¿ Libertad de expresión ?
Anna Donner Rybak. Compañeros; hasta la victoria.

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Identidad

14.08.2013 12:58

I. Los objetos nos cuentas historias....
ARENAL GRANDE Y ARENAL CHICO (2547 Y 21547)


Ayer estaba mirando la espada de San Jorge. En la misma maceta de barro, ella ha sobrevivido.

La miro y veo la casa de la calle Arenal Grande, para ser más exactos, Arenal Grande 2547, esquina Concepción Arenal, la casa de mi abuela.

La espada de San Jorge, que está en el fondo de la casa de San Francisco en la calle Anacagüita, entre Ñacurutú y Cardenal, la casa de Arenal Chico, la que se pudo construir con el dinero de la venta de la casa de Arenal Grande...

II. LA INFANCIA Y LA NOCHE EN MI PAIS Y EN LA HISTORIA

1. El 27 de junio de 1973 se escuchaban marchas militares durante todo el día. Me acuerdo que estuve como dos meses sin ir a la escuela y me mandaban tareas para repasar en mi casa. Mi madre me decía que “milico” era una mala palabra, que si la decía en voz alta, me podían llevar presa. Se ve que ella estaba muy asustada....

2. A 1975 lo llamaron “Año de la Orientalidad”. Recuerdo que la torre del Palacio Legislativo estaba toda iluminada con luces de distintos colores. La veía cada noche, al pasar por la Avda. Gral. Flores, cuando volvíamos de la casa de mi abuela, desde Goes hacia la Ciudad Vieja. El Palacio se podía visitar como museo, un día nos llevaron con la escuela, y nos mostraron, como cosa de otro tiempo, las salas de Senadores y de Diputados vacías.

3. En el barrio Goes, también llamado Villa Muñoz, vivían los judíos. En ese tiempo, ya habían comenzado a emigrar a Pocitos, donde actualmente reside la mayoría de nuestra colectividad. Geográficamente la zona está delimitada por las calles Marcelino Sosa, Juan José de Amézaga, Constitución y la Avda. Garibaldi. Mi abuela vivía en la calle Arenal Grande y Concepción Arenal, exactamente en la esquina, donde nacen las calles Isla de Gorriti y Democracia. Desde allí se divisaba un rancho de lata en el que vivían dos familias y a media cuadra estaba la pescadería. Todos los gurises; los de la cuadra, los del rancho, nosotros, solíamos jugar en la vereda y los mayores sacaban las sillas en las noches de verano, como en todo barrio montevideano, son costumbres que casi se han perdido por completo...El número de puerta de la casa de mi abuela era 2547. Cruzando la calle Arenal Grande la panadería Las Pirámides, cruzando la calle Concepción Arenal, en la esquina de la fábrica de galletitas ANSELMI estaba sita la parada del 526 que va desde Malvín a Sayago, de COME y cruzando Arenal Grande estaba sita la del 6, que iba desde la Aduana hasta la esquina de Arenal Grande y Garibaldi, de AMDET. Cuando íbamos a la casa de mi abuela desde nuestra casa en Ciudad Vieja con mi madre y mi hermano, lo tomábamos en la calle Yacaré, cerca del Mercado del Puerto. Mi abuela vivía con sus hermanos. Mi abuelo había muerto hacía dos años, y ella por ese entonces comenzó a enfermarse. La casa tenía un patio central con claraboya con una mesa y sus sillas de paja, la heladera (de las primeras General Electric), la máquina de coser Singer, la alacena, donde se guardaban los platos y cubiertos, y las plantas (eran espadas de San Jorge). Desde allí atravesando unas cortinas se pasaba al baño y a la cocina. Por sendas puertas al comedor, al dormitorio donde dormían los tíos de mi madre y subiendo la escalera, al altillo. En el dormitorio dormían los tíos y tenía una ventana que daba hacia Concepción Arenal. En la cocina había un primus, donde la tía Krashe cocinaba el “fainkujn”, que era un revuelto de huevo y cebolla. Allí también, mi abuela horneaba sus galletitas de azúcar. La escalera que iba al altillo era de hierro. Se trataba de un desván, con esas cosas que ya nunca se usan. Desde allí, por otra escalera de madera, se concluía en la azotea.

4. A fin de 1975 fuimos con mi madre a Buenos Aires en PLUNA. Era la primera vez que yo subía a un avión, era de esos con ventanas redonditas. Mis tíos vivían en el barrio de Almagro, en la calle Lambaré. Se tuvieron que ir en 1974, porque en Uruguay la situación estaba difícil y no había trabajo. Vi por primera vez el subte, lo tomábamos en la calle Corrientes, en la estación Almagro, y nos bajábamos en la estación Florida. Conocí la 9 de Julio, el Obelisco y el Ital Park.

5.  También al fin de 1975 nos mudamos. Nosotros vivíamos en el barrio Ciudad Vieja, en la calle Sarandí, y nos fuimos al barrio del Cordón, a la calle 18 de Julio. En 1976, yo estaba en cuarto año de escuela, iba al “José Pedro Varela”. Ese año comencé a tener dificultades para ver, me sentaba en la tercera fila, me cambiaron a la segunda, y luego a la primera. Al final, me llevaron a un oculista, porque tampoco veía. Miopía, le dijeron a mi madre, y empecé a usar lentes. Eran tiempos difíciles pero nosotros no nos dábamos cuenta de nada. En casa no se hablaba de la situación del país, yo solo sabía que no había más elecciones, que al presidente ya no lo elegía el pueblo, y que habían sido disueltas las cámaras. Pero nadie me explicaba más nada, seguramente por temor, se me ocurre. En 1976 asumió el presidente de facto Aparicio Méndez, recuerdo que la calle Agraciada (creo que ya le habían cambiado el nombre por “Avenida del Libertador”), estaba llena de milicos. Yo era una buena alumna, tenía facilidad para la matemática. Lo que me acuerdo es que los libros de historia y geografía eran todos en blanco y negro, algo así como de papel de diario pero un poquito mejor. Me gustaba mucho la música, y la plástica. Iba a aprender flauta dulce, pero lo que más me gustaba, era tocar lo que escuchaba, más que leer las partituras. Mi madre tenía un disco de música típica del norte argentino, se llamaba “El arte de la quena”, del autor Uña Ramos. Yo sabía tocar los carnavalitos, solamente de oído, cosa que me acuerdo hasta el día de hoy. También iba a un taller de plástica, hacía cerámica y pintaba al óleo. Todos los fines de año, desde que vivíamos en 18 de julio, los pasábamos allí. Siempre me preguntan porque nosotros festejamos el fin de año cristiano, y yo les digo que no es un tema de religión, al fin y al cabo, por el calendario gregoriano es por el cual nos regimos para todo, entonces nosotros también podemos festejar. Era muy bonito cuando llegaba la medianoche y empezaba la lluvia de luces de bengala y de cañitas voladoras. Desde nuestro balcón se veía todo. En esa época, la gente no salía ni el 24 ni el 31. Me acuerdo que a las 9 de la noche, 18 quedaba totalmente vacía, hasta que después de las 12, se veía movimiento otra vez. Ese año daban en el cine la película 2001, Odisea del Espacio, y mi madre nos decía: “En el año 2000 vas a cumplir 34 años, y tu hermano, 28”. Parecía que iba a ser todo como los Supersónicos, no nos podíamos imaginar qué sería de nosotros en el año 2000. Nosotros no podíamos veranear en ningún balneario. A veces, los domingos, íbamos a pasar el día a la playa que queda pasando el puente del arroyo Carrasco y llevábamos comida. En esa época, no había problemas con la capa de ozono, y uno podía pasar el día en la playa. Teníamos una Peugeot 403, y la cargábamos con sillas y mesas. Durante la semana íbamos a Pocitos, por la mañana tomábamos el 121 en 18 y Juan Paullier, y bajábamos en la Rambla y Avda. Brasil. La vuelta era lo peor, nos bajábamos en Colonia y Joaquín Requena, y teníamos que caminar la cuadra hasta 18, una subida enorme, y a pleno mediodía. Yo ya iba sola a la escuela. Me acompañaban a la parada, y yo me bajaba en Colonia y Carlos Roxlo, sólo la ida.

6. En Turismo de 1977 fuimos a Buenos Aires en auto. Todavía no estaba terminado el puente Zárate-Brazo Largo, así que tuvimos que hacer la ruta de Paraná y Santa Fe. Conocí el túnel subfluvial, nunca había visto nada similar. Pasar por debajo del río Paraná era algo increíble. El viaje duró dos días, a mi me parecía mentira poder ir a otro país en auto. Hasta ese momento, sólo había ido al Chuy, uno iba a comprar remeras Hering y chocolates Garoto, Yo, toda emocionada, cuando cruzaba la calle pensaba “Estoy en Brasil”. Mis tíos se habían mudado al barrio Caballito, vivían en la calle Hidalgo. Ibamos a ver vidrieras a Rivadavia y Acoyte. Conocí el parque Centenario, y el Tigre. Me encantó el paseo en lancha por todos los riachuelos en el delta. Mucho después, mi madre me contó que una noche se oyeron golpes en el departamento de arriba de mis tíos. Al otro día no había nadie y estaba todo destrozado. Los famosos operativos de secuestro de la dictadura militar. Unos más, para agregar, a la larga lista de detenidos-desaparecidos. En Argentina fueron muchos más que en Uruguay. Mi madre tenía miedo por eso nunca nos contó nada mientras fuimos niños, tendría miedo de que fuésemos a decir algo de más, y solo por hablar, ya te podía pasar algo. Ella se acuerda hasta el día de hoy del día que agarraron a Sendic, en Maciel y Sarandí. Hasta hace poco estaban las marcas de los balazos en la cortina de enrollar del edificio de la esquina de Sarandi y Pérez Castellanos. En ese tiempo había dictaduras militares en toda Latinoamérica. En Uruguay, Argentina, Brasil, Paraguay, Chile. Y todavía faltaban muchos años para el retorno a la democracia. Yo me acuerdo de las famosas cadenas por televisión, poco antes de las 20 horas, de las Fuerzas Conjuntas, con esa música horrible en las que mostraban fotos de gente presentándola como delincuentes. Yo sabía que los buscaban, decían si alguien sabía el paradero de fulano, de mengano, que avisara. Un día mi madre vio la foto de una vecina del edificio. Se aterró. Poco tiempo después se enteró de que por suerte se había tomado los vientos...

Los amigos del barrio pueden desaparecer...
Los cantores del barrio pueden desaparecer...
Los que están en los diarios pueden desaparecer...
La persona que amas puede desaparecer....

Los Dinosaurios.


7. El primer recuerdo que tengo del campeonato Mundial de Fútbol, fue el de 1978, en la Argentina. El tío de mi madre decía que acá éramos unos chambones, que ni siquiera habíamos lograr pasar las eliminatorias el año anterior. Ya Uruguay había dejado de jugar bien al fútbol hace rato... Como siempre, salvo raras excepciones como en el 86 y en el 90, vi el campeonato desde afuera... No tenía por quien hinchar… A mí siempre me compraban la revista Billiken y me sabía todos los jugadores de aquella época. Me acuerdo de nombres como Kempes, Luque, Fillol y Tarantini. Yo juntaba un álbum de figuritas que traía la revista, por eso es que me acuerdo de esos nombres. Me acuerdo de la final contra Holanda porque mi padre hinchaba por Argentina y cuando hicieron los goles saltó de alegría. El vivió en su adolescencia en la Argentina durante muchos años en la época peronista. Mi padre nació en Viena, Austria. Mi abuela paterna, se tuvo que ir de Europa cuando mi padre tenía 7 años, en el año 1939. Primero se tuvo que escapar a Italia, y de allí se pudo tomar el barco, fue el último que salió antes de la guerra. Si no fuera por eso hoy no estaría contando esta historia. En ese mismo barco vino la familia de mi tía, judíos italianos, pero se dieron cuenta cuando hablaron muchos años después. Mi abuela paterna siempre contaba que apenas llegó a Montevideo anotó a mi padre en el ”Instituto Crandon”. Cuando iba a la casa de mi abuela materna siempre me hablaban de cuando vivían en Europa. Eran siete hermanos y vivían de Polonia. Antes de la primera guerra mundial tenían tierras, vivían en el campo. Dicen que después perdieron todo. Primero se vino mi abuelo, y después ellos. De los siete hermanos, tres, vivían en la casa de Arenal Grande. Estaban marcados, perdieron hermanos y padres. Tenían esos álbum de fotos, de color sepia, donde aparecía la familia completa, y la foto que siempre me mostraban era la de tres niños, que eran sus sobrinitos, y que murieron también. Cuando uno va envejeciendo vive de recuerdos. Siempre hablaban en yiddish, entre ellos, y con mi madre. Me acuerdo que escuchaban una audición judía, en Radio América, CX 46, todos los mediodía.

8. En el año 1978 fui escolta de la bandera. Es un honor que jamás podré olvidar el resto de mis días. Fui seleccionada debido a mis buenas notas de primero a sexto año de escuela. Me enteré a fines de 1977. Tuvimos muchos ensayos donde debíamos practicar el cambio de abanderados, los que dejaban sexto para ir al liceo, y nosotros. Fueron quince días que siempre los recordaré. Durante todo el año yo escolté a mi bandera. Pero un día tuve el honor de llevar en mis manos la bandera de los Treinta y Tres Orientales. Jamás lo olvidaré. Tuve una maestra, en cuarto y sexto año de escuela, a quien yo adoraba. Su nombre es Cándida. Egresé de sexto con la nota sobresaliente. Teníamos un sistema de rotación de maestras. La mía era Cándida, pero a la hora de rotar, tenía a Maruja en Idioma Español, y a Lilian en Matemática. Cándida nos daba geografía e historia. Un sistema muy bueno, para irnos acostumbrando al régimen del liceo, donde uno tiene un profesor por cada materia y no una misma maestra para todo. Una transición. De la escuela al liceo, todo un cambio.

III LA ADOLENCENCIA Y EL ALBA EN MI PAIS Y EN LA HISTORIA

1.

Empecé a entender que estaba pasando en mi país, en 1980. Yo tenía 13 años. En el liceo nadie hablaba de nada, y en mi casa no me habían contado nada hasta entonces, pero hubo un acontecimiento, por el cual pude empezar a entender. En noviembre, había un plebiscito. Lo primero que supe era que había que votar por SI o por NO. SI, para que siguiera todo como estaba, NO, para volver a la democracia. Por televisión solo daban propaganda del SI, mostraban una realidad hermosa, y que habría de continuar si y solo sí se votando sí. Pero tuve una vivencia que me marcó. Un mes antes del plebiscito hubo un acto en 18 de julio. El lema era “Votemos por el NO”. El acto estaba organizado por los blancos, hasta ese momento yo jamás había oído hablar de partidos políticos, ese era el primer día. La gente llevaba fotos de Wilson Ferreira Aldunate. El acto fue en el cine Cordón, pero se llenó enseguida, así que la gente estaba toda en la calle. Se llenó la cuadra. Cuando terminó el acto la gente empezó a salir del cine y a caminar para regresar a sus casas. Nosotros estábamos en el balcón. Y en  ese momento, por la vuelta de Martín C. Martínez, aparecieron un montón de milicos a caballo, estaban esperando. Pasaron por encima de la gente, los molieron a los palos. Se metieron con los caballos hasta en la farmacia Lyon, y en la heladería La Cigale, de Brandzen y Requena. Entonces mi madre me tuvo que explicar que era lo que pasaba, me tenía que dar una respuesta.
¡Por supuesto, ganó el NO!

2.

En 1982 hubo una elección. Ganó Sanguinetti. Wilson Ferreira Aldunate y el Frente Amplio estaban proscriptos.

En 1983 el discurso de Candeau en el Obelisco marcó un hito en nuestra historia. Miles y miles desfilando por la Avda. 18 de Julio, la gente no quería saber más nada con dictaduras, marchaban y marchaban, eran tantos que las veredas de 18 no se podían ver, solo un colchón de cabezas y más cabezas.... De la noche oscura que vivió nuestro país en los 11 años de dictadura ya se sentía la presencia del alba, muy pero muy cerca…

1983 y las cacerolas. Todos los días, a las 8 de la noche, durante media hora todos golpeábamos cacerolas, una más de las infinitas manifestaciones de protesta. ¡En todos los balcones de 18 se veían miles, gente unida diciendo basta, basta, basta!

3.

A fines de 1983, Germán Araujo, que tenía un programa en la radio CX 30, hizo una huelga de hambre. Todo el pueblo lo acompañó. La enseñanza estaba con problemas. La gente salió una vez más a 18 de Julio a manifestar su disconformidad con el régimen militar. Como siempre, aparecieron los caballos. Cada vez era peor. Aparecieron por el medio de la calle. Una pobre señora, estaba esperando el ómnibus en la parada de 18 y Joaquín Requena. Tenía, creo yo, las intenciones de volver a su hogar, luego de una larga jornada de trabajo. La señora tenía dos bolsos en la mano. No pudo ser. La molieron a palos simplemente por estar parada en esa esquina esperando el ómnibus....

4.

En el año 1984, aparecieron, muy, pero muy lentamente, las primeras luces del alba.

Yo iba al liceo Juan Zorrilla de San Martín (Liceo Número 4). Estaba en sexto de Arquitectura. Íbamos de uniforme, pollera gris, camisa blanca, y corbata bordeau.

El día del vaquero, no queríamos usar más uniforme, estábamos hartos. Estábamos tan cansados de tantos años de represión, que cualquier elemento obligatorio nos hacía pensar en dictadura. Fue el uniforme, podría haber sido cualquier cosa.

Más adelante, los estudiantes nos rebelamos contra el director del liceo, un tal Velásquez. Le había puesto, injustamente, una falta disciplinaria a un compañero. Inventamos un canto, que decía, algo así como “Abajo, Velásquez, seguí poniendo faltas, que se te va acabar el día”.

En el mes de agosto levantaron la proscripción del Frente Amplio. ¡Podíamos salir a manifestar! Se podía decir FRENTE AMPLIO y no era una palabra prohibida. Se podía hablar de Zelmar Michellini y de Hector Gutiérrez Ruiz. Se podían pronunciar sus nombres. Se podía ir por 18 de Julio con la bandera blanca, azul, y roja. Nadie censuraba nada. Resultaba tan increíble. Fuimos al primer acto del Frente Amplio desde la casa de una amiga del liceo. Fue toda su familia. Portando la bandera tricolor, caminando, con un orgullo enorme.... Fue en la explanada de la Intendencia, no cabía ni un alfiler. Inolvidable.

Las primeras elecciones en Democracia fueron en noviembre de 1984. Las últimas había sido en noviembre de 1971, el año en que nació el Frente Amplio. No pudo ser en aquel entonces, no pudo ser en 1984. No pudimos ganar aquellas elecciones.

Once años de impunidad, de noche cerrada, de no poder elegir a nuestros gobernantes. Ellos eran impuestos y no se podía juzgarlos. ¡Yo tenía 18 años recién cumplidos, y pude votar! No hace falta decir que voté al Frente, ¿no?

5.

Primero de Marzo de 1985. EL RETORNO A LA DEMOCRACIA. Podíamos escuchar música en castellano. No se podía creer. Zitarrosa, Viglietti, nuestros. De argentina vinieron Charly García, Nito Mestre, Mercedes Sosa, también cantaron Silvio Rodríguez, y Pablo Milanés. No recuerdo todos los nombres. Sé que eran muchos. ¡La música también era libre!

Había escenarios en distintos puntos de 18. En la Intendencia, el más grande, luego había otro en la plaza del Entrevero. La emoción me embargaba. ¡Podía escuchar música en castellano, y en mi país, y nadie me lo podía prohibir, nadie!

Todos habían estado en el exilio. Y pudieron volver. Un montón los que volvieron, muchísimos...

Podían vivir en un país libre, en donde nadie nunca más los iba a censurar por pensar en la libertad, en la igualdad y en los derechos humanos.

No más palabras prohibidas, censuradas, robadas, analizando el momento justo para decirlas.

6.

En noviembre de 1986 se votó la ley de Impunidad. Sí, no es cuento chino. Para todos los milicos. Aquellos que habían torturado, asesinado, y sido capaces de las más terribles atrocidades. Impunidad.  Decían, “si hay impunidad para los “tupa”, entonces también para nosotros”. Y así nomás, el Senado votó la ley de Impunidad. Sanguinetti, hijo de puta.

Yo en ese entonces comenzaba la facultad de Arquitectura. Mis compañeros estaban juntando firmas para derrocar esta ley, estaban juntando firmas para QUE EL PUEBLO DECIDIESE. Por suerte logramos juntarlas. Pero nada más. En 1989, el pueblo decidió impunidad para torturadores y asesinos. No puedo ni podré comprender jamás esto. ¿Cómo mi pueblo elige la impunidad para tanta atrocidad  A veces, a mi pueblo no lo puedo entender. No puedo entender porqué mi pueblo eligió el amarillo y no el verde. No puedo. Ni podré. Bueno, en realidad entiendo. Los asustaron. Les dijeron que si votaban verde volvían las botas. Hijos de puta.

...

HACE UNAS SEMANAS PASÉ POR ARENAL GRANDE Y CONCEPCIÓN ARENAL. NO QUEDA NADA. YA NO QUEDA NADA DE NADA. NADA.




01.08.2013 10:19

Nido vacío; la hija soy yo. Si mis hijas mejor soy hija. Mis hijas se fueron, yo soy la hija.

1981.

La Previa.

18. Hay silencio. Deben de ser entre las 2:30 y las 4:30 de la mañana. No hay ruido de tránsito. La música y las luces me dicen la hora. Los años. Mi edad. No; mirar el reloj; no. No necesito un despertador. Despierto sola; mi reloj interno me despierta. Un nuevo día por venir. Esperanza y alegría. Falta poco para el sábado. Ojalá que vaya. ¿Qué me pongo? Ojalá mi padre nos pueda llevar. Que me vea. ¿Me sacará a bailar? ¿En un baile de esta dimensión? ¿Sabe cómo me llamo?

Las valencias. Me muero del aburrimiento. La de química habla muy despacio. No pasan más los cuarenta minutos. Ya pasó un minuto. Ya pasó un segundo. Ya pasó menos de un segundo. ¿Cuánto dura el presente? Ya no estoy. Estaba. O estaré. Pero ya no estoy. ¿Cuánto estoy? NADA. ¡Qué angustia! ¿Cómo explicarle esto a Elena, a Susana, a Julia? Me van a decir que estoy loca. No, no les digo. ¿Mirá si todos dicen que estoy loca? ¿Y si después me quedo loca para siempre? ¿Y si me encierran en un manicomio? ¿Cómo puedo pensar esto con 15 años? Tengo miedo. Soy la única con mala suerte. ¿Por qué pienso tanto? Pero cuando sea grande no voy a tener más miedo. Voy a ser grande.

Hoy salimos a cuarta. Va a faltar el de astronomía. Pobre, se ríen de él. Nos dibuja las estrellas en el pizarrón. Habla aburrido. Nos llevó al Planetario. Fue lindo estar sentada en medio de  un cielo de mentira. Fuimos a casa de Elena. Subimos a la azotea. Miré una estrella. Pensé que tengo toda la vida por delante. Tengo 15. No tengo miedo. Vivo  con mis padres. Si me viene “eso”, ellos me van a cuidar. Mi madre no va a dejar que yo sea una loca. Mi madre me va a ayudar. Me gustaría ser Susana. Susana no tiene miedo. Susana no se pone nunca triste. Susana está contenta. ¡Tiene 15 y tiene novio! ¡Qué lindo debe de ser tener novio en el liceo! Pero nadie querría tener una novia que tiene miedo porque el tiempo no existe. Susana tiene paz. Hace gimnasia olímpica. El novio la va a ver. ¡Cómo quisiera ser Susana! ¡Cómo quisiera levantarme tranquila todas las mañanas y saber que nunca voy a estar loca! ¡Cómo quisiera mandar a los miedos y controlarlos! Susana no tiene miedo.

Estamos en la calle. Me quiero comprar un Levi’s. Tengo unos Topper amarillos. Susana tiene rojos. Julia tiene celestes. Elena no tiene Topper. Mi madre me dio un billete de 500 pesos rojo. Ojalá me alcance. Yo nunca tuve un Levi’s. Vamos a una jeanería en la Galería del Libertador. Está “El Mago”. ¡Ocupa un ala entera! Me lo pruebo. Cuesta 500 pesos el Levi’s. Mi padre se va a enojar. Me dieron 500 pesos para que lleve el vuelto. No me quedó nada.

Anna Donner Rybak © 2013.




18.02.2012 22:11

 

Antes de comenzar, pido disculpas porque voy a tocar un tema del cual conozco de poco a nada. Perdóneseme el atrevimiento, pero aún desde esta ignorancia hoy leí sobre algo que no había profundizado, y tampoco he profundizado sino esbozado, o; si se lo prefiere, "contorneado". 

Voy a hablar de religión y soy atea. Sin embargo, no lo considero una contradicción. Tampoco voy a hablar de una religión en particular, pero quisiera distinguir entre dos "filosofías de la religión" bien distintas: La judeocristiana, y la budista. La primera ha sido utilizada (entre otras cosas) para someter y acatar. La segunda, no me lo parece,y esto ya la hace destacable para mi. El fin es la paz consigo, encontrar un equilibrio que se contrapone con el "caos" en que estamos inmersos. 

Esto, (no importa ni el medio ni el fin) es, sin lugar a dudas, algo SANO. En mi lectura vespertina hay una gran parte dedicada a lo que significa un "gurú", y a conceptos del budismo. 

Insisto, pretendo destacar el FIN, que es lograr el control de la mente, una misión anhelada por todos y cada uno de nosotros. Por mi, ni les cuento. 

A través del acto de la "meditación", se dice lograr un "abandono" del ego, para entrar en conexión con el Universo y con "dios". El

Existen en India sitios para lograr el preciado objetivo (que la mente no IMPIDA que nos relajemos). Ojalá yo pudiera lograrlo así. Pero todos somos distintos, y a mi, lo que se me impone cual receta, no puedo lograrlo. Sin embargo, otras personas, llegan a convencerse de que lo logran, y tanto se convencen, que lo logran al fin.

Según se describe luego de repetir los mantra, y de sumirse en un silencio de varias horas, por varios días, se logra la conexión (mejor dicho la desconexión) de la mente y el cuerpo. Es entonces que se repiten cantos, conceptos, uno habla consigo, etc, y la cuestión es que llega un momento en que (cada uno, mediante un mecanismo diferente) lo logra.

El caso de la protagonista de la historia: Se sienta a meditar una tarde en la India, y descubre que está lleno de mosquitos. Si bien su primer instinto es matarlos e irse, lo piensa mejor y se propone quedarse a pesar de que la pican durante dos largas horas. Primero, no lo soporta, pero luego, su cuerpo se acostumbra, y luego se olvida de los mosquitos. Cuando cae en la cuenta, pasaron las dos horas, y pudo. Este logro es de suma relevancia para la protagonista, porque pudo controlar la situación, el cuerpo, todo. 

El asunto es entonces, no importa si es por medio de "Dios", o "fundiéndose en el Universo", o "desprendiéndose del cuerpo y del ego", lograr el control de la mente. Y parece bien efectista y sano el poder de la religión budista y de la meditación. (Los resultados están a la vista).

Los hindúes son personas relajadas, la palabra "stress" parece estar muy alejada de ellos, si bien están sometidos a una extrema pobreza, a trabajos forzados, a soportar temperaturas muy elevadas, esta meditación y autocontrol, es una herramienta muy importante para su vida entera. 

En definitiva, con Dios, o sin Dios, todos ansiamos la tan preciada PAZ interior. Esto sí es una certeza. Y el concepto de fe, es muy importante para llegar al fin-en-sí-mismo. 

La fe puede ser en una piedra, un océano, un Dios, o simplemente en uno mismo. Esto depende de cada uno, de nuestra personalidad, formación, visión del mundo. Lo que sí queda claro es que todo depende de uno.

Desde elegir creer o no en Dios, en caso afirmativo, qué tipo de credo habrá, en caso negativo elegir en qué creer.

En mi caso, creo en mi. Y me hallo en la búsqueda del control de la mente, para poder evitar sensaciones displacenteras, como la angustia, la taquicardia, quizá practicar yoga podría ser un buen comienzo. O no. Al menos, sé hacia donde se van clarificando mis "caminos".

Anna Donner Rybak © 2012




03.02.2012 09:26

- Señoras y señores, ¡qué linda noche de luna llena!

- No sé por donde estuve viajando durante tanto tiempo, ¡yo pensaba que ustedes se habían muerto!

- Nena, ¿venís de Marte?

- De un lugar donde la gente vive haciendo click.

- ¡Pah! ¿Y sólo hacen click?

- No, también mueven un ratón y se quejan.

- ¿De los ratones?

- No, del IRPF, de Mujica, Peñarol, Nacional, el frío, el calor, las filas en las oficinas públicas,  los precios, ¡de la seguridad!

- ¡Qué lista tan larga!

- Esos tipos se quejan, no hacen nada, ¡no son hombres de acción!

- ¡Qué macana!

- Y unas señoras dicen ¡Santísima Virgen sin Pecado Concebido!, y usan polleras y cuellos almidonados, el Tabaré y la María Julia aprobaron en un acto la Ley de la Aspirina en las Rodillas, ¡es la única píldora que se va permitir!

- ¡Pah! ¿Y el DIU?

- Esa es una T de cobre mortal, y los muertos… que no le avisan ni al BPS ni a la DGI que se murieron y entonces se caen los sistemas, y el BROU les deposita el sueldo en Tanganika. Pero, ¡qué bien que te queda la cara pintada! ¿Donde compraste esa capa verde? ¿Te invitaron a la fiesta de Dionisio Bello?

- No, es la capa del tablado.

- Che, ¡qué laburo con los trajes!

- Viste como estamos, todo el mes de tabla en tabla.

- ¡Pah! Yo yendo  del supermercado a la oficina, haciendo un click y atendiendo al Joven Manos de Tijeras.

- ¿Y ese?

- ¡Todo lo que toca lo …!, tenía que hacer un click pero hizo un clack, yo vengo de un lugar de rutinaria tecnología, hacemos debates sobre la muerte de los mosquitos, de cual será el Ace que deja la ropa más blanca, y cómo rehogar las cebollitas para que lleguen a su punto justo, traemos el aceite especialmente de Arenal Grande, compramos al por mayor, lo usan Sarita, Raquel y Estercita.

- ¿Así que hay un aceite mágico?

- ¿Vos querés? ¡Te compro! Somos ecónomas de nuestro hogar, nos preocupan las manchas en la cola de los bebés que les dejan los pañales, ¿ves porqué no tenía tiempo para venir al Carnaval? ¡Pero cuánta gente que hay! La última vez que fui a un tablado fue en El Jardín de la Mutual, estaban “Araca la Cana” y “Falta y Resto”, no sabía que ahora había murgas tan copadas, ¡Arriba Queso Magro! Yo no entiendo mucho de murgas, ¡sh! No le digas a nadie, la verdad es que tengo un lío bárbaro con esta cosa de las comparsas, las murgas y los parodistas.

- ¡Es imperdonable lo tuyo!

- No te enojes, estuve en un interminable viaje por la Institución del Matrimonio.
- Qué suerte que volviste, che.

Anna Donner Rybak © 2012




03.02.2012 09:23

Unas gotitas imperceptibles aspiraban paralizar la alegría; mas sólo derivó en bufonada. Los adoquines lustrados, los zaguanes expectantes revelaban la gran fiesta. Travesía del Medio Mundo, el farolero, el aguatero, la mazamorrera, la lavandera son revelados por el pregonero, suena la una con rayos de luna, suenan las dos diciéndote adiós, asomándose del Figari crucificado en la pared de quien sabe qué museo; hoy toca estar en el mundo y ser protagonista.

La noche está húmeda, no obstante la lluvia tiembla al renunciar. Emergen las reinas ataviadas de blanco y de piel ébano. El eco de las lonjas sobrevuela los barrios Sur y Palermo. Candombe, tambor y gentes vestidas con lentejuelas, caras pintadas de colores, caderas que sonríen al compás de sus cadencias. Mujer y lonja, conjunción divina, cuerda de féminas tamborileras. Desde los zancos y plataformas, féminas danzan sobre adoquines, sus pieles ébano emperifollas de aceite dorado, sus rostros alegres, caras pintadas, coronas de plumas, sus sueños y anhelos pincelados en su baile, el aire embriagado por su espíritu carnavalero. Raíces que vuelan en los lienzos de sus banderas y se mecen sobre mares de cabezas. Alegría negra que hiberna durante trescientos días al año; sólo ve la luz al compás de las llamadas. Y hacen vestidos tardando meses ser cosidos, tardando meses pegárseles las lentejuelas, trescientos sesenta y cinco días al año preparando carnaval para mostrar a un mundo que otro mundo existe en Medio Mundo.

Suena la una con rayos de luna, suenan las dos diciéndote adiós, es el fin y comienza la pena, sólo dos días de protagonismo y otra vez a hibernar, está bravo para comer y se viene un invierno frío. Entonces ellas soñarán la próxima llamada, mientras pelean la luz, el gas y el agua, mientras el mundo de afuera del medio mundo les pide no existir.

Anna Donner Rybak © 2012




19.01.2012 11:10

 

Arrojada de cero al cosmos insisto, deambulo por el exilio de mi descendencia amputáronme la historia, cuelga de mi espalda una humillante y punzante mochila, contienda del pasado, impostergable es una ceguera impuesta del antes, vivo con epígrafe de muerta, desapareciéronme viva los traidores que se me revelan en pesadillas.  Es entonces que la creación me da la mano y la abrazo para seguir andando.

Anna Donner Rybak © 2012



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Sobre mí
Anna Donner Rybak nace en Montevideo el 21 de setiembre de 1966.Desde 1989 hasta 1996 es docente en UTU de Programación de Sistemas y de Lógica.En 1993 se recibe de Analista de Sistemas.Escribe desde 2000, diversos géneros: Cuentos históricos, cuentos de humor, Columnas de actualidad, Ensayos, Poesía y fantástico.

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