Versión para imprimir 22/11/18



BOLICHES EN AGOSTO: MIRADAS CRUZADAS

 

I) FINAL DE JUEGO: EL MONTEVIDEO DOWER

 

En las ocho cuadras que en la calle Justicia separan a Miguelete de Amézaga, cuando ésta se llamaba Cuñapirú se contaban doce “boliches” en sus esquinas. El Montevideo Dower era uno de ellos. Hasta hace unas semanas era el último, ya ruinoso. Hoy ya no queda ninguno. No lo busquen a Molina… ni a ningún otro parroquiano de La Comercial, porque Justicia ya no es la "pequeña Gral. Flores" que fue en su tiempo (y aquella un "18" de barrio) ni las costumbres y los modos de relacionamiento de estos días -más la fragmentación social de la trama urbana- generan una demanda fuerte por aquellos espacios de relación  hoy evocados.

Dicho sin nostalgia: ¿necesitamos más señales del cambio cultural que se ha producido en las últimas décadas, visible en particular en la vida cotidiana de los barrios de la ciudad? ¿Vendrán tiempos mejores, capaces de conciliar las cosas que fueron referentes del pasado con el presente y el futuro que Montevideo y su gente merecen? El feliz "renacimiento" del Mercado Agrícola abre, en otra escala, una perspectiva positiva. También -discretamente- la reapertura del Bar Luz, en la esquina de Rivera y Joaquín Requena....

 

II) RENOVANDO ESPERANZAS: EL BAR LUZ

 

Hablando de esquinas y mostradores de la ciudad, se decía en “Boliches montevideanos”(*):

“Algunos de aquellos viejos mostradores mantienen sin variante sus discretos encantos y siguen siendo actores principales en escenarios aún vivos y activos. Otros han sufrido el embate de los años y se nos aparecen, ya como resignados sobrevivientes de un naufragio, ya como obstinados testigos de otros tiempos, que no pierden la esperanza de ver renacer viejos fulgores. Unos y otros dan testimonio de un tiempo donde proyectos y realidades no estaban muy distantes; hoy son parte de una herencia que busca un lugar en el futuro”

Seguía el texto haciendo referencia a dos bares muy próximos: “La Picada” en Rivera y Pablo de María y el Bar Luz, en la esquina de Rivera y Joaquín Requena, que ocho años atrás seguían “vivos y activos, en parte como mojones de nostalgia y en parte como oportunidades para una puesta en valor que los proyecte al futuro

Del primero ya no queda ni memoria y el Bar Luz parecía pronto a seguir ese destino. Por suerte, jóvenes emprendedores han sabido asumir aquella herencia y haciendo gala de un buen diálogo con el pasado, apuestan fuerte al renacimiento de la vieja esquina, con el mismo horno de pizza y el “mostrador de copas”... más un ambiente adecuado a nuevos tiempos (nada de “bares de presencia únicamente masculina” como rezaba la vieja reglamentación municipal)

¡La mejor suerte entonces!  

 

(*) Ediciones de la Banda Oriental / 2005)





Este artículo pertenece al blog:

acerca de patrimonios varios
algunas reflexiones sobre nuestros "lugares de la memoria"

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