Versión para imprimir 06/12/18



De arriba o de abajo

Más de una vez hemos hablado de los problemas que hay en Uruguay con el comercio electrónico. En el artículo "Dejame pagar" del mes de noviembre, veíamos que más allá de los medios de pago que hay o no hay en el mercado, también influyen algunas idiosincracias del mercado (concretamente, una muy baja motivación de los pocos actores que hoy manejan cobros y pagos).

Esto genera en nuestro país una situaciuón particular que fue claramente visible en los datos de la segunda encuesta de usos TIC de INE y AGESIC (los datos están disponibles aquí). Allí se observó que la cantidad de personas que hacen compras online no son pocas, pero la cifra de quienes concretan la transacción mediante un pago digital disminuye enormemente con respecto al total de las compras. Las explicaciones son varias y van desde la comodidad a la falta de confianza en el sistema pero es evidente que se necesita tomar la iniciativa para mejorar esa tendencia que demuestra un crecimiento que no acompaña a los tiempos de desarrollo de Internet ni las pretensiones del país.

La hipótesis que hoy quiero manejar es que parte del problema radica en que no tenemos disponible en línea el tipo de compras de bajo costo y alto valor a nivel de comodidad que ayudarían a que más personas se acerquen al comercio electrónico.

Un caso en concreto que a mi me atormenta desde hace un buen tiempo es el de las entradas para espectáculos. En el mundo entero éste fue uno de los rubros que más abrazó la venta online. Mientras en otros lugares ya están en el punto donde puedo elegir mi ubicación en un espectáculo según donde hayan comprado entradas mis amigos de Facebook, en pleno 2012 en Uruguay no se puede siquiera comprar la entrada.

El ejemplo es particualrmente bueno (o debería decir malo...) porque para empezar ya está instalada la infraestructura fundamental. Hay un software que corre en RedPagos y hasta un servicio de compra telefónica, lo único que hace falta es ponerle una interfaz web a ese sistema y coordinar la forma de autenticar las entradas en las boleterías. No digo que sea cosa de cinco minutos, pero es algo que lógistica y técnicamente fue solucionado hace 10 años.

Una entrada de $200, confirmada por correo electrónico al instante (así funciona en todo el mundo la compra) y que sólo me exige como comprobante una impresión que yo mismo hago es algo barato y fácil para "iniciarse". Primero porque se trata de poco dinero y al no haber un bien material de por medio, es fácil reclamar en caso de problemas. En segundo lugar porque la confirmación es el fin del proceso. Si compro un artículo, el correo de confirmación sólo me avisa que el proceso comenzó, falta que llegue en buen estado, ver si es el correcto, etc. Una entrada es un bien "virtual" y por ende su transacción, inmediata.

Otras cosas que podrían ocupar ese lugar de "puerta de entrada" al comercio electrónico son los bienes culturales en formato digital; MP3, películas y libros son los ejemplos más obvios y además son parte de una gran vacío para los uruguayos más "digitalizados" que es la ausencia de contenido nacional en la red, lo que es un problema bastante más grande que este tema.

Para terminar con una nota un poco más positiva, les propongo mirar un ejemplo de esta hipótesis que ya ha demostrado funcionar: las recargas de celulares. Desde sitios dedicados como Recarga.com.uy hasta widgets en los sitios de las operadoras y portales, las recargas online pueden no ser el negocio del siglo ya que tienen un margen acotado pero son la prueba de que un bien virtual con confirmacón intantánea (en este caso por SMS) sirve como introducción a las compras en línea.

Nuevamente, esas idiosincracias del mercado que nombraba al inicio, donde pocos jugadores controlan mono u oligopólicamente ventas y cobros con poco o nada de incentivo para innovar, complican la situación. En el resto del mundo en vías de desarrollo es "de abajo hacia arriba" que crece el mercado. Sudáfrica por ejemplo, ofrece a inmigrantes sin acceso a la banca un sistema de remesas internacionales por SMS, donde una operadora móvil le erosionó el negocio a los bancos. En Uruguay ese espacio de "desafiante" podría ocuparse por las cooperativas financieras, que ya conocen bien el rol en lo que respecta a micropréstamos, pero no se ve tampoco mucha innovación por ese lado.

Por ahora todo indica que vamos a tener que conformarnos con un crecimiento lento en tanto la gente se "convierta" completamente. Las escasas opciones que tenemos hoy que se reducen a la banca en línea que ni siquiera facilita transferir de un banco a otro, el sistema de Banred y las tarjetas de crédito. Para peor las últimas dos alternativas dependen en última instancia de tener una cuenta en un banco.

[actualización]

Gracias a Gabriel por hacerme notar que debí decir "cooperativas financieras" donde antes decía "cooperativas de consumo".





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Uruguay: click para actualizar
Una crónica del camino hacia un país que se amiga con la tecnología.

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