Versión para imprimir 23/11/18



¿Sueño o Pesadilla?

Lunes, luego de semana santa, las ganas de "Engriparme" me invadían fuertemente. A todo esto se le suma que despierto habiendo soñado con mi EX.
Rápidamente comento el sueño (o pesadilla, ya no sé como llamarlo) ...
Estaba borracha, en mi cuarto, había llegado de algún festejo, salida, o vaya a saber una de dónde venía. Imágen fugáz de que él se acercaba sorpresivamente a mi cama. Hacíamos el amor (¿Sin amor?) ... Bueno, la cuestión es que despertaba y encontraba su ropa tirada en el piso de mi cuarto. Me levanté y lo busqué en el baño, en la cocina, en el living... pero no estaba... Yo pensaba, "Qué raro! Si su ropa está aquí, él no se puede haber ido". Al rato, aparece... Le pregunté que había pasado, y me confirmó lo que ya les conté, me relató desde el momento en que había llegado, hasta la manera en la que dormimos (abrazados). Buscó su ropa y se fue, el barco partía y tenía que volver a trabajar.

Por supuesto, me desperté con la sensación de haberlo visto, de sentirme abrazada por él mientras dormía. Si existiera alguna pastillita para olvidar a un ex, les aseguro que me la compraría! jaja...
Recomiendo a los que les gusta mirar películas una que se llama "Eterno resplando de una mente sin recuerdos".

Y les dejo algo que encontré por la web...

Algunos -como yo- recordamos lo mal que nos fue. Otros, en cambio, pusieron énfasis en lo bien que entonces la pasaban. Ojo: estoy hablando de sexo, sexo puro. Cuando el tiempo pasa, a veces la figura de la antigua pareja se agiganta, se ennoblece y se convierte en casi la fórmula mágica para ser feliz... en la cama.


Una amiga me contaba que, muchos años después de la ruptura, hasta se había dado el gusto de aumentarle un par de centímetros al pene de su ex. El tiempo asigna esos regalos. Hay quienes le aumentan la talla del brassiere, y hasta le obsequian categoría de actriz porno.El tiempo ayuda a olvidar, pero también deforma la realidad a favor del ex. Pasa y más de lo que se imaginan. (Me lo decía mi psicóloga, la doctora K, a quien jamás -creo- citaré con nombre y apellidos, porque se niega a la pequeña fama que dan los blogs).


Llega un momento, seamos sinceros, en el que el ex o la ex se meten en nuestra cama. Si están leyendo este post con la pareja encima, sé que no se lo dirán, pero se sabe -lo sé yo y varios damnificados más- que cuando algo marcha mal con el actual es común que se piense que el anterior amor nunca estaba cansado (a) para la faena, que jamás al terminar se daba la vuelta y encendía la tele, que jamás usaba medias durante el sexo...Y que jamás roncaba, y que jamás jamás fallaba.

El ex (la ex) de nuestros pensamientos siempre está dispuesto al sexo oral, problema monumental que, por cierto, merece no un post sino una serie de post terapéuticos.

El ex de nuestros recuerdos deformados siempre dice te amo durante el coito, siempre quiere lo justo y más, siempre sabe de nuevas y cómodas poses. El ex sabe esperar, sabe mirarte a los ojos y aguardar que llegue el momento. El ex parece perfecto, pero no lo es.


Lo que corresponde es dejar de hacer flashback, dejar al ex al otro de lado del planeta, y mejorar nuestra vida sexual con la persona que ahora tenemos al lado. Ya sé que el ex llega a nuestras mentes de manera inconsciente, lo sé muy bien, pero vale la pena hacer el esfuerzo y decirle al trastocado recuerdo que no se meta en nuestra cama. Ya no.

Esther Vargas





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