Versión para imprimir 23/11/18



80 años del voto femenino en Uruguay

  • En diciembre de 1932 se reglamentó el sufragio de la mujer.
  • De la "evidente inferioridad" de su cerebro, a la emancipación

 

 

En 1932 el Parlamento uruguayo aprueba la ley que permitía a las mujeres elegir y ser electas y con esto se convertía en uno de los primeros países del mundo y el primero en América Latina en extender los derechos de ciudadanía a las mujeres en forma plena.


La primera Constitución que rigió en Uruguay, la de 1830, era muy liberal y democrática para los estándares de la época, aunque solo una pequeña minoría tenía derecho a voto y a ser elegido. Las mujeres estuvieron fuera por más de un siglo.

 

Para ser diputado según el sistema electoral de 1830 se requería "un capital de cuatro mil pesos, o profesión, arte u oficio útil que le produzca una renta equivalente". Para ser electo senador se necesitaba "un capital de diez mil pesos, o una renta equivalente, o profesión científica que se la produzca".

Las causas de suspensión de la ciudadanía dejaban sin derecho a voto a la gran mayoría de la población: por "ineptitud física o moral"; "por la condición de sirviente a sueldo, peón jornalero, simple soldado de línea, notoriamente vago o legalmente procesado en causa criminal, de que pueda resultar pena corporal o infamante"; "por el hábito de ebriedad"; "por no saber leer ni escribir"; "por el estado de deudor fallido, declarado tal por juez competente"; "por deudor al Fisco, declarado moroso"; los condenados por "delitos infamantes"; los que admitieran distinciones de gobiernos extranjeros sin autorización parlamentaria; y la totalidad de las mujeres. Tampoco podían votar los esclavos: la esclavitud recién fue abolida por completo en Uruguay en 1846.

Una ley de elecciones posterior permitió votar solo a los propietarios de inmuebles.

Las mujeres votaron por primera vez en Uruguay en 1927. La historia es poco conocida.

EMANCIPACIÓN GRADUAL

Entre siglos un sector de mujeres ganó espacios en el ámbito laboral y en la enseñanza, según modelos sociales copiados de Estados Unidos y de algunos países europeos. En 1913, durante la segunda Presidencia de José Batlle y Ordóñez, comenzó a funcionar la Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria para Mujeres, también llamada Instituto Femenino, para evitar las clases mixtas, rechazadas por muchas familias, y facilitar el ingreso de las mujeres a la Universidad. Esta sección abrió sus puertas en abril de 1913 bajo la dirección de Clotilde Luisi.

Las hermanas Luisi, sanduceras e hijas de un italiano liberal, a principios del siglo XX fueron paradigma de la mujer emancipada. Paulina se convirtió en 1908 en la primera uruguaya egresada de la Facultad de Medicina con el título de médica cirujana; Clotilde fue en 1911 la primera mujer abogada de Uruguay; en tanto Luisa, Elena y Anita Luisa se distinguieron como maestras.

Durante el debate por la creación de la Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria para Mujeres algunos legisladores expresaron los prejuicios en boga. "¿No tiene suficiente con la educación que recibe ahora? Prepararla para la lucha por la vida, como dice el mensaje del Poder Ejecutivo, ¿no será prepararla y darle una educación superior para que luche con el hombre? Crearle horizontes de agitación, ¿no será crear en nuestro país, quizá, la mujer sufragista?", preguntó el diputado Alberto Zorrilla en noviembre de 1911. Y añadió: "Será un inconveniente, porque el ideal de todas las mujeres es el casamiento. A una mujer de educación científica, de mucho talento, un hombre sensato, de una educación media, no la buscaría como pareja".

Más drástico fue Luis Melián Lafinur, destacado periodista, ensayista literario e historiador, entonces diputado colorado, quien creyó inconveniente estimular la educación superior femenina pues "se obliga a los hombres a emigrar en razón de la competencia que les vienen a hacer las mujeres". Melián Lafinur predijo la disolución del hogar y la familia, se refirió a la evidente "inferioridad" del cerebro femenino y vaticinó que "empiezan por muy poco: la enseñanza secundaria; se hacen médicas o abogadas; después viene el sufragio, para votar no más; después para ser elegidas...".

El socialista Emilio Frugoni defendió el proyecto del gobierno: "Yo creo que se exagera y se persiste en un prejuicio antiguo cuando se quiere ver en la mujer un ser realmente inferior, incapaz de grandes despliegues y de grandes aptitudes intelectuales". Frugoni consideró que "no debemos impedir" que la mujer compita con el hombre; "apresurémonos a rescatar su espíritu a la ignorancia y a la superstición".

EL DERECHO AL SUFRAGIO

La Constitución de 1918 introdujo grandes reformas: estableció el voto secreto y la representación proporcional -cuya ausencia había sido causa fundamental de muchas guerras civiles-, eliminó la mayoría de las restricciones al voto, implantó el sufragio universal masculino e incluso se declaró el derecho de las mujeres al sufragio y a ser elegidas, condicionándolo a una reglamentación que se demoró. No había mayoría para aceptar el sufragio femenino, defendido por sectores liberales y por el socialista Emilio Frugoni, pero se dejó la puerta entreabierta.

De hecho el voto universal masculino y secreto se aplicó por primera vez el 30 de julio de 1916, cuando se eligió la Asamblea General Constituyente que redactaría la Constitución que comenzaría a regir en 1918.

El primer país de América Latina en admitir el voto femenino fue Ecuador, en 1929. España lo hizo en 1931, Brasil en 1932, Chile en 1934 y Argentina en 1947.

Las mujeres votaron por primera vez en Uruguay, como excepción, en el plebiscito de Cerro Chato de 1927 (ver recuadro). Pero ese derecho recién se formalizó por la ley 8.927 del 14 de diciembre de 1932, según proyecto de los legisladores colorados Pablo M. Minelli y César Batlle Pacheco, quienes recogieron una vieja aspiración del ex presidente Baltasar Brum. El trámite fue rápido y la aprobación sencilla.

El golpe de Estado de Gabriel Terra del 31 de marzo de 1933 abrió un impasse para el sufragio femenino, que fue reconocido expresamente en la Constitución de 1934 pero en cuya ratificación plebiscitaria, realizada el 19 de abril de ese año, no participaron.

Finalmente las mujeres sufragaron en las elecciones del 27 de marzo de 1938, en las que fue electo presidente, por amplio margen, el colorado Alfredo Baldomir.

El 11 de setiembre de 1946 se aprobó la ley 10.783, que declaraba la igualdad absoluta de derechos civiles entre los dos sexos, lo que implicó que las mujeres podían administrar sus bienes personales, hasta entonces en manos de sus padres o esposos, y adquirir "gananciales": la mitad de lo acumulado durante el matrimonio.

Las primeras mujeres ingresaron al Parlamento el 15 de febrero de 1943. Sofía Álvarez de Demicheli, del Partido Colorado, integró la Cámara de Senadores (con Isabel Pinto de Vidal como suplente), mientras la comunista Julia Arévalo y la colorada Magdalena Antonelli Moreno ingresaron a la Cámara de Representantes.

La primera en ocupar un Ministerio fue Alba Roballo, el de Cultura, en 1968, en los inicios del gobierno del colorado Jorge Pacheco Areco; y la segunda fue Adela Reta, en Educación y Cultura, entre 1985 y 1990.

En las municipales de 2010 se eligieron por primera vez mujeres al frente de Intendencias: Patricia Ayala, del Frente Amplio, en Artigas; Adriana Peña, del Partido Nacional, en Lavalleja; y Ana Olivera, del Frente Amplio, en Montevideo.

La ley 18.476, promulgada el 3 de abril de 2009, dispone que en las elecciones nacionales y departamentales de 2014 y 2015, cada lista de candidatos a la Cámara de Senadores, Cámara de Representantes, Juntas Departamentales y Juntas Electorales, deberá incluir en su integración personas de ambos sexos en cada terna de candidatos. El mismo criterio se aplicará a cada lista de candidatos a las Intendencias y a los Municipios. Significa que las mujeres tendrán una amplia representación política a partir de 2015.

 

Cerro Chato, el 3 de julio de 1927


La incorporación masiva demujeres al trabajo en Europa durante la Primera Guerra Mundial, mientras los hombres marchaban al frente de batalla, provocó grandes cambios sociales. La emancipación de las mujeres respecto a sus padres y esposos, hasta entonces un reclamo de minorías y solo posible en los países más desarrollados, como Estados Unidos y parte de Europa, se transformó en un proceso lento pero imparable. La Revolución soviética iniciada en 1917 y movimientos liberales o de izquierda -feministas, anarquistas, socialistas, comunistas- dieron un empujón suplementario.

El derecho al sufragio femenino, que tenía algunos antecedentes en los siglos XVIII y XIX en Estados Unidos, se formalizó en Nueva Zelandia y Australia poco antes del 900. Pero se expandió en cadena tras la "Gran Guerra": las mujeres votaron en Gran Bretaña en 1918, en Alemania y Austria en 1919, en Estados Unidos en 1920.

El derecho a elegir y ser electas no llegó aislado y sin disputas. El movimiento feminista y la opinión liberal y de izquierda bregaban por igualdad de oportunidades en todos los ámbitos: la política, la educación, el trabajo, las conductas sociales en general.

Las mujeres sufragaron por primera vez en Uruguay y en América Latina en el plebiscito de Cerro Chato, el 3 de julio de 1927. Entonces los habitantes del poblado -"sin distinción de nacionalidad y sexo", según resolvió la Corte Electoral- votaron si querían formar parte de los departamentos de Treinta y Tres, Durazno o Florida. Ganó por amplísimo margen la opción de Durazno pero el gobierno no tomó en cuenta los resultados. La villa limítrofe continúa administrada por tres Intendencias.

Fue en Cerro Chato, en un plebiscito local, mucho antes de que, en 1938, se asegurara el voto femenino en las elecciones nacionales. La primera ciudadana que lo hizo fue una brasileña vecina de Cerro Chato llamada Rita Ribera. Tenía 90 años. Entre las que la siguieron estaba Bernardina Muñoz, quien 30 años antes había tenido activa participación en la fundación del Club "Gumersindo Saravia", en los pagos de Aparicio, a pocos kilómetros de Cerro Chato. Haciendo un poco de historia, el día 3 de julio de 1927, Cerro Chato tuvo un plebiscito.





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