El último sitio de la tierra
El peor día de la existencia no es el del fin del mundo, es el que le sigue...

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05.11.2009 10:42 / La inteligencia muta en locura

la escondida

Jugar a la escondida no es algo sencillo o banal. Los niños lo hacen como todo un ejercitamiento de liderazgo y astucia. Es un juego que abre la mente.

Cuando yo tenía 14 años solía hacer disertaciones con mis amigos en nuestra fraternidad llama Voluptas Per Id Luctus Alienum, era una fraternidad en la que solíamos declararnos a menudo personas no gratas por alguna actitud y demás cuestiones. A menudo habían mociones para expulsarme de la fraternidad pero no prosperaban porque yo tenía cierto abal de algunos de mis amigos. Eramos varios: Eduardo, el popular, el líder nato, mayor en dos años al menos al que le séguía de nosotros; era el de las ideas estúpidas como tatuarse, fumar y cotejar tipejas de dudosa reputación. Sebastián; era el que le seguía en edad, un chico frío pero muy sensible en el fondo, él se creía más astuto de lo que era, también se consideraba jodido y justo; tenía perfil de líder también y pretendía serlo pero le faltaba carisma, la principal virtud de un líder, que consiste en mentir, en decir lo que quieren oir cuando lo quieren oir. Era demasíado honesto como para ser un líder. Luego estabamos yo y Michael en términos cronológicos; yo era el demente del grupo, a menudo me apodaban "el desquiciado", aunque no sabían muy bien a que remitía tal palabra, apenas la identificaban con alguna patología clinico-psiquiátrica o algo así, el problema para mi era que pensar significaba estar fuera del quicio para ellos. Michael era el buenito del grupo, y era realmente buenito, nunca decía nada malo, si le pedíamos que tome partido por algo no lo hacía nunca, si estabamos en duda de si una pelota era gol o paso por encima de la piedra que oficiaba de palo le preguntabamos a él; y él decía "no vi nada", nunca dejó de ser así. Era el gordito bueno del grupo. Y a veces lo torturabamos por eso. Luego estaban Francisco y Nacho, lo del 1º era patetico desde mi punto de vista, el chico no demostraba un ápice de cerebro y se comportaba como un lacayo de Eduardo. Eso molestaba a todos y de haber sido por mi, nunca habría sido parte de la fraternidad. Aparte de eso, nunca entendía de qué venía la cosa. Nacho era el más chico en edad, y se comportaba como un galán, de hecho lo era. Todas las chicas morían por él, y él estaba con todas si podía, aunque respetaba la chica del amigo; cosa que entre Eduardo y Sebastián por ej. dió lugar a más de un problema. Nacho era hno de Sebastián pero congeniaba mucho con Eduardo por lo gral.

Cuando jugabamos a la escondida los duelos estaban muy marcados, si el que la quedaba era Sebastián, trataba por todos los medios que él que la quede luego sea Eduardo, y visceversa. En ese primer caso, Eduardo siempre trataba de quedarse hasta el final escondido para ser el último y hacer la pica por todos los compa´s, esa panacea que libera del castigo a todos los compañeros. A menudo hablabamos sobre el parecido con un regimen dictatorial que la escondida tenía como juego, los subvbersivos en sus ratoneras escondidos y el milico que busca y castiga convirtiendo al primer subversivo encontrado en el próximo militar que buscará subversivos y así sucecivamente, todo eso con el condimento de que el último subversivo escondido puede ser una especie de libertador que dará la libertad a todos sus compañeros. Por eso estaba bueno quedarse escondido hasta el final, ahí, en ese gesto se trasumaba las ambiciones de cada chico, el que no era muy ambicioso respecto del poder sobre el grupo trataba de hacer la pica cuanto antes, o se dejaba picar si ya había alguien picado en antes que él. El ambicioso buscaba afanosamente quedarse hasta el final escondido para poder luego tener la adrenalina de ser el próximo elegido, el salvador, el mesías de los niños de la escondida.

Luego, sentados frente a las fogatas de cada sábado que hacíamos aleatoriamente en los fondos de quienes teníamos fondo en nuestras casas, contabamos relatos extraordinarios sobre temas como la escondida por ejemplo. Era por ej. extraordinario el de la leyenda que cuenta que una vez habrá en unos de los mundos que vivimos por mundo nuestro, un liberador, un último escondido que será el encargado de librar a todos, de hacer la pica por todos los cumpa´s del planeta que ya han sido picados por el que la quedaba; algunos dicen que un político, otros dicen que un publicista, otros dicen que el reinado que quien la quedaba e iba picando uno por uno a cada escondido del planeta (algunos mejor escondidos, otros para nada bien escondidos) iba cambiando de mano en mano hasta llegar al picador de turno que se enfrentará en una carrera infernal y temeraria contra el encargado de la liberación, el último escondido, un tipo que teniendo todo el planeta para esconderse se escondió sobre una avenida, tirado, mal vestido y discimulando, finjiendo nada tener que ver con el tema.

Otros contaban historias maravillosas sobre pibes invicibles o anamórficos que se camuflaban entre paredes y demas cosas. Pibes con super poderes que los utilizaban para esconderse. A menudo alguno de nosotros estaba tan bien escondido que se levantaba alguna sospecha de ese tipo, y era tan dificil probar que uno tenía los super poderes como probar que no los tenía...



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Con el perdón de Galeano: Bajo un escalón y baja dos, bajo otro y baja dos más... ¿para qué sirve la distopía? para eso, amigos, para bajar...

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