Con motivo del último cacerolazo, cuando contaba su fábula Vázquez, se oyeron voces diciendo que eso se hace solo contra dictaduras.
Falso. Esa forma de expresar la protesta, tan accesible, desde la propia casa, se ha usado contra gobiernos electos mediante sufragio auténtico.
También han dicho que “ahora podemos hablar”, a diferencia de cuando vivíamos en dictadura.
Falacia de falsa oposición : podemos hablar, y si queremos, cacerolear también.
Ahora, ¿hablar dónde?. En un acto no , porque no hay actos opositores. En una marcha no, porque no hay marchas opositoras.
Hablamos con familiares, amigos, vecinos. Pero eso también lo hacíamos, mirando antes alrededor, en la dictadura.
¿Quién puede hablar en una radio? Unos pocos. ¿Y en televisión? Aún menos, casi todos oficialistas.
¿En los diarios y semanarios? Si mandás una carta, la publican si se les antoja, y si no se les antoja, no la publican.
Entonces ¿qué libertad de expresión tenemos los de a pie, los que no somos “periodistas” ni “políticos profesionales” pero queremos opinar?
Tenemos las redes sociales y los blogs, siempre que no te censure el que los administra. Me ha pasado varias veces en Facebook, y hasta ahora nunca en Twitter o los blogs de Montevideo Portal.
Podemos hacer nuestra propia propaganda, como hago yo, difundiendo ideas en el barrio y otros lugares.Volantes, carteles, pintadas y lo que se te ocurra.
Y tenemos…………nuestra cacerola.
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