Versión para imprimir 23/11/18



Miedo de mi

Nunca te dicen mucho, ¿no?, o sea te dan un margen bastante amplio para que vos decidas. Y ahí está, ahí se ve cuáles son tus decisiones. Ahí se ve si vos aprendiste algo en todo este largo año que tu hijo estuvo internado o no aprendiste nada. Y mirá que es difícil aprender!!! Porque tampoco se trata de “pasarse” para el otro lado y andar con cara de perro todo el día, desconfiando a toda hora y pensando siempre en que nos está mintiendo.  Como tampoco se trata de volver a lo mismo de antes. Pucha! Es difícil. Sobre todo cuando queremos hacer las cosas bien. Y la terapeuta! Es una genia. Me lo dijo clarísimo: “Esa tensión... y te va a durar dos o tres semanas”. Y tal cual. Hoy, a casi tres semanas que mi hijo salió de la comunidad, me siento un poco más tranquila. Recién hoy. Y ojo que dije “un poco más”, no dije “tranquila total”.

Es más, yo diría que la primer terapia que tuve luego de volver a casa, en esa terapia, me di cuenta de que la que estaba necesitando terapia era YO. Porque lo que saltó ahí fueron todos mis miedos.  Mi miedo más grande es este:  Que me confíe tanto como antes y que eso me lleve a “tapar”, a ocultar de nuevo, como lo hice antes. Tengo miedo de mi tendencia natural a confiar, entonces la combato todo el tiempo, pero como es una tendencia natural... bueno el combate me pone tensa y además los otros se dan cuenta.

 

El otro sábado fue al cine. Podía hacerlo. Fue con su novia. Y yo mordiéndome las uñas.  Me llamó para decirme a qué hora empezaba la película... función trasnoche, él tenía que llegar antes de las 4 a.m. Por suerte el papá de ella los iba a buscar. Eso me tranquilizaba, porque me imaginaba que solos, ahí, esperando un ómnibus de madrugada... ¿Debo aclarar que lo esperé despierta, sentada en la computadora? ¿Debo decir que a las 3.30 ya estaba dando vueltas alrededor de la casa? A las 3.45 sentí que llegaba. Contento, perfumado, super feliz de lo bien que habían pasado, de lo mucho que se habían reído. Y riéndose de verme a mi levantada. “Yo sabía que te iba a encontrar despierta”.

Y un día le expliqué.

Un día que él me llamó para preguntarme, para tranquilizarme. Yo le expliqué.

Le dije que yo había confiado en él siempre, había confiado en su responsabilidad, en su capacidad para decidir y que eso no había resultado y que yo ahora tenía miedo. Miedo de volver a confiar y que esa confianza me tapara de nuevo los ojos.

En realidad le dije que tenía miedo de mi.

 






Este artículo pertenece al blog:

Tocó vivir
Pasta base. El largo y duro proceso de rehabilitación

Más información:
http://blogs.montevideo.com.uy/hnnoticiaj1..aspx?12357,4869,4869,4869,,0,0