acerca de patrimonios varios
algunas reflexiones sobre nuestros "lugares de la memoria"

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MIS ARTICULOS

04.01.2013 16:40

 

Aparte de la inenarrable alegría del 50, las tres veces que Uruguay ocupó el cuarto puesto en un mundial de fútbol, marcaron mojones en mi vida. Recuerdo la emoción del partido contra Hungría en el 54 y la pueril frustración de no ser siempre los mejores. Más de medio siglo después, en el 2010, la alegría compartida de volver a ver la celeste arriba. Y entre esas dos fechas, cuando el “cielo del 69” no anunciaba las tormentas que se vendrían –o por lo menos sus consecuencias- un resultado en México/70 que parecía en correspondencia con un tiempo de crisis, principal cuestión a resolver (ya vimos cómo…) 

Pongo ahora el foco en esa memoria borrosa –o desmemoria culposa- y rescato la figura del “Chiquito” que años atrás había compartido con mi hermano la cancha de basquetbol del club San Martín, entonces convertido en uno de los mejores arqueros del mundo, a la altura del inmenso Yashin o del “divino” Zamora. 

Pasado su tiempo de gloria, apenas llegó a pisar este 2013. Con su partida, volvió a captar los focos de mejores tiempos, asumido como parte de ese patrimonio tan sentido por los uruguayos: el arte del fútbol, mezcla rara de estrategia, habilidad y sorpresa. Cuando alguien expresa un sentimiento de forma tal que al leerlo uno se emociona y nada puede agregar, sólo queda pedir permiso y reproducir lo dicho. Siendo este el caso, transcribo a Gerardo Sotelo (*) y le doy las gracias.

CHIQUITO

Cuando yo era niño, Mazurkiewicz tenía las manos de imanes y un buzo negro, pero su habilidad principal era volar. En su camino a la pelota, Mazurkiewicz superaba a Batman y a cualquier superhéroe nacido en el planeta Tierra.

Sometido como todo a la ley de la gravedad, se las ingeniaba para volar en cualquier dirección y ponerse de pie, con el balón resignado entre sus garras, acaso consciente de su suerte ineluctable.

Aunque alcancé a verlo durante su época de oro en Peñarol, Mazurkiewicz fue, más que nada, un gladiador imaginado. Su leyenda se forjó a partir de los relatos de Carlos Solé, las fotos de los diarios y los álbumes de figuritas de Novedades Crack.

Ladislao Mazurkiewicz tenía además un nombre de leyenda. Su grafía y sonoridad formaban, con su figura de muchacho ágil y pequeño vestido de luto, una conjura de poderes sobrenaturales. Su sola mención alcanzaba para dejarme en vilo, con el tiempo y la respiración en suspenso. La transmisión radial podía llegar desde lugares tan remotos como Santiago, Madrid o Londres. Cuando escuchaba la voz de Solé pronunciar esas dos palabras mágicas, sabía que el peligro había pasado. Ladislao Mazurkiewicz, junto con Pedro Virgilio Rocha, disputaban la grandeza de Yuri Gagarin o Neil Armstrong. Por lo visto, me tocó ser niño en una  época en la que flotar en el espacio más allá de lo razonable era cosa de todos los días.

Si bien los avances tecnológicos desmoronaron la invención de mi memoria, demasiado contaminada por la admiración y los años, allí está en YouTube, de todos modos, Ladislao Mazurkiewicz volando de palo a palo en aquella tarde  de Hannover en 1974, cuando Holanda nos llenó de fútbol y vergüenza. Allí se lo puede ver batido por el infortunio frente al gran Pelé, con el mismo semblante de niño sobrio con que conjuraba sus tiros libres y sus remates desde fuera del área.

Es que a Ladislao Mazurkiewicz, el mejor golero de todos los tiempos, le tocó lidiar con equipos gloriosos y decadentes, pero siempre estaba allí, pronto a volar con sus manos de imanes y su buzo negro. Chiquito. Severo. Enorme

(*) Publicado en Montevideo Portal: 04.01.2013

 

 




02.01.2013 18:04

 

Con relación al padrón Nº 4576 -esquina sur oeste de Juncal y 25 de Mayo-, en la ficha del Inventario del patrimonio arquitectónico y urbanístico de la Ciudad Vieja de Montevideo (2010) se incluyen estas observaciones: “En Inventarios anteriores aparece consignado como baldío originado a partir de la demolición de parte del conjunto arquitectónico integrado por los padrones 4576,156626 y 156627 (solares 5, 21 y 22) que afectó gravemente al tramo y al entorno. Según I 83: Existía un notable edificio esquina (monumento histórico) que conformaba una unidad arquitectónica con los linderos solares 21 y 22 sobre 25 de Mayo. Actualmente se encuentra en construcción un edificio cuyo uso global previsto es administrativo, incluyendo 3 locales comerciales, 39 oficinas y 32 plazas de estacionamientos”.

En la foto, el edificio que hoy ocupa el baldío generado por la demolición “que afectó gravemente al tramo y al entorno”… Parece evidente que algo estamos haciendo mal respecto a los criterios de intervención en áreas calificadas de la ciudad y que la feliz iniciativa de la Intendencia al generar el ciclo “Patrimonio en debate” nos está imponiendo una rápida definición de conclusiones operativas. Baste este ejemplo donde aparte de mayores consideraciones, importa la constancia de que la indefendible sobrealtura no es el resultado de un trámite de excepción ni de una propuesta de “mayor aprovechamiento”, sino la rigurosa aplicación de la ordenanza vigente; todo en línea con un inventario sin visión prospectiva. Nos queda mucho camino por recorrer, sin perjuicio de reconocer otras situaciones de signo positivo, también notorias en el área. Pero en el caso concreto, que el sitio merecía mejor suerte ¿quién puede dudarlo? 

 

 




25.12.2012 19:03

 

El proyecto aprobado por la Intendencia de Montevideo para construir en la esquina sur de Julio María Sosa y Patria, ha generado una fuerte polémica entre arquitectos. Sigue detalle de los episodios principales.

(I) NOTA PUBLICADA EN EL SEMANARIO BRECHA Y EN EL BOLETÍN DIGITAL  PATIO FARQ / 07.12.12 

 La ilusoria protección del patrimonio

En el marco de su política de defensa y divulgación del patrimonio arquitectónico uruguayo, el Instituto de Historia de la Arquitectura de la Facultad de Arquitectura difunde un artículo sobre la debilidad de las figuras de protección a nivel departamental y su riesgosa repercusión en la Casa Crespi.

Lea aquí el documento:

Una vez más, la Intendencia de Montevideo deja en evidencia la debilidad de las figuras legales destinadas a proteger el patrimonio arquitectónico departamental, la ausencia de criterios generales que regulen su aplicación, y la total discrecionalidad con que ellos son administrados.

En esta ocasión nos referimos a la Casa Crespi, proyectada en 1938 como vivienda propia por el arquitecto Luis Crespi, autor de otros edificios de altísimo valor patrimonial como la Biblioteca Nacional y el Yacht Club -este último junto al arquitecto Jorge Herrán-. Ubicada en la avenida Julio María Sosa 2237 esquina Patria, frente a la sede del Club de Golf, la casa constituye un valioso y excepcional ejemplo de arquitectura moderna; motivo por el cual fue declarada Bien de Interés Departamental, máxima figura de protección patrimonial de la normativa departamental.

Pese a dicha declaración, la propia Junta Departamental -y a solicitud de la IM- autorizó mediante el Decreto Departamental Nº 31.702 de fecha 18 de mayo de 2006, la construcción de un edificio en altura que ocuparía tres padrones, en uno de los cuales se localiza la Casa Crespi. La propuesta consistía en un bloque montado sobre la casa existente, que con brutal elocuencia puso en evidencia la claudicación del poder público en la preservación de un bien patrimonial; o, en todo caso, la debilidad del poder público frente al interés privado. Inversor y proyectista proponían una solución “para unos pocos privilegiados” que sólo resultaría rentable si se lograba superar la altura de edificación permitida en dicha manzana. A cambio de conservar la casa, la JD autorizó la solicitud de modificación a la normativa del Área Caracterizada de Barrio Sur-Parque Rodó-Palermo; facultando a los interesados a superar la altura máxima de 13,50 metros -admitida por norma-, para alcanzar los 31 metros. El proyectado “Golf Drive Apartments & Residence” se ofreció bajo el formato de Fideicomiso Inmobiliario al Costo, pero las obras no llegaron a iniciarse. Esto derivó en que la modificación cualificada con mayor aprovechamiento caducase definitivamente como consecuencia de la temporalidad del régimen específico.

En 2012 los promotores del emprendimiento volvieron a presentar a la IM una nueva propuesta coincidente “en cuanto su diseño, volumetría y altura con la propuesta urbana autorizada por el Decreto Departamental Nº 31.702, de 18 de mayo de 2006”. Los cambios radicarían en la duplicación de unidades por nivel, pasándose de un nivel de construcción suntuario a un nivel medio, lo cual facilitará la captación de interesados y la concreción de la operación inmobiliaria.

Las actuaciones de la IM relativas a la solicitud de referencia fueron enviadas a la Junta Departamental por Resolución Nº 3.284 del 6 de agosto de 2012. Éstas dejan constancia de la intervención de tres oficinas y sus respectivos informes: la Dirección de la División Planificación Territorial (8 de febrero de 2012), la Unidad del Plan de Ordenamiento Territorial (25 de mayo de 2012) y la Comisión Permanente del Plan Montevideo (11 y 17 de julio de 2012). (Información extraída de: “Servicio de Actas y Taquigrafía – Departamento Legislativo. Exp. Nº 2012 / 1504 REPARTIDO Nº 18.538 PUNTO Nº 10 Página 78 Acta Nº 1.624 – Sesión ordinaria – 13 de setiembre de 2012”).

De los tres informes, el único que formula valoraciones relativas a la propuesta y a su incidencia en el contexto urbano es el de la Unidad del Plan de Ordenamiento Territorial en sus apartados f), g), h) e i). Carentes de rigor teórico, formulados como afirmaciones que no se fundamentan, estos cuatro apartados se limitan a exponer las virtudes de la propuesta presentada. Sin dar una mínima explicación acerca de los motivos por los que la IM incumple su responsabilidad de proteger un Bien de Interés Departamental y de velar por el respeto a la normativa del área urbana caracterizada en la que se inserta, la subsunción de la Casa Crespi en el nuevo edificio es presentada como una acción positiva y hasta necesaria.

Afirmaciones como la del apartado i) -“se valora positivamente la resolución de integración con la Vivienda Crespi que pone en valor al citado bien y le agrega cualidad a la escala”- dan cuenta de la inconsistencia argumental con que se pretende validar la propuesta. La casa no necesita ser puesta en valor: es ella la que da valor a una intervención oportunista que se apropia de su prestigio para legitimarse como una obra pretendidamente preservacionista. También resultan falaces las afirmaciones de los apartados g) y h) donde se sostiene que la volumetría escalonada del edificio asegura una “adecuada inserción”, y que esa “característica de altura y escalonamiento hace de articulador entre el remate de los edificios en altura del tramo Br. Artigas-Patria, con el tramo de Nardone-Avda. J. Herrera y Reissig”. Los redactores del informe parecen haber apreciado la intervención únicamente desde la esquina de J. M Sosa y Patria, evitando mencionar el salto de 17.5 metros que se producirá entre los edificios linderos de 13.5 metros de altura y los 31 metros del nuevo edificio Un salto por cierto ni “leve” ni escalonado, cualidades que los informes parece avalar como garantías de una “adecuada inserción”. Así, la tan festejada solución únicamente resulta favorable a los intereses del inversor, quien a cambio del pago en concepto de precio compensatorio obtiene la autorización de la IM para sobre-elevarse respecto a los demás edificios de la manzana, apropiándose así de las magníficas vistas que le proporciona la generación de una tercera fachada orientada al Oeste.

Aprisionada en un pastiche arquitectónico, la Casa Crespi expondrá crudamente la manera en que suelen dirimirse los conflictos entre los valores culturales colectivos y los intereses económicos particulares. Un pastiche que nos alerta acerca de la incomprensión y la insensibilidad en la valoración de nuestro patrimonio arquitectónico moderno por parte de los propios arquitectos (en este caso, los técnicos informantes, el proyectista del edificio, etc.). En los últimos años hemos asistido a los atropellos cometidos con obras de Bonet, Cravotto, Fresnedo Siri, y de tantos otros. No es el de la Casa Crespi el único caso y lamentablemente tampoco será el último.

En su edición del 17 de julio de 2009, el matutino La Diaria publicó “Casa vaciada”, un artículo firmado por la Mg. Arq. Laura Alemán donde se decía: “En ese marco la Casa Crespi se desnaturaliza. Se vuelve anécdota, dibujo borroso, boceto impreciso. Queda atrapada en una paradoja que hoy se multiplica: para seguir existiendo debe renunciar a sí misma. Y el costo de la empresa resulta demasiado alto. Una vez más. ¿Es que nadie va a decir basta?”. El Instituto de Historia de la Arquitectura de la Facultad de Arquitectura se suma a ese reclamo y vuelve a formular la misma pregunta a las autoridades competentes.

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 (II) MI OPINIÓN Y PROPUESTA ( PUBLICADA EN EL  BOLETIN DIGITAL PATIO FARQ / 07.12.12)

El IHA reitera la buena costumbre de pronunciarse públicamente sobre acontecimientos que afectan los valores urbano-patrimoniales de la ciudad, y ahora lo hace con mejores argumentos que los utilizados en el caso de la actual sede del MIDES. Pero aunque sus apreciaciones son -a mi criterio- de recibo, no deja de ser también ésta una situación compleja. Vale reflexionar sobre la ausencia de la casa Crespi en el primer listado de bienes protegidos por la entonces llamada Comisión del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación (listado elaborado por el IHA); en el hecho de que tampoco fuera promovida su inclusión por las comisiones que se sucedieron hasta la fecha (en las cuales el IHA tuvo notoria incidencia) o por la curiosa situación generada por el premio otorgado en el concurso organizado por FIABCI en el año 2006 al proyecto ahora fuertemente criticado, con razón en buena medida compartible. Un concurso laudado por un jurado de seis integrantes, entre ellos tres arquitectos de notorio prestigio.

Parece evidente que la posibilidad de obtener un tratamiento de excepción a cambio del pago de un precio compensatorio por “mayor aprovechamiento”, aunque habilitada por la normativa vigente, no debería mantenerse en los términos actuales (ya fue suficiente el ejemplo impresentable de la torre con frentes sobre Br. Artigas y Ponce…), pero creo que con igual urgencia debería revisarse el marco legal de protección patrimonial a escala general, no sólo departamental. El tema fue abordado cuando la demolición de las casas gemelas de Fresnedo (ver http://comision-de-patrimonio.1062893.n5.nabble.com/) pero poco o nada ha cambiado desde entonces. Y está sobre la mesa desde hace más de una década.

Podría valer como un avance que la Facultad convocara a un foro de análisis de esta situación concreta, invitando a los distintos actores involucrados (que sus razones tendrán  para actuar como actuaron). ¿Podrá ser?

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(III) RESPUESTA DEL DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE PLANIFICACIÓN DE LA INTENDENCIA DE MONTEVIDEO, PUBLICADO EN PATIO FARQ (13.12.12) Y EN EL SEMANARIO BRECHA  (14.12.12)

Se ha hecho público un comunicado del Instituto de Historia de la Arquitectura de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República que critica la autorización otorgada por la Intendencia de Montevideo a un emprendimiento inmobiliario localizado en la esquina de la calle Patria y la Avenida Julio María Sosa. Al margen de las afirmaciones conceptuales y disciplinares que se realizan y que son materia de debate, dicho comunicado informa fragmentariamente sobre el procedimiento administrativo realizado, no permitiendo hacerse una idea cabal del mismo. A tales efectos entiendo necesario realizar algunas aclaraciones.  

1.- El emprendimiento propuesto fue estudiado y viabilizado de acuerdo a procedimientos legalmente establecidos que, salvo mejor opinión, aseguran una evaluación jurídico-técnica transparente y rigurosa. La mención en el comunicado de las actuaciones que se sustancian a través del expediente Nº 6440-002025-11 dan cuenta tan solo de una parte de las mismas: se ignoran, en particular,  las intervenciones realizadas por la Unidad de Patrimonio y por la Comisión Asesora Permanente, que también forman parte del Departamento de Planificación de la Intendencia. En el primer caso se trata de la oficina técnica departamental especializada en la temática patrimonial y en el segundo del órgano de integración transversal que permite considerar otros puntos de vista de la propia institución y de algunos actores externos cuya opinión en la materia se considera pertinente o relevante, como la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, la Asociación de Promotores Privados de la Construcción y la Universidad de la República.

 2.- Corresponde señalar que tanto el informe de la Unidad de Patrimonio como el informe de la Comisión Asesora Permanente fueron favorables al emprendimiento cuestionado. También corresponde señalar que la representación de la Universidad de la República en dicha Comisión es asumida, desde siempre, por la propia Facultad de Arquitectura. La propuesta que no gusta al IHA fue evaluada dos veces por la Comisión Asesora Permanente. La primera en 2005 (expediente 6400-001831-05) y la segunda en 2011 (expediente ya mencionado). En ambas ocasiones la propuesta fue evaluada positivamente y se recomendó su aprobación. [1]

3.- Los distintos ámbitos técnicos departamentales mencionados o no en el comunicado (Unidad de Patrimonio, Unidad del Plan de Ordenamiento Territorial, Comisión Asesora Permanente y Comisión Permanente del Plan) están integrados, en todos los casos, por técnicos de reconocida idoneidad en la materia. Afirmar que los informes realizados por dichos servicios técnicos “dan cuenta de inconsistencia argumental” o que contienen “falaces afirmaciones” sin presentar ningún argumento técnico que lo sustente, al margen de poner en evidencia que la cuestión patrimonial es tema de debate, demuestra una considerable soberbia. 

El emprendimiento que tanto disgusta al IHA es, en su opinión, un “alerta sobre la incomprensión y la insensibilidad en la valoración de nuestro patrimonio arquitectónico moderno por parte de los propios arquitectos”. Tal vez sea ese el fundamento y los arquitectos tengan la culpa en virtud de su manifiesta incompetencia y escasa sensibilidad. Tal vez incluso sea su feroz afán de lucro. Pero aun suponiendo que ello fuera cierto, ¿ello puede achacarse a la Intendencia de Montevideo?

4.- A lo largo del año 2012 la Intendencia de Montevideo convocó a distintas instituciones, organizaciones de la sociedad civil y actores relevantes de variados ámbitos de nuestra sociedad a un ciclo de reflexión y diálogo denominado “Patrimonio en debate”. Se realizaron seis mesas redondas y tres conferencias que contaron con participantes representativos de los diversos ámbitos de nuestra realidad y de la temática, donde se apreciaron distintas visiones y opiniones en la materia. El programa de dicho ciclo sostenía la necesidad de “conocer y contrastar los diversos puntos de vista que existen hoy en nuestro medio sobre el concepto de patrimonio arquitectónico y urbanístico, así como sobre su protección. Esto sentará las bases para implementar una política patrimonial actualizada, eficiente y consensuada”.

Tuve oportunidad de participar en la mesa redonda sobre El sistema patrimonial de Montevideo en representación del Departamento de Planificación de la Intendencia. Allí me referí a “la condición eminentemente política que encierra la cuestión patrimonial (reconociendo que) no todos ponderamos la misma ciudad, el mismo sistema o las mismas expectativas socio-territoriales. No todos, por tanto, impulsamos el mismo proyecto territorial. El patrimonio no está en debate por decisión de la Intendencia: el debate está planteado porque existen diversos puntos de vista en nuestra sociedad a su propósito y debatirlos es parte natural de la vida democrática”.

Hace 30 años, en 1982, se creó la Comisión Especial Permanente de la Ciudad Vieja. Desde entonces la Intendencia ha recorrido un largo camino que le permitió, entre otras cosas, avanzar considerablemente en la institucionalización del sistema de protección del patrimonio urbano-arquitectónico departamental. No cabe duda que dicho sistema es perfectible y que para mejorarlo se necesita el aporte y la opinión de todos. Eso sí: sin mesianismos ni verdades absolutas que poco contribuyen al debate democrático.

[1] En 2006 el proyecto recibió el premio “Ideas en proceso” de la FIABCI, cuyo Jurado estuvo integrado, entre otros, por los arquitectos Mariano Arana y Rafael Lorente. Entre sus fundamentos el Jurado señala que “la coexistencia de la construcción protegida con la nueva edificación, manteniendo cada uno su identidad, parece lograrse en forma saludable, formándose una nueva unidad que incluye a ambas”

Juan Pedro Urruzola

Director General del Departamento de Planificación de la Intendencia de Montevideo

 

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(IV) CONVERSANDO EN LA ESQUINA / 15.12.12

El pasado sábado 15 de diciembre se realizó la “Conversación Abierta: Casa Crespi”,  dando cierre al ciclo 2012 de actividades del proyecto Revisor Montevideo. En esta oportunidad, la convocatoria fue organizada por el CEDA,  junto al Instituto de Historia de la Arquitectura (IHA).

El evento, planteado como una  jornada de divulgación y reflexión en la vía pública, tuvo lugar en  un “salón al aire libre” montado sobre el cantero de la Avenida Julio María Sosa, con la Casa Crespi de telón de fondo.

La conversación se centró en el diálogo entre el Dr. Arq. William Rey y la Arq. Ana María Crespi.   

“Es bien significativa esta charla entre medio de dos calles, y no es casual que estemos aquí, sino en una relación muy directa con un patrimonio que se encuentra hoy en una situación de preocupación.  Porque se trata de una obra que no va a ser demolida, sino que va a ser afectada por una construcción nueva, una construcción que se le incorporará de una manera que bien valdría la pena discutir.(…) Me parece que es un proyecto que por su peso, por su relación con un patrimonio importante, merece un grado de discusión, al menos un grado de discusión, antes de una aprobación.”, expresó William Rey a modo de introducción

 “Esta es una obra de referencia en el Patrimonio Moderno de Montevideo y también del Uruguay”, continuó afirmando Rey, y agregó  “es un ejemplo de arquitectura residencial de enorme valor por distintas razones: como objeto individual, como respuesta de un proyecto a la ciudad, al lugar donde se inserta, y como una obra que conocieron distintos arquitectos en distintas generaciones, y que por tanto sirvió para construir cultura arquitectónica. (…) Empezar a hablar de Patrimonio Moderno es también una cuestión necesaria, una cuestión que se impone. Porque es ese Patrimonio Moderno el que se está viendo afectado por demoliciones, por intervenciones no adecuadas, por incorporaciones de nuevos proyectos que lo afectan en su contexto próximo. (…) Se trata de un patrimonio capital, uno de los grandes patrimonios con que cuenta este país, y que todavía ni siquiera ha sido catalogado. Necesitamos un proceso de catalogación fuerte – que aun no hemos realizado- que está en el debe y por el cual tenemos que empezar seriamente a trabajar.” 

Asimismo el docente e investigador se refirió al autor de la obra, el arquitecto Luis Crespi, y su papel en el contexto de la arquitectura uruguaya entre los años 30 y 50.

La arquitecta Crespi, hija del proyectista, incorporó al encuentro la experiencia sensible de quien habitó la casa desde la infancia. Recuerdos que conjugaron la descripción de la espacialidad interior, las obras de arte que integraban su equipamiento, el mobiliario (parcialmente diseñado por el propio Crespi), así como de los espacios exteriores y de mediación con la calle.  “Esto no es curvo porque le gustara la arquitectura naval, esto es curvo por Mendelsohn” aseguró vehementemente aludiendo a la resolución de esquina de la vivienda, entre otros delicados comentarios y detalles sobre la personalidad e imaginario de su padre.

Ambos arquitectos aludieron a la importancia de la obra dentro de la trayectoria del autor (*).

En la actividad, entre otros, hizo uso de la palabra el arquitecto Ricardo Béhèran, Presidente del Comité Nacional de ICOMOS / Uruguay, quien estimó que “Cuando se protege un bien, en este caso un Bien de Interés Municipal, el espacio exterior que juega directamente con la casa parece que no fuera parte de la protección. Cuando se altera ese espacio exterior, se está alterando fundamentalmente lo que es el concepto de la arquitectura. Por ello entonces, el bien protegido debería incluir el espacio exterior”.

Sobre el mismo punto William Rey agregó que “el espacio exterior, y el proyecto de jardinería son tan importantes en la propuesta del arquitecto, como la obra misma. Y la afectación de esos contextos es muchas veces dramática para la obra”. Sobre la intervención concreta agregó “La discusión de este tipo de cosas merece un espacio de discusión especifico. Creo que es una deuda de todos, del Revisor Montevideo, de mi cátedra (Historia Nacional), del posgrado (Maestria en Patrimonio), la de poder abrir un espacio para discutir este proyecto “desde el proyecto”.  Es decir, no pensar en un acto reivindicatorio sino pensar y discutir por qué no son adecuados caminos como el que se está planteando para esta vivienda. Caminos que incluso, en algunos casos, se han supuesto como alternativas posibles a un salvataje del patrimonio. Ya me estoy convocando para trabajar en la iniciativa. Yo creo que llegó el momento de entender que no es la arquitectura aislada, no es la arquitectura como monumento lo que se debe tener en cuenta, sino la arquitectura en su contexto. Esta es una mirada patrimonial bastante más contemporánea, o por lo menos ya desde la Carta de Venecia en adelante, en la década del ’60”.

Con posterioridad se unió a la mesa el arquitecto Julio Villar Marcos, integrante de la Comisión de Patrimonio de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay (SAU), quien también integra la Comisión Especial Permanente de Ciudad Vieja (CEPCV) desde 1984. Villar Marcos expresó que, a sugerencia del arquitecto Nery González, la Comisión de Patrimonio de la SAU -que el integra- está intentando formar un grupo de trabajo “con participación de Facultad de Arquitectura a través de delegados, la SAU -que tiene un gremio muy duro con respecto a este tipo de cosas, demuele y hace- , y la Intendencia de Montevideo, que trabaja con parámetros diferentes a los de la facultad y también a los del gremio.  Este caso de la Casa Crespi, podría tomarse como un caso de estudio, relativo a lo que podemos ir haciendo para mantener determinados elementos patrimoniales de altísimo valor en una ciudad que cambia (…) La situación no es fácil de resolver”. Y agregó “es un buen momento para establecer un diálogo. Vamos a tratar de sacar de esto algo. Tengo mis serias dudas con respecto al mantenimiento de esta casa, vistas las cosas que han sucedido en Montevideo en los últimos tiempos. (…) Estoy un poquito desilusionado con respecto a las respuestas que dan las autoridades a este tipo de situaciones. Yo exhorto a todo el mundo a que siga atentamente este desarrollo, porque de acá podemos sacar algo, ganemos o perdamos con respecto a esta casa, creo que lo que interesa es lo que va quedando, lo que se va yendo no se recupera”. 

Dando cierre a la actividad el arquitecto William Rey concluyó “Actividades como la de hoy son importantes. No son frecuentes, pero es importante que lo sean. Es importante que se realicen y se desarrollen, y que sirvan para llamar la atención y generar reflexión. Creo de todas maneras, insisto, que está faltando un tiempo de discusión proyectual, y que tenemos que poder construir un ámbito para llevarlo adelante.  Nos está faltando justamente construir ese espacio. El Revisor Montevideo puede ser el agente que construya ese nuevo espacio, pero yo también propongo que la cátedra lo pueda apoyar.

El Equipo de Revisor Montevideo considera que el evento cumplió su objetivo y promoverá para el año 2013 la articulación que entiende se está reclamando desde distintos ámbitos para un trabajo sinérgico en la materia.

 

 IMAGEN DE PORTADA: tomada del sitio http://fiabciuy.blogspot.com/2008/09/ganadores-edicin-2006.html , página oficial de FIABCI-Uruguay. Premio a la Excelencia Inmobiliuaria en la categoría "Proyecto, ideas en proceso"

 

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06.11.2012 21:10

 

OBRAS EN LA SEDE DEL MIDES

En la edición del semanario BÚSQUEDA del pasado 1º de noviembre se publica una carta de dos prestigiosas investigadoras del Instituto de Historia de la Facultad de Arquitectura (UdelaR) en la que se expone la situación del que fuera edificio sede del Banco de Crédito -hoy ocupado por el MIDES-, visto el inicio de trabajos sobre los planos vidriados de sus fachadas. En el análisis de la obra  que el arquitecto Juan Antonio Rius proyectara en la segunda mitad de los años 50, asume lógico protagonismo la estructura del cerramiento vidriado, sin perjuicio de considerar detalladamente la filiación histórica de la solución adoptada, la significación de su temprana implementación en nuestro medio y la vigencia de su presencia urbana, concluyendo con dura sentencia: “Cuando la reforma se inicie nos quedará el gusto amargo de una nueva pérdida. La frustración de asistir a un crimen que hubiera podido evitarse”. Una expresión muy en línea con la frase inicial. Rompan todo. En Montevideo se ha vuelto ya sistemática la planificada agresión a la arquitectura moderna”. Obviando esa visión conspirativa algo desmesurada, vale celebrar este aporte a la reflexión sobre las cosas que afectan el escenario de nuestras vidas. Vale también hacer algunas precisiones. 

En octubre de 1954 se inauguraba en Nueva York  la sede del Manufacturers Trust Company, una obra del famoso Estudio de Skidmore, Owings & Merrill que marcó un cambio de paradigma en la arquitectura bancaria: antes, severidad, solidez y una discreta monumentalidad; desde entonces, un mensaje explícito de “nada que ocultar” (mensaje particularmente claro en esa “caja de vidrio” de la 5ª Avenida que incluso deja ver el área del Tesoro). El Directorio del Banco de Crédito tomó rápida nota de esos cambios de imagen, y estando sus negocios en fase expansiva, buscó marcar camino a través de una obra alineada con el modelo neoyorquino (incluida la presencia de la escalera mecánica, protagonista del espacio interior en la sede del MTC y primera instalada en el país) La intención era clara; décadas después, la distancia entre “el mensaje” y la realidad quedaría en evidencia con la intervención del Banco en 1998 y su cierre en el 2002. Esa es también parte de la memoria del lugar.

Rius hace el proyecto de la Casa Central del Banco con la competencia que caracteriza toda su obra y con el valor agregado de un perfecto diseño estructural, concentrando las cargas en escasos pilares que dejan libres plantas y fachadas en todos los niveles. Pero también se enfrenta con algunas limitaciones fuertes… y con ellas transa. La permeabilidad visual se limita aquí a los planos de las fachadas exteriores por encima de la planta de acceso -revestida con solemne granito negro, como “en los viejos  tiempos”-, y cosa fundamental, la resolución constructiva del cerramiento en términos de “muro cortina” no encuentra en la industria local una respuesta al nivel de las exigencias del sistema, dando por resultado una solución híbrida y desde el inicio problemática, que derivaría con el paso del tiempo en las serias patologías que afectan el normal funcionamiento del edificio. Rius conoció de primera mano la solución original, pero la versión montevideana quedó reducida a una arquitectura de simulación, donde fajas de cristal y elementos de acero inoxidable revisten vigas de hormigón y falsas pilastras de albañilería, usando además cristales de 4 milímetros montados sobre perfilería de hierro de simple contacto. Todo muy lejos del rigor y la probidad constructiva con que el joven Rius -asociado con Amargós en el proyecto de la Facultad de Odontología- nos ponía en sintonía con los mejores ejemplos europeos de la arquitectura renovadora de los años 20.

La nota en cuestión no aborda estas cuestiones, pero tampoco deja dudas en cuanto plantea la necesidad de proceder en correspondencia con la alta valoración que asignan a la obra.  Dando por bueno que esta valoración es asumida a nivel de consenso -cosa discutible-, al igual que en el caso de las viviendas de Fresnedo en la avenida Ponce surge una duda que bien podría plantearse en estos términos: ¿por qué una obra que merece al IHA la mayor consideración no ha tenido hasta la fecha ningún tipo de protección patrimonial?

La respuesta aporta alguna sorpresa: aunque ya eran preocupantes las versiones que surgieron en una previa instancia parlamentaria de tratamiento de las patologías del falso “muro cortina” y sus consecuencias -llevadas incluso a estrados judiciales-. en el pasado mes de diciembre, en base a una fundamentación con muchos puntos de contacto con la expuesta por Laura Alemán y Mary Méndez, la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación propuso al Ministerio de Educación y Cultura -y éste aceptó- formalizar la protección de la ex sede del Banco de Crédito, incorporándolo en la lista de Monumentos Históricos Nacionales (1)  Pero esa “protección” duró poco -apenas 100 días-, al mediar la rápida y exitosa gestión del Director Nacional de Arquitectura del MTOP ante el MIDES para que se autorizara el proyecto de obra que las arquitectas antes citadas estiman improcedente. Seguramente el argumento manejado fue convincente, dando por resultado que el MEC, a propuesta de la Comisión, no dudó en desandar lo actuado desafectando el bien de su condición patrimonial, en un texto de contenido ambiguo (2)

Atento a lo anterior, creo que lo dramático de estas circunstancias no reside en una supuesta “planificada agresión a la arquitectura moderna” sino en nuestra dificultad para consensuar la existencia de un corpus patrimonial, y una vez cumplida esa instancia, en la posibilidad de disponer de un sistema de protección real, sostenible y adecuado a cada circunstancia. Que no es tarea fácil, se sabe; basta este ejemplo para confirmarlo. Y seguirán habiendo otros igualmente complejos en tanto la reformulación de la ley de Patrimonio siga siendo materia pendiente y el discurso patrimonial no supere el perfil de opacidad y confusión que hoy lo limita. Mientras ¿podremos por lo menos tener claro cuales son las opciones teórica y técnicamente sustentables para intervenir sobre la obra de Rius, y en función de ellas valorar el papel jugado por cada uno de los actores involucrados y justificar –o no- las acciones emprendidas? Adelanto mi opinión: no tiene sentido reconstruir los errores del pasado tratando de mitigar sus efectos. Parece en cambio criterioso asumir la irreversibilidad de esa situación e incorporar -tal como ahora está planteado- una “piel de vidrio” exterior, que al separarse de la existente, genere una cámara ventilada y elimine las gravosas consecuencias que la solución original trajo aparejada. Un buen diseño, en obvia correspondencia con los lineamientos de la preexistencia, hará el resto. Y el edificio volverá a vivir, sin que ningún patrimonio defendible se viera afectado.

NOTAS:

(1)       Según Resolución Nº 630/011 de fecha 8 de diciembre de 2011, publicada en el Diario Oficial el 5 de enero de 2012

(2)        Según Resolución Nª 163/012 de fecha 19 de marzo de 2012, publicada en el Diario Oficial el 16 de mayo de 2012

NOTAS AGREGADAS

I)                   Cabría señalar un curioso paralelo entre la polémica abierta por la carta pública de las citadas investigadoras del IHA con la campaña que se desarrolla en Nueva York para evitar que nuevos usuarios desconozcan la protección que la Landmarks Preservation Commission otorgara desde el año 1997 al edificio que sirvió a Rius de referencia, tema que está siendo laudado en el ámbito de la Suprema Corte del Estado. Nos aproximaríamos mas a esa situación si la Comisión de Patrimonio hubiera mantenido la condición de protección -primero asignada y luego negada-, asumiendo la responsabilidad de evaluar la pertinencia de la solución propuesta por los técnicos actuantes.

II)                 Una solución defectuosa en su materialización, sumada a un mantenimiento irregular generaron un escenario en el que debería descartarse toda posibilidad de ir corrigiendo defecto a defecto para que parezca bien hecho lo que no lo está. Al tiempo volverían las mismas patologías, quedando incluso sin resolver las precarias condiciones actuales de renovación de aire. No sería en tanto descartable una opción ya ensayada en otras situaciones similares, esto es, rehacer la totalidad del cerramiento vidriado en correspondencia con los recursos técnicos actuales, manteniendo su formalización original. La fachada sería -y no sería- la misma… algo parecido a lo ocurrido con el Campanile de San Marcos. Por fin, la opción de generar una nueva “piel de vidrio”, bien resuelta, puede aportar una lectura desapasionada de todo el proceso, realizarse -presuntamente- con menor costo y sin afectar -eso sin duda-,  la continuidad de uso del edificio.

III)              En cuanto al valor paradigmático asignado al edificio del MTC, sigo el planteo de la arquitecta Vanessa Parody en "Transparencia e identidad en el edificio de la Casa Matriz del Banco Ciudad", trabajo presentado en el Encuentro MERCOSUR. Patrimonio de Edificios Bancarios y Afines, realizado en Buenos Aires el pasado mes de setiembre.

IMAGEN DE PORTADA: vista del Manufacturers Trust Company (Fuente: ArchDaily / Architecture News de fecha 21.09.12)

 

 




15.10.2012 19:27

 

En el largo tramo de la acera sur de la avenida Brasil comprendido entre Libertad y Baltasar Vargas, la edificación en altura solo está interrumpida por dos padrones contiguos, enfrentados a la calle Coronel Alegre. Claro que por poco tiempo, visto vallas y carteles que anuncian inminentes demoliciones. En uno de esos padrones, puede todavía apreciarse la cuidadosa “caligrafía” arquitectónica de Elzeario Boix y E. Boix Larriera, y en el otro, una obra conjunta de Giovanni Veltroni y Juan Santos Genovese, de tiempos en que ambos ganaban el concurso convocado por el Banco de la República para proyectar su edificio sede en la esquina de Cerrito y Zabala (proyecto que luego Veltroni desarrollaría en una escala mayor, junto con Lerena Acevedo).

 

Salvando las distancias que cada uno pueda entender aplicables, no estamos lejos de la situación planteada con las casas de Fresnedo en la avenida Ponce, en tanto no existe un plan de ordenamiento a escala de tramo, que permita precisar los criterios de protección que pudieran corresponder. En el caso que nos ocupa, dando por bueno -tema discutible- que el valor que asignamos a las obras no justifica el dejar de aplicar la altura de edificación que la normativa vigente habilita en ambos padrones, parece evidente que una y otra justifican “un último croquis”. Y mas aun: un relevamiento exhaustivo para que la piqueta no destruya hasta la memoria de lo que fue (aunque eso valga apenas como consuelo de archivo). Para esta mínima y elemental condición, si la Intendencia y la Facultad se lo proponen, estamos a tiempo...

 




11.10.2012 16:49

 

Esta es “la sellada” de las tapas del Suplemento Dominical del diario El DIA…

Fue publicada el 5 de diciembre de 1948, imprimiendo “en espejo” la hermosa foto de Juan Caruso en la que luce a pleno “el juego sabio de los volúmenes bajo la luz” de una obra mayor de Fresnedo y Muchinelli: la Facultad de Arquitectura. La imagen enfatiza el protagonismo de la columna extraída de las ruinas romanas de Djemila (hoy un sitio arqueológico argelino, patrimonio de la humanidad), cuando aún no han crecido los cedros plantados en línea con el plano de cierre del gran hall y  la sala de actos,

 

Pasarían más de 60 años para que tuviéramos oportunidad de volver a ver lo que entonces vio Caruso. Ahora con una rampa agregada...

 

(sigue en http://blogs.montevideo.com.uy/blognoticia_58844_1.html )

 



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