura legal de una relación, especialmente el matrimonio, a menudo da lugar a problemas importantes. Un controlador/a que gane dinero negro o se mantenga gracias a negocios no muy legales corre el riesgo de que sus fuentes de ingreso se vean investigadas o se hagan públicas durante el divorcio. En estos casos, el abusador/a se vuelve más ansioso/a por la posibilidad de exposición pública de sus negocios que por la pérdida de la relación.

Aunque pueda ser cierto que el abusador/a controlador/a haya tenido una infancia difícil, mostrar compasión por su historia no produce cambios en su conducta y, de hecho, prolonga el intervalo de tiempo en que la víctima padecerá de sus abusos. Aunque las historias tristes siempre están incluidas entre sus disculpas, su comportamiento nunca cambia. Una vez que la víctima deje de ablandarse por sus historias tristes, el victimario/a buscará otro método.

NO ES FÁCIL REVERTIR EL SÍNDROME

En una relación abusado/aabusador/a, es difícil determinar el resultado a largo plazo. Si la relación se encuentra en la fase inicial, el abusado/a puede terminar la relación por sí mismo/a. Si ha continuado por más de un año, obviamente necesitará ayuda y un plan de salida.

Cuando la víctima decide terminar la relación, es importante que vea a sus seres queridos como fuentes de apoyo, no como fuentes de presión, culpa o agresión.

La familia puede necesitar buscar asesoramiento en su comunidad. Una consulta con un profesional de la salud mental y/o abogado puede ser útil si la situación se vuelve legalmente complicada o si existe un peligro significativo de daño.

Pero, mientras la víctima no reaccione reconociendo la realidad de lo que le pasa, no pedirá ni aceptará ayuda alguna y por lo tanto... su final estará supeditado a la voluntad de su agresor/a.

Fuente: Joseph M. Carver, psicólogo.

http://www.mental-health-matters.com/



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