Sed asesina, gritan pastizales y sembrados, hurta a la fauna la hierba y al hombre el puchero, la lluvia imperturbable sigue de viaje, viven gargantas de dragones y fulminada por un rayo cae la manada en los campos devenidos en carnicería; la tierra está muerta.
Camino por alfombras de cadáveres impregnándome en el vacío de supervivencia con mi sombrero de hongo que comienza a evaporarse, eco de la detonación de Satanás acompañada por la desmedida presencia de estatuas y vahos del reflujo de la ira del Vesubio, camino por las ruinas de Pompeya.
Anna Donner Rybak © 2012
Continúa