El último sitio de la tierra
El peor día de la existencia no es el del fin del mundo, es el que le sigue...

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07.11.2009 18:41 / Movimiento en tu cabeza

Zoo

muchos imaginaran el tema del post y su consecuente comentario, trataré de ser expresivo y conreto en el mismo.

"Algo habrán hecho para estar ahí", así se llamaría la biografía de mi país, urugay, me parece que esa frase resume lo que piensa la gente cada vez que ve sufrimiento, y aunque en esta ocasión se trata de algo inaplicable a este ejemplo, por cómo actua la sociedad da la sensación de que así piensan respecto de los animales del zoo de villa dolores. Que algo habrán hecho para estar ahí, que no se hagan las victimitas, que si ellos están ahí y no mi perro por algo será, así parece pensar el montevideano promedio al no ofenderse si es que visita el lugar.

Fui con mi hija, ella es loca por los animales, yo hace tanto que no iba al zoo que realmente desconocía tal realidad. Para empezar lo interesante es que en la entrada nadie cobraba ni cortaba boletos, pero un cartel con elefantitos indicaba que había que pagar para entrar... "que gente confiada" me dije, aparentemente la sociedad está avanzando, estamos como en Suecia donde no se obliga a la gente a las cosas porque la misma educación social que la gente tiene les lleva a cumplir con el mandato social sin viveza criolla. En fin, dejé el dinero en la ventanilla y me corte los dos tickets yo mismo dado que hasta el talonario estaba a mano.

Lo primero que visité fue Leo el elefante, el cartel que decía lo que era un elefante estaba oxidado y no se podía leer nada, apenas decía "elefante". El sol rajaba la tierra y el elefante parecía un condenado allí, tostándose, sin ningún interes por seguir con vida.

Frente a él estaban los felinos, de a uno por jaula, caminaban en círculos mirando amenazantemente a quien pase; como enloqueciendo, iban y venían dentro de la jaula de 8 metros cuadrados cuando mucho... vergonzoso. El piso de la jaula, una madera sólida como el acero y antinatural como encerrar a un bicho lo es. Ese animal no conocía ni lo que es pisar la tierra, no conocía mojarse en la lluvia o tirarse al pie de un árbol. Algo habrá hecho para estar preso.

Pensé que pasaría si yo me las ingeniaba para abrirle la puerta al gato loco, y lo que pasaría es muy fácil de imaginar, lejos de salir enfurecido a comerme y seguir su paso aterrorizando a la ciudad hasta que lo maten a tiros, lejos de eso, el animal me quedaría mirando durante horas si fuera necesario sin moverse de su jaula, es una animal nacido en cautiverio, no sabe lo que es ser libre, no conoce la libertad, ni siquiera está privado de libertad, porque no se le pasa por la cabeza ser libre. Es un lavado de cerebro hermoso y anti-institivo. Y el gato seguía dando círculos en su jaula.

La recorrida siguió, a mi hija le importaban un carajo los bichos, porque a esa altura lo que era importante era eludir los charchos de agua podrida que había en el lugar. Eso hermoso focos de quién sabe qué cosa.

En la jaula de tucán hay una lechuza, no me pregunten porqué, pero uno de los pocos cartelitos que se leen justo está mal puesto, dice que en esa jaula hay un tucān y no sé cuántas cosas más, pero se ve una lechucita preciosa encerrada en un espacio que tiene el tamaño de un cubículo del baño de un bar. Como para volar mucho supongo...

La foca o el león marino, no sé qué era porque ese era otro de los carteles que ni estaba siquiera, el coso ese en la piscina estaba tirado sobre un piso seco, ni una gota de agua. Emitía un alarido espantoso, a mi no me joden el bicho sufría. De unos caños en los costados salía agua con muy poca presión desde la otra punta de la enorme piscina casi en su totalidad seca; cambiando el agua supongo, por lo menos se dignaban a cambiarle el agua al animal, con algo de desinteligencia porque lo hacían cagarse de calor pero bueno... es urugay, aparte algo habrá hecho esa bestia.

Una rata (acaso la jaula era de ella y no del antílope) le comía la comida al antílope pelado y de piel reseca que yacía distraído entre muerto y preso sobre un cacho de tierra dura y seca.

Vale la pena recordar que no hace mucho una de las jirafas se morfó un alambre y se murió cuando el mismo le atravesó la traquea... ¿cómo es que llegó a comer un cacho de alambre? ¿cómo alguien no lo previó? no importa, son presos, algo habrán hecho... uno menos...

Buscando información sobre el tema en la web leí que cuando el hoy monarca Tabaré Vasquez asumió en la IMM allá por los 90, una de las primeras cosas que hizo fue ir al zoo de sorpresa, y descubrir que 15 veterinarios no iban a trabajar y no justificaban con nada su ausencia, eso aparte de un total de ausencias de casi el 70 % del total del personal que misteriosamente se enfermaba el mismo día. Y con abrumadora frecuencia. Cuenta la crónica que ese mismo día Vasquez se sacó el saco y él mismo analizó el estado del elefante del lugar. Nada más que un gestito. Pasaron más de 15 años desde ese entonces, y peor que lo que está ahora no podría haber estado antes. Han pasado dos Aranas y una heladera robótica llamada Ehrlich en el medio, y el zoo apesta, es un infierno dantesco y bizarro, lleno de ratas, gatos y mugre, con apenas un par de cartelitos que dicen le piden a la gente que no tire mugre ni dé comida a los bichos muertos de hambre, que los deje morirse nomás, que por algo están ahí...



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Con el perdón de Galeano: Bajo un escalón y baja dos, bajo otro y baja dos más... ¿para qué sirve la distopía? para eso, amigos, para bajar...

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