El último sitio de la tierra
El peor día de la existencia no es el del fin del mundo, es el que le sigue...

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20.11.2009 10:03 / Pateando el PC para leer algo

¿Qué se espera de nosotros?

bien, me hubiese gustado haber sido yo quien escribió algo asì, si alguien venìa preparando los aplausos por lo enorme del cuento y las felicitaciones, que se las hagan llegar a Mr Ted Chiang, una sal de escritor yankee que hace no demasiado publicó su primer libro creo, intitulado humildemente "La historia de tu vida", todo esto màs allá de que coincido hace rato con que pelear con cambiar el destino es una mamada total, un mariconada, y por supuesto el hecho de que yo piense así dentro de mi sistema de convencimientos es parte del mismo destino. llamele hado o ananké cual concepto afin si cómodo queda más. en fin, como dijo jim morrison me parece, "ser libre es elegir el sometimiento que más nos guste

Esto es una advertencia:

Seguramente ya han visto un Predictor; millones de ellos habrán sido vendidos para el momento en que lean esto. Para aquellos que todavía no hayan visto uno, es un pequeño dispositivo, como un remoto para abrir el auto. Sus únicas características son un botón y una gran luz verde. La luz se enciende sólo si uno presiona el botón. Específicamente, la luz se prende exactamente un segundo antes de que se presione el botón.

La mayoría de la gente dice que cuando lo prueba por primera vez, siente como si estuvieran jugando un extraño juego, en el que el objetivo es presionar el botón luego de haber visto la luz, y que es fácil de jugar. Pero cuando tratan de romper las reglas, se dan cuenta de que no pueden. Si tratan de presionar el botón sin haber visto la luz, ésta se enciende inmediatamente, y no importa cuán rápido se muevan, nunca presionan el botón hasta que haya pasado un segundo. Si esperan a la luz, tratando de no presionar el botón hasta después de que se encienda, ésta nunca lo hace. No importa lo que hagan, la luz siempre precede al botón. No hay forma de engañar a un Predictor.

El corazón de un Predictor es un circuito con un retardo de tiempo negativo; envía una señal hacia atrás en el tiempo. Lo que esta tecnología implica será aparente en el futuro, cuando se logren retardos negativos de más de un segundo, pero esta advertencia no se trata de eso. El problema inmediato es que los Predictores demuestran que no hay tal cosa como el libre albedrío.

Siempre ha habido argumentos demostrando que el libre albedrío es una ilusión, algunos basados en la física, otros en lógica pura. La mayor parte de la gente está de acuerdo en que estas demostraciones son irrefutables, pero nadie nunca acepta realmente la conclusión. La experiencia de tener libre albedrío es muy poderosa como para ser objetada por un argumento. Lo que hace falta es una prueba concreta, y eso es lo que proporciona el Predictor.

Típicamente, una persona juega con el Predictor compulsivamente y por varios días, se lo muestra a sus amigos, intenta varias formas de engañar al aparato. La persona puede aparentar que pierde el interés en él, pero nadie puede olvidar lo que significa. A lo largo de las semanas siguientes las implicancias de un futuro inmutable se hacen sentir. Algunos, al darse cuenta de que sus decisiones no importan, se niegan a tomar decisiones por completo. Como una legión de Escribanos Bartleby, no realizan actos espontáneos nunca más. Eventualmente, un tercio de los que juegan con un Predictor son hospitalizados debido a que dejan de alimentarse. El estado definitivo es el mutismo acinético, una suerte de coma ambulante. Siguen el movimiento con sus ojos y cambian ocasionalmente de posición, pero nada más. Su capacidad de moverse permanece, pero la motivación se ha ido.

Antes de que la gente comenzara a jugar con los Predictores, el mutismo acinético era muy raro, generalmente el resultado de daños en la región cingulada anterior del cerebro. Ahora se esparce como una plaga cognitiva. La gente solía especular acerca de un pensamiento que destruya al pensador, algún innombrable horror al estilo Lovecraft, o una oración de Gödel que hiciera explotar al sistema lógico humano. Resulta que el pensamiento inhabilitante es uno que todos hemos encontrado alguna vez: la idea de que el libre albedrío no existe. Es sólo que no era dañino hasta que realmente lo creías.

Los doctores intentan discutir con los pacientes mientras estos responden a la conversación. Todos estuvimos viviendo vidas felices y activas antes, razonan, y tampoco teníamos libre albedrío entonces. ¿Por qué deberían cambiar las cosas? "Nada de lo que elegiste el mes pasado fue escogido con más libertad de la que tenés ahora," podría decir un doctor. "Todavía podés comportarte ahora de esa forma." Invariablemente, los pacientes responden, "Pero ahora yo sé." Y algunos de ellos nunca vuelven a decir nada.

Algunos dicen que el hecho de que el Predictor cause este cambio en el comportamiento significa que SÍ tenemos libre albedrío. Un autómata no puede sentirse descorazonado, sólo una entidad libre-pensante puede hacerlo. El hecho de que algunos individuos caigan en el mutismo acinético mientras que otros no, simplemente resalta la importancia de hacer una elección.

Desafortunadamente, tal razonamiento es erróneo: cualquier forma de comportamiento es compatible con el determinismo. Un sistema dinámico puede caer en un pozo de atracción y emerger por un punto determinado, mientras que otro exhibe un comportamiento caótico indefinidamente, pero ambos son completamente deterministas.

Estoy transmitiendo esta advertencia desde apenas un año en el futuro: es el primer mensaje extenso recibido cuando los circuitos con retardos temporales del orden del megasegundo se utilizan para construir los sistemas de comunicaciones. Otros mensajes vendrán después, referidos a distintos problemas. Mi mensaje para ustedes es éste: pretendan que tienen libre albedrío. Es esencial que se comporten como si sus decisiones importaran, aunque sepan que no es así. La realidad no es importante: lo que importa es lo que ustedes crean, y creer la mentira es la única forma de evitar un coma ambulante. La civilización ahora depende del auto-engaño. Tal vez fue siempre así.

Y sin embargo yo sé que, debido a que el libre albedrío es una ilusión, ya está predeterminado quién va a caer en el mutismo acinético y quién no. No hay nada que puedan hacer al respecto. No pueden escoger el efecto que el Predictor tendrá en ustedes. Algunos sucumbirán y algunos no, y que yo envíe este mensaje no alterará esa proporción. ¿Por qué lo hago entonces?

Porque no tuve elección.



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Con el perdón de Galeano: Bajo un escalón y baja dos, bajo otro y baja dos más... ¿para qué sirve la distopía? para eso, amigos, para bajar...

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