BXLMVD
Reflexiones y opiniones de un uruguayo que vive en Bélgica.

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Mis artículos

08.05.2012 16:16

 

No tengo por costumbre contar los días que mi blog figura entre los destacados, o que le toca estar en la portada de Montevideo.Comm, pero he constatado que hace unos cuantos días que comparte ese sitial privilegiado, con varios otros blogs colegas. Estoy seguro que fué bastante antes del comienzo del mes de mayo, quizás ya haga más de dos semanas

Este hecho irrefutable, casi que me obliga a la búsqueda de razones que permitan explicarlo y comprenderlo mejor. He aquí algunas de ellas.

El blog BXLMVD se ha mantenido tantos días de corrido entre los destacados y en la portada

1) Porque es el mejor blog del portal y lo tiene bien merecido.

2) Porque por alguna razón inexplicada nadie ha vuelto a escribir nuevos posts, desde que confeccionó la última lista de destacados.

3 Porque es uno de los pocos blogs escritos por adultos, ya que la gran mayoría son escritos por estudiantes de secundaria como ejercicio de sus clases de informática o escolares jugando con sus « ceibalitas ».

4) Porque el encargado de renovar la lista de destacados de Montevideo.Comm se tomo una larga licencia sin goce de sueldo y a nadie se le ocurrio asignar a un sustituto esa función.  

5) Porque los que toman las decisiones creen que el blog está a favor del gobierno.

6) Porque los que toman las decisiones creen que el blog está en contra del gobierno.

7) Porque sus temas son variados, escritos de manera amena y superficial.

8) Porque es un blog de literatura y ensayos que profundiza en sus temáticas.

9) Porque aunque los textos son mediocres, las ilustraciones y fotos que pone en los post son llamativas.

10) Porque aunque los textos son francamente malos, los títulos son ingeniosos.

11) Porque el autor del blog es amigo de otr@s bloguistas.

12) Porque el autor del blog se peleó con otr@s bloguistas.

13) Porque los que deciden creen que el autor del blog es una persona importante y sus opiniones son influyentes.

14) Porque los que deciden creen que el autor del blog es una persona insignificante y nadie da ninguna pelota a sus opiniones.

15) Porque el autor del blog saludó personalmente al Pepe Mujica cuando estuvo en Bruselas.

16) Porque si.

 

La corto por acá, antes que se me sigan ocurriendo otras posibilidades y la explicación del punto 16 es bastante convincente : ¿Por qué no ?

 

 

 

 

 




17.04.2012 14:54

1.

Tuve toda la intención de  devolverselo. En el último mensaje verbal que dejé grabado en el contestador de su teléfono celular, se lo dije bien claro ; si bien me interesaba recobrar uno, de los dos libros que le había enviado, le expresé que si aún le motivaba leerlo, podía quedarselo.

Mi deseo era simplemente devolverle su libro « Rayuela » de Julio Cortázar y no realizar intercambio alguno.

Dicho ejemplar era bastante más viejo que los libros que yo le « presté » (ambos solo tenían una lectura desde su adquisición nuevos); sus páginas ya estaban amarillentas y como la edición era económica, la obra del tiempo era bien notoria. Aunque era precisamente esa temporalidad impregnada en su materia, que le otorgaba su valor.

Mientras realicé su lectura (relectura respecto al contenido de la novela cortazariana), el lomo del libro se quebró y luego varias páginas comenzaron a despegarse.

Sin embargo pude finalizar de leerlo todo, sin que se perdiera ninguna de ellas y al acercarse el momento de encontrarnos con su dueña, consideré que aunque ya le había comentado del deterioro, no sería elegante devolverselo descoyuntado y con unas cuantas hojas despegadas.

Me propuse repararlo en la medida de mis posibilidades y asi lo hice. Con un pegamento o cola, una cinta adhesiva de una gran anchura, que compré expresamente , unos trozos de cartulina blanca, tijeras y una trincheta bien afilada acometí la tarea.

Considerando mi amateurismo en ese metier, el resultado me dejó conforme. Aunque eso mismo fué lo que mejoró la labor ; no se trataba de ecuadernarlo según un procedimiento técnico, sino de repararlo con ciertos medios materiales y una buena dósis de afecto.

Pero ya se estaba acercando para mi la hora de volver a partir. Nunca llegamos a compartir la lectura de ciertas oraciones o párrafos como algún día habíamos imaginado. No quería quedarme con el libro, era mucho más parte de su historia vital que de la mía y fué a ella que se le ocurrió prestarmelo ( a varios miles de kilómetros de distancia).

A medida que pasaron un dia, dos días, tres días, sin respuesta a mi propuesta, fue quedando a la vista que no tenía interés en recobrarlo, o por lo menos, que no iba a hacer nada en ese sentido.

No podía mandarselo por correo en Montevideo, ni llevarselo a su casa, porque nunca estuve allí y para colmo, me había olvidado de anotar su dirección en alguna libretita antes de viajar hacia Uruguay (los actos fallidos existen, no es broma).

Tampoco era cuestión de volver a trasladarlo a Bélgica, a donde el libro  ya había viajado, enviado por ella en una encomienda, en mejores tiempos comunicativos. Francamente esta posibilidad me parecía bastante surrealista en el mejor de los casos y ridícula en otros momentos.

Fué entonces que se me ocurrió una « solución » que pintaba más satisfactoria. Desde hacía bastante que conocía las iniciativas de liberar libros en lugares públicos : bancos de una plaza, un transporte público, una estación de buses o trenes, etc. Incluso una vez ya lo había hecho yo mismo en la Gare Central de Bruselas (fué con un libro que se me había hecho imposible terminar de leer, pero la intención es lo que cuenta).

Así fué que una de mis últimas tardes montevideanas, con un tenue pero cálido sol de mayo, arribé a la novel plaza Liber Seregni , la recorrí sin prisa, hasta encontrar un banco que me resultó cómodo, en una zona propicia.

Sabía que ella habitaba en las inmediaciones de esa plaza, incluso eso si, me acordaba del nombre de la calle.

La idea fué dejarlo allí, en esa plaza cercana a su domicilio, para que alguien lo encuentre. La probabilidad que fuera ella misma quien lo hallara debía ser bajísima, pero sin duda existía y eso le agregaba otra dimensión poética al asunto.

Entonces sin seguir meditandolo saqué el libro « Rayuela » de mi mochila celeste, lo coloqué a mi lado y luego de unos instantes me levanté del banco y comencé a caminar, sin volver la vista hacía atrás, hasta llegar a dejar la plaza (y el libro) fuera del alcance de mi percepción.

2.

Ese hubiera sido un bonito y hasta romántico final, pero la realidad suele ser más prosaica o « conservadora » en este caso. La liberación del libro en la plaza no se consumó. Luego de considerarlo seriamente, llegué a la conclusión que quien o quienes lo encontraran no lo valorarían en un justo término. Quizás intentaran canjearlo o venderlo en una librería de usados por unas pocas monedas.

En una situación muy favorable, lo podría encontrar un o una adolescente y llevarselo para leerlo en su casa, pero también estaba el riesgo, bien posible, que alguien sin afinidad por la lectura lo viera añoso y sin interés alguno, destrozandolo o quemandolo, sin compasión.

No fué tanto por ella, aunque aún tenía escrito su nombre con lápiz quien sabe desde hacía cuantos años, que decidí guardarlo.

Fué por respeto al mismo libro, que aunque nunca lo consideré mio,  intimé con él unas cuantas tardes al leerlo, al subrayarlo o hacer alguna anotación al márgen sobre sus páginas. También al repararlo, con la expectativa de devolverlo a su dueña en un estado un poco diferente al que lo recibí, pero decoroso.

La expectativa ya hace largo tiempo que se perdió, la acción poética no sucedió nunca, pero el libro está aún en Montevideo, seguramente casi como lo dejé entre otros objetos significativos, poco antes de partir.

 

·       *   Nota para la propietaria original :  - Si lo querés recuperar te lo devuelvo, ya ni me acuerdo de los libros que te mandé (esto último no es cierto, pero me parece que refuerza mi intención « devolvedora »).

 

·      **   Aunque nunca llegué a conocerla mucho, me da la impresión que va a continuar en la misma, es decir no va a hacer nada para recobrarlo. En este caso, tal vez escribir esto tengo algún efecto de marketing y pueda intentar comercializar el libro, sin ninguna culpa, en algún portal de compra – venta de internet, tipo Mercado libre o e-Bay. Esto no solo sería bastante contradictorio, sino que anularía totalmente los restos de poesía que aún se desprenden de la idea de la liberación de Rayuela en la plaza. Por más que me esfuerce, no creo que pueda llegar a un extremo tan decadente.

 

 

 

 

 




03.04.2012 07:07

Que mis compañeras francesas me saluden con un beso en cada mejilla, les otorga cierta ventaja sobre las belgas. Pero la finalizacion del almuerzo de comienzo de la semana, les confirió otro plus.

Nadine y Marie Cristine son mujeres maduras de mas de cincuenta años, casadas desde hace mucho tiempo y con hijos veinteañeros.

En la barra de la sala de fiestas, preparando los postres con los que culminariamos el almuerzo, coincidimos los tres. Nadine cortaba trozos de una gran torta de chocolate, que tenia letras de mazapan decorando su superficie. Ella coloco alguno de dichos signos sobre distintas porciones.

Cuando comencé a poner los platos en una bandeja, para llevarnos a la mesa del comedor, donde nos esperaban los demas colegas, Nadine me dijo señalando uno de ellos, que tenía la letra U:

 - Este es para vos –

- ¿Por qué? – Fue mi obvia pregunta.

- Es la U de Uruguay – Me respondió sonriente.

Cuando uno ya tiene la experiencia de varios años de emigrante en un pais lejano, en el que mucha gente cree que Uruguay es un pais tropical centroamericano, lo confunde frecuentemente con Paraguay o sencillamente se ovida de su nombre con facilidad, un detalle asi cobra otra significación.

Despues de balbucear algo sobre que no me habia dado cuenta, pues no era una letra de mi nombre, me surgió decirle una frase, que en francés posiblemente expresó mejor mi valoración positiva de su gesto:

 - ¡Tu est malingne! – (Sos astuta/pícara)

Malin(gne) es una palabra que incorporé oyendola en el ambiente escolar de mi hijo, cuando se aplica a un/a niño/a que demuestra ser listo.

A todo esto Marie Cristine que presenciaba nuestro diálogo, se acercó más a Nadine, la tomó del brazo y me dijo :

 - Nosotras somos francesas. ¿Es otra cosa, no? –

Acotación que provocó nuestra hilaridad, pero rapidamente cierto reparo de Nadine, suponiendo que los demás locales (sobretodo las féminas, aunque esta acotación corre por mi cuenta), podrían molestarse, si oyeran esta parte de la charla.

Ese instante de alegre camaradería se disolvió rapidamente en la cotidianeidad ordinaria. Pero el cosmos emite signos constantemente, que a veces son guiñadas cómplices, si logramos leerlas adecuadamente.

Estas damas francesas, con su buena onda y sin saberlo, me estaban diciendo que esa letra, bien podía ser un número. El número de una de las casillas iniciales de una Rayuela. Y que existen hadas y brujas, pero la magia c’est une autre chose.

febrero 2011.






05.03.2012 16:46

Hacía un frio de la puta madre. Fué un miércoles de las dos semanas polares, durante las cuales el termómetro marcó contínuamente, a toda hora, por debajo de cero grado Celsius.

Podría haber llegado temprano a donde tenía que ir, pero por hacer el cambio de trenes con la mayor celeridad, monté a uno que no era el correcto. Bajarme en la siguiente estación y esperar el viaje en sentido contrario, hizo que los minutos que antes tenía a favor se esfumaran.

Retorné a la gare (estación de trenes) de Ottigniès y con precaución reforzada comprobé la salida de mi próximo tren, en el sentido adecuado, en la vía 1. Ya había comenzado la hora pico de la tarde y había mucha gente en los andenes.

Por la vía 2 llegaba un tren, con rumbo a Bruselas, de muchos vagones. Numerosos viajeros esperaban descender y otros tantos se aprestaban a subir al mismo, mientras se iba deteniendo lentamente, como es la rutina. Una vez aparcado el tren, la muchedumbre se fué reduciendo, a medida que se efectuaba el recambio.

De pronto percibí un movimiento inusual; dos o tres guardias ferroviarios, uniformados de rojo y negro, llegaron al trote y enfilaron hacia la cabecera del tren que iba a Bruselas. Cuando arribaron hasta el primer vagón, ordenaron descender a los pasajeros. ¿ Sería algún incidente con algún usuario sin su billete en regla o un pickpocket (carterista) denunciado en flagrante infracción ? me pregunté mentalmente.

Al mirar pasar la columna de los que bajaron por la intervención de los guardias , noté una jóven que lloraba mientras hablaba por su teléfono móvil. Su afección hizo cambiar mis hipóteisis anteriores súbitamente.

Los vigilantes apostados ante el vagón exhortaban al público a circular y alejarse de ese entorno. Prontamente los altavoces informaron que la circulación de trenes por las vías 2 y 3 (que son adyacentes), estaba suspendida a causa de un « accidente », e indicaba que había que dirijirse a la vía 4.

Mientras tanto mi tren estaba ya en la vía 1, no parecía haber obstáculos para que partiera a la hora indicada. Subí y al sentarme, otra pasajera lo hizo casi al mismo tiempo enfrente mío. Surgió espontáneamente un breve diálogo, con sonrisas que no alcanzaban a mitigar las vibraciones angustiosas por lo que había pasado a unos metros de allí.

Pasados varios minutos del tiempo previsto para la salida, el tren no se movía. Cuando oímos los sonidos característicos introductorios a una comunicación verbal, por el sistema de parlantes internos a los vagones, fué para enterarnos que también la vía 1 estaba bloqueda, por un sistema automático. Nuestro tren no saldría durante un tiempo prolongado e indefinido. Nos instaban a descender y dirijirnos, ¡también a la vía 4!

Al bajar del tren e introducirme en la galería subterránea que comunica todos los andenes, vi pasar algunos paramédicos, con sus uniformes e implementos, rumbo a la vía 2. En el andén de vía 4, como era esperable, había un gran hormigueo humano y clima de confusión. Los tableros electrónicos daban informaciones no muy claras, con abundancia de numeros rojos, indicadores de minutos de retraso. Inexplicablemente continuaba figurando el tren de la vía 1, del que yo había descendido y estaba bloqueado, sin miras de largar.

Tampoco algunos revisadores o funcionarios de la empresa de trenes, que pasaban o estaban por allí, podían dar informaciones precisas, pues no las tenían. Mientras tanto, se podía ver a los paramédicos, junto a empleados de la estación, abordando el tren del siniestro, desde el lado externo al andén, con mejor acceso a la zona por debajo del vagón.

Sin ganas de observar ese penoso trabajo, preferí retornar a la galería que une los once andenes con que cuenta la gare, donde también continuaba el ajetreo y la incertidumbre. Decidí llamar por teléfono a Rafael, para avisarle de la situación, que hacía que mi llegada ya estuviera inevitablemente retrasada. Su reacción fué  inmediata y por cierto bienvenida de mi parte ; me dijo que me pasaría a buscar en su vehículo. Fijamos un punto de encuentro fuera y a unas cuadras de la estación de trenes.

Mientras salía del edificio, ví un cortejo de paramédicos, funcionarios de la estación y algún otro uniformado, en torno a una camilla, que transportaba un cuerpo humano anónimo, totalmente cubierto por una tela blanca. En el estacionamiento del frente, había varios vehículos : ambulancia, bomberos y policía.

Hacía un frio de la puta madre. Tuve que recurrir por segunda vez en este invierno, a una especie de pasamontañas azul, que nunca antes había usado. Si no me hubiera equivocado de tren en mi primera llegada a la gare de Ottigniès, no habría sido testigo de esta tragedia y probablemente ni me hubiera enterado.

Estaba recordando una estrofa de la canción  « Construçao » de Chico Buarque, « Morreu na contramão atrapalhando o tráfego », cuando vi llegar la camioneta de Rafael por el rond-point.

 

.

 

 




15.01.2012 19:36

En la capital de Suecia los trenes subterráneos se llaman Tunnelbana ; por este motivo su símbolo no es una M (de « metropolitanos »), ni una S (de « subterráneos), sino una letra te.

La T azul en un círculo blanco, indica las estaciones de los trenes urbanos, que efectivamente viajan bajo la superficie en zonas céntricas, pero también lo hacen al aire libre, en barrios más perisféricos.

No habrá sido sencilla su construcción, pues la ciudad de Estocolmo se situa en un archipiélago y está compuesta por 14 islas, con abundantes brazos de agua entre sus distintas zonas.

Debió haber una generación de ciudadanos suecos, representantes políticos y sociales, organizaciones, partidos y gobiernos, que imaginaron, planificaron, decidieron y realizaron la construcción de este sistema de transporte (se inauguró en 1950), que décadas después es un instrumento importante para la movilidad pública.

Mientras estaba escribiendo estas notas, me enteré de la aparición de un libro uruguayo sobre un imaginario Subte montevideano (« Metro de Montevideo », Marco Caltieri, editorial Amuleto, 2011). Lo supuse a priori un texto historiográfico, tal vez sobre iniciativas e ideas de construcción de un tren subterráneo, obviamente frustradas hasta el presente.

Sin embargo es un libro de humor, con personajes y situaciones ficcionadas y parece prometedor de amena y divertida lectura. Posiblemente la aproximación humorística sea una vía adecuada (como lo dice aquel dicho « reir para no llorar ») para reflexionar sobre la inexistencia de un bien social, que sin duda mejoraría la calidad de vida ciudadana y la dinámica del transporte montevideano.

En la tarde de mi arribo e Estocolmo, mi anfitriona me propuso ir al supermercado de un barrio contigüo, con un centro más grande, para adquirir una bebida para la cena fin de año. Evitaríamos asi la previsible multitud del 31 de diciembre, y me pareció una idea correcta.

Lo que no había entendido era que el « supermercado » no era de los habituales y omnipresentes. Este era un comercio dedicado unicamente a bebidas alcoholicas, ya que en Suecia solo se pueden vender en ese marco estrictamente controlado.

En algún momento esto se pensó, se discutió, se legalizó y se instrumentó y ahora es parte de la cotidianeidad de la sociedad sueca. Seguramente incide preventivamente en las modalidades de consumo de bebidas alcohólicas allí.

Me cuesta imaginar una regulación con ese temperamento en Bélgica. Su instrumentación sería muy problemática en un país mundialmente conocido por su afición a las cervezas, pero que también cuanta con grandes bebedores de vinos (es de los principales importadores de vinos franceses del mundo) y otras bebidas espirituosas.

Aunque debe acotarse que el expendio de cervezas (generalmente con graduaciones alcohólicas menores a 10 grados), está autorizado en Suecia, para los comercios comunes, ya que las ví en supermercados normales. Esto es un dato tranquilizante para los belgas y otros amantes del tradicional fluído.

Ya comenzado el nuevo año los primeros noticieros televisivos suecos me parecieron algo provincianos. Tanto uno nacional, como otro centrado en la ciudad de Estocolmo. No se consignaron accidentes espectaculares, ni abundantes  situaciones de violencia. Solo apareció la cobertura del homicidio de un jóven, ultimado fuera del edificio en el que vivía por herida de bala, en la ciudad de Malmö. La nota fue sobria y el caracter global del noticiero me llevó a pensar que si hubiera habido otros crímenes, también se hubieran informado de manera similar.

Sin intención de extrapolaciones sociológicas, culturales o psicosociales, tal vez la imágen del cielo de Estocolmo a la medianoche del 31 de diciembre de 2011, nos de alguna clave nórdica.

Muchos y vistosos fuegos artificiales, adornaron el firmamento durante decenas de minutos. Una buena porción serían de manofactura china, como en gran parte del mundo. Pero entre las explosiones coloridas, se elevaron también característicos globos de papel arroz, que con sus llamitas menos estruendosas, alcanzaban alturas considerables, hasta perderse de vista. Las tradiciones escandinavas, junto al cosmopolitismo.

Después de todo fue un sueco quién inventó la dinamita (e instituyó los Premios Nobel). También, según reparé al ver la heterogénea vidriera de una casa de antigüedades, los viejos Primus, tan populares en el Río de la Plata, eran de orígen escandinavo.

 




28.12.2011 13:21

Cuando iba rumbo al cuarto post de la serie iniciada en agosto pasado ("La vuelta al mundo en 80 fósforos") una conexión inesperada me aproximó a Uruguay "Conexiones fosfóricas"). No continué desarrollando ese filamento en el desarrollo rizomático del blog.

Pero ahora, ya casi en el fin del año, antes de volver a guardar en su valija ("La maleta a rayas" ) algunos ejemplares que había seleccionado, tomaré un puñado como disparador del cierre anual.

Me refiero a cajas de fósforos (y también algunas nociones más abarcativas). Es decir, objetos bien concretos (e ideas abstractas).

Lo de las ochenta unidades, con el propósito de equiparar los días vernianos de su novelada vuelta al mundo, me propuso un problema íntimo.

Las cajitas de cerillas de cartón suelen tener 20 o 24 de estas, mientras las de fósforos de madera son comunmente de 40. Algunas de estas últimas, propuestas para encender estufas a leña, tienen 50.

Entre las más diferentes, hallé una de cerillas chatas, inusualmente prolongada. De orígen inglés ; su imágen e inscripción « Royal Ascot », aluden al hipódromo y la tradición de sus actividades hípicas. Esta contenía 60.

Felizmente apareció otra, también singular, de allumettes spéciales longues, que resolvió el problema numerológico. Permitió la correspondencia precisa entre días, fósforos y la realidad, ya que su existencia y volúmen albergaban esas 80 unidades requeridas desde el título inicial.

Ocupa integralmente su cara frontal, la reproducción de una acuarela que ilustra un combatiente a caballo. Es un integrante de un regimiento de caballería de reserva, que según está escrito en el contrafrente de la caja, « era una tropa de choque que decidía frecuentemente la victoria… »

Este recorrido podría fundamentar que buscando con perseverancia es posible  hallar lo buscado, a condición de definir con suficiente claridad la meta.

Se podrá objetar que buscar y hallar una caja que contenga exactamente 80 fósforos, para que armonize con un título escrito previamente, es un capricho sin ningun valor práctico. Argumento atendible, aunque tampoco posee importancia alguna.

La cuestión principal parece estar en otra dimensión, porque simultáneamente, de la misma microexperiencia puede pensarse que la propia búsqueda produce sus objetivos en la realidad, sin una imprescindible demanda de tenerlos rigurosamente predefinidos.

Más bien se trataría de la sabiduría para trazar y vislumbrar un horizonte (aún en registros imaginados) e ir tejiendo acercamientos horizontales que lo vayan creando.

El año 2012 no será aburrido ; nos esperan profecias mayas, hiperveloces neutrinos desafiando límites teóricos, muchas crisis y seguramente emergentes imprevistos para un gran cambio mundial cada vez más imprescindible.  

 

 



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Leonel Elola Verocay. Vivo en Bélgica desde el 2004. BXLMVD habita una adyacencia psicogeográfica entre Bélgica y Uruguay; esa es su ventaja y a la vez su handicap.

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