Versión para imprimir 23/11/18



MEDELLIN EN LA CIUDAD VIEJA DE MONTEVIDEO

 

Durante tres días, del 24 al 26 de noviembre del año en curso, se llevó a cabo en Montevideo el Seminario Internacional “Gestión de Centros Históricos”, organizado por la Intendencia Municipal de Montevideo y el BID, en el marco del “Proyecto Revitalización Ciudad Vieja Montevideo”.

Los participantes tuvieron oportunidad de acceder a información actualizada, precisa y detallada, del estado de situación de la que fuera área fundacional de la ciudad. Se sumó a ello la visión de esa problemática desde la perspectiva de sus principales actores institucionales, y el conocimiento de experiencias de aplicación de planes de rehabilitación en ciudades que son hoy referentes de gestión patrimonial. En ese sentido, el aporte de los invitados extranjeros fue en parte reiterativo -sobre los fundamentos teóricos de las intervenciones-, y en parte altamente aleccionador, sobre éxitos y errores en intervenciones concretas (casos de Quito, Bogotá, Cartagena de Indias, Salvador de Bahía, Vitoria-Gasteiz, etc.).

El común denominador de las exposiciones de los expertos extranjeros (expertos en éxitos y fracasos…  situación asumida), puede resumirse en tres puntos: primero, que la gestión de áreas de valor patrimonial impone la existencia de un órgano coordinador de un amplio espectro de actores y de múltiples factores que condicionan la viabilidad de los programas de rehabilitación y promoción (órgano de función ejecutiva, dotado de un grado de autonomía técnica y financiera imprescindible para  el cumplimiento de sus cometidos); segundo, que aun dando por bueno ese contexto, no habrá resultado medianamente exitoso en términos de una política de integración y equidad, al margen de un real involucramiento de la población residente en el área directa de gestión, cosa que implica una específica -y no fácil- estrategia de vínculo entre el aparato estatal, los técnicos actuantes y el común de la gente (o sus directos representantes); y tercero, que la experiencia ha enseñado la conveniencia de nuclear voluntades en torno a un “proyecto guía”, un proyecto de pertinencia consensuada, capaz de generar adhesiones y alentar expectativas.

Sobre el primer punto, todo el mundo tomó nota (cosa que se viene haciendo desde hace décadas…); sobre el tercero, hay ya consensos que no han terminado de concretarse, caso de la afirmación del Cabildo como lugar en el que se concentra el  “relato” -iconográfico, histórico, memorial- de la Ciudad Vieja, desde sus orígenes hasta nuestros días. El segundo punto impone una referencia más detallada, ya que allí se generaron dos instancias polémicas.

Al finalizar la mesa redonda de la jornada final y en una intervención desde el público, se oyó detonar una inesperada “bomba”, cuando uno de los presentes  reflexionó sobre la escasa sintonía existente entre el convincente relato de los expertos extranjeros acerca de las condiciones de participación comunitaria y la forma en que acaba de procesarse entre nosotros la convocatoria del Ministerio de Obras Públicas para el “reordenamiento” de la Plaza Independencia. Las “esquirlas” volaron por toda la sala… pero no se reportaron lesiones ni daños, Antes, en esa misma sesión y en la del día anterior, se dieron situaciones de confrontación cuando representantes de la Administración de Puertos y del Ministerio de Turismo y Deportes dejaron constancia de los problemas de inseguridad que podían afectar a los turistas (luego, otros actores institucionales del área privada se extendieron sobre el tema). La persona que cuestionó esos planteos, primero duramente y luego con razón entendible, es un viejo vecino de la Ciudad Vieja, que puso sobre la mesa la otra cara del problema: esto es, las condiciones de marginalidad en que desarrollan -o más precisamente, desgastan- sus vidas, buena parte de los menores infractores (también residentes en el barrio).

UN POSIBLE CAMINO DE ENCUENTRO

Para intentar empezar a transitar un camino de soluciones sustentables, tal vez convenga integrar los datos que autoridades de gobierno y disertantes aportaron en los tres días del encuentro, con las preocupaciones de mucha gente y la visión del vecino que ve con angustia la no-vida de gente joven que el conoció como niños y adolescentes merecedores de un futuro que nunca tendrán. En ese contexto, exploremos esta posibilidad.

Tendremos el año próximo más de 300.000 cruceristas desembarcando en nuestros puertos. Tomemos como base prudente un número de 250.000, y supongamos que podemos aplicar una tasa de dos dólares por persona (cifra insignificante para el bolsillo de cada visitante y su gasto promedio, superior a U$S 100). Dispondríamos entonces de medio millón de dólares por año, en una perspectiva realista de recaudación continua a lo largo de una década, condición suficiente para obtener un préstamo bancario con bajo interés -y a saldar en diez años- de tres millones de dólares (también buena parte de los bancos son vecinos…  y practicantes de la RSE). Podríamos pensar entonces en iniciar un proceso similar al de Medellín, con integración de unidades que son a la vez escuelas-academias-talleres-clubes deportivos y sociales para niños y adolescentes (y más concretamente, bastaría con integrar el ejemplo de las escuelas de tiempo completo con la experiencia removedora del “liceo jubilar” del barrio Marconi, para poner en marcha otro  “programa guía” de segura concertación de esfuerzos).

Y sólo con un aporte de dos dólares por crucerista, empezaríamos a caminar por una senda prometedora de un mejor futuro (primero –y a título experimental- en la Ciudad Vieja). ¿Lo podremos ver?. Sólo con intentarlo, se justificaría el esfuerzo de la Intendencia y el BID en la organización del Seminario sobre la revitalización del centro Histórico de Montevideo.


IMAGEN DE PORTADA (y sólo a título de referencia de lo que se puede hacer cuando hay una política clara y consensuada de urbanismo social, tal el ejemplo de Medellín). Una de las intervenciones modelo de esa experiencia es el Colegio Santo Domingo Savio, propiedad de la Alcaldía de la ciudad, promovido por la E.D.U (Empresa -estatal- de Desarrollo Urbano ) en uno de los barrios populares con un pasado de extrema violencia. Costó en 1997-98 U$S 5:000.000 para un área de 7000 m2. (equivalente a los U$S 2.500.000 que nos daría la tasa a cruceristas, más un aporte igual de la Intendencia ...).

Respecto a la calidad de los proyectos y obras de aquella experiencia, vale hacer mención al general reconocimiento que han tenido en la reciente VII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (Medellín 2010), y cabe recordar que en particular el Parque Bicentenario, proyecto de la Alcaldía de Medellín operado por  la Empresa de Desarrollo Urbano, obtuvo el segundo puesto como finalista en el Premio Santiago de Compostela de Cooperación Urbana 2009, en España… y que el primer puesto lo obtuvo el proyecto uruguayo de los arquitectos Marcelo Bernadik y Ulises Torrado(“Muralla abierta” sobre la Rambla 25 de Agosto).

En síntesis: tenemos un capital acumulado que nos está imponiendo "ir a más", seguros de que podemos.     


 





Este artículo pertenece al blog:

acerca de patrimonios varios
algunas reflexiones sobre nuestros "lugares de la memoria"

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