¿ Libertad de expresión ?
Anna Donner Rybak. Compañeros; hasta la victoria.

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Reflexiones

29.08.2013 10:01

 

He constatado, muy a mi pesar, a pesar de todos los que amamos el escribir, los que escribimos y consideramos nuestra escritura como un COMPROMISO ineludible con el arte y con el mundo, que las editoriales no promocionan precisamente productos de calidad literaria.

Cuando hablo de calidad literaria, me refiero a un concepto amplio en toda la magnitud del vocablo. Lo mínimo e imprescindible es manejar el lenguaje correctamente. Conocer la gramática como “la palma de la mano”. Aquello que tanto nos enseñaban primero en la escuela y luego en el liceo, aquello de que una oración tiene un sujeto, y un predicado. El significado de un hiato y un diptongo. Los acentos según las palabras agudas, graves y esdrújulas. Las reglas de la “mb” “mp”; y sucesivamente. Saber de memoria los modos (Indicativo, Subjuntivo, etc), los tiempos verbales (Pretérito perfecto, imperfecto, indefinido, pluscuamperfecto etc), los verbos y los modos y sus conjugaciones.

Se supone que si uno está escribiendo es el mínimo respeto saber esas cosas. Nada de “el corrector me lo arregla”. Es más, yo estoy absolutamente en contra de la existencia de esa herramienta posmoderna que hace que todo el mundo escriba muy pero muy mal.

Pero este es tan solo el comienzo. Sé de casos en que entregan el manuscrito a las editoriales “como salió” y es la editorial quien corrige esas “minucias”.

Y allí tampoco termina la cosa. Una prosa también tiene su "ritmo" y su "música".

Sin embargo hoy proliferan las historias planas, esas que dan todo por sentado. A menos que nos estemos refiriendo a documentales o novelas históricas en las cuales hay que ser muy preciso.

En conclusión, hay que esmerarse, no sólo es necesario ser cero falta, sino que hay que ser un poco poeta, un poco "músico de las letras".

Además, antes de escribir uno tiene que haber leído. Pero no poco. Tiene que haber leído mucho. Muchísimo. A los referentes. De épocas, géneros, estilos. Antes de poder parir algo presentable hay que haber leído a los que saben. Hay que estudiarlos, analizarlos, comprenderlos. Escribir no es un hobbie. O al menos no debería serlo, si se pretende trascender en este mundo a través de la prosa.

Hay que estudiar y mucho. Y, como en la pintura, la literatura de un ser humano tiene que tener un estilo propio e inconfundible, eso es lo que habla de su calidad.

Un estilo tan personal, único e inconfundible, que si se tapa el nombre del autor, leyendo su prosa se desprende, deduce e infiere que es suya y solo suya.

Para escribir cualquier cosa, lo primero que hay que tener en cuenta es el "Decálogo del Buen cuentista", de Horacio Quiroga.

Para una novela, yo considero que no es suficiente la definición de los personajes, últimamente las hay en las que los personajes están como "colgados", no están ubicados en ningún contexto histórico ni social real, y si lo están es en contextos en los cuales son  todos lindos, todos tienen  dinero, y en el entorno social que los rodea parecen no enterarse de los problemas normales de la existencia.

Sin embargo hoy las editoriales poco apuntan a estas minucias. No sé si será que cada vez se le da menos valor a todo, pero si tengo clarísimo que una editorial lo último que va a mirar es si una obra es de calidad. Va a mirar si la obra puede vender. No importa que sea una porquería. La mayoría de las novelas de horrenda calidad que veo en el mercado editorial, no tienen una investigación atrás, no tienen un trabajo "tras bambalinas".

Empero sería fatuo emprender una cruzada en contra de las editoriales porque los dueños del dinero son los dueños del mundo, y lamentablemente, como siempre ha sido toda la vida, primero está el NEGOCIO.

Por todo lo anterior yo he decidido hace tiempo, prescindir de la editorial. Soy una fehaciente creyente en una literatura de calidad y por sobre todo de compromiso con el mundo, lo cual me ha llevado al camino de la autopublicación.

El camino es muy complicado. Uno es su propio editor, su propio diseñador, si propio todo.

Pero, lo peor de todo es que (como lo he constatado) si no hay una editorial detrás, es como que uno no existe.

Sin embargo a pesar de todo yo jamás me sometería, o mejor dicho, no me vendería a escribir lo que vende, si se me perdona la redundancia, porque entonces, abandonaría el escribir lo que quiero y me terminaría  sustituyendo por un  otro.

Y ahí, perdería  toda mi esencia, perdería todo mi TODO como artista, y perdería  todo mi COMPROMISO.

Este es el mundo en que vivimos.

Anna Donner Rybak  © 2013




25.06.2013 09:12

 

No; no se trata de una orden para que leas a Dafna.

Lea y Dafna, son los nombres de las protagonistas femeninas de mis novelas.

(Lea – “La Judía de Montevideo”)
(Dafna – “El Amo”)

¿Una obra escrita es objetiva o subjetiva?

Este es el gran dilema al que me vi enfrentada a la hora comenzar. Y, entiendo, que, por más que uno haga una ficción, siempre la hace desde uno, por lo tanto la escribe pensado con una cabeza, teniendo unas ideas, teniendo cierta identidad, por lo tanto, nunca es absolutamente objetiva una obra.

Sin embargo a veces es más subjetiva que otras.

A la hora de escribir yo plasmo determinados valores (ya sea por oposición o por acuerdo) que son los que rigen mi vida. Mi ideología.

Me sería imposible escribir sin reflejar mi individualidad, puesto que la razón y el placer que me provoca el acto de escribir es que “el mensaje llegue”.

Me gusta escribir para hacer pensar. No me importa que mis lectores acuerden o discrepen, me importa que tomen cierta postura porque el mero acto de tomarla, es el resultado de un pensamiento. Es en ese hito en donde yo hallo la satisfacción.

Dado que me han sido otorgados ciertos dones, y ciertos valores, me importa y mucho ponerlos en letras.

Esa es mi mayor pasión a la hora de escribir. Ya sea en el humor, en la novela, en los cuentos, en los fantásticos, o en el ensayo.

Les mentiría si les dijera que Lea y Dafna no tienen cosas de mí. Ambas tienen mi ideología, y me siento desdoblada en cada una de ellas. A la hora de construir a todos los personajes de mis novelas, cuentos, humoradas, influyen las circunstancias que atravieso en mi vida. Las circunstancias en que estoy inmersa.

Claro que otros personajes, como Bruno, o Augusto precisamente tienen la ideología opuesta a la mía.

Los nombres de Lea y Dafna tienen un porqué muy especial.

Lea iba a ser mi segundo nombre, puesto que mi padre me quería poner un segundo nombre, quería que yo me llamase Anna Lea. Pero mi madre le dijo que no. Entonces tengo un solo nombre que es Anna. Y sentía que quería regalarle a él, mi padre, una protagonista con el nombre que él había elegido para mi, y que además, a mi me hubiese encantado llamarme Anna Lea.

En el caso de Dafna, el motivo es otro. Cuando leí “Exodo”, la novela de León Uris que fue llevada al cine y su protagonista, Ari Ben Canaan estuvo en la piel de Paul Newman, Ari Ben Canaan me enamoró. Me enamoró de pé a pá. Tanto como Eliah Al Saud, el protagonista de “Caballo de Fuego” de Florencia Bonelli. En “Exodo”, Dafna era la novia de Ari cuando ambos eran adolescentes, y ese noviazgo se terminó con la abrupta muerte de Dafna, cuando ella perdió la vida en manos del enemigo al ser torturada y descuartizada.

Entiendo que el escribir una novela es un camino largo y lleno de obstáculos.

Entiendo que cualquier novela sea del género que sea, requiere de una investigación profunda. A la hora de hacer a cada personaje, a la hora de construir el entorno histórico o contemporáneo, todo requiere investigación.

El hecho de escribir una novela para mi no es una mera redacción. Tampoco es una catarsis. No lo concibo como eso.

El ser escritor para mí, requiere de compromiso, requiere de hacer obras de calidad, las cuales requieren no de mucho sino de muchísimo trabajo.

Comenzando con el “Decálogo del Buen Cuentista” de Horacio Quiroga.

Me gusta hacer pensar a cada momento a quien está leyendo, me gusta que aprenda algo nuevo, me gusta darle ciertas “pinceladas” para hacerlo arribar a la historia, no me gusta que “todo esté dado”, me gusta escribir no dando por sentado nada, y no soy muy amiga de los finales felices. Tampoco infelices. Sino de los finales reales, como la vida misma.

Para mí, hacer una novela es cosa seria. Y como cosa seria que es para mí hacer una novela, me exijo.

Por supuesto que cada uno escribe lo que quiere, pero no llaman mi atención las novelas tibias, predecibles, en las cuales uno ya sabe cómo van a terminar.

A la hora de escribir investigo absolutamente todo. Cada escena, cada historia, cada contexto. Es parte del oficio. El investigar, el documentarse, para mi el escribir es pasión, pero también compromiso, exigencia, me exijo mucho, y si tuviera que hacerme una autocrítica diría que estoy “en camino”.

La experiencia, los años, son lo que hacen que uno vaya creciendo y mejorando.

Mi intención es escribir hasta el día que me muera. No concibo un día de vida sin escribir.

Anna Donner Rybak  © 2013




23.03.2013 17:10

Las campañas de los antiabortistas NO TIENEN NI ESCRÚPULOS NI LÍMITES.

Ya no les alcanza con fotos de bebés con agujas en la cabeza, ahora tienen la INSOLENCIA de hacer este graffiti SENSASIONALISTA estableciendo un ¡PARALELISMO CON LOS 30.000 ASESINADOS EN LA DICTADURA MILITAR EN ARGENTINA!

COMPARTO LA FOTO PARA MOSTRAR MI INDIGNACIÓN, PARA MOSTRAR CÓMO SE ENTREVERAN LAS COSAS, (PARA HACER EL MAL).

ESTE GRAFITI APESTA, (by the way, ¿DONDE ESTÁN LAS PROTESTAS POR LOS ABORTOS PRACTICADOS POR MALAPRAXIS Y LAS MUERTES POR ESO? ¿DONDE ESTÁN LAS PROTESTAS CONTRA LAS CLÍNICAS CLANDESTINAS?)

SEÑORES ANTIABORTISTAS (Y NO PROVIDA, COMO DICEN LLAMARSE USTEDES): BASTA DE CINISMO, BASTA DE IMBECILIDADES, VAYAN A LOS ASENTAMIENTOS, A LAS VILLAS MISERIAS, VEAN ALLÍ A LAS NENAS DE TRECE AÑOS CUYOS PADRASTROS PRODUCTO DE LA PROMISCUIDAD EN LA QUE VIVEN HAN VIOLADO, Y POR FAVOR, DEJEN A LOS DESAPARECIDOS AFUERA DE ESTO, AL MENOS UN POCO DE RESPETO.




06.03.2013 09:47

¿Escribir o no escribir?

Decisión difícil, si las hay ha sido esta.

Ayer murió Hugo Chávez.

Bien podría haberme abstenido, y no decir nada.

Pero lo anterior significaría un acto de cobardía, por lo tanto, he de dejar sentadas por escrito unas breves líneas acerca de qué me implica a mí, esta muerte.

Murió Hugo Chávez. No festejo. Ninguna muerte se festeja. Pero nada más. Punto.

Yo soy judía. Y justamente, por eso, es que me es imperioso dejar esta reflexión, que, seguramente no es lo esperable, ni lo “políticamente correcto”.

No me malinterprete el lector. Las siguientes líneas no son una expresión de alegría ni nada por el estilo. Quien así lo entienda, no habrá entendido nada.

Celebrar una muerte, es un acto vil, que como seres humanos que somos, nos hace miserables.

Pero sería muy hipócrita para con mis correligionarios y para conmigo si escribiera oraciones del estilo: “una gran pérdida”, o que siento un profundo dolor, o decir que es “el presidente más generoso que he conocido”, como tampoco podría escribir “al fin se murió”. Espero se entienda. Y quien no entienda será porque no desee entender.

Pero, como judía no puedo dejar de ignorar que ha sido amigo de Mahmud Ahmadineyad. El ser “amigo”, significa que NO DISCREPA con su teocracia fascista, la cual no sólo va en contra de judíos, sino que muchísimo más lejos: va en contra de los DDHH de las mujeres, de los homosexuales, en pleno siglo XXI en su país se ejecutan homosexuales, se lapidan mujeres. El extinto Hugo Chávez jamás (jamás) ha pronunciado ni una sola palabra en RECHAZO a estas prácticas aberrantes. Y como dice la frase: “el que calla; otorga”.

Como judía no puedo dejar pasar por alto que Ahmadineyad es un negador del holocausto, y lo que más desea en el mundo es la desaparición de Irael, (no su gobierno, sino el Estado). No puedo dejar pasar por alto que Hugo Chávez declaró infinidad de veces no ser amigo de los judíos, y también ha maldecido a Israel.

Puedo entender que esos actos han sido producto de su mirada antiyanqui, pero podría haber sido más objetivo y si no lo fue, es porque no lo ha querido.

Por lo tanto solo puedo decir:

Murió Hugo Chávez. No festejo. Ninguna muerte se festeja. Pero nada más. Punto.

Anna Donner Rybak © 2013




25.02.2013 13:36

 

No se puede tapar el sol con un dedo y el pueblo no masca vidrio. EL PUEBLO, ese colectivo tan necesario está siendo ninguneado, vilipendiado. Y sin EL PUEBLO no hay votos, no hay gobiernos, no hay confianza.

Indignación es la palabra. Nada han aprendido los gobernantes. Porque esto no tiene colores. Nada de que los de izquierda “son buenos” y los de derecha “son malos”, que miserias humanas están cada vez más a la orden del día, derechas, izquierdas, todas.

Por quién se está tomando al CIUDADANO COMUN.

Con argumentos tan tibios como falaces han salido a “justificar” el traslado de la jueza Mariana Mota; “es tan competente como la que vendrá”, como si EL PUEBLO mascara vidrio, y no tuviera capacidad de razocinio.

Ya el pasado año, cuando Lucía Topolansky, nada más ni nada menos que nuestra primera dama, nada más ni nada menos que padeciente directa de torturas, dijo “A los pobres viejitos torturadores no los vamos a mandar presos”, o algo por el estilo, la cosa pintaba muy escatológica.

Ocasión sumamente propicia para que la oposición, con su discurso tibio, falaz, y grandilocuente, siendo el padre de la Ley de Caducidad el crápula Dr. Julio María Sanguinetti, ejerciendo la presidencia de la república en el primer período después de los años negros de dictadura, quien ahora parece estar “de acuerdo” con los procedimientos de quienes nos gobiernan.

Cosa de locos.

¿Desde cuándo la causal DDHH, uno de los principales desafíos de los gobiernos de izquierda, comienza a recibir trabas (desde el corazón del gobierno) y desde cuándo un gobierno de izquierda puede estar de acuerdo con el Dr. Sanguinetti, cuya Ley de Caducidad regaló un generoso y divino tiempo para que los tiranos asesinos, terroristas de estado, mueran tranquilos en la paz de sus respectivos hogares?

¿Cómo Topolansky se “apiada” de ellos? No es posible. Naturalmente no es posible.

Como para todo, una causa hay, es a estas alturas más que obvio que dentro del gobierno hay uno o varios que han hecho “tratos con el Demonio”, y entonces urge hacer tiempo (del mismo modo que el Dr. Sanguinetti) para salvar su imagen.

¿Cómo se puede comprender que Huidobro se “haya dado vuelta como una media”? Sí, el mismísimo Huidobro, que testimonió junto a Mauricio Rosencoff en “Memorias en el Calabozo”.

Como desde las épocas de las cacerolas, allá por 1983, el pueblo tiene todo su derecho a manifestarse y salir a las calles, así que la convocatoria es hoy, a la hora 18, para que todos sepan que es un error gravísimo SUBESTIMAR LA INTELIGENCIA COLECTIVA.

Anna Donner Rybak ©2013




14.01.2013 20:26

 

¿Más vale ser rico y sano que pobre y enfermo? ¿Qué se entiende por "rico"? ¿La riqueza material o la riqueza espiritual? ¿Qué se entiende por "sano"? ¿Ser políticamente correcto, ser "pour la galerie" o mantenerse fiel a ciertas elecciones, o tomas de postura que se han adquirido en el camino de "irse-haciendo-a-si"?

Muchos exiguos poseedores de riquezar materiales creen que eso los habilita para situarse en una elevada dimensión "arriba-de" confiriéndoseles un cierto poder para ufanar, despreciar y humillar "perse".

Circunscriptos en el conjunto de la ignorancia, son incapaces de comprender que ciertas cosas el dinero NO PUEDE comprar, como ser la nobleza del espíritu, la autenticidad, la humildad, la lealtad y la felicidad.

Y obedeciendo el camino que les indica su desinteligencia creen que el adular, el mentir, el enaltecer el ego de otro de modo inauténtico pasará despercibido, ignorando que eso SE VE DE ENTRADA.

Sin embargo, tal circunscripción no les quita "luz" a la hora de vender versos.

De este modo, la felicidad se transforma en un "bien" pasible de ser comprado. Tal es el cometido de los "cultos" como DIOS ES AMOR.

Entonces, ¿nos quedamos de brazos cruzados porque "es el camino del mercado" o intentamos hacer lo poco que podemos desde nuestros humildes lugares?

Yo, firmé por el Cine Plaza. Muchos son los caminos del mercado pero una cosa es axioma. EL MERCADO NO COMPRA NI VENDE FELICIDAD.



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Sobre mí
Anna Donner Rybak nace en Montevideo el 21 de setiembre de 1966.Desde 1989 hasta 1996 es docente en UTU de Programación de Sistemas y de Lógica.En 1993 se recibe de Analista de Sistemas.Escribe desde 2000, diversos géneros: Cuentos históricos, cuentos de humor, Columnas de actualidad, Ensayos, Poesía y fantástico.

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