acerca de patrimonios varios
algunas reflexiones sobre nuestros "lugares de la memoria"

http://blogs.montevideo.com.uy/patrimoniosxng |  Agregar a favoritos  | 
Imprimir Recomendar Agrandar Achicar

14.06.2007 20:11 / MIS ARTICULOS

EL RUMBO DE LA POLITICA URBANA (*)
“Miremos hoy juntos al Montevideo del mañana (…), un Montevideo que crezca de cara al futuro, más justo y más solidario, más democrático y participativo” (1).            

                Cualquier balance de la administración presidida por Ricardo Erlich debería tener presente, más allá de sus particularidades, esa condición de continuidad que implican los 16 años del Frente Amplio al comando de la comuna montevideana. Existe una alta probabilidad de que, en varios años (digamos, hasta 2020), no se modifique sustancialmente el marco político en el ámbito municipal. Esa posibilidad, ya en parte concretada, de ejercer un gobierno hegemónico durante tres décadas, abre una perspectiva real de introducir cambios sensibles en el escenario urbano y en la forma de vivir la ciudad. Para ello no basta con haber construido un nuevo y adecuado marco institucional, ni con disponer de un plan de ordenamiento que regule las intervenciones sobre la trama heredada, ni con el justificado despliegue de políticas asistenciales, logros en todo sentido valorables. Se impone la necesidad de verificar la pertinencia de las estrategias adoptadas, confrontando cada situación con una proyección a futuro del escenario sobre el que se trabaja, y corrigiendo el rumbo toda vez que ello se imponga.                   

                    Esto puede ser irrelevante con relación a las “rutinas de mantenimiento”, allí donde las ineficiencias son apreciables “en tiempo real” y van acumulando sus efectos a medida que los factores de incidencia negativa permanecen sin cambios. En estos casos, la evaluación de la gestión no requiere mayores especulaciones; puede hacerse sobre la base de indicadores de pertinencia compartida por los distintos actores y deja poco margen para los discursos “políticos” de justificación. Así por ejemplo, la municipalidad mantendrá en las calles de la ciudad el promedio histórico de un árbol cada seis habitantes; los podará, cuidará y repondrá en el marco de prácticas habituales, o hará menos de lo debido y tendrá que rendir cuentas por el déficit, porque alguien se encargará de hacerlo notar y es probable que logre un rápido consenso en su crítica.         

                   Algo similar ocurre con otros servicios básicos de la función municipal (coordinación del transporte, manejo de residuos), aunque aquí las inercias administrativas y el acostumbramiento a situaciones que aunque caóticas llegan a asumirse como “normales” van alargando los plazos de concreción de medidas correctivas cuyo fundamento técnico no genera mayores dudas (y que cuando se implementan -caso de los contenedores-, marcan un corte radical y positivo con las prácticas corrientes).         

                  No ocurre lo mismo al abordar temas ligados a procesos de cambio que van incidiendo paulatinamente en los modos de convivencia y en la forma de uso y apropiación de los espacios urbanos. Aquí los problemas se proyectan sobre causas más complejas y variadas, y la apreciación de cada situación, a falta de un análisis riguroso -escasamente alentado entre nosotros, aún en el ámbito académico- suele enmascararse con formulaciones donde la carga ideológica aparta, las más de las veces, de respuestas sensatas.          

                 El aspecto central de una “política urbana” involucra a múltiples actores y excede claramente el ámbito de la gestión municipal, pero tiene a esa gestión como protagonista. Frente a ella se alzan como problemas principales el deterioro del escenario urbano, fiel reflejo de un proceso económico regresivo que empezó a mediados de los años cincuenta y la fragmentación socio-habitacional, con la consecuente coexistencia de varias “ciudades” en la ciudad.

LA CIUDAD EMPOBRECIDA

¿Qué lugar queda para los sueños en un país que tiene un millón de pobres, de los cuales la mitad está en Montevideo, cuando más de la mitad de sus niños y adolescentes nacen en hogares que están bajo la línea de pobreza?”                 

                 Aunque una inversión desigual mantiene áreas de nivel medio y alto, se multiplican en la ciudad los signos de deterioro y obsolescencia; la renovación es insuficiente y discontinua, y las variadas formas de ocupación precaria del suelo -antes marginales-, reconfiguran la ciudad en clave de pobreza, creciendo a un ritmo que no augura mejores tiempos (10 por ciento anual en los primeros años de este segundo milenio).             

                 Poco podrá hacer la Intendencia fuera de los avances que se logren en el ámbito de la economía global, pero mucho puede ayudar para que esos avances puedan concretarse en la medida que reconozca y fomente la potencialidad de un Montevideo productivo. El Parque Tecnológico del Cerro -ya en funciones- y el Polo Agroalimentario que se proyecta construir en coordinación con el nuevo Mercado de Abasto, son ejemplo de ello. Pero sigue faltando un modelo adecuado para recibir las inversiones privadas con capacidad de incorporar el nivel de equipamientos y servicios que el Estado y la municipalidad no pueden financiar. Dos ejemplos recientes dan cuenta de esta situación: los emprendimientos en el área costera y el proyecto de Jacksonville.             

                En el primer caso, ya en setiembre de 1998 (resolución N° 3735/98), la Intendencia corregía su experiencia previa y con buen criterio creaba la Comisión Permanente de la Costa Marítima Urbana de Montevideo, con el fin de promover la definición de lineamientos generales de ordenación urbanística y estableciendo “tramos caracterizados y nodos singulares” que habilitaran intervenciones en correspondencia con sus características particulares. Pocos años más tarde la Intendencia Municipal de Montevideo, la Comisión de Patrimonio y la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República formalizaron un acuerdo por el cual se asignaba a esta última la elaboración de un estudio global de la costa este (desde la escollera Sarandí al arroyo Carrasco), dando por bueno que de allí resultaría una sólida base para establecer los criterios de gestión en el área, afirmando el perfil de los tramos consolidados y abriendo las oportunidades de innovación tipológica donde fuera pertinente (en Trouville y Punta Carretas, pongamos por caso).              

                  Con esos recaudos la Intendencia estaría en condiciones de tomar iniciativa en la promoción de programas que interesan vitalmente a la ciudad, y los inversores tendrían un panorama definido en cuanto al tipo y dimensión admisible para sus emprendimientos. Todo en sintonía con la propuesta del intendente de jugar un “rol activo para acompasar los tiempos del Estado con los tiempos de las inversiones” (2). Pero el estudio en cuestión no llegó a concretarse y las respuestas que hoy da la Intendencia, sin base sólida que las sustente, aparecen como un puro bloqueo burocrático. Es como si dijera: la ciudad y la costa ya han definido su perfil, cuidemos entonces que nada lo perturbe…y si vamos a promover un centro de convenciones de nivel internacional (en el entorno de Kibón, según se ha anunciado), pues que levante apenas del suelo !. Está claro que nada comparable a los “cubos de hielo” que Rafael Moneo construyó en la bahía de San Sebastián tendría aquí la menor receptividad.              

                   En el caso de Jacksonville, la Intendencia defiende bien un valor de identidad cuando desalienta la construcción de un enclave habitacional cerrado y aislado. Pero ¿se justificaría la misma posición -ahora fundada en la inconveniencia de transformar tierras rurales en urbanas-, si el proyecto tuviera el formato de una pequeña “ciudad-satélite” con trama circulatoria abierta? Seguramente habría más de una respuesta. Y no miremos para otro lado cuando pasemos por el Parque Posadas, con cerco perimetral y guardia privada.               

                  Sigue faltando estudiar la viabilidad de programas e inversiones de nuevo tipo, antes incluso que se formalicen las solicitudes para las grandes obras que la ciudad está necesitando para no vegetar como museo de una ilusión perdida. 

LA CIUDAD FRACTURADA
“La sociedad se mira hoy en un espejo roto, que devuelve múltiples imágenes parciales y repetidas, a partir de las cuales es difícil reconstruir un todo armonioso y reconocible”        

                 Ya en proceso una primera etapa de asistencia a los sectores más carenciados -a la que el gobierno y la Intendencia han dado justa prioridad-, seguirá sin duda un proceso de reconstrucción de centralidades perdidas y de creación de nuevos espacios de intermediación cultural. Hay un buen tramo recorrido -caso de las obras realizadas en el Cerro- y no faltan iniciativas a nivel de programa y gestión. 

                 Pero persiste un riesgo no menor: el enfoque hoy dominante -avalado incluso por las agencias internacionales- sobre los llamados “asentamientos irregulares”. El enfoque de “regularización” lleva implícita una visión de cosa inexorable e irreversible, de algo que llegó para quedarse y que habrá que aceptar como una de las modalidades “normales” de ocupación del suelo urbano, tal como ocurre en casi todas las ciudades del mundo pobre. La política actual -de comprobada asimetría entre la asignación de recursos y los resultados obtenidos-, hará que siga creciendo una ciudad dentro de otra, mejorada puntualmente aquélla, pero liquidada la esperanza de construir un espacio donde reine la equidad.         

                El peligro reside en tomar como inexorable algo que no lo es. El propio desarrollo de los asentamientos evidencia la capacidad de autogestión de sus habitantes en pos de un progresivo mejoramiento de su entorno. Canalizar esa capacidad en un plan de relocalización formal, que movilice además el papel de la industria de la construcción para el trazado de infraestructura y servicios básicos -u otras soluciones alternativas-, aparece como un programa de mayor racionalidad en lo material y social.  

(*) Publicado en el semanario BRECHA en edición de fecha 07.VII.2006  

NOTAS:

(1) Este y otros entrecomillados que suceden a los subtítulos son fragmentos del discurso pronunciado por Ricardo Ehrlich en ocasión de asumir como intendente de Montevideo.

(2) idem 

 NOTA COMPLEMENTARIA (junio de 2007)                          

                  Ha pasado casi un año desde la publicación de la nota precedente, tiempo en el que la Intendencia ha mantenido las redes de apoyo a los sectores de menores ingresos y ha impulsado diversas formas de integración cultural. Sumadas esas acciones a los efectos del Plan de Emergencia y al mejoramiento de la economía, las consecuencias positivas se reflejan en el descenso de los índices de pobreza…pero poco o nada inciden en un escenario urbano donde la inequidad parece ganar terreno. Y, cosa curiosa, son las propias políticas públicas las que ayudan a consolidar esa tendencia perversa en tanto asumen la regularización de los “asentamientos” como instrumento principal de gestión.              

                 ¿Podrá cambiar esa política condenada al fracaso? Hay un ejemplo que vale como referencia positiva en cuanto a la posibilidad de corregir un rumbo que no llevaría a buen puerto. Decía en julio del 2006: “sigue faltando un modelo adecuado para recibir las inversiones privadas con capacidad de incorporar el nivel de equipamientos y servicios que el Estado y la municipalidad no pueden financiar”. Hoy no sería justo plantear la cuestión en esos términos, ya avanzado el proceso de evaluación de “expresiones de interés” de inversores privados para la construcción de varias obras en la ciudad, y contando además la Intendencia -desde el pasado mes de abril- con el estudio encomendado a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República sobre la costa este de Montevideo (un estudio que merecería mejor difusión).             

                 Consolidar asentamientos precarios no es buena práctica de gestión urbana. ¿Seguirán el gobierno y la Intendencia por ese  camino estéril, o se abrirá una puerta para ensayar mejores soluciones?. Cuando empieza a hablarse de "una frontera interna"  y hay quien propone involucrar al ejército en su control, parece llegado el momento de revisar lo actuado y corregir el rumbo...ahora, que todavía es posible. 



Inicio

Buscar
Buscar en acerca de patrimonios varios

Sobre mí


Categorías

Mis Links

Archivo


Contacto ¿Qué es RSS?