Frontera Norte (Ruben Abrines)
notas y propuestas políticas de actualidad, relatos

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Mis artículos

27.07.2016 14:06

 

Ayer fui a votar en las elecciones internas del FA porque no tengo dudas del sentido de pertenencia, porque sin movilización la izquierda es la lectura de un buen libro o una linda charla de boliche en invierno.

 

La izquierda quieta, escondida, sin moverse por las calles, plazas, de arriba -abajo no hará hacer temblar “la raíces de los árboles” como se dijo algún día.

No hay presidenta o presidente y mucho menos gobierno progresista peludeando, en un país débil por donde se lo busque, dependiente y acechado por la reacción y el imperialismo, que lo logre.

 

Es casi una osadía hacer elecciones internas en pleno ejercicio de discusión económica, financiera y rumbos a seguir con los socios de otros países.

 

Pues bien, igual se hizo y estuvo muy bien, habrá que no olvidar para lo que vendrá.

 

Porque hay libertad, en menos que canta un gallo hubo dos jornadas que serán memorables, el paro general convocado por los trabajadores y esta elección interna del FA con unas cien mil personas movilizadas en todo el país y fuera del mismo.

 

Fueron los únicos dos hechos pensados, programados, realizados, de origen y cuño indeleble de izquierda en lo que va de este año, y fueron promisorios.

 

Podría agregar imprescindibles y necesarios, para saber si se puede seguir poniendo este amor en tierra, para desechar o para afirmar, parar, auscultar en que momento nos encontramos en el Uruguay con más de diez años de gobierno progresista.

 

Con la mayor consideración y delicadeza digo, creo que poco importa en este caso quien fue electo presidente de todo el FA, como le gusta a los medios y dicen que también ocurre con algunos compañeros que están en el gobierno.

 

No hay presidente del FA ni de la República, ni tozudos gobiernos progresistas que te salven de la pálidas del sistema y sus rémoras dentro y fuera del país, sin movilización organizada de la población y en particular de los sectores populares más conscientes, cultos y más comprometidos con los cambios culturales y políticos a abordar con más urgencia.

 

Fui a votar porque creo que la Coalición y Movimiento corre riesgos serios. Desde adentro del FA se pone en duda esta única y mejor herramienta política construida por uruguayos de todos los pelos.

 

Porque no estoy de acuerdo con los dirigentes y grupos que falsean, mienten, engañan a sabiendas cuando hablan del “partido” y deberían hacer docencia y hablar, explicar, cuales son las diferencias y las virtudes de ser parte de una Coalición y Movimiento y de cómo son los ritmos de esta construcción, única en el mundo, exitosa para la mayoría de los uruguayos.

 

Sin dudas que no fui el único en estar convencido de la necesidad de salir de la modorra adormecedora impuesta por las peripecias de gobernar una fuerza de izquierda, peleando en todo momento, siempre, contra una estructura echa para otro momento y otras necesidades de la sociedad en un país que ya no existe, porque aquel mundo tampoco existe.

 

Estas dos jornadas fueron un aviso más, a los que gustan un día sí y otro también, desde el gobierno o de la fuerza política decir “el mundo cambio” para explicar hasta el absurdo lo que se le salió del manual de buen burócrata creyendo que todos los demás vivimos en otro planeta.

 

La pedrada está de acuerdo con la boca del sapo.

 

Los que contabilizan los votos de ayer, con los antes de ayer, y con los de la era cuaternaria, hay que dejarlos, que sigan hablando, no interrumpirlos, como recomendaba un personaje que sabía mucho de estas cosas.

 

Los que hicieron pública su voluntad de no ir a votar, los que llamaron a no ir a votar, los que no dijeron nada y no fueron a votar, no ejercieron todos sus derechos y obligaciones.

 

Nada más y nada menos

 

No es nuevo ni novedoso, habrá que tenerlo en cuenta y sigamos, el tiempo no se detiene, los desafíos son largos y nos siguen como sombras cuando se camina de cara al sol.

 

No fue menor la faena de ayer, miles de compañeros de todo el país y los que están viviendo desparramados por el mundo, se juntan igual que nosotros acá y van a votar igual que acá ,con la mismas preocupaciones y las mismas sonrisas y alegría de saber que no están solos ni tan lejos de todos.

 

Todos hicieron posible la jornada de ayer. Seria mezquino decir que sólo fueron los que fueron a votar y los miles que ocuparon los lugares de toda la estructura en todo el país y en el extranjero.

 

La jornada de ayer se inscribe dentro de las muchas en la larga vida del Frente Amplio y de la experiencia de generaciones de frenteamplistas que dejaron sus huellas de cuál es el camino de la unidad sin exclusiones.




12.07.2013 20:22

La huelga general de los trabajadores del Uruguay del año 1973 fue la estocada mortal contra el golpe de estado.

Hablar de esto hoy es hablar del presente y el por qué estamos acá.

Es hablar de que sin la Huelga General no hubiera sido posible la resistencia de los años que siguieron al golpe de estado, hasta recuperar la democracia.

La Huelga General, de quince días, no fue casualidad ni improvisación de las masas de trabajadores.

Es imprescindible asumirlo como un hecho histórico e inédito en el mundo, salido de las entrañas de la clase obrera y los trabajadores.

Y debe asumirse, y ser estudiado, como un capítulo de la mejor historia moderna de la lucha por la libertad y la democracia, en y para toda América Latina.

Solamente parangonable en el Uruguay con la epopeya Artiguista. 

Fue el fruto maduro de los trabajadores organizados, por haber sabido cernir todas  las experiencias de las luchas dadas hasta ese momento en el continente.

Fue la batalla épica de la madurez para saber plasmar, con paciencia y organización proletarias, una estrategia para el caso de un golpe de estado en el país.

Apretados y encerrados por las dictaduras militares de Brasil, Argentina, Paraguay, y Chile después, de trágicas consecuencias para sus débiles democracias representativas, sin siquiera haber separado aún al Estado de la Iglesia.

Uruguay era un país casi desconocido en el mundo, de raro nombre, y muy lejos estaba la izquierda de ser comprendida, entendida por la mayoría de los movimientos populares y revolucionarios del continente.

Cuando el golpe de estado asistíamos al fracaso, y las tragedias posteriores, de las intentonas de los grupos rebeldes, con urgencias de cambios, en este país y en gran parte del continente.

No se trataba de que el pueblo enfrentara el golpe de estado con una pistola en la cintura.

Era imprescindible y necesario dotar de una estrategia a las grandes masas de obreros y de sus aliados naturales de las ciudades y del campo, en la fragua de la lucha, donde cada uno supiera su papel, y por qué estaba en el centro de una batalla del más alto nivel político, de dimensiones desconocidas, con esa huelga.

No fue el economicismo clásico, todo lo contrario. Los trabajadores y sus aliados naturales asumieron el rol de toda la sociedad.

Invirtiendo con justeza y responsabilidad de clase, histórica, la antigua consigna “el que no lucha por el pan no lucha por la revolución”.

Huelga General contra el Golpe de Estado. Lucha por la Democracia, a secas.

Había que luchar por la libertad y todas las instituciones que habían creado todos los uruguayos.

Así lo tenían planificado, y así lo hicieron, cuando desataron la Huelga General, que a  nadie tomó de sorpresa. Eran públicas las resoluciones de la CNT, tomadas en cientos de asambleas de fábricas y lugares de trabajo, de públicos y privados.

No se transformó en Huelga General Insurreccional, porque primó el sentido común de los dirigentes y los obreros, en cientos de asambleas que se realizaron en los lugares ocupados para levantar la Huelga, de forma ordenada, para pasar a una larga resistencia.

La perra estaba en celo, y el golpista y los fascistas que más hubieran querido que llevarnos a un baño de sangre entre uruguayos.

También los hicimos fracasar.

Y no fue producto de la casualidad, mucho menos de la improvisación o el voluntarismo desesperado de las salidas individuales de iracundos militantes, imbuidos de fiebre obrerista.

Fue muy doloroso y largo el camino, y la instrumentación, de la resistencia popular desde la más absoluta compartimentación de la clandestinidad.

Pero eso será otro escrito.

El arte fue llevar a la práctica la teoría de la resistencia de buena parte del pueblo, en  contra del fascismo que se ocultaba detrás del Presidente de la República, el despreciable golpista, anticomunista, Bordaberry.

La Huelga plantó, para mucho tiempo, la estrategia de la resistencia de todo el pueblo.

Única herramienta para recuperar, y válida para afirmar, consolidar y avanzar hacia una Democracia de nuevo tipo, en toda América del Sur.

Con mi amigo el Pancho Montiel y otros compañeros, en muchas ocasiones en la calle Rivadavia y otras en Cufré, nos preguntábamos donde estábamos parados después de la dictadura y los empujes del neoliberalismo, con los gobiernos de colorados y blancos.

Estamos parados en el futuro.

“Estamos parados en el futuro de aquel acontecimiento inédito de la Huelga General de quince días. Ni la revolución Francesa fue capaz de haber parido semejante hazaña”

No. Tampoco la ensangrentada República Española.

Quienes crean que la resistencia se acabó con la derrota de los golpistas cívico- militares, se equivocó y seguirá equivocándose si aún lo piensa.

La experiencia que nos trajo la Huelga General y los caminos de la resistencia están en cada reclamo, en todas las luchas por mejores salarios, mejores condiciones de estudio, respeto por lo diferente y asumir las lacras dejadas por la dependencia de la sociedad capitalista, enferma por la drogas y el consumismo.

 

Seguimos andando, en ese camino, hacia el futuro.




12.07.2012 19:36

 

“No soy perfecto”.

Así me lo dijo muchas veces mi padre.

No soy el mejor.

Soy el mayor.

Soy quien mejor puede hablar de la vida de mis padres.

Los recuerdos y las fantasías de un niño de familia proletaria son esquivos si se trata de tiempos mejores.

Un día de otoño llegamos todos a Los Boulevares.

Se podía llegar en un viejo tranvía que había sido un vagón de ferrocarril, o en el mítico 127, un ómnibus que seguía por la Ruta 1 hasta el puente de la Barra Santa Lucía.

Cansados y aburridos de disfrutar aquella travesía desde el Cerrito de la Victoria.

Era nada. Campo y flechillas muy doradas, y calles trazadas con piedra de canto rodado.

Mi hermana de pocos meses, por suerte, dormía con mi nuevo hermanito, en la falda de quien a partir de ahí sería su madre, y de todos nosotros. Mi  madre.

Algunos de mis hermanos están muertos.

Otros se perdieron en esa carrera de posta y laberintos de la vida, hasta no saber a ciencia cierta si aun alguno sigue viviendo.

No evoco. Simplemente  repaso lo ínfimo de muchos recuerdos y fantasías, de mis padres y mis hermanos, y ese lugar donde aprendimos las primeras peripecias de ser felices, sin casi nada. Nada más que lo que nos trajo al mundo.

Y nos hicimos, en prole, hijos de trabajadores, solidarios, crédulos y tenaces ante la adversidad. A la escases le conocimos el rostro agrio desde muy chicos.

No fuimos los únicos ni los primeros, después conocimos las cosas peores  de los hombres, la mezquindad  y también sus ratos de grandeza.

Crecimos correteando detrás de los perros, jugando a cuidar gallinas con pollitos, molestando chanchos, jugando al borde del pozo de agua, a escondernos  entre los pastizales, a jugar con juguetes caseros ,hechos por mis padres, de fácil delación que no eran de los reyes magos.

Entre aromas de árboles, con el sol de frente y los olores: olor a aserrín y desechos de aserraderos, quemadas en braseros y horno de barro; nos fuimos criando entre hermanos y hermanastros. Crecimos con luz de farol y candil, sin luz eléctrica, con agua de pozo, sin vecinos cercanos  y con un monte de eucaliptus como horizonte, que escondía una gran quinta de verduras y frutales, lo más parecido a la magia de un vergel.

Hoy mi padre y mi madre alcanzaron los 90 años.

Hablar y escribir de gente sencilla, de trabajo, de gente simple, no es cuestión de escritores ni de esta época tonta e insulsa, profundamente individualista, egoísta y zonza.

No pretendo hacer biografías de mi familia y menos de mis padres,  personas comunes, aunque hayan protagonizados hechos y cosas fuera de lo común.

Juntaron sus vidas de matrimonios separados y llegaron, con apenas veinte años, a poblar junto a cuatro o cinco primeros vecinos, ese lugar lejano casi inhóspito, aun hoy  lejos de todo.

Mi padre y su compañera con sus hijos, una de mis hermanas de pocos meses.

 Nada seria igual para ellos, tampoco para nosotros.

 Con 90 años y  70 de compartir las  acechanzas de la vida en común, continúan juntos.  Sin una queja, sin reclamos, pendientes el uno del otro, ofreciéndonos  el penúltimo legado, ”de que se trata la vida”: compañerismo y solidaridad hasta el ultimo aliento, sin atajos, sin dar ni pedir tregua a las adversidades.

Ayer,  decía mi padre, dentro de sus olvidos por ese terco accidente vascular que lo mantiene a raya: “yo viví la vida”. Y cuando lo hace no se refiere a sus  90 años, habla de lo que fue partícipe.  Creador de una familia, fundador y creador de innumerables amistades en sus trabajos por los aserraderos y carpinterías, constructor de ranchos de terrón y de casillas como las de Jacinto Vera, lugar en el que nació, de madera y lata por fuera,  en su nueva  comunidad.

 “Yo viví la vida”

 Jugué al futbol.

Y no jugué más porque no me dieron el pase para Peñarol.

Fundó, con otros pocos vecinos, todas las organizaciones deportivas, sociales y políticas en su barrio.

La Comisión Vecinal, varios clubes de fútbol, organizó con sus vecinos la lucha contra la invasión de la langosta, restaurador de barriles y pipas de vino para los bodegueros gringos de Camino El Jefe, reparó cajones de frutas y verduras para los quinteros del Camino La Redención, ayudó a quinchar con el viejo Izquierdo, y siguió al pie de la letra las indicaciones de Don Gamboa de como tratar la tierra de su terreno, recién arada. Con el italiano aprendió a buscar agua con una vara de mimbre e hizo su pozo de agua, de once metros, solo con su mujer.

Y cuando todo estaba encaminado  alguien le dijo que había construido su casilla dos terrenos más arriba.

Tampoco se desanimó.

Esa es otra historia que vale la pena contar aparte.

Hicieron las columnas y los pozos para el tendido de la luz eléctrica, porque UTE  en esa época, no lo hacia para unos pocos vecinos en ese lugar perdido del oeste de Montevideo.

La paciencia y la tenacidad de esperar  mas de cincuenta años para ver cumplida la promesa de muchos intendentes,  para que las calles tuvieran los nombre que ellos habían elegido en asamblea de vecinos, entre otros nombres que recuerdo: Zanja Reyuna, Reglamento de tierras y todo el ideario Artiguista.

Antes debieron pasar por la indiferencia y la dictadura cívico militar.

Después, con el tiempo y el gobierno del Frente Amplio  vino el asfaltado de las calles, línea de ómnibus, agua de OSE, Policlínica de Salud Publica, Feria vecinal, como antes, en  pelea a brazo partido por Expendio de leche y carne con las tarjetas de pobre de tres categorías y mas adelante el puesto de Subsistencia .

 “Yo viví la vida”. Recuerda, y sonríe buscando mi complicidad, su participación, con sus compañeros y vecinos de los que nunca se olvida, en la lucha contra la dictadura por la recuperación de la democracia.

Es su relato, donde apela a la seriedad, y la sigue contando a los que vienen a visitarlo, habla de sus  vecinos, amigos y camaradas perseguidos, presos  o los que marcharon al  exilio.

De sus andanzas de organizador en esa época por las fábricas, talleres y quintas, que recita sin olvidar las mas pequeñas, fue tenaz  y meticuloso  organizador dela  lucha, la resistencia y la solidaridad de las organizaciones  sindicales.

No existía lugar donde no fuera conocido; desde el Paso de la Arena, barrio Llamas, El Aperiá, Nuevo París, las viviendas de Simón Martínez. Carpinterías, aceiteras, curtiembres, aserraderos, barracas, panaderías, herrerías, comercios, chacras, paperos, lecheros de San José.

Y los largos años de  idas y venidas al Penal de Libertad. La visita y la información política a los familiares de presos y la recolección de víveres permitidos para hacer “la bolsa”, entre los familiares de los presos políticos.

Sus inefables recuerdos y largas charlas con el cura de la parroquia pegada al clausurado local  del PCU del barrio  los Boulevares.

 Él y el cura contaron, siempre a su modo, el “hacer de la vida algo más que una queja” o un reproche al sistema.

Y se pusieron de acuerdo, en plena represión dictatorial,  convencidos  de que debían “hacer algo mas”. Como decía, Paco Espínola: “por los hombres hay que hacer algo mas que amarlos”. Y lo hicieron durante años. No creo que Dios ni Marx los condenen.

De esa  conjunción patriótica, libertaria y revolucionaria, solo una anécdota: hoy, aun muchas  vecinas beatas, y no, sueltan una sonrisa y agradecen a aquellos dos hombres  tan comunes y tan indisolublemente pegados al pobrerío de su barrio.

“Yo viví la vida” y cuenta con modestia y orgullo, “a los golpistas fascistas nunca les di un día de tregua y viví para verlos caer”

Exhibe como si fuera un blasón de gente de otra clase, que en su casa estuvieron los mejores revolucionarios. En primer lugar siempre cita a Julia Arévalo, la cual disputan con mi madre quien fue que la invitó a organizar la agrupación de mujeres comunistas  de los Boulevares.

Los siguen Arismendi, Enrique Rodríguez, Doña María, su vecina de enfrente, la más antigua afiliada al Partido. Jaime Pérez, y entre otros, que se le pierden en la memoria,  un recuerdo cariñoso para el negro Pedroza del Sunca,  los rezongos al Gordo Cabrera “Jesús”, la visita de Tabaré y de Arana intendentes, quienes atendieron sus añejos reclamos que llevaban décadas encajonados, desde  la visita de Don Luis Batlle Berres.

 Una vez le hizo una changa y de ahí para siempre dijo “un tipo macanudo este presidente y vecino del chalet del Camino de las tropas”.

“Yo viví la vida”

Domingo y misa de once.

Capilla de techo de cinc, cualquiera sabe que algún día, si dios no provee, se llueve.

El ruido agudo de la uña afirmada en el martillo de mi padre, levantado la primera  chapa agujerada, tapó la voces del coro de rezos con un chirrido mas propio de satán que de la casa de Dios.

Fiel y calmo, como corresponde a un cura de barrio pobre en época de dictadura y con la seguridad de que estaban en el camino correcto, tranquilizó a todos con naturalidad, diciendo: “hermanas,  hermanos, no es Dios, es el hermano Bibí arreglando el techo de nuestra pobre y querida parroquia”.

No es perfecto,  pero es el mejor de nosotros.

 




15.12.2011 22:07

 

Única señal en el camino.

Gral. Seregni.

 

Un martes trece, del mes de febrero del año 79, fui apresado por un grupo de los servicios de represión de la dictadura cívico - militar.

Lo que jamás olvidaré de ese momento, de ese instante, es lo único que me salió, involuntariamente, desde muy adentro:

 ¡Por fin se acabó!

Lo que vino después, lo  demás, son, aún, peripecias personales.

Hoy fue igual.

Hoy dije lo mismo.

¡Por fin se acabó!

Ahora no es tiempo de averiguar porque hoy pensé y me dije lo mismo (consciente y sabiendo que estoy muy lejos de aquel momento, pensando en otras cosas).

Por fin se acabó.

Debe de ser por el sólo hecho de que también hoy es martes trece.

Es diciembre del 2011, hace mas calor, un viento pegajoso sopla de la cuchilla y no estoy en Montevideo.

Un paisaje muy diferente al de los monocordes edificios del Parque Posadas.

Estoy acompañado de unos pocos compañeros del FA, algunos vecinos y varios conocidos de esta orilla de mi barrio, en Rivera.

El sol de las 10, hora solar, dándonos de frente en los ojos, en un cruce de calle y camino, polvorientos, sin final a la vista, sin más sombras que las de unas fugaces nubes que pasan rápido arrastradas por el viento.

Miro, desde la esquina opuesta, donde será colocado el cartel con el nombre del Gral. Liber Seregni. Una rara y torcida entrada de tierra, ancha, que trepa la colina y se mete en el laberinto de la “Cidade de Deus”.

Asentamiento de gente, que según dicen, en su mayoría vino desde el sur.

A mi izquierda, enfrente, el esqueleto de una casilla de sobrantes de madera, a medio construir, sin un árbol, y atrás yuyos dorados por los solazos a pique del verano fronterizo.

El puñado de frenteamplistas empeñado en homenajear al General y algunos vecinos de la “Cidade de Deus”, la que creció de apuro según la urgencia  de sus moradores, sin esperar ni entender de qué se trata la discusión, y la prioridad, de la llamada “emergencia habitacional”, tan parloteada, igual estábamos ahí.

Ellos son parte del paisaje, urbanizado a prepo por la necesidad de fijar un lugar, aunque mas no sea a dar como referencia por algún posible trabajo zafral en la naranja o la forestación,  de sirvientas, para cuidar enfermos, ancianos o niños, y nada más.

Encima de la colina, entre el obscuro campo y una Av. moderna de tránsito veloz.

Ahí están, preanunciando el seguir creciendo hasta unir las chacras de Santa Teresa con el emblemático Mandubí.

Rivera.

La música, y los intérpretes que no es preciso detallar, sonaba, convocando y desafiando desdel equipo hasta al mismo sol.

Una antigua familia del lugar aprovechó el insólito bullicio, en casa, junto a otros familiares, de brazos cruzados en la puerta, y presenció el insólito hecho político.

El caballito, voluntarioso, cinchaba de un carrito alto, sobre ruedas de auto. Pasaron raudos mirando de reojo, llenos de curiosidad, ese nuevo, único cartel.

Y nada más.

“A Cidade de Deus” quedaría ahí y pasaría su primera noche con un cartel con el nombre de Seregni,  en su primera esquina señalizada.

Una muchacha del lugar se me acercó para preguntarme quien era el candidato, quien venía a hablar, que hacían los de la camioneta de la intendencia y los inspectores.

Un muchacho, muy jovencito, sin la mayoría de los dientes, flaco, morocho, con una gorra de los Bull encajada hasta taparle los ojos, se nos acercó y guardo una prudente distancia entre la muchacha y yo,  lo vi venir bajando el terraplén con unas hojas de papel, muy blancas, en una mano.

No aguantó la pausa de la muchacha y de una me encaró para pedir si yo podía conseguirle una pensión, o una canasta en el BPS, porque la que le daban en el Corralón Municipal  era muy chica o “algo”.

Me arrimé a la única sombra de un pitanguero envuelto por un Burucuyá, con algunos frutos muy altos. Fue el único recurso que se me ocurrió para ganar tiempo y decirles “algo”. Le pedí si podía bajarme un fruto.

Eran muchas preguntas para contestarle a dos jovencitos en una mañana de homenaje al compañero Seregni.

Me equivoqué nuevamente.

Ni fin, ni nada se acabó.




07.04.2009 19:29

En pocos meses más, antes de las elecciones para elegir el nuevo candidato del FA y el gobierno nacional, estaré mas cerca y habré recorrido ese largo camino y tiempo, hacia el medio siglo ininterrumpido de afiliado al Partido Comunista Uruguayo. Así como los 38 que tiene el FA y yo de frenteamplista.

Mía y lejana fue la decisión de pertenecer al (famoso) fichero o padrón de afiliados, militantes y cuadros Comunistas.

Fue la decisión de vida más importante, y defenderla, mucho más importante.

Incluyo en esta nota, tipo reseña de pertenencias personales, con la naturalidad de uruguayo, frenteamplista y comunista, seis años en la clandestinidad y otros tantos de prisionero político, más cinco años en México, a partir de mediados del año 1987 hasta fines de 1992.

Por lo tanto declaro nuevamente:

Soy uruguayo, frenteamplista y comunista.

La mayor parte de ese tiempo ocupé variadas responsabilidades, sin mayores destaques ni tachas.

No participé, ni directa ni indirectamente, en la llamada "crisis" o "implosión y diáspora" de principio de la década del noventa, entre "renovadores y ortodoxos", con las posteriores graves consecuencias orgánicas y personales, para miles y sus familias, de comunistas uruguay@s, con profundas repercusiones en la cultura de la izquierda uruguaya.

Como extensión, y una experiencia personal más: Un día amanecí, con el triunfo del primer gobierno de izquierda del FA, en la ciudad de Rivera.

Me encontró ocupando algunas responsabilidades no relevantes en el Cte. Dptal., hasta después del Congreso del FA, Zelmar Michelini, finalizado en el mes de diciembre del 2008.

Hasta el público, notorio y brusco cambio operado por la mayoría de la dirección del PCU, que materializó una especie de alianza electoral hacia junio, incluso todo hace pensar que más allá de octubre, con esa formidable fuerza electoral que es el MPP.

No lo compartí.

Al margen de mi opinión, (que nadie me pidió), acerca del candidato más votado en el Congreso, y mucho menos que opinaba de dicha alianza, considero que este compromiso es extraño al historial y contrario a la concepción teórica de los comunistas y, además, apresurado.

Decidí hacer una pausa, y (parece que) juntos tomarnos un resuello.

¿"Un paso adelante o dos pasos atrás"?

Acatar no fue ni es mi mejor perfil.

¿Que fue lo que cambió, si es que algo cambió?

En mi opinión, después del Congreso, la mayoría del CC del Partido intenta trazar una nueva política de alianzas electorales, que no se compadece de su pasado, confunde su presente e introduce elementos de confusión; estrecha y maniata su proverbial política de unidad, inmediata y futura, más amplia.

No pongo en tela de jucio el papel y la legitimidad de las mayorías del CC, pero no comparto estas decisiones políticas, que en mi opinión son muy importantes y trascendentes, porque se relega el papel del Partido y de su teoría de la acumulación y la unidad sin exclusiones, a cambio de un triunfo en las internas del FA, con el sector más numeroso y con una figura como la del compañero José Mujica, de la cual no es necesario descubrir nada ni abundar acá.

Los compromisos asumidos por el CC, para y con sus nuevos aliados, obligan a ser cumplidos y ser "acatados" por todos los afiliados, votantes de la 1001. No cumplir con lo acordado no es parte integrante de la naturaleza de los comunistas uruguayos.

¿O no?

¿O sí?

¿O como Cantinflas: Ni si ni no, sino todo lo contrario?

Las tortas se están fritando veremos la grasa que queda.

Mis diferencias, o "incomprensión", van mas allá del los resultados electorales, exitosos o negativos del precandidato y de la 1001.

Mi "incomprensión o diferencia" es y será, que no era necesario partir el corazón y confundir la razón de los comunistas, formados y educados en la dialéctica de uruguayos, frenteamplistas y comunistas, para ganar nuevamente el gobierno con el FA, en octubre, con un compromiso que me sabe a oportunismo electoral y achique político, teórico e ideológico.

Sin dudas escoger el candidato del FA es un hecho político de suma importancia, pero no requería tamaño riesgo y sacrificio, posterior al congreso, de todos los comunistas.

Talvez también de miles de votantes de la 1001, que entre la fotocopia y el original, capaz que escojan la pieza original.

El FA ganará las próximas elecciones por encima de todas las peripecias que deberemos de continuar sorteando, las más importantes contra la derecha, que no cree que no es su tiempo de gobernar por voluntad popular.

Lo que quedó claro, negro sobre blanco, es que la mayoría del CC no agotó y se resignó a no buscar, lo que antes se hacia con un solo candidato.

Hoy se precisan tres.

Es un cambio que va a trascender la elección de junio y octubre.

Son públicas, y no trascendidos de prensa, las declaraciones de personalidades políticas del Partido Comunista, del Ejecutivo y del mismo CC, que dijeron que "acatarán" y también las de los que han dicho que no lo harán.

El CC, mayoritariamente, eligió sus propuestas y preferencias. No invirtió el tiempo necesario y no escogió el camino de la argumentación, la persuasión y el convencimiento, para no dejar a ningún miembro "imprescindible", (en épocas de vacas flacas), en la descampada, en su huída hacia adelante con sus certezas.

Midió y calculó como un "daño colateral", a cientos de personas, afiliados, militantes y dirigentes, más votantes de la 1001.

Lo imprescindible para ganar en una campaña electoral, es tener argumentos y convencer, transmitir entusiasmo, seguridad y confianza, a todos, en particular a los militantes, afiliados y posibles nuevos votantes.

Al igual que en otros grupos políticos de la izquierda, cada uno de los comunistas, acumula y tiene altos niveles de información y formación política, ideológica y organizativa.

Hagamos acuerdo, "nada se pierde todo se transforma".

No es menor, para cualquier comunista, preguntarse:

¿Inauguró el CC el tiempo en que es lo mismo "acatar" que no hacerlo?

¿Que algún miembro de la dirección acuse de "traidores", con absoluta impunidad, a militantes y afiliados del Partido Comunista, pasó a ser parte del método?

Además, se deja en el limbo posibles amenazas de sanciones "administrativas", invocando el centralismo democrático y el centralismo a secas.

Creo que así es.

Me consta, no fui el único que a mediados del mes pasado, y por única vez, recibió un llamado telefónico de parte del Senador Eduardo Lorier, con afanes explicativos y aclaratorios, de que no había ningún miembro importante del partido y de la dirección que no acatara lo resuelto. Bueno sería.

Una batalla por avanzar en democracia y profundizarla se da con Rey, caballos, torres, alfiles y peones.

Aunque las postdatas, hechas públicas posteriormente, de varios miembros del CC, dicen lo contrario y no muestran gran entusiasmo electoral, animaron, a mí también, a estas reflexiones personales.

Menos ayuda, que un vocinglero y opaco ex - legislador, (con seguridad de los menos), en nombre de todo un formidable colectivo, descalifique y acuse en público de traidores a quienes no aceptan resignadamente defender sus hipótesis.

El embrollo ya está hecho y las decisiones tomadas.

Llamar al 911 nada cambia. Descalificar, acusar y amenazar, mucho menos. Se podrá vencer, pero no convencer.

En mi condición de uruguayo frenteamplista y comunista, en conocimiento de los resultados del Congreso y de las decisiones posteriores instrumentadas por el CC, decidí ser uno de los miles de uruguayos, frenteamplistas y comunistas, impulsores para que aceptara el compañero Dr. Marcos Carámbula, la segunda candidatura más votada en el Congreso del FA, ser el tercer candidato común.

Decidí ser uno de los miles de frenteamplistas que estamos acompañando una decisión votada por todos los delegados del Partido Comunista, junto a cientos de Delegados de Base, en el Congreso Zelmar Michelini.

No cometo ninguna infidelidad diciendo que sus recientes aliados del CC, no acompañaron con sus votos dicha propuesta, minutos después.

Como la anécdota de Pablo Picaso frente a los oficiales alemanes en París.

¿Quien lo hizo? preguntó uno de ellos, mirando el Guernica.

Ustedes, respondió el genio Catalán.

Además, (confieso), me entusiasma que el compañero Dr. Marcos Carámbula, Intendente de Canelones, haya aceptado y sea uno de los candidatos para ganar.

Aunque no vote, en junio, por lo que siempre voté, 1001.

Los hombres no son salmones, que nadan contracorriente para morir en las fauces y garras de los osos.

Los humanos no nos agotamos y morimos, por desovar, a costa de miles de la especie, para reproducirnos.




29.11.2007 00:46

Una flor
Una historia común

De a uno no hay salvación.

Cuando el voto verde era un soplo de esperanza, llevamos a Camilo y sus hermanos a vivir en México.

Sus otros hermanos, mayores, regresaban de Cuba y quedaban acá, después de 10 años de exilio.

La derecha había capitalizado la larga lucha popular contra la dictadura y el terrorismo de estado.

Gobernaba Julio Maria Sanguineti.  Junto a el Gral. Medina los dictadores fraguaban, contra viento y marea, sobre la dictadura, la impunidad. Que se consolidaba con el voto amarillo.

¿Verdad que es una historia común?

El terrorismo de estado hincó una nueva pica. Se extendió en el tiempo la peripecia de centenares de miles de uruguayos.

La complacencia y beneplácito de gobernantes Colorados y Blancos facilitaron nuevas estafas a la esperanza de los uruguayos “en nombre de lo posible” y lo “subyacente”.

Los que habíamos sobrevivido, salíamos de las cárceles y la clandestinidad, asistíamos a tímidos regresos del exilio.

Por miles, de todos los rincones, los que no entraban en ninguna de esas mañosas y estrechas categorías, pero estaban los poco A y todos los B y C.

Y salieron a dar la cara y gritar a la dictadura y los dictadores en clave de FA, de Blancos de Wilson, de curas patriotas, de Batllistas.

La llamada “generación del 83” aún no se había frustrado. Eso fue después.

Colectivamente se dió por “terminado” su aporte a la caída de la dictadura y su ayuda a la recomposición de los movimientos sociales, estudiantiles y sindicales.

Y nuevamente la soledad y la salvación de a uno.

Todo lo contrario a la virtuosa experiencia de la lucha antidictatorial.

Los proyectos colectivos, heroicos, perdieron momentáneamente sus escenarios naturales y su principales consignas.

Luchar por la libertad, la democracia, la justicia social.

En fin, luchar hasta vencer.

Nuevos crujidos con sabores a nuevas derrotas y  frustraciones colectivas con nuevas desbandadas.

“Pena sobre pena y pena, hacen que uno pegue el grito, la arena es un puñadito, pero hay montañas de arena”.

Comparto y me asisto con el poeta.

Volver a empezar de menos a más, de abajo hacia arriba.

De lo individual a lo colectivo.

Construir desde el desencanto y la desesperanza, las nuevas esperanzas.

El temor y el miedo manipulado desde el estado como inversión política y “arte de lo posible”.

La estrechez el dogmatismo y la falta de confianza, propia y ajena, paralizó a los mas creativos e impetuosos.

Se ahogaron las iniciativas. Las ideas se hicieron obsoletas y cortas. 

Los mas aptos seguían yéndose. (Aún siguen yéndose).

Un nuevo remanente de uruguayos al exilio, y frustración en el colectivo.

Y el corazón enterrado en el Sur.T

ampoco los espectaculares triunfos del 2004 – 2005, del FA, alcanzaron para que volvieran, y para retener a otros.

No alcanzan los pocos huesos de los desaparecidos encontrados en los cuarteles.

No alcanza con la prisión de Bordaberry y el más que cierto, después de todo, encarcelamiento de Gregorio Álvarez, el espurio.

Tampoco el de otros más, de todas las armas.

No pueden alcanzar decretos, leyes y reformas largamente reclamadas, prometidas y cumplidas.

Aún no acertamos en el corazón y las entrañas de los mas jóvenes.

No todo es pan.

No alcanzó para todos el triunfo de la esperanza. para retener a los más preparados, los más aptos, los necesarios, los imprescindibles.

No nos alcanzó.

El riesgo: Quedarnos con los que no podrán partir nunca.

Los mas vulnerables. Con los que deberemos seguir siendo solidarios y generosos. Exigentes con ellos y con nosotros, porque siguen siendo los más y los más débiles.

Antes de fin de año llega mi hijo con un nieto Mexicano.

Es uno solo.

De a uno, no hay salvación posible.

Los frenteamplistas nos colmamos de responsabilidades mucho mayores que las de gobernar para todos, con ecuanimidad. honradez republicana, sentido de justicia social, convicción democratica y respeto por las minorías.

Nuestro desafió, y éxito, fue reconquistar un proyecto uruguayo y colectivo.

Si no somos capaces de retener y profundizar el proyecto colectivo debemos entregar las armas y pertrechos Ya.

Además de sentido de responsabilidad, del cual damos pruebas todos los días,  tenemos el desafío de enamorarnos y que se enamoren los que están y los que vendrán.

Dejar de querer parecernos a lo que no somos, y no queremos ser.

Nacimos para ser revolucionarios, democráticos, solidarios, dedicados estudiosos, creativos, entregados.

Mujeres y hombres con y de ideas, de principios, leales y consecuentes.

¿Archivamos, con la conquista del gobierno, la única herramienta que, con creatividad y originalidad, construimos entre miles: el FA?

Es un lujo demasiado caro para un pobre país, dependiente y pequeño estado  latinoamericano, al sur de Río Bravo.

No alcanzará con volver a ganar el gobierno en el 2009.

Con reelección o sin ella.

Cuando nuevamente pise el aeropuerto será para recibir a mi hijo, que no vendrá solo, se trae un oficio, una mujer y  un hijo  Mexicanos.

¿Será para siempre?

Bueno nada es para siempre, salvo la esperanza.

De a uno no hay salvación posible.

Que lástima.

¿Verdad que es una historia común?

Rivera, 27 de noviembre de 2007



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Vivo en Canelones. Realizo actividades como comunicador en Radios. Escribo, entre cosas, notas y artículos, algunos publicados en la prensa local y nacional. Mi correo: rabrines@adinet.com.uy

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