Versión para imprimir 23/11/18



El Frente Amplio y la docencia política (por Carlos Maggi).

La izquierda en el gobierno no sabe qué hacer con los estudiantes, con los ciudadanos, con los presos, con sus propias bases. Ese gran vacío en la conducción degrada la vida académica y envenena el nivel de la discusión política por su triplicidad: piensan de un modo, dicen de otro modo y gobiernan en vaivén. Hay avances buenos y de pronto, leyes y decretos imperdonables.

El recodo actual lo marca la franqueza y la entonación moral del Presidente Mujica que empezó con su memorable discurso en el Senado de la República, el día de la transmisión del mando. En la conmoción siguiente a ese hecho, estamos viviendo; y no se sabe adónde iremos a parar con la oposición a favor del Presidente y el partido de gobierno que sí y que no. La gente cada vez entiende menos.

La mala savia de la coalición no viene de ahora; de nacimiento tiene adentro dos maneras de concebir el mundo: una armónica con nuestro tiempo y otra aquejada por las graves enfermedades infantiles del socialismo. La necesidad clamorosa de educar, se agrava. La escuela y el liceo no pueden (o no quieren) hacer todo y el modo oficial de tratar el trabajo es la tabla rasa. Nadie puede ser quien es si vive sumido en su corporación; el sistema borra a cada uno en beneficio del promedio y el hombre promedial es un muñeco de paja. Hace diez años (2/9/2000) el Presidente Vázquez quiso reciclar la mente y propuso a la manera de un socialista holandés, "reformar el Estado y admitir expresamente el peligro de las utopías trasnochadas".

En esta sección se comentó:

- "Por muchas razones resultan oportunas y convenientes las declaraciones del presidente del Frente Amplio; y resulta auspicioso el apoyo mayoritario que el Plenario Nacional del Frente Amplio le brindara a esas declaraciones".

Pero no. Lo propuesto por el presidente no llegó a nacer. Las "Bases" mandan y ya habían resuelto en contra. Cuando Jaime Pérez, el secretario del PCU, propuso refrescar las utopías trasnochadas, fue aplastado y excluido.

- En un Partido dogmático hasta la médula, la propuesta del secretario desembocó en el II Congreso Extraordinario de mayo de 1992 seguido por el XXIII Congreso de diciembre de 1993 y allí se confirmó la ortodoxia leninista y la consiguiente renuncia del Secretario General junto al 80% de los dirigentes.

Marina Arismendi y un pequeño grupo en el que se encontraba (la actual intendenta) Ana Olivera, pasaron a dirigir el Partido, "rescatado" del intento de renovación. (H. Gatto, El País, 20/08/2010).

COMENTO: Los comunistas uruguayos eligieron ¡en 1993! las "utopías trasnochadas" del señor Stalin. Consecuencia de estos pequeños secretos de tocador: el presidente Vázquez, cuando quiso imponer reformas importantes tuvo que recurrir a un procedimiento nuevo: "la jopeada" que imponía una solución sin posibilidad de marcha atrás; llegaba por elevación. El ejemplo estrella de esta jugada infalible se llama "Plan Ceibal", donde se compraron y distribuyeron las ceibalitas, antes de que pudiera funcionar la máquina de impedir.

Las jopeadas de Vázquez fueron cinco, cada una más ingeniosa y más histórica que la anterior; y más expresiva de la resistencia ciega a cambiar, que castiga al Frente. Las bases se agarran a lo hecho por blancos y colorados a fines de los años 90, cuando gobernaron de común acuerdo Sanguinetti y Volonté y hubo una culminación espectacular (1988).

Hay una fuerza poderosa que no quiere cambiar nada, tampoco su propia mente.

Es imposible extirpar del cerebro, una utopía trasnochada cuando fija un modo de ser. Corrieron durante demasiado tiempo, tras un fantasma y hubo quienes murieron en esa demanda; y quienes padecieron; y hubo quienes por ese fantasma toleraron (y siguen tolerando) la tiranía, aunque la sientan como una infamia.

Están convencidos y tienen la dureza del empedernido (del que se hizo de piedra). En buena medida, armaron el Frente Amplio y terminaron ganando en buena ley; y desde hace seis años pugnan desesperadamente, por imponer su fe. Desde la caída de la Unión Soviética, son las viudas rojas, como escribió Esteban Valenti, que tanto siente la irremediable contra corriente que paraliza a la coalición frentista.

Los dirigentes más talentosos y más evolucionados son arrasados por el malón de las momias que suben desde las "Bases".

¿Quién aclara y trabaja por actualizar a la gente? La antigüedad es contagiosa.

Del mismo fondo desde el cual Mujica predica y desconcierta y acierta (no es un político, es un moralista) crece la desorientación. Habían instalado una patria para la justicia social, en 1917; y tenían un manual del militante que contestaba todas las preguntas.

Pero sucedió que esa patria se derrumbó sola, debido a sus aberraciones. Y ahora resulta que las mismas respuestas, 93 años después, ya no calzan. Y lo saben. La vieja izquierda zurda y absurda está achacando a los más jóvenes que son preparados para el fanatismo.

Un imposible enarbolado con sinceridad, es una amenaza capaz de quebrar cualquier coalición; de ahí, el caos interno que hace de cada tema urgente, un tullido; de ahí, que no se resuelva nada, frente a la crisis energética, la seguridad, la educación, las comunicaciones, las relaciones exteriores, la vivienda, el ferrocarril.

El gobierno conoce las soluciones, pero no hay quien pueda vencer los prejuicios. La triplicidad tiene eso, siempre se cruza un veto que tranca los proyectos. El Frente Amplio no responde, está estupefacto.

Son muchos años, seis años esperando el parto de los montes.

Vázquez, un maestro, un director de orquesta, jopeaba en medio de un gran distanciamiento y cuando lo derrotaban, cedía (Si no quieren, no se hace).

El método tiene un defecto: permite cambiar la realidad de vez en cuando, pero no cambia a la gente. Al revés, a cada triunfo sobre el gobierno (también Mujica se cansa: hagan lo que quieran) el fanático reafirma su ánimo: "Roncamos fuerte y ganamos."

El Presidente basa la acción en su halo y su encanto, es el alma buena. Los suyos que lo ven gobernar predicando la social democracia y el buen entendimiento entre los hombres; no reaccionan porque se hace querer y respetar y tiene mucha fuerza.

Mujica es un toro, pero vive rodeado de banderilleros que lo traban y lo desangran clavándole banderillas.

¿Cuándo aparecerá una generación de jóvenes que con su entusiasmo sin estrenar, barra las utopías trasnochadas?

Pueden nacer esos muchachos nuevos, en un campo político o en el otro; lo que habrá de moverlos no será el pasado, sino el futuro.

Pero no entreveo jóvenes formados para crear; parecería que no quedan intelectuales capaces de infundir un aggiornamento.

¡Pobre Mujica! Un moralista desnudo, rodeado de hombres y mujeres que perdieron la fe. No tienen nada valedero para trasmitirles a sus hijos.

La educación está pidiendo auxilio, a gritos.





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La Realidad de las Cosas
Realidad, actualidad y escepticismo.

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