Había una vez un rey que quería ir de paseo a un parque cercano donde solía ver a una bella joven. Llamó a su pronosticador y le preguntó el estado del tiempo para las próximas horas. El experto lo tranquilizó diciéndole que estaría soleado y sin nubes, así que se vistió con sus mejores galas, montó en su corcel y salió.

Ya en camino se encontró con un campesino montado en su burro quien al ver al rey le dijo:

-Señor, es mejor que vuelva pues va a llover muchísimo.

Por supuesto el rey siguió su camino pensando:

-Qué sabrá este tipo si tengo un especialista muy bien pagado que me dijo lo contrario. Mejor sigo adelante.

Por supuesto que llovió torrencialmente. El rey se empapó y la joven se rió de él al verlo en ese estado.

Furioso volvió a palacio y despidió a su empleado. Mandó llamar al campesino y le ofreció el puesto, pero éste le dijo:

-Señor, yo no entiendo nada de clima, sólo sé que si las orejas de mi burrito están caídas quiere decir que lloverá.

Entonces el rey contrató al burro.

Así comenzó la costumbre de contratar burros como asesores, que desde entonces tienen los puestos gubernamentales mejor remunerados...

Autor anónimo

Quería buscar algo gracioso para postear en esta categoría, pero antes, me entretuve con los titulares de los diarios del último día de noviembre. ¡Para qué! Si estas noticias no son chistes, que me digan en qué rubro las ponemos.

Y la idea del título (emulando el primer libro de lectura de la inigualable serie de José H. Figueira del siglo XX), fue porque si quieren enterarse de estas "jocosidades", van a tener que pinchar los títulos... Una trascripción implicaría una segunda lectura, cosa que para mí ya sería demasiado.

El País. Categoría "INFORMACION":

Un mes en el Comcar, y era inocente

Vázquez y Moreira tienen una relación fría y distante

Esposa de Bonomi ve un móvil político en los dichos de Balbi

Docentes contra "pase social" y Ceibal

El País. Categoría "OPINION". Éste ya es de humor negro:

Un caso polémico

El País. Categoría "VIDA ACTUAL":

La píldora del día después pierde eficacia en mujeres obesas

El Observador. "Titulares de la jornada":

En Yemen prohíben las motos para evitar asesinatos

Estado se arriesga a pagar dos veces por los aviones de Pluna

El País. Suplemento "QUÉ PASA"

El sueldo es una cama

¿Leyeron? ¿Y... hay algo de serio en todo esto? ¿Verdad que no? Por eso está en la categoría "Buen humor", aunque de bueno... no tenga nada.

Eliza

DE BORRACHOS

En plena curda, un borracho le dice a otro:

–¿En qué se parece una hormiga a un elefante?

–No sé.

–En que "hormiga" se escribe con "H".

–¿Y dónde está el parecido?, si "elefante" no lleva "H"?

–Lleva H.

–No lleva.

–Sí lleva.

–Que no.

–Que sí.

–A ver, decime... ¿dónde le ponés la "H"?

–Al principio, porque el elefante se llama Humberto.

NENITO INFAME

Un niño tenía puesto un disfraz de bombero, y estaba subido en un pequeño carro de bomberos, el que era remolcado por un perro.

Un señor ve que el carro estaba atado a los testículos del perro y le dice al niño:

–Oye niño, ¿no puedes atar el carro al perro de otra forma para que lo remolque? ¡Así debe ser terriblemente doloroso!

Y el niño le contesta:

–El problema es que si lo ato de otro lado me quedo sin la sirena.

Autores desconocidos

Al salir de una conferencia, una de las disertantes buscó las llaves del auto en su cartera y en sus bolsillos, pero no las encontró. Desesperada, revisó la sala de sesiones, también sin éxito. Pensando que pudo haberlas dejado en el coche, se dirigió al estacionamiento.

Caminó nerviosa, recordando cómo deploraba su esposo su teoría de dejar las llaves en el contacto por ser el mejor lugar para no perderlas. La teoría de él, en cambio, era que haciéndolo, el coche sería robado.

Al llegar comprobó que la teoría de su esposo era correcta: ¡¡¡el auto no estaba!!!

Llamó a la policía para denunciar el robo confesando que había dejado las llaves adentro, por lo que tuvo que soportar las risitas disimuladas de los agentes que le tomaron la declaración. Pero eso no era nada, comparado con la reacción que tendría su esposo cuando se lo contara. Respiró hondo y lo llamó.

-Querido... Dejé las llaves en el auto y... fue robado... estoy en la comisaría.

Él hizo un silencio largo antes de contestarle:

-¿Qué estás diciendo?... Si fui yo que te llevé.

Ahora el silencio lo hizo ella, y muy avergonzada le dijo:

-Te pido mil disculpas... no sé cómo me confundí; por favor, ven a buscarme.

-Lo haré  -le dijo él con tono molesto- en cuanto pueda convencer a este policía de que no he robado el coche.

Autor anónimo

Entra una pareja al consultorio y sin más preámbulos el caballero le dice al terapeuta:

-Doctor, ¿podría usted observarnos mientras hacemos el amor?

El médico queda un poco atónito ante la propuesta, pero acepta. Cuando la pareja termina, les dice:

-No hay nada de malo en la forma como ustedes hacen el amor, se nota pasión, entrega total y tienen una sincronización casi perfecta.

Al salir, la enfermera les cobra US$32 por concepto de honorarios.

Así, tal cual, durante varias semanas seguidas. La pareja hacía una cita, llegaba, hacia el amor sin problemas, pagaba la consulta y se iba.

Finalmente el doctor, lleno de curiosidad, les pregunta:

-¿Qué es exactamente lo que a ustedes les está preocupando? ¿Cuál es el problema que creen tener? ¿Algún trauma en su pasado?

El señor le dice:

-Mire doctor: ella es casada y no podemos ir a su casa; yo soy casado y no podemos ir a la mía. Por otra parte el hotel Holiday Inn cobra US$70 y el Hilton US$120; así que decidimos dejarnos de pavadas: venimos aquí, lo hacemos tranquilos, por US$32, tenemos seguridad, asistencia médica y encima de eso el seguro me reconoce 80% de la factura. ¿No le parece maravilloso?

Autor anónimo

Había una vez en cierto pueblo, dos hombres que se llamaban Joaquín González. Uno era sacerdote y el otro taxista. Quiso el destino que los dos hombres murieran el mismo día y llegaran al cielo, donde los esperaba San Pedro para asignarles lugar y atuendo.

–¿Tu nombre? –pregunta San Pedro–.

–Joaquín González. 

–¿El sacerdote?

–No, no el taxista.

San Pedro consulta su planilla y le dice:

–Te has ganado el Paraíso. Te corresponden estas túnicas de seda con hilos de oro y este bastón de platino con incrustaciones de rubíes. Puedes pasar.

Al rato le toca el turno al otro Joaquín, quien había presenciado la entrada del taxista al paraíso.

–¿Tu nombre?

–Joaquín González.

–¿El sacerdote?

–Sí.

–Muy bien, hijo mío. Te has ganado el Paraíso. Te corresponde esta bata de poliéster y este bastón de plástico.

–Perdón San Pedro, no es por presumir, pero debe haber un error. Yo soy Joaquín González, el sacerdote.

–Sí, hijo mío, y por eso te has ganado el Paraíso, la bata de poliéster y el bastón de plástico.

–¡No puede ser! Yo conozco al otro señor, era un desastre como taxista, se subía a las aceras, conducía ebrio, no respetaba las señalizaciones, andaba a exceso de velocidad, etc. … y yo me pasé 50 años predicando en la parroquia. ¿Cómo puede ser que a él le toque una túnica con hilos de oro y un bastón de platino, y a mí esto...? ¡Tiene que haber un error!  

–No, no es ningún error. Ocurre que la globalización también ha llegado aquí y hemos adoptado sus nuevos enfoques de gestión. Ya no hacemos las evaluaciones como antes.

–¿Y cómo las hacen?

–Ahora nos manejamos por Objetivos y Resultados. Te voy a explicar tu caso y lo entenderás enseguida. Durante 50 años, cada vez que predicabas, la gente se dormía. Sin embargo, cada vez que el taxista conducía, la gente rezaba y se acordaba de Dios. ¿Te das cuenta quién vendió mejor nuestros servicios? Nos interesan los resultados, hijo mío, ¡RE–SUL–TA–DOS! Así que ahora llévate tu atuendo y entra, que todo está como debe estar.

Autor anónimo