Peces Voladores
vagar sin meta, pero no sin rumbo

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Mis artículos

15.02.2013 09:07

Tengo una bronca tremenda, no lo puedo evitar aunque me cuesta identificar el origen de tanto malestar. Me estoy mudando con mi familia a vivir a Bogotá. Estamos en el medio de todos los preparativos de la mudanza. A estas cosas uno nunca se acostumbra, con este traslado ya serían 7 países en los cuales he vivido. Las prioridades en todo nuevo destino es saber seleccionar bien la zona donde vamos a vivir y atado a esto la calidad de la educación de nuestros hijos. Nos han alertado que el tráfico en Bogotá es tremendo y que los mejores colegios están prácticamente en las afueras de la ciudad, que a veces los niños están una hora en el trasporte que los lleva a sus centros de enseñanza. Primera desazón. Quisiéramos que el traslado para ellos sea lo más corto posible. Pero esta no es la principal razón de mi bronca.

 

Estamos todos un poco estresados, es entendible, un cambio así importante no se realiza todos los días y exige concentración y dedicación. Pre-seleccionamos una lista de los que son considerados los mejores centros de enseñanza para Luca (5) y para Allegra (2). Nos recomendaron que las inscripciones hay que hacerlas con tiempo debido a la gran demanda que tienen de nuevos alumnos. Entramos a las respectivas páginas web para estudiar el procedimiento. Todas exigen completar un “Formulario de Admisión”. De los 4 seleccionados 3 exigen completar este formulario que ronda las 6 a 7 páginas. Con Paula nos aprestamos a completar la información que por lo extenso nos llamó desde el principio la atención.

 

Fue cuando fui a completar el primer formulario que mi malestar comenzó a hacerse sentir. Los otros formularios tenían todos el mismo estilo. Me puse tan furioso que decliné llenarlos por considerar el procedimiento absurdo y en cierta medida discriminatorio. El formulario es un interminable interrogatorio sobre nuestros hijos, un resumen bastante completo del curriculum vitae de ambos padres (dónde estudiamos, títulos a los cuales accedimos, trayectoria laboral, intereses, cargo actual y organización, fecha de inicio en el empleador actual, referencias personales, etc.), preguntas destinadas a identificar el estilo de paternidad que ejercemos, otras para adelantar los intereses y las capacidades “destacadas” que le vemos a nuestr4o hijo de 5 años.

 

Tal fue la bronca que sentí que comencé a responder con el peor sarcasmo que conseguí. Les dije en el formulario que mi hijo es el más lindo y el más inteligente de todo el mundo, tan solo comparable con sus hermanos. Pero que esto solo lo pensamos la madre y yo. Y que el padre de su amigo opinaba lo mismo de sus hijos y que siendo así tendrán que descubrirlo Ustedes cuán inteligente es. En el formulario les agradecí que me pudieran apoyar para sacar lo mejor de mi hijo. También les conté que sobre sus intereses hay días que se levanta pensando que será un gran futbolista de la selección uruguaya de fútbol, se pone la camiseta número 7 de Edson Cavani y ensaya contra las paredes (los deportes le interesan), pero al otro día se entusiasma con hacer un experimento que vio en la televisión en “Sid el niño científico” (las ciencias le interesan), para colmo de males el otro día se levantó y sintió un deseo irrefrenable de agarrar una hoja y dibujar el planeta tierra rodeado de cohetes (no sabría decirles si le interesa el arte o la astronomía, sepan disculparme). Pero también adora los autitos (¿la mecánica será?), me ayuda a cocinar (chef quizás), lo he visto incluso jugar con una aspiradora rosada de juguete (podría interesarle ser amo de casa). Me disculpé señalando que lamentaba que le interesaran tantas cosas o que sus padres no logran ver el árbol en medio del bosque de árboles que el intenta plantar. No les quise contar que le interesa mucho la lectura y escribir, tanto así que aprendió solito a leer cuando apenas había cumplido los 4 años. No sea cosa que piensen que mi hijo es un freak de 5 años al estilo The Big Bang Theory.

 

¿Para qué quieren saber tanto estos tipos? Es que una educación de elite requiere reclutar a los mejores, a aquellos niños con el mayor potencial personal y también familiar. El cuestionario es el primer paso para luego acceder a una entrevista donde se terminan de diseñar el cuadro completo del potencial candidato a integrar la cima de la sociedad colombiana. Es cuando me sale decir un irresponsable, Fuck you!!! Dónde quedo todo aquello de que una criatura es una especie de diamante en bruto, donde los educadores junto a los padres, se proponen extraer y motivar lo mejor de cada alumno. Claro, resulta mucho más fácil garantizar el estándar si se sabe seleccionar al estándar más preparado para la educación que se ofrece. Ahora entiendo porque son los mejores colegios, pero sí está claro, se aseguran de entrada a los mejores, para qué perder tiempo con un niño mediocre o mal perfilado. Podría bajarle el puntaje o la imagen a la escuela. Y se sabe, los niños de elite necesitan familias y colegios de elite.

 

Ya los veo deliberando con todos los formularios sobre la mesa, con los resultados a la vista de las entrevistas presenciales, cruzando información para terminar de definir la lista con los nombres y los apellidos de los beneficiados con esa educación de excelencia. Fuck you de nuevo!!! Pobre el papá de Miguelito, Jefe de Planta él, y la madre maestra que con un gran sacrificio quieren integrar a su hijo al Club de los Elegidos. Pobres por no hablar otro idioma que no sea el castellano, pobres por haber trabajado y crecido siempre en el mismo empleo, pobres por sus vocaciones pobres que probablemente no alcancen para que compita con el hijo del diplomático, del dueño de empresa, del diputado, del gran empresario, del militar de alto rango………………. Debatirán entre ellos y se volverán a repetir como lo hicieron en otras ocasiones que no se puede condenar a Miguelito a años enteros de ser diferente al resto, pobre Miguelito, hasta quizás no se integre del todo y sus padres terminen mal gastando estos recursos que tanto le ha costado conseguir. Ayudemos a Miguelito, deben sentir que son el fiel de la balanza de una sociedad marcada por cómo se distribuyen y suben sus integrantes.

 

Para limpiar sus consciencias sociales y acorde con los nuevos tiempos resolverán que un grupo pertenezca al grupo de los Miguelitos. En este caso y como demostración de excelencia educativa seleccionarán al mejor de los miguelitos, el que les permita asegurar que son capaces de contribuir a una nueva generación de colombianos. Será aquel Miguelito que luego del cuestionario y la entrevista logró mostrar la mayor cantidad de intereses con potencial académico, el más tranquilito y comportado, no es cuestión de integrar a la elite a un genio en potencia pero revolotee el club. Al final todo es una cuestión de equilibrios, morales y aquellos que permitan asegurar la calidad educativa que se pregona.

 

Sinceramente no creo que acepten a Luca. Es que el niño no se destaca en absolutamente nada. Sin contar que habla mal 3 idiomas, es inquieto, a veces hace cosas raras, se le da por correr y saltar arriba de los sillones, es curioso en demasía. El otro día por ejemplo quiso servirse solo un jugo de frutas, el muy atrevido abrió la caja con un gran esfuerzo y al servirse volcó la mitad del jugo en la mesada y en el piso. No creo que esté preparado para ser parte de la crem de la crem colombiana. Su curriculum está decididamente incompleto, es que estos últimos 5 años se dedicó a la holgazanería, a jugar sin parar y a meter la pata, se levanta tarde, y tengo que confesar que no tiene sus intereses definidos. Un verdadero desastre. Para colmo de males tiene una familia un tanto disfuncional, que se niegan a declarar sus títulos de doctorado, o las dos maestrías de la madre, que entre los dos hablan y escriben a la perfección 5 idiomas, que ocupan los cargos más importantes en las organizaciones donde trabajan y que bien podrían dar referencias personales de renombradas personas que hablan inglés, viajan en primera y que incluso viven al norte del ecuador.

 

Fuck you!!! Cuando me tranquilice veré que hago. Habrá tiempo para que la vida se dedique a encasillar a mis hijos, yo no lo haré, mi tarea es que cuando esto suceda se den cuenta a tiempo para que sean lo que quieren ser, mi tarea es que descubran que la riqueza personal va mucho más allá de la clase a la cual se pertenece. Me propongo educarlos para entre sus amigos estén  también muchos Miguelitos.




11.02.2013 13:09

Estimado vecino y amigo:

 

Yo respeto:

 

Tus sueños

Tus pasiones deportivas

Tus ideas políticas

Tus romances

Tus broncas

Tu arte

Tus gustos musicales

Tu espontaneidad

Tus ganas de divertirte

Tu necesidad de gritar

Tus deseo de ser escuchado

Tus alegrías

Tu raza

Tus credos

Tu sexualidad

Tus amigos

Tus creencias religiosas

Tus rechazos

Tu mal de amores

Tus despedidas

Tus bienvenidas

Tu interés por los signos

Tu gráfica de alternativa

Tus colores

En definitiva, tu riqueza

 

Por favor, respeta mis paredes en blanco, porque, en mi caso, tengo otras formas de expresarme.




06.02.2013 12:22

Uso lentes hace bastante tiempo ya. De las primeras cosas que hago no bien me despierto por la mañana es buscar mis anteojos. Ya no consigo ni ver la hora en el despertador sin su ayuda. Lo que también hago todas las mañana es ducharme. No es práctico ducharse con los lentes puestos. Paula tiene la manía de comprar la misma marca para shampoo que para el acondicionador. Por lo tanto los envases son parecidos. Me salva cuando el acondicionador es de esos que se apoyan con la tapa invertida. Si esto no es así he terminado varias duchas invirtiendo el sentido de lavado. Me acondiciono el pelo para luego lavarlo.

 

En los hoteles que frecuento la situación es aún peor. Los frascos son mucho menores, no tendría sentido poner un frasco tamaño familiar. Esto hace que las letras sean aún más pequeñas e ilegibles. En el último hotel que estuve el set de baño era toda una serie de frasquitos de L´Occitane. Estaban hermosamente alineados dentro de una ducha cristalizada. Entré a tomar un reconfortante baño luego de 12 interminables horas de vuelo. Como de costumbre entre sin mis lentes. Cuando llegó la hora de lavarme el pelo no sabía si estaba a punto de ponerme el gel para ducha, el acondicionador, la loción de cuerpo o si efectivamente iba a dar con el shampoo.

 

Molesto con el viaje, con la industria cosmética internacional y con la falta de sensibilidad de los hoteles cinco estrellas, decidí salir chorreando agua por toda la habitación. Llegué hasta mis lentes y volví dejando una estera de agua en la moquette. Parado fuera de la ducha fui agarrando de a uno los frasquitos hasta dar con el shampoo. Dejé todos los demás afuera para no volver a perderme.

 

Al día siguiente, la buena mucama que todo cinco estrellas tiene que tener, siguió minuciosamente todos los procedimientos para acomodar la habitación de acuerdo al estándar exigido. Entré a la ducha pensando en la jornada que estaba por iniciarse y suponiendo ese tema resuelto. Ya todo mojado y disfrutando los primeros chorros me di vuelta para agarrar el frasquito de shampoo. Pero ahí estaba compartiendo estante con sus primos y amigos de parranda. Parecían burlarse de mí. Malditos frascos!!!. Decidido a no lavarme la cabeza con loción para el cuerpo volví a deambular por la habitación como recién salido de la playa. L´Occitane son productos caros, Paula los adora. Decidí guardar los tres frasquitos en mi maleta y dejar afuera solo el shampoo.

 

Esto es lo que te pasa si vas a hoteles buenos. Al día siguiente volvieron a estar los 4 frasquitos ordenadamente alineados dentro de la ducha. Esta vez los vi antes de entrar. ¿Vamos a ver quién aguanta más? Me dije. Y volví a guardarme los tres frasquitos. Con una semana de estadía puedo volver e ir acumulando regalos para la próxima navidad. A la mañana siguiente el Hotel desistió de seguirme obsequiando muestras de lo mejor de la cosmética francesa.

 

Seguro que las autoridades del Hotel pensaron, somos un Hotel cinco estrellas pero no boludos. Esa mañana finalmente me pude duchar sin lentes. A la industria del shampoo y del cuidado del pelo, a estas grandes multinacionales que nos lavan el pelo a diario, tengo una importante recomendación para hacerles. O ponen en sus frascos letras grandes que identifiquen cada producto, alcanzaría con un SH y un AC bien grandotes, o venden los frascos acompañados de lentes sumergibles y con diferentes graduaciones diferentes para los checatos como yo que nos resistimos a ducharnos con anteojos.




01.02.2013 12:02

Los museos o las exposiciones de arte necesitan de cierta solemnidad. Se las recorre en silencio, casi andando de puntillas, hasta cuidándose de los movimientos demasiados bruscos. A nadie se le ocurriría ponerse a charlar durante una función del Bolshoi o ante la exhibición del último film de Fellini. Las expresiones artísticas exigen de respeto, de concentración para activar mejor todos los sentidos. Ante un retrato de Modigliani solo me queda guardar el más absoluto de los silencio, porque las emociones van respetadas, ya sean las mías y las de todos aquellos que como yo buscan las propias. Si nos toca ser parte del proceso creativo de un artista nos solemos aproximar de una forma respetuosa, donde lo importante es no importunar. Al pintor en la plaza, por ejemplo, nos acercamos sin hacer ruido, nos paramos a su lado intentando no afectar su espacio y su luz, guardamos preguntas o comentarios por respeto al creador, nos limitamos a observar.

 

De paso por el Distrito Federal de México reservé una noche para visitar uno de los dos restaurantes mexicanos que integran la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo. Pujol ocupa el lugar 36 y Biko el lugar 38 en la edición 2012. Otros restaurantes latinoamericanos en esta lista son el DOM de San Pablo en el lugar 4 y Astrid y Gastón de Lima en el lugar 35. Luego de la visita a Pujol solo me resta visitar a Biko.

 

La alta cocina, esa que es vanguardia, como la que promueven estos restaurantes, representa una experiencia sensorial irrepetible. Así como ante una ópera se activan los sentidos de la vista y el oído por sobre los demás, en estos restaurantes se le agrega el gusto, el olfato y hasta el tacto. Es decir todos son sometidos a prueba  buscando un éxtasis que entra por nuestra boca.

 

Sin embargo la creación artística en el campo culinario ofrece escenarios que son de lo más adversos. El equipo de artistas que trabajan en la cocina, tienen que atenerse al nivel de demandas de sus comensales que aguardan por sus obras. La cocina no es como un atelier de un pintor donde es posible dejar la obra a medio terminar por unos días y hasta que la inspiración regrese. Existen presiones permanentes para lo cual todo tiene que estar perfectamente sincronizado y ensayado. Se asemeja más a una representación artística que sale a escena cuando los platos atraviesan la puerta que va de la cocina al salón. La sala con sus mesas, sillas, luces y todo tipo de objetos, son el escenario donde se despliega el arte del buen comer. Los camareros, brillantes, van depositando frente a nosotros platos que llevaron meses de creación, años de aprendizajes, a varias mentes creativas con paladares con dones especiales, para que una paleta de sabores, colores y texturas se depositen ordenadamente en pocos centímetros en un lienzo de cerámica blanca. La vista empieza a saborear.

 

A diferencia de un cuadro colgado en las paredes de algún museo, el plato se enfrenta al bullicio de la sala, a las conversaciones de otros comensales, al sonido de los líquidos que llenan copas, a la señora que se dirige al tocador, al movimiento de los camareros, y otros. Definitivamente las condiciones para la  contemplación del arte culinario son bien diferentes a la de otras expresiones artísticas. Era tal el éxtasis que estaba experimentando a lo largo de los 10 pasos que ordené, que ante el tercero, un Taco de Ceviche, Tortilla de hoja santa y frijol, decidí cerrar los ojos mientras abría la boca. El primer bocado entró con la suavidad del artista plasmada en un bocado inserto en un tenedor de diseño. El sabor de esa carne tocó el paladar que ya estaba habido de más emociones concentradas. Fue ahí cuando la comida se comunicó con la lengua, que se comunicó con el cerebro, que se comunicó con las pestañas, que se comunicaron con el alma, y que al final terminaron todos llendo directo al corazón para experimentar que el arte no es otra cosa que ser felices.

 

Cuando abrí los ojos pude observar que en la mesa a mi lado una señora observaba atenta esa introspección degustativa. Le sonreí y ella hizo lo propio intentando ser cómplice de aquel momento. Clavó su tenedor en la obra que tenía frente a ella y antes de estimular su recorrido interno cerro sus ojos para emular nuevas formas de gozar. Cerró lentamente la boca como yo lo había hecho unos segundos antes, fue descubriendo al igual que yo que el arte necesita de ciertos rituales. Masticó y cuando las emociones que estaba experimentando llegaron finalmente al corazón y comenzaban a desvanecerse, volvió a abrir unos ojos verdes y elegantes. Volvimos a cruzarnos miradas y a sonreír como sabiéndonos arte y parte. Dos señores la acompañaban en la mesa, ellos y otros pocos clientes presenciaron casi en silencio esa escena, todos parecían festejar aquella ocurrencia.

 

Yo estaba solo, y la soledad de mi mesa me predispuso a potenciar más sentidos. Esa noche repetí el ritual con el primer bocado de cada uno de los 7 pasos que me quedaron por disfrutar en Pujol. El maridaje fue perfecto. Iniciando las entradas con champagne, seguido de una copa de vino blanco del Trentino italiano, seguida de un vino tinto mexicano que sorprendió, para finalizar con un mezcal “A punto de veneno”. Todos los pasos lograron el recorrido completo que se inició en la lengua y terminó por desvanecerse en las comisuras del corazón.

 

Entre plato y plato llegué a interrogarme si habría arte en el paladar sin la debida bebida. El sommelier me comentó en un momento de la cena, que más allá de la buena selección de vinos que disponían, la gente viene por la comida, que así como no se hace un restaurante solo con buena comida, los vinos y las bebidas tienen que estar acorde con la obra. Me respondí que la felicidad necesita de ciertos ingredientes.




27.01.2013 11:04

ANTEL es la empresa pública de telecomunicaciones de los uruguayos. Maneja el 100% de las telefonía fija del país. Compite y le gana a los grandes operadores de telefonía celular que operan en el Uruguay. En un plebiscito del año 1992 el 73% de los uruguayos decidió que esta empresa no se privatizaría y seguiría siendo estatal.

 

Estas vacaciones, como en anteriores, las pasé en una casa que tengo en el Departamento de Maldonado, a unos 120 kilómetros de Montevideo, la capital. Hace un par de años que vengo experimentando un problema con el teléfono de mi casa que se va agravando temporada tras temporada. Este verano me puse a indagar un poco más el asunto. Descubrí que un acaudalado vecino dueño de un Banco en la vecina orilla no le gustaba el tendido de los cables aéreos que según él le afeaban la vista de su increíble mansión en la playa. El señor en cuestión decidió contratar a alguien para que le enterrara ese desagradable cableado. El contratista se limitó a enterrar el mismo cable que hasta ese entonces viaja entre postes colocados por ANTEL en zonas que son prácticamente rurales. Con el pasar de los años esos cables que fueron diseñados para estar en el aire y no expuestos a la humedad, se comenzaron a deteriorar por estar bajo tierra, comenzó el desgaste. El año pasado ya escuchaba un poco menos las conversaciones vía telefónica, pero este año ya se me hace complicado entender lo que me dicen al otro lado del teléfono.

 

La solución, enterrar los cables como corresponde y que el grupo de vecinos afectados por el sinvergüenza que tenemos de vecino, terminemos pagando un tendido de casi 100 metros. La otra es reclamarle a ANTEL por una solución para que vuelva a cablear por aire como hace habitualmente en este tipo de situaciones y a pesar del atrevimiento y mala onda del pudiente banquero. La primera opción obviamente requiere que los vecinos nos pongamos de acuerdo primero, presupuestemos el trabajo a ser realizado y acordemos dividir entre todos el costo de este nuevo tendido subterráneo. Como terminé siendo el vecino más activo en esta causa, o el más involucrado y afectado debido al avanzado deterioro de mis comunicaciones, decidí pasar por la oficina de ANTEL del balneario.

 

Una mañana regresando del mercado de la zona me personé ante el único escritorio que hay en el local. Al otro lado una chica muy agradable recibía las pocas consultas que esa oficina puede atender para un servicio que en el país funciona bastante bien. La joven escuchó mi caso y tomaba nota en una computadora que disponía para tales efectos. Como soy un desconfiado de todo lo público, y como la mayoría de los latinoamericanos, cuando terminó de hacerme las preguntas me animé a preguntarle qué haría con toda esa información que había recolectado. Ella me contó que las notas que había tomado le servirían para prepararle un email al Gerente de ANTEL de Maldonado. El teléfono personal que le facilité le serviría para contactarme para comentar la resolución que el Ente público de las telecomunicaciones tomaría al respecto. Despreocupado de casi todo debido a las vacaciones, y tratando de disfrutar lo más posibles esos días, le agradecí por la atención y la buena voluntad, aunque pensaba para mí que lo más probable en estos casos es que el “Expediente” o el “proceso administrativo” que ahí se iniciaba terminaría perdido en la maraña burocrática que supone cualquier oficina pública. Qué más da, me dije, por lo menos hice el intento y cuando hable con los vecinos afectados le podré contar que a ANTEL de Solanas ya fui.

 

Llegué a casa con las compras y el trámite me pareció tan fácil y a la vez tan insignificante que ni siquiera lo comenté. Al día siguiente estaba en la orilla de la playa tratando de convencer a Luca para que entre al agua y se anime a soltarse de la mano para experimentar lo divertidas que pueden ser las olas, sonó mi teléfono móvil. Lo escuché sonar entre las havaianas y las toallas. Fui corriendo a atender esa llamada. Hola. Si hola, quién habla, respondí. Mi nombre es Marcela, atendí el día de ayer su reclamo en las oficinas de ANTEL aquí en Solanas. Si lo recuerdo, le respondí. Tengo la respuesta del Gerente al email que le enviamos con su caso. Sí dígame, le respondí, pero aun dudando sobre alguna respuesta favorable. La joven me respondió, ANTEL va a hacer un nuevo tendido aéreo para el conjunto de vecinos afectados por esta situación y a entero costo de ANTEL. Tomaremos nota de lo sucedido para hacer un seguimiento de vuestro caso. Hemos hablado con el técnico que nos mencionó y ratificó y confirmó la situación planteada, así como la solución más factible. Nos excusamos por no poder realizar el tendido de inmediato pero el calendario de labores debido a la temporada hace que tengamos una agenda muy ocupada. Seguramente será en las próximas semanas, sepa disculpar las molestias ocasionadas.

 

Yo no sé si fue el sol que había tomado o la sorpresa ante tanta eficiencia y diligencia que me costó responderle. Bueno, le agradezco mucho el llamado y el haber atendido este reclamo, quedaré entonces atento a las novedades y a lo que necesiten de mí. Nos despedimos y colgué el teléfono. En 24hs sentí que tenía un tema que me parecía de improbable solución resuelto, o por lo menos tenía encaminada una posible solución. Lo que me prometieron lo hicieron, me refiero a encaminar una consulta al Gerente y que de esa resultara una respuesta bien concreta.

 

¿Qué es la calidad en los servicios? Sabemos que se la mide a través de normas internacionales conocidas como ISO y que están asociadas al número 9000. En mi caso concreto no necesito ni de normas, ni de números o certificados para poder dar cuenta de que existen casos donde la calidad en la atención es patente. No se limita a la llamada recibida, tiene que ver con todo el proceso: con la condiciones del local, con la amabilidad de esa joven, con el respeto a la hora de explicar mis consultas, con el deber que se siente a la hora de cumplir promesas, con la precisión de las explicaciones y con la información clara y precisa que recibí ante una simple visita a un local público. Me sentí realmente en un país de primera.          




21.01.2013 00:56

Las parejas son una cuestión de espacios. Buenas o malas todas tienen que ver con saber dosificar los necesarios espacios de cada uno de los dos protagonistas. El equilibrio de la convivencia necesita las justas dosis, sino se fracasa. El coctel de los espacios de la pareja lleva un tiempo de batido, pero hay que tener el debido cuidado porque de mucho batir alguno puede aburrirse o desanimarse. Si al final me quitas mi espacio o si termino invadiendo más de la cuenta el tuyo, seguro tendremos problemas. Si estoy demasiado a mis anchas quizás no sirva para mí y si para ti. Así de complejas son estas cosas. Es que las buenas relaciones se construyen en una coctelera donde se mezcla un elixir de sabrosos espacios hechos de a dos. Conozco parejas que en mí coctelera no tendrían salida pero que el batido que ellos organizaron dio sus resultados. Cada batida es diferente.

 

Ella ponía cara y hacía gestos de resignación cuando él le recriminaba sobre algo que yo no podía escuchar bien. Estaba a unos pocos metros en una mesa lindera y podía percibir el clima tenso que había en esa pareja que intentaba almorzar. El diario que me había llevado para hojear me permitía disimular mi interés en esa conversación.  Ella decía poco, aunque se la veía como una mujer segura. Quizás era la acumulación de otras escenas como esa que ya la habían cansado o quizás cargaba con una historia personal de mujeres acostumbradas a escuchar y a soportar a pesar de las otras independencias que había logrado en otros campos.

 

A él se lo veía muy enojado. Llegué a escuchar que el problema se debía a un cordón afectivo de una relación anterior de ella, un viejo novio del cual no se había alejado lo suficiente, por lo menos bajo los parámetros aceptables para ese hombre. Por el tono de los reproches y la fuerza de las afirmaciones de él era notorio que la situación que se le cuestionaba a ella no había pasado a mayores. Él intentaba poner en discusión cuán aceptable puede ser una relación con la ex pareja de ella. Evidentemente estaba incomodo con la cercanía de ese tercero. Él claramente se estaba metiendo en un espacio que ella no estaba convencida de dejarlo entrar. Y forzaba argumentos para ver hasta dónde podría llevar los límites, dejando en claro que el espacio que ella esperaba conservar estaba lejos de ser aceptado en esas circunstancias.

 

Entre las páginas del periódico podía ver su enojo mientras cortaba un ojo de bife. La masticación de cada bocado le permitía mantener la boca cerrada y escrutarla a ella que no levantaba la mirada de su merluza con ensalada. Ya seguro de que con los reproches no alcanzaría, decidió subir la apuesta ahí mismo. Conocía su nivel de tolerancia a la perfección, y hasta cuando podía llevar su avanzada. Fue cuando decidió ante la pasividad de su contrincante dar el paso hacia nuevos espacios. Trago el pedazo de carne que estaba masticando y le espetó, yo también voy a restablecer contacto con alguna novia del pasado. Ella que hasta ese entonces había mantenido su mirada sobre las verduras y apartando espinas, levantó sus ojos grises y lo miró sin decir nada, fue suficiente para hacerle entender que estaba entrando en un lugar donde la salida sería mucho más complicada.

 

Ella no había elegido ser amiga de un ex novio. Con la mirada parecía decirle, podes exhibir tus celos de macho latino e inseguro pero no se te ocurra fabricarte una amiga como venganza y debido a mis circunstancias. No necesitó decir nada para que él se diera cuenta de que el tema había tocado todos los espacios permitidos para esa conversación. Se calló, se terminó su comida mientras suavizaba con el postre y unos sorbos de vino esperando alejarse de esos espacios que entendió no debía haber ocupado. Ella no le dirigió más la palabra en el rato que permanecieron en el restaurante. Pidieron un café como respetando rituales, pagaron y los vi irse con la sensación de que era una de esas peleas de las cuales es complicado recuperarse. Él le abrió la puerta pero ya sin los gestos que denotaban la rabia de cuando los encontré. Si es inteligente la discusión le sirvió a él para darse cuenta que ese espacio que intentó ajustar más a sus necesidades habrá que darle otras dimensiones y menos comodidades. Ella salió con un paso elegante y seguro, meneando ideas, y sabiendo que la discusión le sirvió para actualizar cuestionamientos sobre aquellos espacios que no estaba dispuesta a desatender.  

 

El coctel de las buenas parejas lleva las justas dosis de espacio, luego que la espuma del batido se asienta.



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Sobre mí
En mi sala hay un cuadro que se llama "Rescate". En él aparece una multitud llegando a lo que sería la costa de una ciudad grande y moderna, esta gente se amontona y queda atrapada entre el cemento a sus espaldas y el mar. Una civilización moderna que parece empujarnos hasta los límites. La gente va saltando al mar y es rescatada por "peces voladores". Venimos de seres marinos que se animaron a volar. El progreso está lleno de contradicciones.

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