AL OTRO LADO DEL RIO
Una lata con tierra de Treintaytres, labrada y sembrada... al otro lado del rio.

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Dicen que volverán...

04.05.2009 22:44

La cuenta es regresiva. Como si fuera de viaje ya tengo prontita la matera, una cebadura de repuesto, dos termos y la petaca con caña con pitangas del monte del Olimar. El viernes de mañana llega la vieja (con la frazada por el frío), y espero que con algunas empanadas porque a las 7 de la tarde vamos a estar en la cola de la puerta del Estadio. La cámara, el celular, y las ganas de que sean las 21 y se enciendan las luces...

Vuelven Los Olimareños. Para hacer esta espera un poco mas breve publicamos hoy esta charla mantenida por Pepe y Braulio con Gonzalo Sobral, periodista de 2a. Mañana, en Perspectiva, de CX 14 Radio El Espectador.

De la conversación surgen algunas pistas.

(22/4/09 - emitido a las 11.20 horas)

GONZALO SOBRAL (GS):
Se formaron a comienzos de los 60, en el departamento de Treinta y Tres, y se integraron así al pujante movimiento de la música popular. Su primer disco, "Los Olimareños", fue editado en 1962. En 1974 el dúo inició un exilio forzoso, de una década, en el cual estuvieron en Argentina, México y Europa.

El 18 de mayo de 1984, en un lluvioso día de otoño, Pepe Guerra y Braulio López regresaron al país, coronando su llegada con un emotivo concierto que todavía perdura en la memoria de los uruguayos y del cual vamos a estar escuchando tramos a lo largo de los próximos minutos. Cinco años después, decidieron separarse e iniciar caminos solistas.

Será estos próximos 8 y 9 de mayo, en el mismo lugar, en el estado Centenario, la fecha y el lugar que vivirá, 25 años después, el reencuentro de Los Olimareños y el recital de despedida.

Para hablar de la carrera y de lo que se va a poder ver en estos días, es que nos acompañan Pepe y Braulio aquí en estudios. Buenos días a ambos, gracias por la vuelta.

¿Ya tienen la grilla armada, ya saben las canciones que van?, ¿o todavía entran y salen algunas?

BRAULIO LÓPEZ (BL):
No, ya tenemos el repertorio, ya está lo que vamos a hacer.

GS - ¿Cuarenta y cuántas? Dije cuarenta y cuántas, de repente son treinta y pocas.

BL - Treinta y siete. Eran más pero después empezamos a ver, empezamos a elegir y bueno, "esta tiene que ir y la otra también y la otra también.", es difícil.

PEPE GUERRA (PG):
Se nos hacía muy largo el recital y está bien que sea largo, pero si lo hacés muy largo, también conspira, como la silla esta que se me está yendo para abajo (Risas). Entonces al final quedamos en unas 37 más o menos. Lo difícil fue elegirlas, porque incluso uno tiene en la cabeza lo que más le gusta de Los Olimareños pero la gente tiene derecho a tener otra cosa, y todo está en eso, en cuál es el repertorio de Los Olimareños.

GS - ¿Fue bravo elegir hace 25 años el repertorio de aquel mayo del 84?

BL - Me parece que fue más fácil porque eran cosas muy "cantadas". Aquí también hay una cantidad de cosas "cantadas", pero es una cosa más amplia en ese aspecto. Las canciones que fueron en el 84 me parece que eran las precisas. Yo pienso que lo más difícil de todo es acertarle a lo que la gente quiere escuchar. Y nosotros pensamos que vamos a acertar en eso porque en estos años de trayectoria como solistas siempre la gente estuvo dando opiniones y pidiendo que se volviera a hacer algún recital juntos. Son cosas que a nosotros nos quedan en la memoria y las hemos adaptado o hecho en el repertorio que hemos elegido. Pienso que está.

GS - Yo imagino que de las 37 debe haber un montón de las cuales los dos ni dudan que tienen que estar, pero después, ¿cada uno tiene su favorita? Ustedes son dos; uno lo encuentra en bandas con cuatro o cinco integrantes en que además el que escribe es uno sólo y sin embargo cada uno de los distintos instrumentistas tiene su favorita. Cuando le dicen para elegir contestan: "no, a mí me gusta más esta que la otra". ¿Cada uno de ustedes tiene algunas que dicen "no, pará, si son 37 estas cuatro, la verdad, si es que no estamos de acuerdo, deberían estar".

PG - No, simplemente dijimos "¿qué te parece esta?", "esta me gusta", "esta me gusta a mí", "que lindo para hacer esta ¿no?". A su vez nos encontramos bajando las cosas en internet y de repente decimos: "¡Pah! ¿y esta no la pudimos hacer? No, no la pusimos", y hubo que agregarla, porque hay cosas que para los dos están cantadas, como decía Braulio.

GS - Qué pasa con el resto de la banda que los acompaña, ¿quiénes son?

PG - Van a ser Alejandro Tuburich, que también acompañó a Los Olimareños mucho tiempo; Víctor Amaral en acordeón y teclado; Eduardo Pit en el contrabajo, porque Los Olimareños usábamos contrabajo y arco, cosa que le va a dar un sonido pastoso, lindo, como antes, nada más que ahora tal vez nos hemos acostumbrado mucho al sonido digital del bajo eléctrico. Va a estar La Tríada, que nos va a acompañar en un segmento que vamos a hacer de "Todo detrás de Momo", aquel disco tan -te diría- observado por determinada gente, que lo hicimos para hacer un disco que fuera lo más popular y no lo logramos, porque hay cosas que no las lográs (Risas).

GS - Pero hoy en día, 30 años después, la canción carnavalera, la murga canción, es una cosa de lo más común.

PG - En aquella época no se habían grabado todavía murgas ni candombe. En candombe estaba Romeo Gavioli, aquella gente... Creo que estaba grabada la "Retirada del 50".

BL - Sí, claro. Y con el tiempo uno se da cuenta de que la propuesta era bastante ambiciosa, porque es un corso muy especial, inventado por Lena, pero yo quiero mucho a ese trabajo.

PG - Yo le decía al rubio que nos salió muy intelectual el loco este (Risas).

BL - Me acuerdo que estaba Omar Graso, que era un director de teatro. Nosotros lo llevamos a un ensayo para que escuchara, y dice: "ché van a tener que explicar, porque nadie va a entender nada", y al principio realmente no se entendió nada. El disco fue cobrando su belleza, la gente lo fue conociendo a medida que pasó el tiempo. Hoy es una cosa clásica, incluso referente de mucha cosa. Y yo lo quiero mucho porque me parece que es una de las cosas más frescas que hicimos, y logramos como un antítesis de lo que veníamos haciendo nosotros con Pepe.

PG - Y creo que acá en Montevideo se entendió menos, porque era un corso de Treinta y Tres donde desfilaban paisanos a caballo, estancieros a caballo, con las panzas rosadas y el ancho cinturón, que acá no era muy visto en los corsos. Desfilaban cosas de allí, de Treinta y Tres, pero también desfilaban presos, desfilaba la cárcel de la Isla de Flores: "y allá viene la Isla de Flores con un viento de locos, en sus muros de piedra y con voz de porvenir...". Y además era el primer disco que se hacía de una cara y de la otra, todo era lo mismo. Ahora están los compactos esos, bueno, nosotros lo hacíamos compacto pero en pasta (Risas).

BL - En pasta y en lo que se grababa antes que era el análogo.

GS - ...eso leí en la entrevista del domingo en El País, que el sonido va a ser análogo.

BL - Sí, porque pensamos que es una de las formas de poder reflejar mejor la parte tímbrica, con más generosidad. El análogo tiene una cantidad de cosas que el digital no tiene, de repente en frecuencias tales que las enriquecen mucho más el análogo que el digital, eso hablando en la parte técnica. Pero pensamos que más allá de todo eso la gente conoció cómo sonaban las voces y las guitarras de Los Olimareños, lo tímbrico, por el análogo, no por el digital.

PG - Es otro timbre, nos hemos acostumbrado a lo digital y no nos hemos acostumbrado para bien, porque hemos abusado del sonido digital. No lo pasamos por ejemplo por un puente análogo para que no quede tan digital, entonces hay muchos discos de compañeros y jóvenes que salen lindísimos, y a mí me suena a lata. O sea que vamos a volver, en un estadio, a lo análogo, que yo no sé si se ha hecho acá.

GS - ¿Ese sonido análogo va a estar rescatado cuando se edite el DVD?

PG - Por supuesto, sí.

GS - Me llegan mensajes de todos lados, desde gente como Roberto, que dice que nunca superó dos separaciones: la de los Beatles y la de ustedes; Eduardo, que les manda un saludo desde Berlín, nos está escuchando por internet; Ricardo, que nos está escuchando desde Cataluña y también les manda un saludo desde allá. Después mucha gente que pregunta un montón de cosas, hay gente que manda saludos desde lugares del interior, desde Tacuarembó, otro de Pirarajá, alguien de Canelones. ¿Pensaron en algún momento que esta reunión y despedida, este hola y chau, pudiera hacerse allá en el norte, en Treinta y Tres, y que la gente se moviera hasta allá?

BL - Es una pregunta bastante difícil. no en nuestro corazón y en las ganas, sino en los compromisos por los cuales se ha llegado a un acuerdo para hacer estos trabajos del Estadio. Esto es -como dicen y como lo hemos dicho nosotros mismos- una despedida. Pero siempre el corazón está en el pago, indudablemente. No sé, dejémoslo por ahí.

GS - Una despedida quiere decir eso: hola y chau, es decir, Los Olimareños cerró acá, con estos dos conciertos, con el disco, con el DVD.

PG - Pero también estuvimos 20 años en un freezer ¿entendes? Entonces no hay que pretender que nos descongelemos tan rápido (Risas). 20 años separados, estamos retomando todo, lo que por suerte estamos logrando, si ya no lo hemos logrado. Lo fundamental, el timbre de voz, está perfecto, está lindo, está bien.

GS - ¿Cuánto les llevó volver al timbre?

PG - En pocos días...

BL - ...por suerte sí, pero yo me di cuenta de muchas cosas. A mí me parecía que eso era lo que no se había perdido y me sorprendió muchísimo, porque escuchando los discos, escuchándonos a nosotros mismos, me di cuenta que sí, que era lo que más se había perdido. Por otro lado, era lógico que fuera lo que más se había perdido porque llevamos 20 años cantando separados. Una cosa era el "jeito" que tenía el dúo o las dos voces para cantar juntas y otra cosa es la voz de Pepe sola y la voz mía sola. Pero yo pienso que ahora, como dijo él, lo hemos logrado, eso era lo que además me preocupaba a mí cuando recién empezamos a probar de vuelta. Pero lo rescatamos y yo estoy conforme con como está sonando.

GS - Decía Braulio: "la voz de Pepe sola y la mía sola". Cuando cada uno escuchaba la voz del otro sola, ¿se daban cuenta de ese cambio?

BL - Yo me daba cuenta.

PG - ...Sí y a veces parábamos, "¡guarda, ep!".

GS - .porque estaban trabajando con los últimos 20 años.

BL - Exacto, tenemos vicios.

PG - Agarramos y clickeamos en la computadora. Por suerte tenemos la compañera esta.

BL - ...seguro, y por suerte están los discos. Todo eso es una referencia de nosotros mismos, tratamos de hacer un cover de nosotros mismos, o buscarnos, y nos encontramos, indudablemente nos encontramos y para bien. Yo me doy cuenta incluso que en estos 20 años que canté sólo las cosas las hacía más bajas, porque extrañaba los graves de Pepe, y pienso que a él también le pasó un poco eso, los agudos míos como que también los extrañó al principio. Eso va generando otras cosas, por eso encontrar el timbre fue muy importante.

GS - Cuando decías recién, Braulio, "vamos a hacer cover de nosotros mismos", no es poca cosa hacer cover de uno mismo, hay que tener trayectoria y unas buenas canciones para hacer eso. ¿Pero el cover va a ser igual o va a tener movimientos para el costado? ¿Va a tener jueguitos de esos que permite el paso del tiempo?

BL - Pensamos que sí, yo que sé.

PG - Van a ser iguales en la forma, pero de pronto va a haber un acordeón por ahí, que antes no pudimos meterla por carencias económicas de pronto. Hay posibilidades ahora de que podamos tener instrumentos que no los teníamos antes. Aunque fuimos bastante atreviditos antes. Nosotros en "Quiero a la sombra de un ala", por ejemplo, le metimos un órgano y digo órgano porque no es teclado, no existían; ¿cómo se llamaban?

BL - No me acuerdo del nombre.

PG - Nos grabó con un órgano, porque a nosotros se nos había antojado que ahí iba un órgano en "Quiero a la sombra de un ala". Y bueno, de repente le metíamos un bajo, cuando en esa época no se usaba.

***

GS - Le preguntamos a "Atín" Martínez, al productor, que es quien los está acompañando a Braulio y a Pepe. Para el 8 de mayo ya no hay entradas, eso está agotado; están quedando entradas para el 9 de mayo y sí es seguro es que es la última oportunidad de verlos aquí en Uruguay. Habría posibilidades -eso de repente se los contamos en otro momento- de una oferta en el exterior para que vaya este mismo espectáculo.

Empezó como una trayectoria a principios de los 60, va para 50 años. Y fue una canción folklórica, una canción de contenido social, que en algún momento se podía llamar "canción de protesta", pero que después que pasan los tiempos hay que pasarlo al libro de historia de lo que se habla cuando se habla de canción de protesta, de folklor por suerte no. ¿Pero qué creen que han mantenido?

PG - Creo que ante todo, más allá de las cosas que pasaron, la historia que tuvieron que pasar estas canciones, historias muy fuertes, muy bravas, pero que además de todo eso la historia de quererlas prohibir, que no fue tampoco poca cosa, no lo lograron; a mí me parece que fueron canciones muy bien construidas. La gente que hizo posible esas canciones las hizo consciente de que estaba haciendo canciones con una estética muy especial. Entonces, que nosotros hayamos encontrado ese tipo de canciones en Treinta y Tres, donde justo había un ambiente cultural muy fermental, que justo nos hayamos dado de frente con Víctor Lima y conocerlo, con Ruben Lena y conocerlo, y en las ruedas del fogón estar con el mate compartiendo con él y cantidad de gente como con Cacheiro, como Julio Macedo, el Laucha, que nos abrió -nosotros éramos gurises-.

En esa época hablábamos de la poesía de Lorca, de la poesía de aquella generación de poetas impresionantes y hablábamos de poetas latinoamericanos, y había estado Yupanqui en Treinta y Tres. A todo esto, estábamos con toda la influencia del folklore argentino, de toda la música mexicana, de todos los boleros y de todo. E irrumpían nada menos que, en ese momento, aquellos tipos estrafalarios de pelo largo: los Beatles.

Pero sin embargo, nosotros nos quedamos con el entorno ese, con la comarca, y apostamos a ese tipo de canciones. Eso ha sido lo que nos ha hecho durar hasta ahora.

GS - ¿Cómo era lo máximo que se imaginaban cuando arrancaron a tocar juntos que iban hacer? ¿En aquel momento -recién algo contaban del grupo de amigos y demás- se imaginaban que esto como carrera artística era llegar a Montevideo y tá? Ustedes salieron de fronteras obviamente antes que lo obligara la situación política del país, ¿pero se imaginaban que se terminaba en Montevideo?

PG - Decile a Braulio que hable porque si no nos vamos a pelear y vamos a estar otros 20 años. (Risas).

GS - Bueno, sería histórico que en el medio de una entrevista.

BL - .Para tu programa sería fenómeno (Risas).

GS - Claro, en vez de vender el DVD del recital, vendemos el DVD de la pelea (Risas).

BL - Yo que sé, yo no imaginé nunca la proyección que iba a tener esto, el juntarnos para cantar, nunca lo imaginé. Uno empieza muy imberbe todas las cosas y el tiempo mismo, te vas madurando con todo.

GS - Pero en un momento dijiste: "Yo me voy a dedicar a esto. Me gusta, pero además creo que le encontré la vuelta como para que esto sea mi manera de vivir, mi profesión".

BL - .Sí, pero yo fui un vago siempre, trabajé muy poco y no me gustaba trabajar tampoco.

GS - .Trabajar de cantor estaba bueno.

BL - Por eso, trabajar de cantor estaba bueno. Yo que sé, nunca me puse a pensar ni a descifrar esas cosas, simplemente ocurrió y bueno, bienvenida para mí como persona, como ser humano y pienso que para muchos más también fue lindo lo que comenzamos y lo que trascendió. Entonces, bueno, dejémoslo ahí.

PG - Fue una apuesta entre todos, entre toda la gente de Treinta y Tres, una propuesta mejor dicho. Pero no te olvides que en aquel momento, sin quererlo, sin habernos puesto de acuerdo, justo estaba Aníbal Sampayo, por ejemplo, por el litoral, estaba el Sabalero por allá, que estaban haciendo exactamente lo mismo: sacudirse la cabeza para sacarnos de encima todo lo de afuera que teníamos y crear nuestro propio cancionero.

Esto que ahora en el interior es impresionante la cantidad de gente que asiste a los eventos de los festivales, bueno, es un poco producto de eso, de esa gente en Montevideo. Estaba Daniel, posteriormente Yupanqui, la gente de Tacuarembó con su aporte. se logró. Pero para mí que se logró como una reacción. Estábamos quedando prácticamente sin identidad cancionera. Y hemos logrado esto, incluso hemos logrado entre todos. Nosotros nos fuimos al exilio de un país que no cantaba, cantaba muy poquito colectivamente, volvimos y en el estadio cantaba todo el mundo las mismas canciones que quisieron olvidar y no se habían olvidado ni una palabra.

GS - Tiene esa cosa además el folklor, ¿verdad?, que le encuentra la vuelta a sí mismo, no acá, en cualquier lado. En Estados Unidos, un mercado discográfico impresionante, lo que más se vende es música country; olvídense de las estrellas pop y del rock, es lo que escucha el tipo de tierra adentro. Eso funciona en todas partes. Pero, por ejemplo, cuando el folklor tiene saltos de popularidad impresionantes como fueron fenómenos como Soledad hace unos años y ven que canta canciones que habían cantado, que ustedes popularizaron y estrenaron, ¿qué sienten?

BL - Yo siento una satisfacción. Es como un premio, porque lo que uno proyectó y pregonó en los textos o incluso en la forma de cantar. Yo pienso que Los Olimareños crearon una -sin falsa modestia- forma interpretativa y que fue muy fuerte. Incluso hasta ahora hay muy poca gente que se puede desprender de eso porque marcó mucho. Entonces, yo pienso que eso es algo muy gregario, que de ahí parten muchas cosas. Y que Soledad agarre 20 años después y -porque ella estaba de moda en ese momento- cante canciones, para mí, es como un premio, canciones tan bellas como esa del Sabalero.

PG - Más premio es para el Sabalero.

BL - Para él también, claro. Pero pienso que para todos, los intérpretes y los autores, que a veces la gente los separa mucho; yo pienso que están como juntos, porque no se puede separar Lena de Los Olimareños, no se pueden separar a Los Olimareños de Ruben Lena o de Víctor Lino, por algo no se pueden separar. Como que nacieron en un momento y se juntaron en un momento preciso, que la naturaleza, el tiempo, el momento social que se vivía se dio esa conjunción de cosas y bueno.

PG - Como hay cosas de la interpretación que es un misterio, ¿no? Nos estábamos acordando la otra vez en Alemania, en un pueblito no sé dónde era, no había uno que hablara español y los alemanes te querían romper el teatro para que volviéramos a hacer otro. Nosotros no entendíamos nada, nadie entendía nada, porque, además, no entendíamos el idioma. O sea, hay cosas de la comunicación que va más allá de academias, más allá de cosas y que es interesante.

GS - Las noches del 8 y 9 una de las cosas que va a tener es una producción visual bien particular, a cargo de ésta está Walter Tournier, cineasta, amigo personal del Pepe y Braulio, que nos contaba lo siguiente:

(Audio)

"Los temas, por un lado, marcan una cierta época. Eché mano de alguna manera a un archivo fotográfico que tenía, por un lado, y por otro lado también está el hecho de que vamos a usar bastante una parte expresiva, dibujos y eso; por un lado, dibujos de niños que son muy expresivos, muy libres, para algunos temas. Y también en otros casos vamos a hacer una mezcla de fotografías con dibujos, o sea, una cuestión expresiva para no quedarnos en la época, 20 o 30 años atrás, sino darle, de alguna manera, una cuestión, quizá, más artística. Lo estamos trabajando desde ya hace días: hay que sincronizar todo con las canciones, hay que trabajar todas las fotos, los dibujos. Es como hacer todos clips, son como 10 clips que van a haber, porque cada uno de ellos hay que trabajarlos con la imagen, hay que ver toda la parte de sincronismo para que caigan las imágenes junto con las canciones. Y bueno, al final habrá una sorpresita que no quiero adelantarla; que sea sorpresa para todos".

(Fin del audio)

GS - Y la sorpresa yo tampoco se la pregunto a ustedes. Guárdenla y el que vaya el 8 y el 9 lo verá y si no, se lo contarán los amigos.

Desde que anunciaron esta despedida, este reencuentro y despedida del 8 y 9 imagino que los habrá llamado un montón de amigos para decirle: "Ché, mirá, yo voy, por favor que no falte." ¿qué cosa?

BL - Y sí, sobre todo los temas.

PG - Cantidad de canciones.

GS - Más de 37.

BL - Por eso, mucho más, no nos va a dar el tiempo para complacerlos a todos en todas las canciones, porque hay canciones queridísimas, pero lo único que pedimos que entiendan que es imposible, tenemos que quedarnos cinco horas cantando y nosotros como seres humanos no vamos a resistir para cantar todas, ¿no? Porque son como 240 las que hemos grabado.

Como te dijimos al principio, empezamos a elegir y bueno, pero sí vamos a hacer. al final ya así grosso modo ya iban 40 y pico.

GS - Así que lo que más les han pedido es eso, canciones.

BL - Y sí, es lógico. Porque las canciones son una especie de recordación permanente, en cada momento, porque le ocurre a Pepe cuando está cantando sólo o a mí, que yo empiezo a cantar cosas y la gente empieza a cantar sola. Como él decía: nos fuimos y dejamos un país que no cantaba y pucha, ahora sí que canta y canta en serio. Aparte, a veces si hay canciones que yo no cantaba, que cantaba con el dúo, la gente las empieza a cantar sola como susurrando. Y eso es hermoso, porque te da una fuerza tremenda y reivindica una cantidad de cosas que uno pregonó y que pensaba que tenía dudas y que bueno. como mismo Ruben Lena dice en "todo detrás de Momo crecerá, no crecerá", pero sí que creció y como.

GS - Joroba cuando uno anda arriba del escenario que la gente empiece a cantar y sentir eso del otro lado. Yo digo: por un lado, emociona, ¿verdad?, ¿pero por el otro complica?

PG - No, no complica para nada, al contrario, ayuda, te sentís más distendido, te sentís ayudado por la gente. Cuando la gente canta es lindísimo.

BL - Y es un respaldo.

PG -Acá es de los pueblos que cantan muy bien afinados y con el tiempo bien; hay otros pueblos que.

GS - ¿Quién? A ver, mata a uno.

PG - No, no, no me digas, que voy a matar a nadie.

GS - .Como los alemanes aquellos que no sabían ni lo que cantabas pero querían que volvieras.

PG - Esos además estaban chupando cerveza (Risas). El pueblo nuestro es bastante afinado cuando se ponen a cantar.

BL - Sí, y esperan los compases. Sobre todo, lo que a mí me ha llamado la atención es cómo la gente captó los silencios, porque en la interpretación del dúo nosotros jugamos muchísimo con los silencios y me parece que una de las cosas de más hallazgo que nosotros hemos logrado son manejar los silencios que son tan importantes como el sonido. Y la gente ha captado eso. Por ejemplo, en "A Don José" la gente tiene la interpretación de Los Olimareños muy profunda, agarrada y cantar con ellos es como si estuviera cantando uno.

PG - Y "A Don José" no fue hecha como un himno y sin embargo, la gente se empieza a parar sola cuando se canta.

GS - Y si no la meten en los "bises", hay problemas ¿no? Si se les ocurre la mala idea de ponerla antes de los "bises", van a tener problemas, la van a pedir de nuevo.

PG - Por eso va por último. (Risas).

BL - Es el postre.

GS - Tiene que ser la 37; en eso no hay duda




27.04.2009 00:17

Los Olimareños "También la gente nos debe a nosotros"

Alexander Laluz

Sebastián Auyanet

A tres semanas de los dos conciertos en el Centenario, Pepe Guerra y Braulio López recibieron a El País. Es la primera entrevista tras la noticia del regreso del dúo. Tienen mucho para contar: historias llenas de nombres entre elocuentes silencios.

Pepe acaba de despertarse de una siesta breve. Sin demasiados protocolos busca en su cocina una pera y prepara el café. Braulio llega un poco más tarde, pero pidiendo que controlen a los tres grandes perros de su viejo compañero porque llegó con su hijo. "Es el mismo olimareño de siempre", dice Pepe. Y tras sortear con bastante fortuna las caninas demostraciones de afecto, Braulio se suma al café y a la charla. Una hora después, la rueda se amplía con la visita del cineasta Walter Tournier. Llegó hasta la casa de Pepe para ultimar detalles de la producción visual que realizará para los conciertos del 8 y 9 de mayo, y, de paso, integrarse a la rueda de café.

Los temas se van sucediendo al ritmo de una sobremesa. Quizás por el sol, la hora o la laguna que se recorta en un gran ventanal, las formalidades de una entrevista ceden el lugar a la recuperación de historias. Los temas siguen el hilo azaroso de la memoria. La etapa en que cantaban en Treinta y Tres, la fonoplatea de CW 45, Rubén Lena, "Laucha" Prieto, Yupanqui, el exilio. Pero los conciertos en el estadio Centenario eran un punto de llegada obligatorio. Las expectativas y las especulaciones son muchas, demasiadas. Pero también campean las confusiones, los disgustos.

Después de veinte años de no tocar juntos, Los Olimareños se reunirán sólo para los dos conciertos. Ni antes ni después, Braulio y Pepe estarán juntos en un mismo escenario con el nombre que se convirtió en un emblema de nuestra canción popular.

Dando un previsible rodeo retórico, Braulio evita las explicaciones acerca del silencio asumido para después de estas presentaciones, aunque deja una mínima luz para la duda. Pepe, en cambio, mantiene un riguroso silencio. Durante la conferencia de prensa en la que se presentó el evento él fue claro y tajante: "será nada más que un hola y chau", había dicho. Y hoy la afirmación es la misma. Se concretó una segunda fecha porque, como era previsible, el público agotó en muy pocas horas las entradas para la primera. Pero el contrato firmado con la productora del espectáculo determina que después del Centenario Los Olimareños no podrán volver a tocar juntos. "A mí no me gusta hacer especulaciones -dice Braulio-, el compromiso que tenemos nosotros y lo que acordamos con la productora es hacer esto puntualmente y se acabó. Las ganas por supuesto que dan hasta ahí". No obstante, el nombre y las canciones seguirán en la memoria de todos. Y el CD y DVD que se editarán unos meses después, servirán como documento histórico y musical único, y un alimento para esa memoria.

Analógicos. "Sintetizar toda nuestra historia es como demasiado, aunque vamos a tratar de reflejarla de la forma más fiel posible", señala Braulio mientras recuerda los títulos de algunas canciones. De cojinillo, Isla Patrulla, El orejano, A don José se cruzan inevitablemente en la charla. "No tenemos ni que pensarlo -agrega Pepe-, esas canciones ya están. El problema es que en realidad tenemos que sacar canciones, el repertorio es tan extenso, y hay algunas que le gustan más a Braulio y otras a mí. Lo vamos a hacer como lo hicimos siempre, a nuestro entender, porque nunca hicimos demasiado caso a lo que dice la gente".

La selección del repertorio es compleja. Para Pepe, este problema "lo deben tener, salvando las distancias, gente como los Rolling Stones, Paul McCartney, Paul Simon. Hay canciones que han resistido tanto al tiempo y permanecen tan frescas, que cualquiera te pude decir `tenés que cantar esa canción`, y no hay más remedio. No hay que olvidarse que hay gurises, algunos de cuatro o cinco años, que se han criado con ellas, y eso es porque se han transmitido de generación en generación".

Para completar esa síntesis histórica que propondrán en el Centenario, Los Olimareños no estarán solos. La lista de músicos que participarán es bastante acotada, porque la idea es "dar una imagen medular del dúo: las dos voces y las dos guitarras, que es lo que la gente recuerda", especifica Braulio. La enumeración corre por cuenta de Pepe: "en el acordeón estará Amaral, Jorge Risi va a acompañar a Braulio en una canción con el violín, y Turubich tocará la percusión. Pero todavía tenemos que ensayar con ellos".

"Además -agrega Braulio- tendremos la colaboración de Walter Tournier para las imágenes que se van a proyectar en una pantalla. Él es un amigo de toda la vida que se ha sumado a este proyecto". Tournier, que ya estaba integrado a la charla, aprovecha para aclarar "que no hay mucho tiempo para crear algo especial, por lo que será una pequeña cosita hacia el final del concierto".

Y el dato que dará el toque distintivo a estos recitales, con el que muchos melómanos seguramente estarán de acuerdo, es el sonido: "va a ser analógico -explica Braulio-, porque queremos reflejar sobre todo el aspecto tímbrico tradicional de Los Olimareños". A lo que su viejo compañero añade una suerte de declaración de principios: "no habrá nada digital, porque eso es horrible, está destrozando el sonido".

Sin falsa modestia. Al explicar los detalles musicales de este reencuentro, Pepe también se despacha contra algunos malentendidos.

La deuda afectiva y simbólica que el dúo tiene con el público es muy grande. Pero "es bueno aclararlo -dice Pepe en tono severo- también la gente nos debe a nosotros. Si a Braulio y a mí no se nos hubiera antojado cantar canciones de Rubén Lena o Víctor Lima, qué hubiera pasado. Nosotros apostamos a una estética. Eso nunca lo dijimos. Eso ocurre también con el flaco Zitarrosa, por ejemplo. O con Walter (Tournier). Si a él no se le hubiera ocurrido hacer los macaquitos para la televisión, ¿quién lo hubiera hecho?".

Y afinando un poco más la puntería agrega: "he sentido en televisión, en radio, que la gente dice `cómo van a poner entradas tan caras, si son Los Olimareños`. Te dicen eso, pero, quizás, si se tratara de artistas extranjeros no lo dirían o lo pensarían. La gente se hizo su propio libro con esta historia".

La imagen que redondea este alegato estaba casi cantada. "¿Por qué te crees que Gardel es Gardel? Él fue quien se atrevió a cantar a Discépolo, a Celedonio Flores. Porque esto de la comunicación es un ida y vuelta". Es innegable, una historia de comunicación y música tan larga como la de Los Olimareños no se construye en un sólo sentido.

La construcción de una nueva canción

El paso del tiempo ha dejado signos visibles en los dos olimareños. Ellos mismos lo reconocen: el cuerpo ya no aguanta los mismos trotes de otros tiempos. Cuando empezaron, a principios de los `60, el camino se abrió a puro esfuerzo. Había que trillar pueblos, ciudades, boliches, vinerías. Pepe hace memoria: "en aquella época había una cantidad de vinerías acá. Y allí batallábamos Numa Moraes, Tabaré Etcheverry, el flaco Zitarrosa, Carlos Molina. Y cantar una canción uruguaya era como una cosa fuera de lugar". El pulso musical lo marcaban los Beatles o el llamado folclore argentino. Y esta última movida, el dúo reconoce que les sirvió de motor para emprender una búsqueda diferente. "Cuando comenzamos a tocar candombes con la guitarra, la gente nos decía `esto no es folclore`", dice Braulio. El tiempo y la búsqueda empecinada, sin embargo, dieron sus frutos. Gracias al legendario "Laucha" Prieto, Pepe y Braulio conocieron a Rubén Lena y sus canciones. Víctor Lima y Serafín J. García, ya estaban en sus sendas musicales y poéticas. Y junto a esa generación pionera (Zitarrosa, El Sabalero, Viglietti), se construyó "un mapa musical, dice Braulio, que no teníamos", y fue continuado por las generaciones siguientes. De aquella época surgieron canciones que se convirtieron en himnos, como A don José, y en las nuevas marcas de identidad cultural.

A 25 años del concierto en el Centenario que selló el regreso de Pepe y Braulio

"Tenemos que tener el corazón muy fuerte para aguantarle otra vez a ustedes las miradas y no caer en la emoción hasta las lágrimas". Las palabras de Braulio vibraban con una multitud que no se amedrentó con la lluvia, y colmó el estadio Centenario el 18 de mayo de 1984. Horas antes, Los Olimareños habían llegado al aeropuerto de Carrasco para poner fin a muchos años de exilio. El recibimiento fue único. Una larga caravana los acompañó hasta Montevideo. Y quienes no pudieron llegar seguían la emotiva llega por la radio. La memoria vivía una fiesta. Las voces y las guitarras que ya eran mito, leyenda, historia, se hacen hombres de carne y hueso. Allá, en el exilio forzado "siempre estábamos como olfateando, buscando el rastro de algunas referencias con Latinoamérica, con Uruguay. Siempre estábamos pensando en volver", dice Braulio a El País. Después de aquel 18 de mayo, el dúo siguió activo unos pocos años más, hasta que en 1990 deciden separarse e iniciar sus carreras como solistas. La esperanza (y los rumores) de una reunión, sin embargo, jamás se extinguieron. Y esas voces volverán a sonar juntas este 8 y 9 de mayo, y la memoria vivirá un nuevo e irrepetible homenaje, pero teñida por emociones y vivencias muy diferentes.

Casi medio siglo dedicado a la música popular

Los Olimareños se formaron a comienzos de los años 60, en el departamento de Treinta y Tres y se integraron así a un pujante movimiento de nuestra música popular.

El repertorio del dúo se conformó con canciones originales de Rubén Lena, Víctor Lima, y musicalizaciones de textos de poetas como Serafín J. García.

Su primer disco, Los Olimareños, fue editado en 1962, y dos años más tarde llegó el segundo: Los Olimareños en París.

En 1971 graban Todos detrás de Momo, un disco conceptual y pionero para el género de la murga-canción.

En 1974 el dúo inicia un exilio forzoso de 10 años. Durante ese tiempo recorren Argentina, México y Europa.

El 18 de mayo de 1984 regresan al país, y cinco años después deciden separarse e iniciar caminos individuales.

Tomado de El País Digital




24.04.2009 15:53

El clima no es de viejos amigos, aunque haya sonrisas, complicidades y vivencias en común. El trato entre ambos se parece más al de dos socios; mientras Braulio López tiene una actitud conciliadora frente a las preguntas, "Pepe" Guerra es por momentos tajante. "Elegimos un repertorio acorde con lo que quiere la gente; son unas 27 canciones", adelantan.

-¿La mayor parte del tiempo estarán a dos guitarras?

-B.L. Sí, nos parece importantísimo, porque fue como el público empezó a escucharnos. Las voces y las guitarras eran los elementos, no había otras cosas. Hay muchos discos nuestros que están grabados así, entonces nos pareció que teníamos que respetar la esencia. De todos modos, en varios pasajes estaremos acompañados por teclados, acordeón, percusión, contrabajo, batería y violín. También participará la batería de la murga La Tríada.

-¿Eligieron que el sonido sea analógico?


-P.G. Sí, porque es el que más se parece al sonido del disco de pasta. No es casualidad que hoy los grandes músicos del mundo recurran a aquellos aparatos de veinte canales.

-B.L. Fijate que cuando empezamos a grabar teníamos solamente un micrófono al medio para las dos guitarras y las voces.

-¿Les molesta que los sigan consultando sobre los motivos de la separación?

-B.L. A mí, sinceramente me molesta.

-P.G. Para mí es gratuito. Cuanto menos nos parezcamos a cierto periodismo argentino mejor, porque ya en bastantes cosas nos parecemos. Será que cuando se les agota la capacidad creativa recurren a esas cosas tan burdas que son los chimentos.

-En 1984 tocaron en el Estadio Centenario al regreso del exilio. Esta vez lo harán con el Frente Amplio en el gobierno. ¿Qué significa eso para ustedes?

-P.G. A mí no me provoca nada. Voy a cantar igual que aquella vez, con las mismas expectativas. Tenemos otro gobierno, diferente de aquel, es cierto. Además, dudo que nos aplaudan más porque haya más gente del Frente Amplio.

-El Uruguay de hoy, ¿se acerca más a ese país que soñaron?

-B.L. Los sueños son tan grandes y exigentes en la cabeza de uno que yo contestaría que no.

-P.G. Las expectativas no están colmadas; de todos modos, pienso que se adelantó en comparación a cómo estábamos antes. Pero uno sueña con muchísimo más.

-¿No les queda pendiente tocar en Treinta y Tres?

-P.G. Nos quedaría pendiente tocar en todos los rincones de todos los pueblos y de todos los parajes, pero es imposible.

-¿Les molesta que algunos digan que se reúnen por dinero?

-B.L. La gente a veces se mete demasiado en la vida de los demás.

-P.G. ¿Por qué estás haciendo este trabajo? Porque te pagan. A nosotros también.

-¿Cómo seguirá la vida de ambos después del Centenario?

-P.G. Preguntale a un jubilado qué va a hacer. Tabaré diría que va a pescar (se ríe). Yo tengo un pequeño estudio en mi casa; capaz que hago cosas a nivel musical, pero voy a descansar de los escenarios unos cuantos años.

-B.L. Yo no lo tengo planificado.

-¿Cómo fue hacer canciones en la década del '60, cuando las influencias musicales venían de afuera y no había una identidad a nivel musical?

-B.L. Fue natural, porque en Treinta y Tres había una cantidad de poetas, de músicos, de gente de teatro... era un bastión fuera de Montevideo. Venimos de ahí y el contexto nos empujó a hacer esto. Era un campo fértil.

-¿Cómo ven a las nuevas generaciones de músicos?

-B.L. Yo creo que hay propuestas buenísimas y ojalá que lo que nosotros hicimos se pueda tomar como referencia. La gente del rock, que es el género que más marketing tiene hoy, ha tomado cosas de Alfredo (Zitarrosa) y de este lenguaje. A mí me parece que los años '60 fueron un volcán y en ese tiempo el rock no tallaba acá.

-P.G. Recién aparecían Los Beatles. Yo creo que hoy se le da poca importancia al texto, algo que nosotros cuidábamos tanto. El texto en sí, el contenido, es otra cosa; me refiero a cómo está construida una frase, una canción. En eso tuvimos la suerte de encontrar a Ruben Lena, a Víctor Lima. Para mí, ese aspecto tiene una importancia brutal para la permanencia de la canción. Charly García para mí es flor de músico, pero renguea en la letra.

-¿Les gustaban Los Beatles?

-B.L. Sí, a mí sí; pero no los Rolling.

-P.G. En un disco de un tipo nunca te va a gustar todo lo que hace. Para mí se perdió aquello "yupanquino" del rigor estético en la letra. Ahora cualquiera escribe y con una buena música pasa. Y tienen marketing, algo que no teníamos nosotros. Le dan bombo. Lo nuestro humildemente todavía compite con eso y nació a la intemperie, sin nadie que lo ayudara. Es la canción más desprotegida que hubo en el mundo, igual que los clásicos de "El Sabalero", Zitarrosa y muchos otros. Lo importante era lo que venía de afuera.

-En aquellos tiempos, ¿cómo se llegaba a la gente?

- B. L. Cuando empezamos a hacer las giras por el departamento de Canelones nos llevaban unos amigos en el auto. Y si no había nadie, ellos se sentaban como público y la gente empezaba a entrar tímidamente para ver quiénes eran esos dos que se anunciaban. Montevideo fue la última ciudad que nos dio pelota; nos empezaron a conocer recién cuando cantamos en los tablados en Carnaval.

-P.G. Montevideo siempre estuvo atenta a lo que pasaba afuera. Curiosamente en Argentina también nos pasó lo mismo: primero nos escucharon en el interior y después en Buenos Aires. Parece que estamos marcados por los puertos.

-¿Fue sufrida la carrera del dúo?

-B.L. Sí, nos cagamos de hambre muchos años. Hay un porqué siempre. Fuimos pioneros en una cantidad de cosas. Por eso me parece totalmente ingrato que nos pregunten si nos juntamos para cobrar plata. Hace cincuenta años que cantamos cosas de aquí. No es justo.

-P.G. Hubo de todo y cosas lindísimas como la que nos suceden ahora. También creo que no toda la gente dice eso, hay otros que lo ven clarito. ¡Que nos permitan jubilarnos!

-¿La época más dura fue durante el exilio?

-B.L. ¡Yo no sé cuál no fue dura (se ríe)! Nuestro país no tiene ninguna protección para los artistas, recién ahora están haciendo algo. Aparte siempre fuimos masacrados por las empresas y las discográficas, no te pagaban nada.

-P.G. Yo creo que en el fondo no nos fue mal, no sufrimos mucho. Siempre tuvimos el apoyo de la gente. Y de quienes nos acogieron en su casa en Montevideo y nos dieron de comer. ¡Si no fuera por ellos nos habríamos tomado el tren de vuelta para Treinta y Tres!

Tomado del Diario Última Noticias
Edición del 24/04/2009.-



31.03.2009 22:32

Hola y adiós

Los Olimareños vuelven para su concierto final el 8 de mayo

Es difícil comunicar a quienes no vivieron esa época -o eran muy pequeños como para entenderla- lo que significó el recital de Los Olimareños el 18 de mayo de 1984, porque es difícil para alguien crecido en la razonable libre expresión de la democracia el espacio de libertad mínima, esperanza y moderada rebeldía que implicaba escuchar a los cantantes prohibidos durante una dictadura militar tan obsesiva que no sólo censuraba la música con contenido político sino cualquier metáfora que aludiera a algún tipo de liberación o simplemente que los toscos censores no entendieran.

Pero lo prohibido, sobre todo lo injustamente prohibido, atrae, obsesiona y se resignifica, y la música de Los Olimareños -como la de Zitarrosa, Numa Moraes o los cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés- se convirtió en un objeto de tráfico, de reproducción (en casetes de segunda, tercera o cuarta generación) y ejecución semiclandestina, de volúmenes bajos y empatía alta.

Música escuchada con la atención de un cabalista, como si ella de por sí fuera capaz de derribar a la dictadura y devolver a los milicos -ese término campestre y originalmente cariñoso que se había vuelto el más despectivo de los insultos, una palabra hecha para ser susurrada con furia- a los cuarteles de donde nunca debían haber salido.

Para 1984, las paredes de la censura musical ya estaban resquebrajadas y ya hacía tiempo que se podía volver a encontrar los discos de Los Olimareños en la feria de Tristán Narvaja y que el estremecedor candombe "Ta' llorando" se había convertido en un tremendo -y tardío, ya que fue editado en Uruguay con seis años de atraso de su edición mexicana- hit radial que recordaba a todos los uruguayos residentes en el país la otra nación, la forzada a emigrar y que en esa canción anunciaba su pronto regreso con una convicción que sólo alguien exiliado desde hacía una década, como Braulio López y Pepe Guerra, podía expresar. Y en el otoño de 1984, con las elecciones más o menos democráticas ya a la vista, fueron los regresos de Los Olimareños, Alfredo Zitarrosa y Daniel Viglietti los que dieron la señal más palpable de que la dictadura había terminado, aunque aún durara unos meses más, porque, como decía Borges, cuando alguien se va es porque ya se fue, y si Zitarrosa y los Olima estaban de vuelta en Uruguay significaba que los milicos ya no mandaban, o no lo hacían tanto.

Fue en ese marco y con la experiencia aún fresca del estremecedor regreso de Alfredo

Zitarrosa el 31 de marzo -recibido por decenas de miles de montevideanos que salieron a saludarlo a la rambla a su regreso a Montevideo y su traslado desde Carrasco al Centro- que los Olimareños realizaron su recital de reencuentro con su país en el Estadio Centenario ante 50.000 personas que soportaron una lluvia torrencial que habría vaciado cualquier evento al aire libre que no estuviera tan cargado de significados, y que colaboró con las dimensiones míticas del evento.

Hasta el día de hoy escuchar la grabación de ese concierto -editado por Ceibo bajo el nombre de Si esto no es el pueblo-, y escuchar a esas decenas de miles de gargantas coreando -con un pequeño delay producido por las dimensiones del escenario el popular "A Don José", es, más que una experiencia estética, una inmersión directa en la Historia contemporánea.

25 años después

Los tiempos cambian y las conferencias de prensa también, por lo que era algo extraño ver a Pepe y a Braulio sentados uno junto al otro, encanecidos pero lejos de aparentar los 20 años que pasaron desde la disolución del dúo, en el lujosísimo marco de la sala de conferencias del piso 25 del Sheraton de Punta Carretas, rodeados de promotoras estilizadas como modelos y publicidades de una cadena de locales de cobranza. Lo primero que hicieron fue confirmar la fecha de la reunión -única y final, ya que Guerra ha anunciado su voluntad de retirarse "unos cuantos, cuantos años" de la música luego de este concierto- que será el viernes 8 de mayo, 10 días antes del aniversario de aquel recital realizado hace un cuarto de siglo; "no quisimos -dijo Braulio López- ser tan lapidarios de hacerlo exactamente en la misma fecha, pero lo lindo era hacerlo en mayo".

La conferencia se desarrolló entre decenas de preguntas redundantes realizadas por lo general en un tono entre reverente y confianzudo, pero siempre excesivamente emocionado, y fueron contestadas con pocas palabras pero gran amabilidad a pesar de lo insólito de algunas ("¿vuelven a la guitarra criolla?"), preguntó un presente, como si alguien hubiera visto a alguno de los dos tocando con una Gibson Les Paul). El show será bastante más largo que el del 84, tendrá algunos músicos acompañantes (incluido el tremendo Jorge Trasante en percusión), consistirá esencialmente en los temas clásicos del dúo y será para una audiencia más limitada, ya que solamente menos de 15.000 entradas -ubicadas en la Tribuna Olímpica- se pondrán a la venta

y con precios que van desde los 250 pesos hasta una cifra diez veces mayor.

La pregunta más repetida fue la del motivo de este retorno, una pregunta que ya había sido respondida en el comunicado en el que se anunció este show, pero luego de descartar la interrogante implícita de si lo hacían por motivos económicos, López lo resumió de la siguiente forma: "uno siempre está en deuda con la gente y pensamos que nos vamos a morir sin corresponder totalmente a esa fidelidad tan profunda de la gente a lo que hicimos con él y junto a todos los autores que nos apuntalaron, como Víctor Lima, Ruben Lena y toda esa cantidad de gente valiosísima".

A pesar de sus raíces tercamente afianzadas en el folclore rural, el Canto Popular siempre fue un género más bien urbano e intelectual de sus principales expositores. Pero de la primera gran generación del género -es decir la que tenía como principales expositores (y bestias negras de la dictadura) a Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti-, Los Olimareños fueron los que mantuvieron mejor equilibrio entre los sobretonos urbanos de la canción de protesta y el genuino folclore del interior. Sobre todo (excelentes) intérpretes antes que compositores, Los Olimareños supieron elegir una canción para cada uno de los potenciales escuchas de folclore y/o Canto Popular, yendo tanto del común denominador ("A Don José") como a un cancionero más hermético, especialmente para el público ciudadano. Ambos se mostraron confiados de, a pesar del tiempo pasado, estar a la altura de sus enérgicas actuaciones de décadas pasadas, López dijo sin arrogancia que "la naturaleza ha sido generosa con nosotros y todavía podemos cantar las mismas canciones en el mismo tono".

Por supuesto que la mayor curiosidad corría por el lado humano, y privado, de la reunión, por el cómo estaban hoy en día las relaciones entre ambos músicos, de los que se sabe que estaban profundamente enemistados a pesar de vivir a tres minutos uno del otro. Un periodista presente les preguntó si no se cruzaban por el barrio. "En el barrio, no, porque él no va a los boliches", dijo con gracia Guerra, un hombre al que se asocia generalmente con la cultura del mostrador, a lo que un López divertido retrucó con un: "yo voy al boliche, pero a comprar otras cosas". Pero eludieron con

elegancia las preguntas sobre los siempre oscuros -y especuladísimos- motivos de la agria ruptura del dúo en 1990, descartándolas como "chusmerío", pero dejando entrever lo radical del quiebre mediante referencias laterales como el relato de López acerca del entusiasmo de su hijo por conocer finalmente a ese famoso Pepe junto al que su padre se había hecho tan popular.

Pero es de suponer que no sólo el hijo de López siente la intriga de ver reunido al dúo más exitoso y trascendente no ya simplemente del folclore sino de la música uruguaya en general, algo que casi nadie menor de 30 años ha tenido la oportunidad de hacer, y de estar presente en lo que aparentemente es el adiós definitivo, en cuanto a presencia en vivo, de algo que más que un mero ejercicio de nostalgia es posiblemente también el adiós a un tiempo en que una canción era mucho más que solamente eso. ¦ GC

Publicado en la Edición de LA DIARIA del 4 de Marzo.




04.03.2009 22:23

Cobertura para el Diario LA REPUBLICA.

Concierto. Viernes 8 de mayo a la hora 21.00 en el Estadio Centenario

Los Olimareños: "Este regreso es una deuda contraída con la gente"

Ayer, en una concurrida reunión de prensa realizada en el piso 25 del hotel Sheraton, Pepe Guerra y Braulio López volvieron a ser Los Olimareños, al brindar detalles del concierto que brindarán el 8 de mayo a la hora 21.00 ante la tribuna Olímpica del Estadio Centenario.


Olimareños. Braulio López y Pepe Guerra ayer, en momentos previos a su ingreso a la rueda de prensa.

Luego de transcurrir diecinueve años de su disolución como dúo, uno de los proyectos artísticos que se convirtió en el sistema nervioso y emocional de la mayor parte de los uruguayos, Los Olimareños volverá a cobrar forma aunque por única vez y específicamente para este concierto que se realizará en nuestro máximo coliseo deportivo.

En este encuentro con la prensa ambos artistas afirmaron que la razón que los llevó a reunirse "es una deuda contraída con la gente, el pueblo uruguayo, con esa gente que durante casi dos décadas, además de mantener en el tapete al dúo, a cada paso nos preguntaba para cuándo iba a ser posible el regreso como Los Olimareños".

Mostrando a cada instante alegría y agradecimiento, en cincuenta minutos Braulio y Pepe pasaron revista a diversos acontecimientos de su rico historial, recordando algunas anécdotas que por conocidas ya forman parte del corpus mitológico del dúo.

Explicaron que están ensayando tres veces a la semana, "lunes, miércoles y viernes hasta que nos vence el cansancio", y que hasta el momento han seleccionado casi cincuenta canciones. "De pronto nos acordamos de alguna y ahí nomás la agregamos, pero después nos damos cuenta de que son muchas y que vamos a tener que ir afinando la selección".

Respecto a los derechos humanos en Uruguay afirmaron que "se está tratando de hacer justicia, de que la cosa se aclare. Todos los seres humanos tenemos un tiempo de perdón, sobre todo de aceptar que a algunos seres queridos no los tenemos más, pero que estan en nuestro pensamiento y en lo más profundo de nuestro corazón. A nivel de civilización estamos haciendo lo posible para solucionar adecuadamente esas cosas en un Estado de Derecho".

Por parte del responsable de la organización, Atín de Belgrano Producciones, se aseguró que se contará con la infraestructura necesaria para el buen desarrollo del espectáculo y se informó que el precio de las 18.864 entradas que serán puestas a la venta oscilará entre $ 250 las generales y $ 2.325 (platea vip con 200 localidades). En total serán diecisésis precios diferentes de acuerdo a su ubicación. Ayer un productor argentino manifestó su voluntad de comprar tres mil entradas para ser vendidas en su país, demostrando así que Los Olimareños también continúan despertando interés fuera de fronteras.

Emocionados aunque sin desbordes, con afabilidad, ambos artistas contestaron todas y cada una de las preguntas realizadas mostrando una gran madurez y también sagacidad para eludir las reiteradas preguntas que se formularon acerca de su separación diecinueve años atrás, destacando la importancia del presente y el futuro de la canción popular. "Cuando ya no estemos nosotros, vendrán otros. De hecho hay muchos artistas jóvenes que están haciendo sus cosas y cosas de mucho valor" ­coincidieron en afirmar ambos.

El repertorio que se interpretará incluirá canciones reconocidas como históricas, serán aquellas que la gente siempre quiere escuchar; "son muchas canciones que, por supuesto, no las vamos a poder hacer todas, pero vamos a hacer una carrada de ellas".

Ante la insistente pregunta referida a si éste será el único concierto, se explicó que el contrato así lo exige, "será el único, pero tal vez, si se agotan las entradas y la demanda sigue siendo muy fuerte, habrá que reunirse nuevamente con el productor y decidir qué se hace. Lo que hay que destacar ­afirmaron­ es que nos pusimos de acuerdo para este recital del 8 de mayo, un mes que para nosotros es muy importante, es casi un símbolo porque en mayo de 1984 regresamos al país tras diez años de exilio. Aquel retorno con aquel concierto en el Centenario nos marcó muchísimo".

Con 44 discos editados, Los Olimareños afirman hoy que su permanencia en el cariño y el respeto de la gente "es algo misterioso, es un fenómeno de la comunicación y también de los autores de las canciones que generalmente no se nombran pero están ahí y son fundamentales, entre ellos Ruben Lena, Víctor Lima, Serafín J. García y tantos otros".

En el concierto estarán acompañados por Jorge Trasante y Alejandro Turubich en percusión, Víctor Amaral en acordeón, Jorge Ricci en violín, una batería de murga y un coro de niños que se sumará en la interpretación de "A Don José".

"Estamos contentos y trabajando para corresponderle a la gente como se debe. Todo se lo debemos a la gente y es a ella a quien nos debemos."

Más que un conjunto de canto popular, Los Olimareños se han constituido en un fenómeno social irrepetible.

En el concierto del 8 de mayo se podrán escuchar canciones que le marcaron el camino a varias generaciones de uruguayos con la forma de andar y de decir de Los Olimareños. Entre otras, se escucharán "Orejano", "Isla Patrulla", "Los orientales", "Milonga del fusilado", "Del Templao", "A Don José", "A Simón Bolívar", "La ariscona", "De cojinillo y la emblemática "Hasta siempre".

Los Olimareños siguen constatando que permanecen en la memoria colectiva de todos los uruguayos como un punto referencial. Bienvenidos.




04.03.2009 22:14



Los Olimareños hablaron de su regreso que terminará
con la publicación de un disco y un DVD en vivo

"Ahora somos más viejos
pero nos cansamos menos"


Cobertura del Diario ULTIMAS NOTICIAS, Edición del 4 de Marzo

El dúo Los Olimareños anunció en conferencia de prensa el concierto de reencuentro que ofrecerá el 8 de mayo en el Estadio Centenario. "Será un hola y chau", aseguró "Pepe" Guerra, aunque la producción no descarta agregar una segunda fecha en caso de que se agoten las entradas.


"Esta movida es la última" dijo tajante "Pepe" Guerra, quien aprovecha la oportunidad para retirarse de los escenarios por un largo período. "Me retiro, pero no sé. A veces digo que es definitivo y no es así. Me digo y no me desdigo (se ríe), pero lo que sé es que estaré de vacaciones por unos cuantos años. Y ya que esto estaba pendiente, un cierre así me viene como anillo al dedo", confesó en la reunión con la prensa.

Mucho se especuló desde la separación del dúo con que hubo diferencias irreconciliables a nivel personal entre ambos y cada pregunta referente al tema los puso a la defensiva.

"No tienen nada que ver las relaciones personales. Eso es un chusmerío. Ojo que no nos parezcamos a la prensa argentina", respondió "Pepe" Guerra. Mientras que Braulio, un poco más diplomático subrayó que "lo importante es que pudimos llegar a un acuerdo con 'Pepe' para poder cantar juntos".

El concierto se realizará en mayo para recordar el mes que marcó su regreso al país tras diez años de exilio.

La vigencia de Los Olimareños que separaron sus caminos en 1990 es algo que los sorprende y a lo que pretenden retribuir interpretando los clásicos que están incluidos en sus cuarenta y cuatro materiales discográficos. "Yo siento mucha alegría de poder retribuir a la memoria colectiva, tan generosa, que guardó durante tantos años nuestra obra. Desde que nos separamos siempre nos preguntaron cuándo volveríamos", expresó Braulio López que ya cuenta con nueve discos solistas.

El repertorio estará basado en los títulos emblemáticos."No habrá temas nuevos; si hiciéramos eso le faltaríamos el respeto a la gente porque la historia de Los Olimareños es muy larga. El público quiere escuchar sus canciones, algunas de ellas se hicieron conocidas después que nos disolvimos. Van a estar los jóvenes, los que preguntan quiénes somos también", adelantaron. Desde hace varios meses ensayan tres veces por semana: lunes, miércoles y viernes. Ahora contando con recursos técnicos que antes no tenían. Tratando de recrear la magia y los arreglos musicales de otrora volvieron a escuchar viejas grabaciones, a hurgar dentro de 240 canciones publicadas y a reconocerse varias décadas después.

"Surgieron cosas lindísimas, porque a veces agarramos una canción y tratamos de recordar cómo era, es como copiarnos a nosotros mismos. A veces nos sorprendemos porque por ejemplo, con 'Nuestro camino' salimos cantando como si la hiciéramos todos los días. La memoria es muy prodigiosa, apelamos a eso y hasta ahora nos está funcionando". "Pepe" Guerra además confesó que algunos temas tuvo que buscarlos en internet. "Yo tengo una consola, enchufamos, amplificamos, antes no teníamos eso. Estamos más modernos. Hoy uso un micrófono inalámbrico para la guitarra. Y es distinto, somos más viejos pero nos cansamos menos".

De aquel concierto histórico de 1984 que intentarán recrear en mayo, destacan que "más que un show fue un rencuentro y una forma de volver a encontrarse con la gente, estuvo más allá de Los Olimareños. Fue lo mejor que nos pasó en nuestra carrera como cantores guitarreros, algo medio a los ponchazos, era otra época, por eso trataremos de que este Estadio Centenario salga lo más prolijamente posible. Ahora no será la misma emoción pero será emocionante", dijo "Pepe" Guerra.

El recital será registrado para la edición de un disco y DVD en vivo que se pondría a la venta sesenta días después. Si bien el fuerte estará centrado en sus guitarras y voces, en algunos pasajes estarán acompañados por el percusionista Jorge Trasante, un acordeonista, un violín y una batería de murga.

El escenario estará dispuesto de frente a la tribuna Olímpica con capacidad para 18. 864 personas. El precio de las entradas van desde $ 250 las populares hasta $ 2.325 las VIP.

país soñado

Los Olimareños dijeron no haber especulado con que 2009 es un año electoral. Consultados sobre el tratamiento que el gobierno frenteamplista le ha dado a los derechos humanos opinaron que todavía queda mucho por hacer. Braulio López considera que "se está tratando de hacer justicia, de que la cosa se aclare.

Pienso que a nivel de civilización estamos haciendo lo posible por solucionar estas cosas adecuadamente como se debe en un estado de Derecho. Pero el Uruguay que soñamos está lejano. Esto no quiere decir que no estemos encaminados. Es un trabajo diario, como la libertad que se debe construir a cada momento".


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Sobre mi
De allá vine, aunque mi lugar en el mundo está en otra parte. "Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción". Los años añejan el alma, hacen que la vida sepa mejor, y los besos me hicieron hechar raiz. Ahora cuando me preguntan de donde soy digo que nací allá y vivo en este agujero. Las dos querencias, por ahí viene la cosa...

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