Versión para imprimir 23/11/18



SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL Y LOS OSOS EN LA PLAZA

"LA RIQUEZA CULTURAL DEL MUNDO RESIDE EN SU DIVERSIDAD DIALOGANTE"

"La Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural se aprobó por unanimidad en una coyuntura muy singular: acababan de producirse los acontecimientos del 11 de setiembre de 2001 y la 31ª reunión de la Conferencia General de la UNESCO constituía el primer gran encuentro de nivel ministerial después de aquel día aciago. Ello brindó a los Estados la ocasión de reafirmar su convicción de que el diálogo intercultural es el mejor garante de la paz, y de rechazar categóricamente la tesis que auguraba un choque ineluctable entre las culturas y las civilizaciones. Un instrumento de esta envergadura es algo novedoso para la comunidad internacional. En él se eleva la diversidad cultural a la categoría de patrimonio común de la humanidad, tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos, y se erige su defensa en imperativo ético indisociable del respeto de la dignidad de la persona" . (*)

Los osos alemanes que están ocupando la plaza Independencia en este mes de mayo, dan buen ejemplo de esa notable diversidad cultural del mundo en que vivimos, e ilustran con calculado impacto mediático el mensaje de UNESCO. ¡En buena hora!

La imagen de portada muestra en primer plano al vapuleado oso uruguayo, con el que la gente que lo rodea no llega a sentirse en sintonía. ¿Problema del artista involucrado, o tal vez, reflejo de una identidad que se va haciendo cada vez más difusa a medida que van perdiendo fuerza los relatos que dieron un sentido a nuestro pasado? Relatos que dificilmente serán sustituídos por la invención de lejanas arcadias (a eso parece apuntar la intención del dígito-pintor). Mientras ese panorama se aclara, ¿cómo hubiera sido un mejor oso uruguayo?. Difícil de contestar...(**)

(*) Palabras de Koïchiro Matsuura, Director General de UNESCO

(**) Los osos estuvieron en la plaza hasta el 15 de junio. A pocos días de que emprendieran viaje, el oso uruguayo fue sustituido por otro, que generó inmediatas simpatías. Decisiones discretas pusieron en manos de Paez Vilaró la tarea de recuperar la autoestima perdida, y el resultado creo que recompensó largamente esa intención. El nuevo oso resultó una especie de arca de Noé, registrando las veinte primeras cosas que un buen uruguayo de estos tiempos reconoce como parte de su patrimonio. Todo armado con la competencia que pocos dejan de reconocer a Paez, incluyendo algún desliz promocional (la firma notoria y el perfil de Casapueblo), más la inesperada imagen de un carrito, que es de esperar no tenga ningún vínculo con los que vemos a diario por las calles de Montevideo. Sería demasiado...





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acerca de patrimonios varios
algunas reflexiones sobre nuestros "lugares de la memoria"

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