Despierto

Multitud desordenada y siniestra,

Fauna de vereda angosta,

Caudal de carne, sangre y pensamiento,

Obliterando el silencio,

Rostros variados y ajenos,

Hablan y escapan del suelo,

Sueñan y se alzan en vuelo,

Caminan sobre la piel de concreto,

Fugaces gotas de tiempo,

Que logran permanecer en el viento

Mediante el recuerdo, el canto y el sufrimiento.

Pido un deseo,

El viento se detiene,

Los arboles descansan,

La luz me llena los ojos,

Por un momento la paz,

El aroma del mar,

Abstracción,

Libertad,

Luego realización,

Vuelta al movimiento,

No se cumple el deseo.

Llegar a un lugar no implica descanso alguno,

Solo los que han alcanzado la meta logran detenerse,

Eterno andar para los que viven en incertidumbre,

Nadie se detiene jamás,

Caminos y caminos por andar,

Ahora veo que hay quienes observan en quietud,

Desinteresados existenciales,

Confunden su sensibilidad

Con el conocimiento que deseaban alcanzar,

Trocando oscuridad por sombras

Cuando la luz se encuentra solo un poco más allá.

Bulle de vida la ciudad,

Y aunque muchos andan bajo el sol

Pocos han logrado despertar…

R.B.

El estanque

Luego del frio amanecer persiste el sol,

Lentamente se desprende la bruma matinal

Cubriendo el llano con una transparencia indiscreta,

Casi sensual, nada es casual,

La belleza forma también parte de la lógica universal,

Incluso cuando las delgadas nubes desfilan rápidamente

Como queriendo escapar de un horizonte a otro,

¿Quién ha dicho que razonar impide disfrutar?

Nadie, espero.

El andar se hace liviano luego de una noche fría,

La tibia luz que define al día se permia hasta el alma misma,

Poder existir para respirar de la brisa que conversa incierta

Con los calvos arboles y el delgado pastizal,

Trinos tímidos y furtivos a los lados del camino,

En el bosque gris no hay silencio,

Lleva encima un vestido movedizo y bullicioso,

Gorriones como alegres multitudes indecisas

Mudan su impetuosa algarabía de un árbol a otro,

Como efímeras copas parlantes.

Abruptamente los troncos se separan,

Forman un círculo imperfecto,

De playas pedregosas y cubiertas de verde musgo,

De la loma baja un manantial delgado y frio

Que aquí se adentra nuevamente al suelo,

Permaneciendo por un tiempo antes de despedirse

De la luz y el cielo para sumergirse por siempre,

Tal vez por eso las ramas largas y nudosas

Se inclinan sobre el estanque en calma,

Despidiendo a la melodiosa corriente

Que ahora descansaba en paz.

Sobre el agua se refleja el cielo,

Veo mi rostro sin saber quién es,

Alguien que recuerdo haber visto alguna vez,

Hace gestos que provienen del lo que fue,

Habla de cosas que podrían existir,

Lleva las manos en los bolsillos,

Mira a su alrededor,

Es difícil acercarse al futuro

Sin alejarse del amor.

R.B.

Hoy descansé por un momento,

Esparciendo mi memoria sobre el viento,

Respirando del aroma libre del llano inmenso,

Los ojos cerrados al tiempo,

La intrascendencia del pensamiento,

La bondad del silencio,

Cosas que forman de vez en cuando

Un instante liquido en que la verdad es simple.

Siento la permanencia del suelo en la espalda,

Superficie que transmuta junto con el universo,

Hacedora de vida y de muerte,

Guardián de la materia y de la forma,

Fragua de almas geniales y sueños absurdos,

Razón del pecado,

Cuna de la avaricia y el valor,

Madre de orgullo y temor,

Fundamento de la furia y de la desesperación,

Seno de hielo y fuego,

Tenme despierto solo un poco mas.

Desciende con el viento un canto sin cause,

La moraleja del tiempo es un trino improvisado,

O el grito de un halcón sobre el susurro de la hierba

Que altivas se mecen como saludando al cielo,

Donde hay nubes holgazanas y dispersas,

Como blancas ballenas,

Moviéndose en un mar de luz y calma,

Perdiéndose en silencio sobre infinito pastizal,

Donde las flores saben que hoy no lloverá.

R.B.

Quiero ser arena arrojada al viento,

formar parte de algún suelo,

despertarme bajo el cielo,

perder fuerza mientras todo avanza

lentamente hasta perder las ansias,

descubrir que la verdad no alcanza,

que la soledad ya no es un ancla

o la inmensidad que el alma inventa,

para sublevar a la conciencia intacta.

Quiero perdonar a esa mujer maldita,

que perteneció a la sensualidad más amplia,

desprestigiar a esa bondad de infancia

que destruyó todo mi amor de alpaca,

infierno de ternura que se opaca

sobre las hojas otoñales infinitas,

sobre los versos inocentes de la infancia,

la cruel textura de lo ajeno

que se apodera hasta del último consuelo.

Quiero despertar a una mañana inmaculada,

descubrir que la divinidad no es falsa,

imaginar que la moral no es falta,

inaugurar la realidad sin causa,

reivindicar la austeridad más noble,

resucitar a la bondad del Hombre,

representar la honestidad que logre

verter la luz del sueño del que se nutre

la acción incauta de la gente útil.

Quiero ser arena arrojada al viento…

R.B.

El día desmiente al pasado,

Las partes del tiempo que se repiten

Forman un círculo de contemplación perceptiva,

La inminencia del mañana se convierte en flor,

Su aroma vierte luz sobre mis ojos,

Queda al menos otro despertar.

Mis manos encuentran descanso,

Heridas que sobre la piel forajida

Describen las jornadas perdidas por siempre,

Narrando la historia tenue de la rutina,

Poseedoras de memorias de tacto y movimiento,

Capaces de asir o de amar.

Recuerdo el mar lejano,

La sal que vuelve pesado al viento

Se posa sobre mis labios que fraguan silencios,

Dijeron verdades a oídos adversos e indiscretos,

Palabras diluidas en indiferencia,

Lecturas volcadas en la nada.

R.B.

Un campo eterno se siembra en la nada,

sobre llanuras inexistentes se pasea el alma

de un pastor que silva una triste tonada,

la verdad se le ha escapado en manos de una dama

que le robó también el brillo de la mirada.

Con cierta ingenuidad el pastor sueña

con tardes perpetuas de Sol y pastos verdes,

comienza a entender que mientras más se empeña

más se siente envuelto en invisibles redes

que lo retienen en un limbo que nació de una pena.

Piensa con nostalgia en el rebaño ausente,

recuerda los sonidos y los aromas sobre el pastizal

donde solía descansar sobre el suelo con el Sol en la frente,

escuchando los cantos silvestres claros como el cristal

y sobre el aire fresco respirando la lluvia inminente.

El oscuro miedo mece la cuna del pensamiento,

un hombre simple que comienza a creerse muerto

rodeado de tanta calma y tiempo sin sentirse hambriento,

pastor de antaño que extraña mas al hambre que al alimento,

enredado entre la duda y el desdén recuerda su ultimo aliento.

R.B.