Resalta también que es una edad hermosa donde se conjuga la experiencia con la vitalidad e inquietud por hacer las cosas que nos faltan...

Las cosas que nos faltan....

Qué realidad !, me sacudió, me movilizó hasta la más fina terminación nerviosa, entonces me percaté que algo me debía , algo que me hiciera sentir bien, conforme, y por sobre todas las cosas: libre.

Lo decido, se acerca el fin de semana!,me voy para afuera!. Me tomo el bus a las 14 hs, en una hora estoy en la ruta y desde allí otra lateral.Y me pongo a caminar.

Poco a poco el frío se siente menos y la campera de abrigo es como una manta térmica, la mochila pesa poco y el celular menos aún.

El sol era un excelente compañero y el viento se unío a él. Caminaba y observaba todo, lo disfrutaba a cada paso, sintiendo una paz, una libertad tantas veces olvidada!. Qué tan fácil era vivirla!

Entonces paraba y escuchaba los sonidos del silencio y el cric cric de algún grillo , un  gallo a lo lejos hacía sentir su presencia, el cu... cu cu... de las palomas , el mugido de las vacas, más adelante unos cerdos que se disputaban la batea...

El verde del pasto nuevo con sus brotes ,las cosechas de maíz, de soja; vibraba..., sentía todo...  respiraba la tierra ...

El ruido que me acompañaba era el de mis botas, shas... shas... shas...en el balastro, así que cada pocos metros  caminaba sobre la tierra y la vegetación al lado del camino.

Apenas algunas  personas se dejaron ver mientras realizaban sus tareas de campo y no fueron muchos los vehículos que pasaron mientras duró mi caminata de varios kilometros.

De las lineas del cableado en la ruta se puede escuchar de vez en cuando un sonido tan extraño , sería  electricidad o  la linea telefónica.?

Todo sigue calmo, el ruido de la campera , el ruido de los jeans, el ruido de las hojas nada más y todos los sonidos de la naturaleza. Una perdiz emprende el vuelo, los teros a lo lejos y yo aquí...

El cielo esta tan calmo que hace como una hora que camino y aún permanece  la estela de un avión, de los que llamábamos " a chorro".

En estas dos horas un avión de línea, un avión de carga mililtar, un helicoptero y una avioneta, cuantas cosas se pueden ver el cielo en tan poco tiempo!.

Cúantas veces nos detenemos a mirar el cielo?, a mi me encanta ver el amanecer y el atardecer, aunque no vea directamente el sol, sus colores refractándose en las nubes son parte de mi rutina diaria.

Cada vez me acerco más al poblado, los perros ladran y les hablo pausadamente y siento que me escuchan, que sienten la calma en mi voz, la sensación de quietud de mi espíritu.

Paso y saludo y continúo hasta el barranco, en busca del agua...

Me llega el sonido de las olas que lenta, pausada y cíclica golpea la arena. Una leve brisa marina acaricia mi rostro, nubla mis ojos y empaña mi mente...llegar a destino era cuestión de minutos nada más. Sigo el camino de la costa; el mar... el cielo... la tierra... las hojas... el todo... y yo.

Las cotorras de monte en los eucaliptos que contienen el barranco organizan una fiesta, el alborozo es general. Las gaviotas esperan que los pescadores arrimen sus botes y el pájaro carpintero prepara un nido.

Me empapa la hegemonía de este lugar, me atrapa, me llena de esta libertad tan deseada, me siento parte de ella, quisiera perderme en ella y sucumbo en la más honda inspiración y exhalo en casi un grito...

Dentro de las posibilidades , la costumbre en cada cumpleaños es dar un presente, yo elegí estas horas de libertad de espíritu ...de mezcla de campo.

Y no sólo lo elegí, sino que pude realizarlo....

Gracias por impulsarlo.