Versión para imprimir 22/11/18



ADIOS

Me dejé acariciar el alma

con tus versos de fulgente llama

y mi alma se acostumbró a mecerse

al vaivén de tus palabras...

Me dejé mimar por las olas

de tu playa de ensueño

y me dejé llevar por las montañas

de tus enamorados sueños...

Sentí cada verso, cada poema,

como dirigido a mi espíritu ansioso,

vislumbré de tí cada mirada

posada en mi corazón gozoso...

Tus ¡hola! alegraron mis comienzos

y tus adioses nocturnos acompañaron

mis sueños lentos...

¡Que hay amores que son un juego!...

¡Que hay idilios que son un creo!...

nada mitiga ni consuela

tu ausencia eterna que me desvela...

 

SILDAGO





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sildago y sus cosas
literario

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