Versión para imprimir 23/11/18



Combatir la pobreza más allá del ingreso

Artículo publicado en el Semanario VOCES.

La propia definición de Necesidad Básica Insatisfecha (NBI) lleva implícito un componente normativo que nos dice es inadmisible que las personas tengan estas carencias críticas. El análisis de 2011* plantea algunas dimensiones diferentes a los análisis que le antecedieron en 1985 y 1996. Además introduce nuevos indicadores y, lo que es más pertinente en relación a la pregunta de VOCES, fija umbrales más exigentes. De esta forma vamos -como sociedad- redefiniendo lo que es o no admisible en términos de acceso a servicios básicos entendiendo éstos como instrumentos para la realización de derechos.

Las NBI evidencian situaciones de privación dura que resulta de décadas de crisis económica y fractura social. No se revierten en 8 años. Los gobiernos de izquierdas revirtieron la concentración del ingreso y llevaron a mínimos los niveles de pobreza e indigencia. La meta sigue siendo eliminar la indigencia y abatir a un dígito la pobreza.

Siendo pertinentes esas metas, de todas maneras, sabemos que medir la pobreza por ingresos ya no es suficiente para caracterizar la realidad de las personas en esa situación. Es constante la búsqueda de medidas multidimensionales. Esto supone, y adelanto mi visión, que el desafío en la superación sustentable de la pobreza está en los servicios públicos. En servicios sociales de calidad, de corte universal y de carácter integrador, adecuados a cada realidad, a partir de programas focalizados (por ingreso y por territorios) y acciones afirmativas (por población vulnerada). Ambas estrategias deben ser subsidiarias de aquella universalidad.

El nuevo estudio sobre NBI es una buena hoja de ruta para repensar las políticas sociales desde una mirada multidimensional de la pobreza. En este sentido, creo que, como respuesta, debemos esperar menos de las transferencias condicionadas de ingreso y más de una extensión progresiva y sostenida de bienes y servicios cuya carencia releva -y revela- este trabajo: la vivienda decorosa, el agua potable, el servicio sanitario, la energía eléctrica, los artefactos básicos del confort y la educación.

El censo es una fuente de información inigualable. Para que esa información sea útil tenemos que movernos con rapidez. La política social debe incorporar claves fundamentales de este estudio como: la segmentación territorial de las carencias críticas (con especial atención al norte del país y a la periferia de Montevideo); la concentración de las mismas en las generaciones más jóvenes; la enorme brecha de desigualdad en relación a la población afrodescendiente.

El estudio nos vuelve a exigir una respuesta intersectorial y articulada y territorializada: para ello el Estado uruguayo cuenta con el Gabinete Social, el Consejo Nacional de Políticas Sociales que le asesora y las Mesas Interinstitucionales de Políticas Sociales que son su referencia a nivel local.

Es obviamente una cuestión de política; de política pública. No creo en "cruzadas". Pero sí en estrategias que articulen políticas de calidad, diseñadas con buena información (como la que aporta este estudio), sostenidas en el tiempo y sujetas a evaluación. No hay instrumento más poderoso para la construcción de igualdad que las políticas públicas. Así que las políticas de vivienda o las políticas educativas pueden y deben ser pensadas también como políticas de redistribución del ingreso y la riqueza.

Queda claro, entonces, que la agenda de la igualdad -la agenda de la izquierda- no tiene fecha de caducidad y estudios como el recientemente publicado ayudan a renovarla.

*"Atlas sociodemográfico y de la desigualdad del Uruguay. Las Necesidades Básicas Insatisfechas en los Censos 2011" en:

http://www.ine.gub.uy/biblioteca/Atlas_Sociodemografico/Atlas%20fasc%C3%ADculo%20NBI.pdf





Este artículo pertenece al blog:

Andrés Scagliola
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http://blogs.montevideo.com.uy/hnnoticiaj1..aspx?64344,22876,22876,22876,,0,0