Versión para imprimir 10/12/18



La película "de..."

La película "de..." suele ser una denominación correcta aplicada al tema de cualquier film, una bajada descriptiva al título. De perogrullo pero útil. Si se trata de sintetizar o identificar un título entre decenas, funciona. Eso si, esa simplificación de una trama equis es haragana y tramposa. De ahí a que se rotule, por ejemplo, a Red Social (David Fincher, 2010) como la la película "de Facebook" cuando es bastante más que eso. En un escalón menor estaría un director prestigioso ("la de Fincher", en el caso mencionado) o la de su protagonista ("la de Carlitos Balá y Donna Summer", si existiese tal joya). También genera equívocos que condicionan la opción del espectador. Como el de un allegado que alegó que no le interesa ver "Moneyball" (foto) o "El juego de la fortuna" porque trata sobre baseball, algo tan vinculado a la idiosincracia uruguaya como la interna del partido conservador británico en el mejor de los casos. Sin embargo todo contenido político afecta de importancia al asunto y no pasa lo mismo con la pelotita en el aire.

Lástima: "la de béisbol" (a estrenarse próximamente) es una estupenda película. No así "la de Margareth Thatcher" (que se estrena hoy) en la que muchos esperan ver (además de una composición de Meryl Streep acorde a las circunstancias) una biografía imponente, un tratamiento hasta el hueso de distintas etapas y acciones en la vida de quien fue la primera mujer en llegar a ser Premier británica. Sí van a encontrar un gran trabajo de maquillaje y una labor competente de una actriz que, vamos, este tipo de papeles los hace sin despeinarse. El resto es un drama endeble que repite un mismo recurso en toda la narración (anciana senil que alucina que conversa con su esposo ya fallecido+flashback al pasado de la "dama de hierro" del título+imagenes de archivo), desaprovecha a un gran actor como Jim Broadbent, juega a ser un musical basado en los recuerdos del personaje principal (hay varios planos que remiten al cine musical, como uno cenital en el que una multitud se mueve siguiendo a la entonces parlamentaria Thatcher cual si realizaran una coreografía) y, claro, en ese panorama ¿cómo no saldría beneficiada Meryl? Eso si: para películas "de..." mejor jugarle la ficha a "la del FBI", "la de DiCaprio" o "la de Clint Eastwood", como gusten. J.Edgar es una gran película.

"El juego de la fortuna", en cambio, se juega en un terreno imcomprendido para este cronista. El bat, el catcher, el jardinero derecho, el lanzador y el "jonrón" son terminos familiares pero no sabría dónde encastra cada pieza. Le creo a Homero Simpson cuando, tratando de mantenerse sobrio y sentado en las gradas de un estadio de béisbol dice "no sabía lo aburrido que era este deporte sin cerveza". Ocurre que, precisamente, el tema de la película no es el deporte en sí sino cómo una fórmula matemática puede acabar con la ley del más fuerte y con ese axioma que dice que, a mayor presupuesto e inversión, mayores serán las victorias. En Estados Unidos el poderío de un equipo de béisbol se mide en la cotización de cada jugador. El equipo más rico, es favorito, suele ganar, cuenta con el visto bueno de la prensa especializada. Las contrataciones, además, son extrañísimas. Una especie de pichuleo al teléfono en el que el manager de un equipo conviene con su colega de otro equipo y llegan a trocar jugadores como figuritas. Como jugar al PC Fútbol en "Modo Manager". Los Oakland Athletics son un equipo de segunda línea que, a pesar de ello, llegaron a las finales. Tras perder los partidos clave, comienzan a perder a sus jugadores más valiosos los que son adquiridos por equipos con mayor cuenta bancaria. Billy Beane (Brad Pitt) es manager de los "A's" y buscando conformar un nuevo equipo se topa con un cerebrito recién graduado llamado Peter Brand (Jonah Hill) que juna poco de baseball pero sí de matemáticas y estadísticas. Sabe qué jugador lanza más rápido basado en promedios aunque ningún equipo lo quiera porque es más bien tosco en sus movimientos, lo que lo convierte en un jugador que no interesa: un jugador barato. La fórmula: armar un equipo que, promedialmente, tenga tanta eficacia como los consagrados pero con un costo diez veces menor. Sin embargo, la épica deportiva tiene reservado un tramo menor en el metraje (el equipo logró entonces romper un récord al obtener 20 victorias consecutivas) y sí libra los verdaderos partidos fuera de la cancha. Claro, los guionistas son Aaron Sorkin (el de la película "de Facebook") y Steve Zaillian ("La lista de schindler"), un tándem que más que escribir parlamentos arma verdaderas batallas dialécticas, aquí defendidas por un elenco notable. El papel de Pitt es ingrato para aquellos actores a los que le gustaría resultar deslumbrantes en su rol. Ese hombre apasionado pero algo apocado en sus gestos, que prefiere no ver los partidos porque se considera jettatore, que intenta acercarse a su hija adolescente y revetir su imagen de perdedor, está lejos de un registro rimbombante. Doble mérito y merecida nominación para Pitt. No cabía esperar mucho del director Bennett Miller cuyo antecedente era la soporífera "Capote" (otra película sostenida apenas por su actor principal, Phillip Seymour Hoffman, también presente aquí) pero su estadística ha mejorado, definitivamente.

A priori, la etiqueta "béisbol" pareciera no resultar muy atractiva para el público local.Hay que mirar bajo la etiqueta.

Para cerrar, vamos al soundtrack de Moneyball. Buscando la canción que le dedica la hija de Billy a su padre dimos con este montaje de las secuencias que la incluyen. Una gran canción llamada "The Show" que nos recuerda que, en lo posible, lo mejor es tratar de disfrutarlo.

 

 





Este artículo pertenece al blog:

La Lata a Cuadritos
El cine es verdad a 24 cuadros por segundo, dijo Godard. Si nos miente, mejor

Más información:
http://blogs.montevideo.com.uy/hnnoticiaj1..aspx?53007,20304,20304,20304,,0,0