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Me extraña, araña... AGREGAR A FAVORITOS
 Como en la peluquería...


Berretines Burgueses

28.01.2009 21:57

Siempre creí que era un invento, una tara de mujeres reprimidas que vivían sus procesos fisiológicos naturales como impuros o vergonzantes, mujeres que somatizaban esas vergüenzas y esos pudores a través de síntomas físicos de variada índole. También pensaba que era una manifestación del leve retraso mental de algunos hombres machistas, que justificaban sus múltiples limitaciones a la hora de relacionarse con una mujer a través de la invocación de "esos días".

Debo reconocer que yo escupía para arriba.

Por si alguien aún no se ha dado cuenta estoy hablando del síndrome pre-menstrual (SPM) y de la menstruación misma, así que si hay alguien leyendo esto a quien estos temas le resulten ofensivos de alguna manera; a quien no le interese en absoluto; o a quien, que una mujer hable o escriba libremente sobre estas cuestiones, le parezca la demostración más cabal de que al mundo le falta un tornillo ("que venga un mecánico", como cantaba Gardel), que ya no hay valores ni moral, que la juventú está perdida y toda endrogada, se puede ir tranquilamente, sin necesidad de que siga leyendo y sin necesidad de comentar nada. Después no se aceptan reclamos. Hecha esta aclaración, prosigo.

Pues bien, hasta hace un tiempito, yo no sufría de SPM. Como expliqué más arriba, incluso desconfiaba de su existencia. Hasta que, hace alrededor de dos años, me di cuenta que yo también lo padecía. Y me di cuenta porque me puse a llorar por una pavada que en cualquier otro día del mes me hubiera sido totalmente indiferente. Y ahí supe que eran las hormonas llorando (buen Dark Knight, si aún sigue leyendo, es bajo su propio riesgo).

Y la verdá que el SPM no es joda. Una anda toda hecha pelota, inflamada, dolorida, con cólicos, congestionada, una porquería. Y además una anda hiper-sensible, llorona, con la autoestima "felpudo", insegura, reclamando aprobación, demandando mimos, pero a la vez clamando que nos dejen tranquilas y reprochando que nadie nos entiende, especialmente "los hombres". Y a la vez es uno de los momentos del mes en que la libido está más alta, y es cuando más ganas tenemos de tener relaciones sexuales, lo cual a veces no es posible, o por lo menos incómodo, por razones varias. Bueno, esto es lo que le pasa generalmente a las mujeres que pasamos por el SPM; puede ser que no le pase a todas.

Además, con la cuestión de la menstruación se suscita un fenómeno por demás interesante: cuando varias mujeres viven juntas o pasan varias horas al día juntas, en el trabajo por ejemplo, sus ciclos menstruales tienden a "ajustarse", de manera tal que sus menstruaciones llegan en la misma fecha, días más, días menos. Los y las que vivimos con más de una mujer sabemos cómo es eso. Los que no viven con mujeres imagínense tener a una fémina padeciendo los síntomas anteriormente consignados, y luego multiplíquenlo por dos o por tres o por el número que ustedes quieran y van a tener una pálida idea de lo que estoy hablando.
Algo que sí me molesta bastante es cuando una se encuentra en "esos días", y debido a la incomprensión de los demás (generalmente hombres, pero no siempre), una se gana el adjetivo de "histérica". A esos y esas ignorantes les voy a explicar una cosa, y presten mucha atención así no cometen este error nuevamente: la palabra "histérica" deriva de la palabra latina "hister", que significa "útero", y la verdá que yo no tengo la costumbre de sacarme el útero unos días y ponérmelo otros, por lo que soy histérica todos los días, desde que nací por lo menos y si es posible, hasta el día que me muera.*
Pero bueno, estos son puros berrinches de alguien que tiene la vida medianamente solucionada como para tener tiempo y ganas de pensar y escribir sobre estas cuestiones: un berretín burgués.
Y la verdá que prefiero y agradezco poder quejarme de estas cuestiones, antes que no saber lo que es una menstruación, como le pasa a muchas mujeres que empiezan a parir cuando aún son niñas y quedan embarazadas cada diez u once meses, hasta que el cuerpo les dice basta.
Así que: ¡Viva la menstruación! ¡Viva el SPM! ¡Salud a todas las histéricas!
Les dejo un video de Liliana Felipe, histérica orgullosa y genia total.



*Parece que en psicología la palabra "histérica" tiene otras connotaciones, pero por motivos de conveniencia, y para que el artículo me quede bien, no las incluí. De última el blog es mío y escribo lo que quiero. Agradezcan que por lo menos les aviso que les estoy ocultando información. Eso en otros lados no sucede...










11.08.2008 15:02

Alejandro Dolina dice (o hace decir a uno de sus personajes de los "Radiocines") que "es un prejuicio burgués el que uno tenga que elegir". Me pareció que esta canción de Liliana Felipe lleva ese prejuicio a su máxima expresión, de manera muy graciosa, pero también denunciado una realidad terrible. Espero que les guste. Más abajo está el video.

Tienes que decidir 

Tienes que decidir
Quién prefieres que te mate:
Un comando terrorista
O tu propio gobierno para salvarte
Del comando terrorista

Tienes que decidir
Qué prefieres que te mate:
La pobreza, la miseria,
El Tratado de Libre Comercio
O el programa contra el hambre

Ya se acabó aquel tiempo
En que decidían
Cómo nos mataban
Y sin preguntarnos siquiera
Por pura cortesía
Si era nuestro deseo
El de fenecer
Como los mosquitos
Al amanecer
O morirnos de sed

Ya nos mataron de tantas maneras
Ya nos cansamos de ir al panteón
Ya no sabemos si somos civiles,
Rehenes, vampiros o simples mortales
Pero de tanto morirnos
Al menos nos hamos ganado el derecho de decidir
Cómo queremos morir

Tienes que decidir
Cómo prefieres morir:
De hambre natural
De asco terminal
De pago de Predial
Ahorcada con tu chal
Debiendo un dineral
Cruzando de ilegal

Ya se acabó aquel tiempo
En que decidían
Cómo nos mataban
Y sin preguntarnos siquiera
Por pura cortesía
Si era nuestro deseo
El de fenecer
Como los mosquitos
Al amanecer
O morirnos de sed

Ya nos mataron de tantas maneras
Ya nos cansamos de ir al panteón
Ya no sabemos si somos civiles,
Rehenes, vampiros o simples mortales
Pero de tanto morirnos
Al menos nos hamos ganado el derecho de decidir
Cómo queremos morir




07.08.2008 01:11

Estos últimos días he estado en obra. He estado ayudando a acondicionar la nueva casa de mi pareja antes de que se mude, lijando, pintando, ensuciándome, limpiándome con aguarrás (que te destroza la piel), ensuciándome de vuelta, y así.

Y en estos días se me ha revelado, cual llama que ilumina mi conciencia, una verdad inobjetable.

Durante prácticamente toda mi existencia conciente ha habido una pregunta, una cuestión que me ha intrigado grandemente: ¿por qué cornos a los plomeros, electricistas, obreros, pintores y afines se les ve el culo cuando están agachados o de rodillas durante la realización de sus diversos menesteres? ¿Es que no se dan cuenta? ¿Es que no les importa? ¿Es que han perdido todo rastro de vergüenza? ¿Es que no han superado la etapa anal exibicionista? 

Nada de eso.

La verdad que he comprendido en estos días es que esta infamia es inevitable.

Es humanamente inevitable e imposible mantener los pantalones en una posición tal que cuando un@ se agacha no se asome, tímida o escandalosamente, lo que alguien ha dado en llamar “la sonrisa vertical”.

Es imposible.

Durante la última semana he subido mi pantalón al menos unas cien veces, y se ha vuelto a caer otras tantas veces más. Durante la última semana he llevado mi pantalón casi a la altura de mi cintura, lo cual es bastante incómodo, teniendo en cuenta que el pantalón en cuestión es de tiro medio (no quiero ni pensar qué hubiera pasado si fuera de tiro bajo). Durante la última semana he ajustado mi cinturón decenas de veces, hasta casi cortar la circulación de mi sangre.

El resultado: el pantalón siempre se volvió a bajar. Siempre. Todas y cada una de las veces. Todas y cada una de las veces terminé luciendo al menos unos centímetros de mi “sonrisa vertical”, para escándalo mío y divertimento de las demás personas que me acompañaban en esta empresa, entre ellas, mi pareja.

Es por eso que hoy hago llegar mi solidaridad a todos esos obreros, plomeros, electricistas, pintores y demás que se han dado por vencidos y han resignado toda esperanza de resguardar su privacidad del resto del mundo. Yo estoy con ustedes. Yo comprendo vuestra desazón. Yo comparto vuestra decisión de no luchar contra algo que es mucho más grande y poderoso que un@ mism@.

¡Arriba las rayas de los culos del mundo!

¡No nos moverán!

¡Los culos unidos jamás serán vencidos!

¡Por autonomía y cogobierno de todas las sonrisas verticales!

¡Anarquía es orden, y que a un@ se le vea el culo cuando pinta agachad@ es inevitable!

¡Salud!

 

Otra cosa: ojalá el mío fuera tan lindo como el de la muchacha de la foto...Si así fuera, ya estaría yo haciendo fortunas en "Mostrando el Culo por un Sueño".




14.07.2008 16:10

Este es un típico berretín burgués. El otro día di un examen y lo perdí. Y aunque yo se que el fallo fue justo, yo siempre tengo una esperanza, allá muy en el fondo, lo que me hace por lo menos dudar inconcientemente de la justicia del fallo.

Detesto los exámenes. Detesto la idea de tener que dar exámenes. Detesto estar todo el día ahí sentada, esperando a entrar a dar el oral. Detesto pasar todo el día con ganas de bañarme, cansada, con hambre, con sed, etc. Detesto estar nerviosa todo el día, dándome cuenta de todas las cosas que no se, por la razón que sea (o porque me las rifé, o porque las estudié y nunca las entendí, etc.). Detesto tener que aguantar a algun@s "compañer@s" haciendo alarde de tooooodo lo que saben, metiéndose todo el tiempo en conversaciones ajenas, dando opiniones a troche y moche, como si a alguien le interesara lo que opinan sobre la problemática del País Vasco, o el incremento de los casos de anorexia entre las mujeres negras sudafricanas desde 1994 coincidiendo con el final del Appartheid, o cualquier otro tema.

En realidad lo que más detesto es esa concepción que existe en algunas instituciones educativas de este país de que un@ va a demostrar su conocimiento a través de la respuesta a algunas preguntas elegidas de manera totalmente arbitraria por un tribunal de "notables", o a través del desarrollo de un tema particular, también seleccionado por estos "notables".

El mecanismo de los exámenes es de una perversión tal que a veces me asusta. En esta lógica, los estudiantes somos concebidos como maquinitas de estudiar, aprender, y salvar exámenes: "Si estudiás, vas a salvar".

¡Mentira! He visto decenas de veces cómo algunos de mis compañer@s se rompen el alma estudiando durante meses, yendo a profesores particulares, recursando materias y un montón de cosas más, y pierden el examen como si nada.

No, como si nada no. Lo que pasa es que justo ese día se sentía mal, o se había peleado con el/la novi@, o había dormido mal, o estaba contracturad@, o tenía laringitis y no podía hablar, o.

Pero ta, todo eso no importa, porque "si estudiás, vas a salvar".

Ta, obviamente que perder un examen no es ni por lejos lo peor que te puede pasar en la vida. Esto es algo que yo me repito y le repito a mis compañer@s incansablemente durante las largas horas de espera: "¿Qué es lo peor que nos puede pasar? Perderlo y tener que darlo de nuevo. Nada más. No nos jugamos la vida, ni la vida de un ser querido, ni nada. Es un examen, nada más." Y de esa forma fomentamos la autocomplacencia y se nos exacerba la neurosis. Lo bueno es que la mayoría somos neuróticos (chiste neurótico). Igual siempre salta algun@ con el típico "Si, pero si lo perdés, te afecta la escolaridad y bla bla bla." ¡Pero la puta que te parió!

Y bueno, ta. Me tenía que descargar. Tenía que hacer mi declaración de principios en contra de los perversos exámenes que la hacen pasar tan mal a una. No hay derecho, a dónde iremos a parar, bla bla bla...



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Sobre mi: Soy Mariana y hay cosas que me extrañan, así que escribo sobre eso. "No acepten lo habitual como una cosa natural. Pues en tiempos de confusión organizada, de arbitrariedad conciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural, nada debe parecer imposible de cambiar." Bertolt Brecht
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