Crónicas de un vejiga
Ejercicios primitivos de sinapsis.
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Sobre mi
Hago mucho menos de lo que quisiera, sueño mucho más de lo que debería. Eterno enamorado de la sábana con elástico, incorfomista, ansioso, me impresiona la sangre y soy de esos que se mira los pies al salir de la casa para comprobar que se puso los zapatos. Esto es a voluntad, sin compromiso.
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Ideas surgidas en la cabezota...

08.03.2010 18:45

Varias preguntas sin respuesta marcan mis días, casi que a un nivel de desesperación por la ausencia de soluciones. Lo peor de todo es que no tengo la más mínima chance de encontrar algunas de ellas, pero quizás valga el intento. Primero, me pongo a pensar en las verdaderas cosas importantes de la vida, por ejemplo de qué color queda un pitufo si muere ahogado o cuándo Jack Bauer hace cacona. También evalúo otras cosas no tan importantes pero más tristemente tangibles, como pensar desde cuando la grasa se volvió moda y cuál fue el momento en el que la terrajada pasó a ser parte del lamentable cotidiano y su aceptación empezó a ser tácita por unos cuantos.

Reconozco que estoy en una cuenta regresiva de tolerancia, pero hay cosas que exceden hasta el más tolerante pero firme en sus convicciones. A pesar de reconocer mi momento intolerante, me encanta sentirme muy poco flexible hacia lo que me da asco. Al mismo tiempo que me vuelvo viejo, me vuelvo firme en mis gustos y por simple contraste, cada día más me asquea lo que repelo.

Aquel "no somos latinos" del Cuarteto parece ser cada día más erróneo. Lamentablemente. El retardo es colectivo y a gran escala. ¿Uds. imaginan a la unidad de publicidad de Coca Cola - Inglaterra haciendo cantar a los ingleses "te amo" de Makano"? ¿Qué necesidad existe de ser tan pero TAN terraja? ¿Alguien se imagina a algún ingles requebrando con I love you de Makaning? La respuesta es NO! Tengo la estúpida sensación que estás terrajadas no eran tan comunes en Uruguay y la imagen que tengo es que no hace mucho, se disfrutaba de un ambiente de mayor salud mental.

Si te gusta el inmundo reggaetón, mandate a mudar a Puellllto Rico, grasún. Anda a requebrar con Don Francisco y hace coritos con el Chacal, porque por lo menos en mi visión de lo agradable, no estás incluido. Obviamente, que no voy a pedir que en un baile o fiesta "normal" (aclaro que es un adjetivo que parece estar cada día más en desuso) no se les ocurra pasar alguna de estas cosas, pero ya la moda se fue al carajo. El terrajamómetro se me fue de escala. Ni voy a hablar de la cumbia villera y esas bostas porque pierde sentido y no vale el más mínimo esfuerzo a pesar de que es parte fundamental del cáncer que nos invade. Intentar explicar el asco sería como convencer a un turco que se coma un lehmeyun, así que por ahora, paso.

Ricardo Arjona merece un párrafo aparte. (Pausa para pulverizar sobre el teclado un poco del CIF Antigrasa de bolsillo que me compré). No tendría lógica alguna criticar al guatemalteco más recubierto de grasa del mundo, porque el tipo hace su negocio recalentando menopáusicas, peeeero, un alto porcentaje de las/os que lo van a ver, merecen un all inclusive en Guantánamo. Dejando de lado la catarata de lugares comunes de las letras, eso de andar tirando tangas y gritando como enfermas está un poco lejos de lo que me gustaría para "la Suiza del sur". A controlar la fiebre uterina de otra forma, gracias.

Entonces, después de pensar todo esto me doy cuenta que estoy en el horno. Vivo y enfrento sin paciencia y tolerancia cosas que seguirán avanzando cada día más. Los puristas de las buenas costumbres y de la "clase" seguirán escuchando reggaetón en el celular a escondidas, cantaran canciones de tipos con colgantes con símbolos de dólares en el cogote y mientras voy por la calle voy a seguir escuchando el "a tu cola le falta crema" de algún ringtone.

Me quedo con los brasucas y su samba, a pesar de que algún grasún camuflado dirá que son muuuucho más terrajas que nosotros, los cultos uruguayos.

 




02.02.2010 20:03

 

Se me dio por escuchar a Marley, como buscando una especie de oasis mental, lo que hizo que casi automáticamente y “sin pasaporte” se me fuera la cabeza para Punta del Diablo. Por lo menos para el Punta del Diablo que me gusta a mí, ese, el que no estaba de moda, ese al que la gente no le decía “PdD”…

Me abruma darme cuenta como la gente tiene la capacidad de cagar todo, que lo tiró. Todo se transforma siguiendo un estúpido olor a “moda” que me crespa un poco más los nervios.

Lejos estoy de considerarme un pionero rochense, pero en mi realidad sí lo son mis viejos, que hace ya muchos años veían como el nirvana a un pequeño pueblito de pescadores con la mejor playa del Uruguay, clasificación que puedo discutir con quien quiera discutir. Sin dudas que lograron pasarme esa herencia mental de forma potenciada y aún sigo pensando que, a pesar de los retardados, aquella playa sigue siendo mi nirvana…

Sin embargo, en poco tiempo varias cosas han cambiado y la gran mayoría, para peor.  Hace no mucho tiempo, 5 o 6 años, aún veía a Punta del Diablo y me acordaba de aquella despreocupada y disfrutable infancia. Todo a un “tiempo Rocha”, con poco ruido, casi sin transito que jodiera, bolichitos que pasaban reggae y si llegabas con una cerveza o una caipirinha te daban un vasito con hielo en la puerta para que no se te calentara lo que estabas tomando.

Hoy todo cambió, porque la moda hippie-cheto rinde. Al que seguro no le rinde demasiado es al folclore del balneario, que en unos años pasó a tener TRÁNSITO, cuadriciclos con salames de todas las edades que revolotean como moscas en la mierda y se generalizó una visión del “negocio” un poco lejana a que se estaba felizmente acostumbrado.

Aparecieron los boliches que se creen estar en la barra, con DJ Poronga y DJ Hemorroides como sus principales atracciones, con cerveza que cotiza como una córnea y demás bostas. No faltan los que le dan de punta a la caña con botella de plástico, pero que para meterle “onda” lo cortan con algún energizante, de esos que promocionan a DJ Poronga y demás asesinos de la calma musical que me gustaba disfrutar.

También se podía alquilar como estando en Rocha y no en la parada 5 de la mansa o cosa por el estilo. Lo bohemio tenía su atractivo hasta que se convirtió en moda. Ahí, en ese preciso momento, alquilar un rancho en Punta del Diablo sale más caro que un bidón de Salus en el desierto y se difundió como una peste esa cultura de “garcar al prójimo” siempre que se pueda.

Pero en fin, espero de corazón que los retardados sigan su curso, que así como vinieron se vayan, que la moda siga su camino pudriendo mucho de lo que va tocando y que algunas cosas vuelvan un poquito a lo que eran.

Lo escribo y me doy cuenta que no va a pasar, pero la intolerancia en franco aumento me va llevando a canalizar del alguna forma. Capaz que organizando una fiesta en Punta Yeguas (PYs, para darle onda), con canilla libre de energizantes, mucho DJ “cool” y cuadriciclos a voluntad se disminuye un poquito el impacto de los retardados.

Capaz que se confunden de “punta”…

 




22.01.2010 23:21

Yupiiii, año nuevo, vida nueva. O no.

El año casi que arrancó de la misma forma que terminó, deseando vacaciones como loco y entendiendo que cada día que pasa me convierto en un ser más primitivo. De forma similar a las plantas, o incluso a los pollos, mi organisssmo responde al fotoperíodo, es decir, a las horas de luz. Cuando anochece a las 21 hs, hace calor y la mente busca como lugar feliz la playa, mi cabeza se endurece, se enrosca en sí misma y suertempila si intento tener algo positivo de ella.

Igualmente he logrado sobrellevar bastante bien las ganas de cortarme las pelotas en juliana, quizás con una madurez impropia de mi alterado y baqueteado estado mental. El entorno realmente ayuda, porque poca importancia le dan los brasucas al mes de enero. Toda la estructura “normal” del año se mantiene e incluso llegan momentos claves del año como las pruebas para entrar en las distintas facultades. Mal de muchos…

Igualmente, he decidido tomar una actitud proactiva y no hipotecar la más mínima chance de tener vacaciones cuando me lo pide el cuerpo y la capocha. Ya que el mundo se rige por tres premisas de aceptaciones tácitas, me voy a proponer usar una de ellas. La estupidez humana, la impunidad de las publicidades del “tránsito lento” y el respeto laboral a las creencias religiosas son esas cosas que todo el mundo parece aceptar de una forma hasta macanuda.

Ya que no me considero estúpido ni tengo problemas para ir hasta donde el rey va sólo, y mi “tránsito” es normal voy a dedicarme al culto religioso. Culto que quizás no sirva para un corno, pero que tendrá como mandato principal el estar prohibido trabajar o estudiar o realizar tarea demandante de esfuerzo en la primera quincena de enero. También lo podemos internacionalizar al servicio y modificar para los primeros quince días de julio si Ud., estimado fiel,  está en el hemisferio norte.

Hace unos días le mandé un mail a Edir Macedo (sumoladri@paredesufrir.com) y le pedí permiso para usarle un poco de su tan “exitoso” emprendimiento comercial, digooo, religioso.El tipo no me contestó porque debe estar ocupado nadando en su arca de plata al mejor estilo Rico Mc. Pato, así que libremente le pondré a mi culto “Pare de Sufrir en la primera quincena, después reviente”.

Creo que el nombre tiene “gancho” y va a caminar. Haremos talleres para diseñar estrategias a lo largo del año para que el jefe se coma el chuco. Por ejemplo, todos los viernes hay que ir de patas de rana y rezarle al este. Venderemos el “bronceador de la descarga” y el sagrado manto de la esterilla. Hay que pulir la idea, pero con la buena voluntad de todos los desesperados fieles, lo lograremos.

En el nombre de la playa, la birra y el bronceador de coco, caplosh! (ruido de zambullida, tengo que mejorar los efectos…)




20.12.2009 14:58

 El diagnostico es claro, es una cuestión de honra contra mí mismo que vengo perdiendo año tras año. Es el estado de desidia mental propia de una aguaviva con gripe suína, es la bajada, ahhh, la bajada. Dudo que exista algún individuo que no sienta este sentimiento de dejadez alguna vez en su vida. Mi hipótesis más refinada dice que el que aun no lo tuvo es porque simplemente no se detuvo a pensar en eso o porque ya alcanzó una bajada crónica que no permite oxigenar el cerebro en todo el año, ni siquiera para pensar que no puede pensar.

La cuestión es simple, la acumulación de cansancio y las señales de que el mundo (por lo menos en el hemisferio sur) entra en un entramado de turrón, espumante, arena, bronceador con olor a coco y cantidades industriales de cerveza hacen que algún complejo psico-hormonal diga “bastó”. Y ahí, se acabó lo que se daba y lo mejor que uno puede hacer es reconocer esa limitación de no poder (y mucho menos querer) hacer algo más.

Este año la bajada me llegó mucho antes que lo que el calendario académico demandaba, como siguiendo una inevitable tendencia de adelantarse cada año. La estructura perversa de concentración de trabajos hacia fin de año juega en contra a una necesidad básica de casi todo ser vivo ,de soltar el taquito de madera que aguanta la rueda y dejarse dejar. Cada año me siento más ansioso por soltar ese freno y los compromisos y responsabilidades van (obviamente dirían algunos) en franco aumento. El resultado de esto…la demencia.

El estar viviendo en un Brasil distinto al sambódromo de los viajes del 12 conspiró también al agotamiento, porque parte del sistema “bajadistico” pensaba…”macho, tas en Brasil, a la mierda”. Pero no fue así, ni cerca. Sin embargo y para mi grata sorpresa tuve que amoldarme a una realidad que, si bien no era tan grave, paspaba.

 Igualmente, como a todo cristiano le llega este momento, hace unos días en una publicidad política salió hablando un candidato a diputado en Brasil por la televisión con el mágico nombre  “Anthony Garotinho”. Esa fue como la dosis de pasta base que me estaba faltando y sentí el “crick” de los dos engranajes  que hacen rodar mi cerebro. Era una necesidad de bajada que ya no se sostenía más…

Fisiológicamente la bajada  la reconozco por una creciente irresponsabilidad que suelo no tener, por pensar en la playa casi más seguido a lo que Cotugno piensa en condones y por empezar a buscar desesperadamente ataduras con alambre a cosas que precisan una soldadura casi que definitiva. Y ahí, agazapado, casi que cómplice conmigo mismo, llega el momento en el que me convenzo que lo mejor es la “ley del mínimo esfuerzo” (ley que las maestras de escuela deberían patentar) y me escurro suave pero firmemente, no teniendo el más mínimo remordimiento por lo que no logro hacer y lo que queda atrás.

Este año la bajada vendrá como esos yogurts para el “tránsito lento” (palabra muy nariz para decir que no se puede pasar por el trono con la frecuencia deseada), concentradito y medio entreverado, pero servirá para recargar la pila AA que mueve los dos engranajes. Serán dos intensas semanas de rascada escrotal y de función “mantenimiento” para las neuronas. Estaba pensando colgarme un cartelito de “cerrado por obras” en la capocha, pero va a quedar feo y va a haber mucha vieja que va a preguntar lo que significa y mi cabecita en bajada  no va a encontrar la más mínima voluntad de responder.

Es por eso, que a vos querida bajada, te dedico las pocas líneas que vos misma me permitis escribir.  Pasa por casa que tomaremos unas y comeremos alguna cosa que no tenga fruta abrillantada ni pasas de uva…

Salú querida, salú!

 




23.09.2009 17:50

Catarsis, meu irmão, de eso viene esto. "Mal de muchos, consuelo de tontos", cosa que no permite gran avance en mi complejo sistema bi-neuronal, pero que de cierto modo tranquiliza, hasta calma un poco ese instinto casi que semanal de preguntarse algunas cosas básicas, del estilo ¿por qué carajo todo esto?

Como dicen los brasucas, cada día me siento más "fora da casinha", algo así como con los patitos cada día más desalineados. Algún estudiante de sicología que quiera materia para su pesquisa de tesis no tiene más que llamarme. Igual, para adelantarle camino, yo ya me auto-diagnostiqué como pragmático-inconforme-cobarde.

¿Será común de casi todos replantearse cada tanto casi todo?, ¿será lógico rumbear la vida con una decisión a los 17 o 18 años?, ¿qué hacer para cambiar sin perder el tren?, la mierda.

Sin caer en el idealismo egoísta (pero justamente haciéndolo) me replanteo mi propia vida diaria. Miro al espejo y no siempre encuentro lo que quiero para mí. Peeeero, ¿cuál es la solución?, ¿comer el garrón por lo que puede venir?, o simplemente decidir lo que parece satisfactorio a pesar de no parecer lo ideal. ACEPTO SUGESTIONES.

Imagino recurrente entre varios ese deseo de llenar la mochila de nada y salir a buscar la "vida".sin embargo, me preocupa que eso me pase ahora y que más aún, me lleve casi a la frustración del "sin rumbo".

El timón tambalea y a pesar de saber que en algún momento se va a "fijar", la turbulencia ta salada. Me surge también la pregunta de si será una cuestión de coraje o será una carencia del sentido holístico de mi complejo cabeza-corazón. Anda a saber.Comprender el "todo" o mirar el "hoy" muchas veces van en sentido opuesto de una calle, que lamentablemente para mí en este momento no está flechada.

Si bien es una imagen común del imaginario popular el bolichito en la playa como sinónimo del vivir bien, a mi me preocupa otra cosa. Muchas veces ese exceso de autocritica me hace pensar que no siempre voy a poder seguir sin falta de motivación, sin pasión por lo que se hace. Admiro a aquel obsesionado con su destino o aquel (aún más valiente) que tiene el espíritu (por no decir los huevos) de respetar al anormal que todo llevamos dentro y no medir tanto las consecuencias de seguir sus locuras.

En fin.catarsis es lo que estaba buscando y en parte creo que la encontré. Eso sí, soluciones creo que nunca voy a encontrar, o por lo menos no por ahora. Seguiré firme en el sendero del "menos malo", cumpliendo exigencias idiotas y mirando con la ñata contra el vidrio a aquellos que cumplen sus locuras.

A esos, salú!




30.07.2009 20:43

Hace ya un tiempo que tengo una especie de idea metida en la cabeza, que seguro es producto de una extraña mezcla de sensaciones. El peso de los errores, los intentos siempre perdidos de controlar la ansiedad, la preocupación y lo que por momentos siento como una ruptura del timón, son sin dudas los orígenes que creo me "inspiran".

El peso de la adultez sobre mis hombros me demuestra que ese concepto está sobrevalorado, o por lo menos me gusta creerme esto. Mi cabecita "peterpanesca" sigue cada día más instalada y hay cosas que siempre serán imposibles de entender a PTN. Ese camino marcado casi que a fuego del sueño americano, con el labrador jugando en el jardín, la imagen del profesional modelo con su gordinflón curriculum es un tanto más inestable y trucho de lo que a priori unos cuantos de nosotros nos imaginaríamos, o por lo menos yo, me imaginaba.

Seguramente la locura en la que me muevo actualmente es la que me lleva a pensar que muchas veces las cosas no son tan importantes como parecen y al mismo tiempo hay otras que parecen banales y superfluas que son justamente lo opuesto. El ambiente académico es lo más parecido a un remate de dos litros de agua Salus en el Atacama. Una demente demencia, mezcla de egoísmo, individualismo y una extraña carrera por alcanzar "objetivos políticamente correctos".

Igualmente, vale la pena aclarar que por fuera de todo esto parece estar la gente que me rodea, la cual es casi que inmune a tanta bosta. A pesar de esto, imagino que tristemente es probable que el entorno "salvaje" lleve a que alguno o alguna termine cayendo en ese deplorable ambiente de forma casi que "natural", arrastrando como un paparulo mejillón en la corriente de la paspadura mental.

No es siempre fácil reconocer como esa mochila de la adultez pesa sobre mi espalda, colaborando a diario con otro de los flagelos de este mundo, las generalidades. Ambas laburan juntitas de una forma casi que perfecta, se amalgaman para erosionar mi cabeza, para pudrir lo que viene quedando. El razonamiento es el siguiente: las generalidades te hacen entrar en ese camino "correcto" alentado por la adultez que viene tocando bocina como loca. Después que se instalaron, una alimenta a la otra casi que de forma eterna. El círculo vicioso está más que cerrado y no hay demasiado para hacer. Quizás no demasiado para mi ultrajado espíritu.

Por ahora vengo pensando en reconocer esto quizás como mecanismo de defensa. Reconozco que no es muy buena, pero es lo que hay. Estaba pensando en fundar el MEG, Movimiento de Erradicación de las Generalidades, pero me da mucho trabajo y hay que ser un adulto consumado para hacer esas cosas.



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