Eliza y Miguel
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Con la firma de Ubaldo

02.07.2008 17:25

Campeonato de los Barrios - Año 63 - Box Amateur

En el vestuario mi segundo me moja las vendas de las manos (prohibido) buscando una ventaja más sicológica que real.

Me alcanza el genital y es enorme; el pantalón corto, lo mismo; las botas de pelea, como patas de rana.

Ahora bien, veinteañero como era yo, tenía dos vanidades: Una era la lógica, las fotos, la gente del barrio, las minas de la platea (tenían acceso gratis). Y la otra, que nunca me tocaban la cara.

Suena la campana, el rival me cambia la guardia y me infla un ojo. Con mis dos vanidades por el piso: vestido de payaso y con un ojo negro, ¡exploté!

Me salí de mi estilo de pelea que era de contragolpe y me llevé por delante al rival. Toda la pelea, el público de pie.

Le gané bien, pero en los jurados influyen muchas cosas: la cara lastimada o no, el cuerpo cansado o no, la pinta, etc. ... y dieron empate.

Bueno, con la plata que la Federación daba para el taxi, me comí una pizza, me tomé una Coca y me fui en ómnibus. ¡Un debut glorioso!

Ubaldo Rodríguez - LaQuincena@montevideo.com.uy



02.07.2008 17:22

Una noche por los años 70 salimos de un Comité de Base de Sayago Norte. Éramos dos o tres trabajadores y una docena de estudiantes de ambos sexos, portando botellas con nafta.

Cerca del Comunitario de La Teja entramos en un templo católico o evangelista o algo así. Adentro había mucha gente, más de cien.

Me llamó la atención varias mujeres que se movían con soltura como organizando la cosa  -Tupas, pensé-  con las caras muy arrugadas.

Quemamos cinco o seis ómnibus de CUTCSA (los de AMDET, no) desalojando previamente el pasaje; me acuerdo que venía un policía que se sacó la gorra y bajó como uno más.

Todo sincronizado, en esos momentos en el Cerro ocurría lo mismo con la diferencia que cuando los patrulleros cruzaron el Pantanoso fueron emboscados por francotiradores (Tupas).

Acá frente al cementerio de La Teja (cóctel molotov mediante), la quema era impresionante.

Entré en un café cerrado a medias y los comentarios de la gente eran francamente adversos. Me quedó la impresión de que tácticamente era una acción equivocada y me borré.

Al otro día voy al Comité de Base a plantear esto y un compañero me contesta poniendo la radio al mango, informando que del penal de Punta Carretas se habían fugado los Tupamaros. O sea que la asonada... era parte del plan de fuga.

Ubaldo Rodríguez - LaQuincena@montevideo.com.uy



02.07.2008 17:19

Por el año 68, el Che Guevara visitó nuestro país. Esa noche que hablaba en el Paraninfo de la Universidad, la Embajada norteamericana mandó dos camiones para Sayago.

El Pitín Farías pagaba $10 por ir a armar relajo, tirar bombas de olor, etc.; y $20 por el que se quedara a la manifestación posterior al discurso.

En el Cerrito de la Victoria subió más gente. Gente... es un decir: mersas, patoteros, mercenarios, lumpen... en fin, infelices que agrandaban si podían y achicaban si los apuraban.

Con vino y cerveza combinados, gritaron guarangadas todo el trayecto. Llegados a la Universidad, fueron tan vivos que entraron en fila india, tocándose el hombro. Los estudiantes los cazaban de a uno y los tiraban por las escaleras de granito de la entrada.

Me senté a aplaudir al Che hasta el final, y de ahí a mi barrio, a cobrar $10.

-Pitín, casi me matan  -le dije-.

Oigo la radio al otro día: "Matan a profesor (Arbelio Ramírez) en manifestación estudiantil". La Embajada digitando todo, y el gatillo ejecutor; no sé, pero armados había varios: el Negro Charo, el Chino Santana, el Polo Bayardes, el Quemado Hernández...

Cabe agregar que el apoyo de la Embajada no era sólo económico: Una noche fueron a "El Gato Negro" (whiskería de Las Piedras). No pegaron, tiraron unos tiros al techo y fugaron. Los alcanzaron unos patrulleros en Camino Garzón. Al otro día, el abogado de la Embajada los sacó.

Más adelante en el tiempo, no se entendieron con los yankees (problema de $$$), les dieron una paliza y por Sayago nunca más se oyó de la Embajada.

Tanto a unos como a otros... ¡cambiarlos por un tacho de mierda era perder el envase!

Ubaldo Rodríguez - LaQuincena@montevideo.com.uy



02.07.2008 17:16

San José de Carrasco, año 92, Sáenz Peña y Venecia.

Vengo en chiva repartiendo El Diario de la Noche. Un tipo paseando dos perros Policía. Uno de ellos se me prende de atrás del champión, tan fuerte que lo destalona.

Caliente, los corro... "spoch, spoch", hace el calzado desprendido. Les meto piedra y entran en una casa... que alguna piedra se lleva también.

Consciente de que el agresor era el perro, cuando me voy, al hombre ni lo miro, callado. Pero éste, me increpa de mala forma. Me paré, como diciendo "¡venite!"...

Y se vino, nomás. Peleador callejero, me llevó 50 metros. Paso atrás, sacando la cara. Me erraba y me rozaba pero no me embocaba.

Lo senté de una piña y callado, pretendo irme cuando aparece otro hombre, tres mujeres y los dos perros... Los esquivé como pude y toqué retirada.

Perdidos: los championes y cinco ó seis diarios que quedaron en la disparada.

¡Me hubiera quedado en casa!

Ubaldo Rodríguez - LaQuincena@montevideo.com.uy



02.07.2008 17:13

Sería por el año 95. El clásico picadito de fútbol de playa (todos descalzos y divirtiéndose), se estaba picando y por varias causas:

1) algún litro de vino en la vuelta;

2) la arena estaba muy suelta y prevalecía el juego fuerte;

3) era domingo y casi todos laburantes: tenían hambre de fútbol y mucha energía por gastar.

Lo cierto es que la vi venir y me metí al agua a nadar un rato. En eso estaba cuando veo pasar al "Rubio Loco" con una botella de vidrio (rota), persiguiendo al flaco Correa, que iba desarmado y solo con su miedo.

Salí del agua y como un Half de ala, enganché al rubio de atrás e inmediatamente reculé hacia el agua (loco pero no bobo), con dos escapes posibles: nadar a lo hondo, o a la chalana del "Negro Tiza" (pescador).

Pero nada de eso pasó. El hombre es como la oveja: donde va el primero... Ahora se metió toda la barra al medio, se terminó el lío y el partido también.

El perseguido se acercó a agradecerme y me pidió que lo llevara a su casa (Barrio Monterrey) en mi camioneta.

Llegamos, y allá estaba el Rubio Loco esperando, ahora armado con un sable o machete, no sé...

Bueno, dejé al flaco en el almacén de la esquina y me fui mirando para atrás.

¡Hay cada indio en la Pampa!

Ubaldo Rodríguez - LaQuincena@montevideo.com.uy



02.07.2008 17:10

Este diálogo se dio con un vecino, Ariel Pereira, por los años 80, en mi barrio, la Barra de Carrasco.

-Ubaldo, mi casa está sola, y creo que se metieron chorros... dos ó tres, no sé...

-¿Y...?

-Dame una mano...

-¿Y quién soy yo... el Llanero Solitario?, ¡llamá a la 18ª. ...!

-Por eso, quedate en la puerta que yo llamo del teléfono de la gallega.

-¿Y si quieren salir con qué los paro?, ¿con el carnet de boxeador...?

-Te dejo un "22 corto" con seis balas...

-Bueno... dale.

Pereira se fue y al poco rato, se oía la sirena policial. En vez de venir callados, la prendieron seis cuadras antes como diciendo: "¡¡¡Rajen, rajen, y rajen...!!!"

Y se rajaron nomás, por el techo.

Ubaldo Rodríguez - LaQuincena@montevideo.com.uy


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