OTRO CRISTAL
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30.07.2010 02:41 / Mis artículos

HABLEMOS DE AMANTES

Los amantes a través de la historia y hasta el momento actual conservan esa condición de cosa prohibidas y censurable. Recientemente en otro articulo “Hablemos de los hombres”  se hicieron algunos comentarios , pero me llamaron la atención, dos en particular, que ponían a esta situación que hoy nos ocupa, en un plano superior y hasta natural para el ser humano.

 

Pero en esencia son historias y como ellas se cuenten o de donde surja la fuente o quien quiera contar la historia, historia esta que es la que nos marca de alguna manera los caminos a seguir en el futuro y nos da las pautas de conductas sociales y morales.-

 

El matrimonio podría ser una de esas pautas y conductas sociales .

Pero fueron los franceses, que son expertos en revoluciones, quienes revolucionaron también la concepción de la historia misma y echaron al olvido esa visión romántica del pasado. Hasta que llega nuevamente alguien y vuelve a contarnos las desventuras de dos seres que en sus desgracias arrastraron a todo un pueblo, nación o imperio. Pero todo eso es mito, literatura pura escrita para el goce popular.

 

Qué de admirable, increíble o sublime puede haber en la historia de un Marco Antonio reducido a piltrafa humana plantando el combate al ver que su adorada Cleopatra lo abandonaba al haberse abobinado  de  la derrota en la batalla de Actium.(allá por  Grecia sino consulten a Wikipedia)

 

La suya antes que una desventurada historia de amor, es esencialmente una historia política. De una desmesurada ambición política por parte de sus protagonistas que en su descontrolada megalomanía se enajenaron hasta creerse dioses con derecho a gobernarlo todo y a todos.

En resumidas cuentas esta bueno eso del sexo y que onda que pegamos con la piel, pero de allí ha desbarrancar de tal manera no va

 

Pero como la de ellos, la historia de otros famosos amantes raya igualmente en la locura, el sinsentido, la excentricidad y el ridículo, cuando no en el absurdo más grande, torpe y hasta suicida. Nada hay de hermoso en sus historias, nada de glorioso en sus desgracias. Sino que lo diga la propia Rosa Montero, que luego de escarbar en ellas escribió: “vistas de cerca, la mayoría de las historias de amor más conocidas son atroces”. Y no le falta razón. Pero pensar que al destino de ellos está ligado el de otros miles de seres humanos, resulta ya un exceso. Un completo disparate. Señalen un caso cualquiera y verá las miserias y pequeñeces de que está hecho. Detrás de todas ellas se esconden la desdicha, el hambre, la pobreza y privaciones de aquellos que se deleitaron escuchando los infortunios que hacían imposible la consumación de su amor y que no aparecen por ningún lado en los programas del History Channel. (sino tiene cable opción Canal 5 en algunas pautas )

 

La historia de amor por excelencia, por ejemplo, la de la hermosa Helena y su príncipe troyano, (no el nabo de Orlando Bloom, que hizo la Troya de Brad Pitt) que en su desaforada pasión arrastran a dos pueblos a la guerra, este hecho esconde en lo más hondo los ganas  expansionistas griegos y el ansia por el dominio del tráfico y comercio en los Dardanelos.

Sólo un obstáculo se oponía a los griegos y era la ciudad de Troya. La arrebatada fuga de Helena con Paris, o su rapto según el razonamiento de los griegos y que justificaba su rescate, constituyó en sí mismo el inicio del predominio marítimo heleno. Si no que lo diga la propia Helena y su cornudo esposo Menelao, que luego del saqueo y destrucción de la ciudad de Ilión volvieron ambos a Esparta a continuar su vida de casados y hasta tuvieron una hija. (y bueno una guampa por un imperio no esta mal)  Como si nada che.

 

Estos episodios, abundantes en la historia y literatura universal, son sin embargo de una fuerza tan seductora que se ha convertido en el filtro con el que se ha querido mirar el pasado humano y la causa que explica por qué el destino de la humanidad se desarrolló de una manera y no de otra. De alli lo que decía al principio estas conductas marcan nuestros pasos futuros como costumbres, hábitos, etc.

Así, no extraña que Voltaire escribiera que el amor “es la más fuerte de todas las pasiones porque ataca al mismo tiempo a la cabeza, al corazón y al cuerpo”. Tan fuerte que incluso ha hecho creer a muchos que en ocasiones ha sido el motor de la historia. Como aquella otra engañosa que sigue embelesando al público de todas las épocas, la de los Duques de Windsor, una historia que de galante tuvo muy poco.

 

La suya fue, aunque sea difícil de creer, la historia de un enfrentamiento contra los ideales de libertad y democracia contra los que chocó Eduardo VIII cuando se enamoró de Wallis Simpson, la mujer con la nariz más fea de la historia. Sus pretensiones autoritarias, que muchos aristócratas ingleses compartían entusiastamente y que no eran bien vistas por la clase política inglesa, lo apartaron del trono. Y menos lo fueron aún cuando mostraron su enorme admiración por Hitler y el nazismo. Su obcecada decisión de casarse con ella fue el pretexto que él les entregó en bandeja para conseguir su abdicación y colocar a un monarca más manejable como su hermano Jorge. Nunca antes en la historia los valores de libertad y democracia prevalecieron tanto como en aquella ocasión. Nada tuvo que ver el amor, tal vez sí algo del desmedido orgullo del propio Eduardo 8, como gustaba firmar ocasionalmente sólo por dar la contra.

 

¿Por qué entonces despiertan tanto interés? Porque al amarse cometieron el enorme sacrilegio de hacerlo en el lugar y el momento equivocados. Y en eso reside, precisa y únicamente, el mérito de estos amantes, malditos o sublimes. En vivir su amor pese al torbellino de acontecimientos en que les tocó vivir y que amenazaba con arrasar a todos y a todo como finalmente sucedió. Se amaron contra la razón, contra el sentido común y contra la historia misma, no importa cómo sucediera y en qué dirección fuera. Si el cauce de los acontecimientos hubiese ido por otro lado, sencillamente se hubieran amado más libre, más espontánea y más impunemente, pero la historia hubiera sucedido aún sin ellos. Porque, valgan verdades, la historia no la escriben los grandes hombres; menos dos seres afiebrados y descontrolados de la cintura para abajo. Qué va.

Las mas bellas historias no escribieron historias ni nunca lo sabremos, porque son aquellas que solo se escribieron entre dos y son un tesoro de esas dos personas.

Son esas hermosas historias   que cuando la recuerden en cualquier momento a cualquier edad pintara una sonrisa en sus labios y un raro brillo en los ojos.-

Son historias de amantes como deben ser solo entre dos

Por lo menos así se ve desde este cristal u

 

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