Actitud, Actitud y Actitud
escrito por Carlitos Páez, Sobreviviente de Los Andes.

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22.12.2010 01:45 / Mis artículos

Un Dios diferente.

Hoy, 22 de diciembre de 2010 hacen exactamente 38 años de que fuimos rescatados de la Cordillera de Los Andes. De alguna manera hace 38 años que la gente busca explicaciones de cómo sobrevivimos esos 72 días con temperaturas de -30º C, vestidos con ropa totalmente inadecuada y muy desnutridos,  o de cómo Parrado y Canessa, con conocimientos nulos en alpinismo, lograron cruzar la cordillera a pié y salvarnos a todos.

Estudiosos de universidades del mundo, psicólogos, médicos y un sinfín de especialistas han dedicado mucho tiempo a intentar explicar cómo fue que sobrevivimos.

Siempre digo que la ACTITUD, el trabajo en equipo, la adaptación al cambio y el encontrarse con recursos que teníamos adentro pero desconocíamos fue lo que nos hizo salir con vida de ese infierno blanco y es porque creo que es verdad. Pero también es verdad que la fe y la esperanza fueron un pilar fundamental para nosotros o por lo menos para mí.

En mucho de los comentarios que recibí de las otras columnas me preguntaron por Dios y el rol que había tenido en Los Andes por lo que decidí que esta última columna del año va a ser el intentar explicar lo que significó Dios en esos días:

La fe en Dios fue sin duda uno de los elementos fundamentales para sobrevivir. Claro que el Dios que conocí en Los Andes nada tenía que ver con el que nos enseñaron en el colegio cuando éramos chicos. El Dios del colegio era un Dios pensado y de memoria, algo así como “el señor que todo lo ve” y vive en el cielo, por las nubes.

En la Cordillera, me di cuenta de que había un Dios diferente, un Dios que estaba más vinculado con el sentir que con el pensar. A Dios lo sentí muy presente, la fe incrementaba día a día y yo creía cada vez más en ese Dios, un Dios casi tangible.

Por momentos, también fue el más insultado: después del accidente vino la noticia de que ya no nos buscaban más y, como si todo eso fuera poco, nos mandó la avalancha donde murieron 8 amigos más y estuvimos sepultados por 3 días. Era imposible no sentir que Dios nos daba la espalda y en esos momentos lo insulté.

Cuando conté esto en una de mis conferencias, una persona me dijo: “¿Pero Carlitos, tú que hablas tanto de Dios cómo pudiste insultarlo?” a lo que contesté que uno no insulta lo que no existe por lo que incluso cuando lo insultaba confirmaba que sentía muy cerca su presencia.

Nunca más volví a sentir la presencia de Dios como en Los Andes y es algo que tengo en el “debe”: reencontrarme con ese Dios que conocí.  Cuando volví a La Cordillera con 11 de los sobrevivientes, 20 años después del accidente, creí que lo iba a volver a encontrar, pero no fue así. Es que, en la medida en que hay cosas materiales en el medio no aparece.

Él nos dio la oportunidad de conocernos a nosotros mismos en nuestra propia esencia.  Dios nos enseñaba permanentemente que el camino era por “abajo”, por el lado de la humildad. Él estaba muy presente pero creo que no resolvió esta historia, sí nos dio la mano para salir adelante. Nosotros pusimos mucho y él puso el resto.  Recuerdo un titular del 23 de Diciembre de 1972  del  diario chileno El Mercurio que decía: “Sí, Dios era el copiloto” y la verdad es que no pudo haber sido más cierto.  

 



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Sobre mí
Carlitos Páez nació el 31 de octubre de 1953, es uno de los 16 sobrevivientes de la tragedia de Los Andes y el autor del libro "Después del Día 10". Actualmente es conferencista internacional con un promedio de 102 conferencias por año.

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