acerca de patrimonios varios
algunas reflexiones sobre nuestros "lugares de la memoria"

http://blogs.montevideo.com.uy/patrimoniosxng |  Agregar a favoritos  | 
Imprimir Recomendar Agrandar Achicar

19.11.2007 18:35 / MIS ARTICULOS

MONUMENTOS FUNERARIOS: TESOROS (CASI) ESCONDIDOS

Estos tiempos no son nada propicios para las esculturas en espacios públicos. En los parques de Montevideo ya ni los bueyes siguen uncidos a la carreta ni los caballos ligados a la diligencia, aunque unos y otros siguen en línea de tiro y mantienen la apariencia del esfuerzo que Belloni les quiso imprimir (intención en clave hiper-realista que las circunstancias han transformado en un paisaje surrealista). Múltiples y variados estragos del vandalismo son visibles en toda la ciudad, hoy habitual escenario de obras pintarrajeadas, mutiladas.o desaparecidas. Uno de los móviles de los activistas iconoclastas quedó expresado en un graffiti de sincera elocuencia: "cuando todo está perdido, sólo queda molestar"; también el auge del precio del bronce puede explicar otras intervenciones depredatorias, y seguramente la creciente fragmentación social, la consolidación de espacios de pobreza extrema y el debilitamiento de códigos compartidos hacen el resto . o lo explican todo.

Pero existen todavía lugares donde monumentos y obras escultóricas de notoria significación, permanecen tal cual fueron concebidas (o no muy distantes de esa condición), libres de otros riesgos que aquellos que derivan del descuido o el olvido. No son lugares que compitan en atracción con las plazas y parques de la ciudad, pero no le van en zaga en cuanto a los valores históricos y artísticos que suelen albergar, aunque cabe precisar, estos valores están en correspondencia con las áreas en que están representados actores políticos o familias principales de viejos tiempos. Tal los cementerios, que deberían gozar de mejor imagen.

En nuestro país hay algunos muy notables, caso concreto del Cementerio Viejo de Paysandú -designado "Monumento Público Departamental a Perpetuidad" por ley de diciembre de 1881-, tan valioso por su trazado como por las obras que contiene. Y en ese sentido, no son menos dignos de consideración los cementerios montevideanos. Pero esta nota no tiene por objeto abordar el tema general ni los escenarios particulares, sino llamar la atención sobre algunas obras de especial significación -hoy casi olvidadas o incluso ignoradas-, confiando en que a partir de esas referencias puntuales pueda generarse un impulso capaz de rehabilitar patrimonios subvalorados respecto a toda significación ajena a su funcionalidad básica (cabe precisar: subvalorados entre nosotros, que no en otros lados, donde se ha sacado buen partido de esos particulares espacios de la memoria).

Reduciendo el enfoque a los ejemplos montevideanos, estamos en presencia de verdaderos museos abiertos en los que alternan bronces de Ferrari, Zorrilla, Belloni, Yepes, Michelena y Antonio Pena -las obras propias, y las que hiciera conjuntamente con Vilamajó en el Central y con Fernández Lapeyrade en el Norte-; los trabajos inconfundibles de Azzarini y Morelli, y muchas otras obras de maestros escultores y artesanos que trabajaron en nuestros talleres, incluyendo algunas muy notables traídas desde Italia (entre otros, del genovés Scanzi, el florentino Rossi y el milanés Butti). Agreguemos a ello las decenas de monumentos cuya significación artística puede ser hoy irrelevante a nuestros ojos, pero que mantienen un indiscutible valor rememorativo y testimonial; caso similar al de tantas lápidas que hablan de nuestra historia y de los avatares de nuestras costumbres, y que pueden desaparecer sin que a nadie se le mueva un pelo.

En la lista precedente se han omitido tres nombres que justifican una mención aparte: José Livi, Leonardo Bistolfi y Enrique Lussich.

JOSE LIVI: Ignoro las veces que Rosa Pittaluga fue modelo del escultor italiano, pero dos son muy notorias: el bronce de la plaza Cagancha y la efigie en mármol que corona el monumento a los mártires de Quinteros, ocupando un lugar de destaque, próximo al acceso del Cementerio Central. Hay aquí varias obras de Livi (los monumentos conmemorativos de Leandro Gómez, Atanasio Sierra y Venancio Flores hijo, el "Descendimiento" en la Rotonda y otros), pero ninguna comparable con ese conjunto. La imagen de la República modelada en 1867, confiada, altiva y desafiante, aparece ahora -apenas un año más tarde- reclinada y triste, dolida por lo que entonces se conmemora; también por lo que se vive en ese mismo año -un terrible 1868-, y afectada tal vez por el presagio de lo que ocurriría 139 años después, cuando no hay historia, ni símbolo ni valor artístico que impida el avance de las telarañas y los claveles del aire sobre los mármoles que Livi labrara con tanto cuidado y tanta sabiduría (los mármoles de su Carrara natal). Merecería sin duda un mejor trato, pero viendo en el mismo cementerio el estado ruinoso del sepulcro de Juan Spikerman -uno de los Treinta y Tres orientales de la leyenda verdadera, soldado de Sarandí e Ituzaingó-, no da para hacerse muchas ilusiones. Y según vemos, en algunos casos -por cierto los menos-, el abandono o la desidia tras los muros, da iguales resultados que el vandalismo fuera de ellos...

LEONARDO BISTOLFI: En la página web del Musée d¨Orsay, se incluye una nota dando cuenta de la reciente incorporación de un relieve de yeso de 43 x 40 cms. perteneciente al escultor italiano Leonardo Bistolfi (1859-1933), consignándolo en estos términos: "La escultura italiana está muy poco representada en el Museo (.) La adquisición de este relieve permitió introducir en la colección una vertiente de la creación artística italiana, en torno a 1900". Cabe precisar que en la primera década del siglo XX, Bistolfi era considerado "el mayor escultor italiano viviente", marcando presencia en las primeras Bienales de Venecia -a partir de 1895- con obras donde convergen influencias prerrafaelistas, simbolistas y del naciente liberty (y fue además, el primer maestro europeo de nuestro José Cúneo). Pues bien, a diferencia del Musée d´Orsay, que está -con razón- muy satisfecho de incorporar un pequeño yeso de Bistolfi, no hemos dado mayor destaque a dos importantes monumentos que con su firma, marcan presencia en el Cementerio del Buceo. Valdría la pena, por lo menos, limpiar los mármoles, para que las imágenes modernistas de quien fuera llamado "el poeta de la muerte", se volvieran a ver tal como fueron concebidas, en el entorno de 1900.

ENRIQUE LUSSICH: En las reseñas de la escultura uruguaya de la primera mitad del siglo XX, la figura de Enrique Lussich suele ocupar un sitio marginal, limitado en algunos casos a su intervención en el monumento a los charrúas, en la costanera del Miguelete; pero basta ver cualquiera de los múltiples monumentos funerarios realizados a partir de 1923 -obras inconfundibles, con volúmenes escalonados de granito negro y estilizadas figuras de bronce-, para ver en él a uno de los más sensibles exponentes de la cultura Art Decó desarrollada en nuestro país. Convendría profundizar en el análisis de su obra, para rescatarla del olvido y situarla en el lugar de privilegio que por derecho le corresponde. Y vale por supuesto, apreciarla sin otras mediaciones.

¿UNA ASIGNATURA PENDIENTE DIFICIL DE SALDAR?

Según lo informado por el semanario Brecha (Nº 1011), existe un relevamiento de más de 700 monumentos del Cementerio Central, realizado entre los años 1997 y 2000 por la antropóloga Andrea Bielli y la arqueóloga Carina Erchini. Consta a su vez la existencia de otros estudios sobre esa temática -caso de la profesora Canessa con relación al Cementerio del Buceo-, pero nadie hasta la fecha ha logrado superar esa fase de análisis, para llegar a elaborar una estrategia de puesta en valor no limitada a su función tradicional, ampliando su significación y generando un nuevo -y complementario- contexto de uso. Cosa posible en tanto se asuma su potencialidad como lugar de la memoria de la ciudad y su gente (o como archivos del silencio, al decir de Fabio Guerra).

Podemos mejorar el mantenimiento de nuestros cementerios-parques; podemos poner un mayor cuidado en conservar y restaurar una herencia histórico-artística cuya pérdida o degradación no deberíamos ver como inexorable. Todo eso estaría muy bien y en medida insuficiente, pero no desdeñable, se ha venido haciendo. Deberíamos hacer más. A vía de ejemplo, imaginemos que el cuerpo principal del Cementerio Central se acondicione privilegiando su valor de área museística, reubicando en términos de razonable viabilidad lápidas y monumentos de particular valor artístico y/o documental, y agregando a ello un plan de manejo y lectura del sitio adecuado a ese fin. En Paysandú van camino a hacer algo parecido con su Monumento a Perpetuidad. ¿Costará mucho seguir su ejemplo?. Seguramente no.

--------------------------------------------------------------------------------------------------

NOTA AGREGADA: algo de lo dicho empezó a hacerse realidad el pasado 11 de diciembre, cuando la División Turismo de la Intendencia Municipal de Montevideo organizó una primera visita guiada al Cementerio Central, dando cuenta de su condición de "primer paso" hacia la puesta en práctica de un programa que tomaría como referencia otras experiencias ya consolidadas en el mundo. Creo que vale la intención, pero poco se avanzará viendo al cementerio como "producto necroturístico", cuando de lo que se trata es de acondicionar ese escenario como área museística, visitable como cualquier museo por ciudadanos comunes y también, sin duda, por turistas. En ese sentido habrá muchas cosas por hacer -empezando por un riguroso inventario del lugar y siguiendo con la implementación de una práctica continua de restauración y mantenimiento-, porque a nadie se le podrá ocurrir que tal como hoy está, el cementerio pueda proyectarse hacia un destino cultural más rico y complejo. Pero el camino quedó abierto y ojalá se avance por él, aprendiendo justamente de las experiencias que en esta hora fundacional se invocan



Inicio

Buscar
Buscar en acerca de patrimonios varios

Sobre mí


Categorías

Mis Links

Archivo


Contacto ¿Qué es RSS?