Esencia de Música
Un viaje para los sentidos, los recuerdos y las emociones

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Mis artículos

27.04.2012 16:44

 

Tuve una pre adolescencia y adolescencia un tanto atípica en varios aspectos. Básicamente en cuanto a diversión. Como iba a la Escuela Técnica de Electricidad, y el resto de los grupos eran de Mecánica y Carpintería, a excepción de un pequeño grupete de chicas de Corte y Confección, no tenía compañeras o amigas que cumplieran 15 años. Me perdí todas esas fiestas y recién vine a disfrutarlas en mi vida adulta, claro que no con la misma ilusión ni sentir. Apenas fui a la fiesta de quien mencione en mi primer artículo y luego el resto eran otro tipo de cumpleaños o casamientos. También esto fue motivo de mi casi exclusiva orientación musical al rock, pop y música progresiva, como se le decía. Sin embargo había otro tipo de gustos musicales, que a pesar de no ser míos, eran de muchos de quienes me rodeaban, y también eran básicos en las fiestas de las que no tenia suerte de participar: la música tropical.

El que hable de este tema me hace sentir un poco como Costeau hablando de Cosmología o Sagan hablando de Submarinismo. Ambos grandes expertos y referentes en su área, pero aficionados entusiastas de aquella que no dominaban. Puedo hablar mucho sobre la movida musical de hace 3 o 4 décadas, pero del ambiente tropical solo seré un observador. Y dicho esto, hecha esta aclaración, procederé a realizar mi comentario de la fecha.

Una buena amiga se enojo un día porque le pedí que me enseñara de música tropical y yo le enseñaría buena música. Tenía razón en su enojo, porque mi frase no fue muy adecuada. En realidad mi sentir era de aprender de ese mundo que solo veo por fuera, y del resto de música elegiría la mejor para mostrársela. Pero aquí hay un preconcepto muy claro también: mucha gente considera ese estilo como NO música. Y se ha visto agravado con la llegada de la famosa “Cumbia Villera”. Este punto daría para hablar muchísimo, pero una vez más, reconozco mi incapacidad para plantearlo de forma correcta. Por lo tanto quiero dejar claro un concepto: hay música buena y mala, sea tropical, sea rock, sea folklore u operas magnificadas hasta el cansancio. Este espacio está destinado a hablar de buena música, sea del estilo que sea, y espero ustedes estén de acuerdo conmigo y me aporten mucho más de lo que yo a ustedes.

Cuando trabaje en el taller de carteles luminosos tenía un compañero que era fanático de este estilo. Habíamos llegado a un acuerdo con la radio: el que primero llegaba en la mañana ponía su música y el otro ponía de tarde la suya. Un acuerdo que fue fabuloso y respetado por ambas partes por mucho tiempo, hasta que dejamos ese lugar. Ahí aprendí a escuchar algo de esa música. Aun recuerdo a Palacio y su “Que locura fue enamorarme de ti”. Llegue al punto de desear que la pasaran. Claro, ilustraba un estado emocional de ese tiempo, por lo que sin límites de interpretación, ritmo o instrumentación, también se convirtió en banda sonora de mi vida. Asimismo  aprendí a disfrutar a niveles internos el escuchar a Casino, Borinquen, la Cumana, Karibe con K… Se la letra completa de “Azuquita pal café”!!! En el cuartel tenemos la Banda de Músicos, que cuando se convierte en Charanga para las fiestas de aniversario, no dejan de ser los mejores. Interpretan todas esas canciones, para beneplácito de todos mis camaradas y también de quien esto suscribe. Trasmiten alegría, despreocupación por lo que pueda estar angustiando o complicando a quien la escucha, solo el dejarse llevar por el ritmo y su magia. Este creo que es el gran aporte de la música tropical: lograr extraer de nosotros lo gris y darnos un tiempo de color y excitación.

Y eso es la esencia de la música. El transportarnos, el transformarnos, el ayudarnos. La música es buena o mala, solo si logra o no movilizarnos. Desde aquí va mi humilde homenaje y reconocimiento a todos mis amigos/as, conocido/as o simplemente ciudadanos de este precioso país, a los que no he sabido en el tiempo expresar mi sentir al respecto de SU música. Prometo estar abierto a recibir sus comentarios y enseñanzas al respecto y a pesar de ser Tutankamon recién vendado a la hora de bailar, seguir divirtiéndome, aun acalambrándome con el 1-2, 1-2, 1-2…





20.04.2012 18:05

 

Era Abril de 1988 y había logrado, luego de dos largos años, que la chica de mis sueños me dijera que sí. Ese primer amor al cual idealizamos y anexamos tantas virtudes como granos de arena tiene la playa. Hacía solo unas semanas que se había dado ese momento, aunque no teníamos una relación “normal” como se estilaba en aquella época, debido a una escenificación de cualquier novela argentina o colombiana de esos años: su padrastro no aprobaba lo nuestro. Por lo tanto el vernos era casi clandestino; en la iglesia que frecuentábamos, en la casa de los abuelos con su complicidad, en algún cumpleaños de algún amigo en común. En esos días había quedado comprometido con mi hermano mayor que iría a visitarle a Buenos Aires y a pesar de la historia que estaba comenzando, tenía mucha ilusión de ir, dado que lo veía una vez al año o menos, y además sentía esa comezón del que gusta subirse a un ómnibus y ver la ruta a través de un vidrio que no sea la tele. Así que ese viernes a la medianoche tome el coche que me llevaría a Colonia y luego el barco que cruzaría ese rio que divide pero que une. Era la primera vez que iba solo y que debería enfrentarme con esa gran ciudad, corriendo los riesgos implícitos de extravío o quien sabe que más. Pero no, ese sentido de la orientación que me ha guiado durante tantos años, se fue haciendo patente en ese viaje y logre llegar sano y salvo a destino. Toda mi vida admiré a mi hermano, y tal vez cuando lea esto se sorprenda. Es un poco mayor que yo, tal vez algo así como unos 20 años más. Pero era todo lo que yo quería ser: inteligente, independiente, emprendedor, fachero, y buena gente por sobre todas las cosas. Cada vez que lo veía, todo adentro mío se emocionaba y temblaba. Registraba cada cosa, desde sus perfumes pasando por el aroma de los cigarros que constantemente fumaba aun en ese rito tan incomprensible para mí como encender uno al finalizar la comida, hasta su forma de hablar y sus gestos. Así que iba decidido a aprovechar esa aventura al máximo.

Hablé del primer amor al comenzar, y ahora hablaré de otro primer amor. Una tarde fuimos al video club. El eligió “2001 Odisea del Espacio” y “Pink Floyd, The Wall”. Me prepare para el evento. Vacié mi mente y deje que absorbiera todo lo que viniera desde la pantalla, desde los parlantes y desde la voz de mi hermano. Goce con Stanley Kubrik de la misma manera que cuando vi “La Naranja Mecánica” y aprendí como era hacer cine para utilizar la cabeza. Pero esa cabeza que utilicé con este genio, se me desprendió del tronco, rodó por el piso y explotó cuando comenzaron los créditos al final de “The Wall”.

Mi primer amor. No por la música, porque ya la amaba desde hace mucho. Mi primer amor hecho banda. Al día de hoy creo haberla visto al menos una docena de veces. Pero siempre encuentro cosas nuevas, siempre recibo enseñanzas, formas de análisis que no detecté antes. Pink Floyd se convirtió en mi primer amor por una banda o interprete. Llegué a Montevideo loco por escuchar mas. Seguí con “Whish You We Here”, luego “The Dark Side Of The Moon”, para continuar con “Meddle” y “Atom Heart Mother”, logrando al final comprar mi primer álbum contemporáneo, ya que todos estos habían sido muy anteriores, y hablo de “A Momentary Lapse Of Reason”, editado solo unos meses antes. Mucho se ha escrito de esta fabulosa banda, mas se escribió por estos días cuando su fundador y precedente líder, Roger Waters, llego a la Argentina. Pero lo que puedo decir es que aprendí a sentir la música, a descubrir esa esencia de la que habla el título de este blog. Recostado en mi cama, los ojos cerrados, mis manos debajo de mi cabeza, y sus canciones sonando en la habitación. Paisajes, olores, escenas, sentires, paz y guerra, amor y rabia, soledad y amistad.

Dos primeros amores en solo un mes. Era mucho para este flaquito melenudo con el corazón en la mano. 24 años después escucho las notas introductorias y yo también canto desde el recuerdo “Quisiera que estuvieras aquí”…

PD: Salud, Rick Wright. Te extrañamos, pero en cada disco, cassette, cd o MP3 resucitas y nos acaricias el alma. Gracias





13.04.2012 14:30

 

 

Sin poco gasto, mucha energía y mas imaginación aun, nos habíamos armado un pequeño equipo para instalar en cualquier casa del barrio que nos llamara. Dos radiograbadores HITACHI (el único que permitía presionar RW y PLAY al mismo tiempo para enganchar), un amplificador que hice con mi profesor de electricidad de la UTU, dos baffles de 12", un secuenciador audio rítmico al que debíamos comprar un potenciómetro de carbón nuevo para cada baile, y 6 latas de durazno pintadas de negro, con papel celofán, hacían nuestra artillería para encarar esas batallas de sábados a la tardecita. Cassettes que preparábamos en la semana, las rápidas por un lado, las lentas por otro y además aquellas que llamábamos de "enganche" entre unas y otras. Con mi amigo Carlitos (saludos al otro lado de la cordillera para él) estábamos organizados de tal manera que las rápidas eran suyas y las lentas eran mías a la hora de musicalizar el baile. Claro, no era mucho negocio para mi, pero era un tipo fachero que ganaba todo y yo un pardito flaco con una pelambre estilo “africaan look”, jejeje.

Emisora del Plata, Palacio, Radiomundo, o algún amigo que viajaba y traía algún cassette nuevo. También algunos hijos de misioneros gringos que conocíamos, nos aportaban esa música tan preciada por nosotros. Buscábamos día a día practicar los enganches en esos grabadores, logrando las mismas proezas que nuestros ídolos Lulo, Alvaro Quartino, Arthur Martin, con equipos de verdad y con discos en vez de cassettes. Era nuestro orgullo, nuestra pasión, nuestra forma de vida, fuera de lo que debía serlo, como el estudio y el trabajo.

Pero quiero detenerme en algo que en esa época era tan especial que jamás podía faltar y hasta tenia su horario: las lentas. El baile comenzaba a eso de las 9, no mucho mas de las 10. A las 12.30, mas tardar a la 1 todos esperaban el momento mágico del acercamiento primario y primordial: los chicos invitando a las chicas a tomarse de las manos e invadir su espacio intimo, para moverse hipnóticamente al ritmo suave de esas baladas criminales. Es curioso la forma en que lo hacíamos. Sus manos sobre nuestros hombros, nuestras manos sobre sus caderas, encima de esa curva tan sugerente. Según como avanzaran los minutos y la relación, ese espacio inter corporal se haría mas breve o mas grande. El súmmum, el clímax, era su cabeza apoyada en nuestro hombro y nuestras manos entrelazadas en su espalda. Si habíamos llegado hasta allí, habría otro sábado, y tal vez un tercero. Y tal vez le diríamos de "arreglarnos". Iríamos a buscarla a liceo, tomaríamos la leche en su casa y escucharíamos mil veces nuestra canción, esa que nos unió aquella noche de lentas.

Mi homenaje a quienes sin saberlo, tal vez sin quererlo, solo haciendo lo que les apasionaba, compusieron la banda sonora de nuestra adolescencia y juventud. Reo Speedwagon, Air Supply, Chicago, Bonnie Tyler, Paul Mc Cartney, Rolling Stones, George Michael, Elton John, Eagles, Eric Clapton, George Harrison, Alphaville, Boston, Kool and The Gang, Bee Gees, Stevie Wonder, Brian Adams, Foreigner... Agreguen ustedes, por favor, aquellos que despertaron sus sentires y emociones. Compartan conmigo y entre todos, sus bandas o interpretes.

 

 




07.04.2012 11:42

Cuatro años antes habia tenido mi primer experiencia mundialista en futbol. Algo extraño dado que como uruguayos habiamos estado gritando goles argentinos. Kempes, Ardiles, Fillol, Pasarella, eran nuestros heroes en aquel año 78, donde los niños no entendiamos de fracasos de Morena y sus compañeros, ni tampoco de militares, tupamaros o montoneros. Solo sabiamos que el mundial era un acontecimiento, que Uruguay no estaba y que Argentina era lo mas parecido en materia de vecinos. Cuatro años antes...

Ya estabamos en el 82. 2º año de Escuela Tecnica, haciendo Electrotecnia. Descubriendo a Yazoo, Kiss, pero tambien a Menudo (no se si arrepentirme de eso, jejeje). No sabia mucho de procedencia de los grupos, pero si comenzaba a determinar cuales serian mis gustos en esa materia. Una canción que cantabamos, o mejor dicho, tarareabamos decia algo asi como "Yurastero yuraigo!!". Era facil llevar el ritmo, era pegadiza, pero no tenia idea que decia.

Nuevamente Argentina era el titular de noticias, letras negras grandes en los diarios y voces repartiendo miedo en las radios. Habia una guerra. Lo que sabia de eso era lo que estudiaba en historia. Esos 20' de viaje entre mi casa y la UTU, donde leia mi libro y luego llegaba a clase y daba la leccion de ese dia, entusiasmado por poder introducirme en paises y eventos que jamas podria. 1ª y 2ª Guerra Mundial, Vietnam, Corea, Revoluciones Independentistas, Francesas, etc. Pero esto era una guerra de verdad, estaba pasando ahora, era aca al lado. Que papel tomariamos? Tambien gritariamos los goles como los de Kempes? 

El enemigo era Inglaterra. La misma de los Beatles, de los Clash, la de la Princesa mas linda del mundo y la del detective que me fascinaba con sus misterios y su "Elemental, mi querido Holmes". Un enemigo que no era el mio, pero que si atacaba a mis amigos se convertia en tal. Y yo no queria enemigos. Tampoco entendia porque los argentinos vitoreaban como a Maradona a un general con nariz de borracho y voz de fumador empedernido, que gritaba como si Valdano volviera a hacer goles con la albiblanca "Les presentaremos batalla!!".

En el otro lado del Atlantico, bien al norte, en esa isla conflictuada, el mas conflictuado escribia contra el conservadurismo, la hipocresia y el establishment. Joe Strummer era su nombre. "Should I Stay or Should I go" era su marcha de batalla. Grandes himnos como "Llondon Calling" y "Rock the Casbah" eran bailados y tareareados en un ingles a lo Capusotto por mi generacion, tanto en los bailes barriales como en Chantclaire o Too Much.

Joe, Mick, Paul, no eran John, George, Paul y Ringo. Pero ninguno de ellos era mi enemigo, porque su musica nutria y nutrio la banda de sonido de mi adolescencia y aqui solo un pequeño tributo a quienes se enfrentaron desde el lado de los malos a los malos mismos. La Dama de Hierro no solo combatio contra Pukaras y FAL Para, tambien lo hizo contra Fender Stratocaster y Marshall's a toda boca que le decian "No se si me quedo o si me voy"... 




29.03.2012 11:54

 

Los inviernos de mi infancia eran diferentes a los de ahora. Esto suena a viejo pesado y aburrido. Pero es verdad. Eran frios, pero secos, con sol. Se podia jugar en la calle o en el patio. Alla por mis 8 años era un avido lector, de lo que fuera. Revistas, libros, folletos, hasta leia las revistas de moda de mi vieja, que la mas nueva era del año 58. Mi viejo alentaba eso y me traia lo que conseguia. Un invierno, en plenas vacaciones, aparecio con tres historietas. No recuerdo el nombre de 2 de ellas, pero una era "Caperucita y los Beatles". Obviamente conocia a la de caperuza roja, pero esos "beatles" (asi los pronunciaba, no "bitles") no tenia idea quienes eran. Estamos hablando de 1977, ya hacia 7 años que se habian separado, pero en mi casa se escuchaba folckore y tango nomas. Ahi me intrigó saber quienes eran y pregunte a mi madre. Ella no entendia nada de musica, pero si habia escuchado hablar de esta gente y algo me comento. Mi curiosidad no fue satisfecha, asi que estuve tiempo intentando saber mas de ellos. A mis 12 años comence un nuevo tipo de aprendizaje de guitarra, esta vez de oido, por cifrado. Mi profesor me incentivaba a aprender tocando canciones y lo que hizo para ello, fue darme un libro con todo el cancionero de estos muchachos ingleses, con acordes para teclado y guitarra. Asi que comence a buscar cassettes con sus interpretaciones para poder seguirlas con el libro. 

Varias cosas cambiaron en mi en ese momento. John habia muerto el año anterior, Paul todavia daba tumbos en su carrera solista, George intentaba mostrar que era mas que el pibe del grupo, y Ringo seguia disfrutando. Pero aprendi lo que era hacer musica, sencilla, sensible, espontanea. Empece a amarlos en diferido. A captar que queria decir rock and roll. 

Sir Paul nos hara dignos de su presencia en algo mas de 15 días. Eso ha generado una fiebre increible en este pequeño pais de 3 millones de tecnicos de futbol, criticos de cine y musica, genios frustrados y reyes de la melancolia (lease 24 de agosto). Ahora a todo el mundo "siempre le gustaron los Beatles". McCartney por poco es el lider e inventor de ese grupo mitologico casi. Todos tienen mucho para decir de este artista.

Dire lo mio. John era el genio creativo, el tipo alocado que queria un mundo mejor. Paul era el cerebro, el que cuidaba el entorno, el marketing, ademas de ser un letrista y musico virtuoso, a la altura de su socio. George, el alma, el espiritu, el sensible, el que a pesar de no serle posible destacarse, se destaco. Y Ringo el sustituto. Asi fue su ingreso, asi fue su paso, asi fue su carrera en el grupo. Fue el reemplazo de un Pete Best insipido y desabrido. Y el lo sabia, lo aceptaba, dio lo mejor de si. Pero lo disfruto. Ojo, Ringo era Ringo antes de los Beatles. Ya tenia su nombre y su prestigio. Pero siempre disfruto. Hasta el día de hoy, con su 16º album solista debajo del brazo, recien salido del estudio.

Es mi preferido, lo confieso. Supo su lugar, no armo bardo y busco protagonismo. Tenia su protagonismo solo por ser Ringo. Con su buena onda, sus anillos, sus extravagancias, su forma particular de guiar el ritmo y el tiempo del grupo. Muchos bateristas reconocen que la forma de tocar rock'n'roll en los parches cambio con él. Como interprete no es mas que Ringo, no se parece a nadie, no es mejor que nadie, no intenta serlo. Solo disfruta cantando lo que le gusta. Y nosotros disfrutamos escuchándolo. Solo quiero mencionar dos interpretaciones como son "Oh my my" y "With a Little Help From my Friends". 

Una pequeña ayuda de sus amigos pedía Ringo en aquel entonces. Hoy se las pido a ustedes, amables lectores de esta columna. Compartan conmigo y entre si que sienten en este tiempo de "MaccaMania" y probemos de construir un mundo sin fronteras como lo imagino Johnny.




23.03.2012 08:54

Era un invierno bastante frío y húmedo como el de aquellos años. Mitad de Julio en 1983, mas precisamente. Tenia mi primer cumpleaños de 15. Al estar haciendo Escuela Industrial (UTU) y ser solo varones, no habia ido a ninguno todavia. Esta chica era vecina de la cuadra, sus padres y los mios, compadres, como se decia. Todo era nuevo para mi, la hora de la fiesta, el ver tantas chicas, el volumen de la musica, las luces, la ropa. Sonaban muchos exitos de la radio, que hacia que tus piernas se movieran a ritmo, aunque no sabia que hacer con eso, ya que mi experiencia con el sexo opuesto aun era minima, asi que hice lo que mejor podia: escuchar. 

Comenzó a sonar una cancion... sonidos como de timbales, una flauta, una voz rasposa y un ritmo contagioso. "Travelling in a fried-out combie, on a hippie trail, head full of zombie met a strange lady, she took me in and gave me breakfast..."

Quede impresionado, shockeado seria el termino. Increiblemente el DJ debe haber sentido algo parecido, ya que volvio a tocarla dos o tres veces mas. Salí esa noche pensando que algo me habia perdido todo esos años anteriores. Mi padre me hacia escuchar tango y folcklore, lo que disfrutaba. Pero esa noche aprendi a sentir. No sentir en el término organico, de ver, tocar o escuchar. Sentir en el termino integral de vivir, de movilizar a niveles profundos mi ser.

La canción es "Down Under", sus intérpretes MEN AT WORK. No es el mejor grupo de la historia, no inventaron demasiado. Un frotman, como dicen ahora, sin el menor sex appeal, largo, casi pelado, narigón y encima con los ojos mirando en sentido contrario uno del otro. Pero su voz trasmitiendo energía, sus letras haciéndonos preguntar que querían decir y una interpretación musical maestra, con un polifuncional tocando teclados, vientos y percusión.

No es mi intencion hacer una biografía del grupo, pero si quisiera contarles algunos datos. La banda, como sabemos es de Australia, aunque su lider Colin Hay, es nacido y criado en Escocia. Al conocerse con el guitarrista Ron Strykert se planta la semilla de la que terminaría formándose el grupo, integrado definitivamente con el baterista Jerry Speiser, Greg Ham como multi instrumentista y al bajo, John Rees. "Who can it be now", "Down Under", "It's a Mistake", "Overkill", fueron éxitos inmediatos que recorrieron el mundo y que llevaron a que primero, fueran teloneros de la gran banda Fletwood Mac, y posteriormente, llenar estadios donde quisieran.

Con este humilde homenaje comienza este blog. La idea es compartirles como sentir la musica, o al menos, como la siento yo. En espiritu, alma y cuerpo. Integralmente. Como vivimos y cual fue la banda de sonido de nuestra vida.

Les espero la semana que viene y por supuesto, espero sus comentarios, buenos, malos, excelentes o en contra, pero la idea justamente es eso, despertar sensaciones, pensamientos, reacciones.

"Solo se trata de vivir..."




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Sobre mí
Me llamo Alvaro Senges. Nacido en Montevideo. Músico por imposición paterna, formación, elección y pasión. Parece contradictorio, pero el hecho de que mi padre me enviara a un conservatorio a los 6 años se transformó en el motor de mi existencia. Más que el hecho de disfrutar del canto y una guitarra, busco en todo lo que escucho su alma, su propósito y porque me causa lo que me causa. Esencia de Música es un espacio para volver a vivir, para repasar la Banda de Sonido de nuestra vida. Te espero

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