CELSIUS 233
GRUPO DE ESCRITORES FANTÁSTICOS DE MONTEVIDEO

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DISPARADORES

01.12.2011 08:40


Largamos otro disparador. Esta vez es con imágenes de una vieja casona de la calle cerrito en Montevideo, donde sus balcones son de cristal.
La idea es contar una historia que involucre a la casa y sus balcones. Para dicha tarea se convoca a todos los fantásticos del grupo a que realicen aportes literarios. Las historias serán publicadas en los sitios del Grupo. Los trabajos serán enviados a la siguiente dirección:

ucroniauruguay@hotmail.es

Saludos.

 





09.03.2011 08:50

   ¿QUE HACÍAS AYER ENTRE VAGONES CON UN POLLO MUTANTE?

Este primer disparador es la unión de dos leyendas urbanas americanas: "Atrapado entre los vagones" y "Pollos mutantes" recopiladas en: EL libro de las leyendas urbanas de terror de Jan Harold Brunvand y como experiencia resultó positiva.
Por supuesto siempre habrá "detractores", pero no seríamos fantásticos sin un celoso villano opositor.



Andres

No es fácil decirlo... Cuando descubrieron que estaba atrapado quisieron venir a liquidarme. A mí y al pollo, que temblaba más que yo
Lo mutante lo transformaba a cada instante, lo cual me complicaba porque por momentos sostenía entre mis dedos a un pollo propiamente dicho, a un perro, una mujer, una escalera, una silla...
Sé que lo hacía porque tenía miedo
Le grité que se quedara con una sola forma, y así apareció el pollo original
Como pude me metí entre los rieles y con él en la mano, tratando de no lastimarlo, corrí hasta llegar al final de la estación
Los guardias me seguían los pasos, pero nunca creyeron que yo podría llegar tan lejos
Finalmente renunciaron a mi búsqueda y quedaron, con sus armas automáticas, sobre los andenes esperando mi regreso
Cuando estuve lo suficientemente escondido puse al pollo frente a mis ojos. Lo miré fijo y le dije: ¿Qué mierda querés?
El bicho me miró con cara de espanto... Sus ojos iban para todos lados tratando de dar una explicación
- No lo sé- me dijo finalmente... Y se puso a llorar

Gémini Andreiev

***

Mónica

la economía estaba cayendo a consecuencia de la epidemia que atacaba a los pollos, transformándolos en mutaciones horribles. Ese pollo había sido el primero y sería el último, el bien y el mal. Había sido el elegido para engendrar el virus que estaba destruyendo a todos los de su especie. Pero a la vez era el portador de la salvación.

La resistencia me había encomendado la misión de rescatarlo del laboratorio de "Los poderosos" y llevarlo a nuestra base para extraer el antídoto que volvería a la normalidad a todos los pollos.

Un salto en la mutación había llevado a contagiar a la raza humana.

Me encontraba atrapada entre vagones con un asqueroso pollo que cambiaba sus plumas de color. Sus continuas variaciones hacían que cambiara también mi humor, hasta el punto de sentir sentimientos contradictorios con respecto a él. En lo personal, tengo alergia a las plumas, por lo que ésta era un misión por demás arriesgada.

A un lado tenía a humanos mutantes que querían destruir al pollo para seguir con el dominio de la "raza pollo-mutante".
Al otro, tenía a agentes de "Los poderosos" que querían rescatar el pollo para dominar la economía y al final del camino me esperaban los camaradas de la resistencia, los cuales seguían mi desplazamiento, que querían el arma mutante para aplicar el antídoto y estabilizar la economía.

Estaba atrapada y horrorizada, porque ya sentía en mi boca la sequedad propia de los síntomas de contagio y mis uñas estaban azules, eso me daba la pauta que el virus estaba mutando rápidamente en mi sistema inmunológico.

En una curva del camino en la montaña por donde transitaba el tren, pude ver bajo mis pies un precipicio y allá a lo lejos, una gran extensión de agua...entonces, puse el pollo en una bolsa, lo aferré a mi espalda y salté.
En la caída rogué que al desagradable engendro no le salieran branquias...

Maupassant

***

Ruben

A pesar de la derrota

Desperté con sensación de miedo. Quizá por eso no quise moverme. Los dolores que sentía por todo el cuerpo tampoco invitaban a una reacción rápida. Entreabrí un ojo y el miedo dejó de ser una sensación vaga para derramarse por todo mi ser en un temblor que pensé que me delataba.

A unos metros de mi el pollo mutante vigilaba. Pero no fue eso lo que me dio más miedo sino la inmediata conciencia de despertar en medio de una montaña de cadáveres.

Evidentemente, la batalla había sido una completa derrota y mi cuerpo, tomado por un cadáver más, había sido tirado junto a los de aquellos desgraciados que ayer habían combatido conmigo.

Por eso el pollo no estaba alerta, por eso no advertía mi temblor. Ellos habían ganado y ahora simplemente administraban los cadáveres del enemigo.

Pero había algo más…nos estábamos moviendo. Y ese ruido…estábamos en un vagón de tren que se movía lentamente. ¡Los pollos estaban transportando cadáveres de humanos! ¿con que intención?

Cuando el pollo mutante se movió a otro vagón junté fuerzas y sigilosamente me moví. Pude arrastrarme al espacio entre dos vagones y darme cuenta a donde nos llevaban.

Ayer, atrapado entre esos vagones y con un pollo mutante al lado, supe que estaba por lograr lo que habíamos intentado durante meses. Estaba entrando en territorio enemigo y la impresionante derrota sufrida había valido la pena.

Conmigo viajaba la destrucción de todo el imperio mutante. Los cadáveres que me acompañaban no habían muerto en vano

Ruben Martínez Nogueira

***

Silvia

¿Qué hacías ayer atrapado entre vagones con un pollo mutante?

Empezando por el final, no es mutante. No tiene la capacidad de transformarse, nunca la ha tenido. No dispone de ADN, ni de pollo ni de ningún otro bicho. No es ave, ni siquiera es un ser vivo. Es una réplica, algo surrealista, de un pollo, una imagen evocadora y algo caracterizada para dotarla de más personalidad, reducirlo a tu sarcástica definición de “pollo mutante” es indicativo de una simpleza que ni es propia de ti ni te honra.

Para continuar, no estoy atrapado. Sólo simulo estar atrapado. Aunque me alegra en grado sumo que hayas sabido apreciar que las cajas de cartón con ruedas dispuestas en fila y atadas entre sí con una cuerda pretendían representar un tren, siendo dichas cajas los vagones. Que lo hayas reconocido indica que mi maqueta dispone de cierta calidad.

¿Qué hago, mamá? Practico el juego simbólico, lo propio a mi edad. En concreto, ya que muestras interés, estoy en la tercera parte de “Regreso al Futuro”, intento que el tren arranque el DeLorean y mi “pollo mutante” hará el bonito papel de combustible. Andaba alcanzando el punto de “no retorno” cuando se te ocurrió aparecer, así que… haz el favor de largarte, ignorarme y respetar mi desarrollo cognitivo. Aunque sea un genio, sigo siendo un niño.

Silvia Moreno

***

Pablo

Desde que me asignaron el caso, durante siete largos años estuve tras el rastro de Marcus, asesino múltiple que había logrado eludir una férrea y larga persecución.
Había ridiculizado y escapado de los más grandes investigadores que se sumaron a la tarea de echarle el guante.
Desde el silencio y pegado a él como una sombra había sido testigo de todos sus asesinatos
Aquellas hermosas mujeres, jóvenes y vitales, en número de doce habían abandonado este mundo cautivas por la mano del homicida más escurridizo del que se tenga registro.
Con la ayuda de siete de mis mejores hombres hace dos días y luego de llevar a cabo un minucioso y complejo operativo, finalmente conseguimos darle captura.
Cuando lo conducíamos rumbo al tren que lo confinaría a la prisión se detuvo y comenzó a observarme, desafiante y altanero, aún esposado, encadenado.
Logró advertir que era yo quien estaba al mando del operativo.
Luego de intercambiar miradas finalmente ascendió. Frente en alto, serio y erguido, Marcus, el múltiple homicida marchaba rumbo a su vagón, el cual sería custodiado por más de diez personas que se asegurarían que llegara a su juicio.
Desde el furgón trasero intentaba conciliar el sueño luego de muchos días de tensión…
Aún no dormía, permanecía bajo vigilia cuando un atronador alboroto me sorprendió, la noche era avanzada.
Las corridas y los gritos comenzaron a contagiar todo el tren, lo que parecía imposible había acontecido, Marcus había logrado escapar.
Tan pronto como pude inicié la búsqueda desesperada, siete años de trabajo dedicado se me escapaban entre las manos y nadie podía ubicarlo.
Corrí hasta la parte trasera con el arma en mi mano, en medio de la noche intentando evitar aquella fuga.
Ninguno de los hombres que viajaban en el tren habían logrado verlo.
Yo que le busqué durante años, conocía su sombra, sus pensamientos, hasta su olor.
Entre vagones, en la estancia que une el último con el anterior pude verlo, estaba ya próximo a dar el gran salto a su libertad.
Me miró una vez más desafiante, aquellos ojos sobre el pico, ubicados en una cabeza atiborrada de plumas parecían decirme…
¿Quién va a creer que Marcus, el múltiple homicida…
ha mutado en un inofensivo pollo?

Pablo Fagúndez

***

Alvaro

Con la ruputura del motor diesel, la noche encontró al tren en medio de las estepas rusas. Y, con ella, el frío glacial.
Seis personas nos encontrabamos en el único vagón de pasajeros que llevaba el tren carguero a Vladivostok. El sistema de calefacción, dependiente del motor roto, no funcinaba y el frió había empezado a hacernos mella.
Mi mayor preocupación era Yuri, el pollo mutante que llevaba en la mochila. Era el ejemplar más evolucionado de una gloriosa estirpe de pollos mutantes iniciado con el proyecto Sputnik, a mediados de los años 50 del siglo XX, destinados a ser los primeros en tripular viajes espaciales para la gran gloria del puebolo soviético. Lamentablemente, la alergia a las plumas del comisario político obligó a un cambio de planes, e hizó ingresar a la perra Laika en la historia de la astronáutica.
Ya sin presupuesto, el experimento siguió adelante gracias al heróico esfuerzo de un reducido grupo de científicos -entre los que me incluyo-, en una granja de las afueras de Baikonur, oscilando entre los que querían obtener pollos cuya carne fuese similar en sabor y textura a la carne de vaca, y los que queríamos lograr eficientes autómatas matemáticos.
Recentemente habíamos logrado una generación de pollos que podía calcular correctamente los primeros trece términos de la sucesión de Fibonacci aunque invariablemente erraban a partir de la decimocuarta cifra.
Sin embargo descubrí que uno de los pollos mutantes, Yuri, era especial: no solo no se equivocaba en la sucesión de Fibonacci, si no que logró demostrar sin ayuda el teorema de Fermat -la demostración era sobria y elegante-.
Así que rapté a Yuri y decidí huir hacia los Estados Unidos dónde nos haríamos ricos y famosos.
El viento polar seguía azotando nuestro vagón. La posibilidad de morir de hipotermia era inminiente. Nos vimos obligados a tomar una decisión desesperada: uno de los pasajeros sacó una cocinilla y una olla, otro una lata de arvejas y un paquete de arroz, y yo sacrifiqué a Yuri, en pos de mantener viva la llama de la ciencia, e hicimos un guisito de arroz con pollo y arvejas para combatir el frió.

Arcimboldo

 

 



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Sobre mí
FANTÁSTICOS DE TODAS LAS ESPECIES. ALVARO BONANATA (Arcimboldo). ANDRÉS CARO BERTA (Gémini Andreiev). GUILLERMO LOPETEGUI (Hoffmann). MÓNICA MARCHESKY (Maupassant).Lugar de reunión: Villa Diodati, lugar de presentaciones: A.G.A.D.U. MANIFIESTO FANTÁSTICO (Fragmento) Siendo el martes 27 de julio de 2010, nos encontramos en la misteriosa ciudad de Montevideo, deambulando entre sombras, hurgando en la memoria de nuestros fantasmas.

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