acerca de patrimonios varios
algunas reflexiones sobre nuestros "lugares de la memoria"

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28.08.2008 17:18 / MIS ARTICULOS

LA CELEBRACION DEL 25 DE AGOSTO

Cien años atrás, en su edición del 25 de agosto de 1908, la primera página de El Siglo se apartaba del diseño adusto de los diarios de la época, dando excepcional destaque a la celebración de “las fiestas patrias”. En polémica contra aquellos que rebajaban el significado histórico de la Asamblea de la Florida, decía: "(el pueblo oriental) dueño de sus destinos, rompe los lazos que lo unían a un Estado, y luego, en el ejercicio libérrimo de su voluntad, se incorpora a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Lejos de establecida su servidumbre, queda consagrada su libertad, porque esa voluntad soberana, no caduca por el hecho de la incorporación, sino que subsiste en toda su plenitud, para reasumir la independencia en día no lejano".

El relato de El Siglo mostraba un proceso donde “el pueblo”, al disolver todo vínculo con el Imperio del Brasil, asume una “voluntad soberana” que daba plena legitimidad a la incorporación a las Provincias Unidas, como habría de darla luego -muy poco después- al acto de “reasumir la independencia” (esa reseña luce seductora, aunque apenas se hiciera mención en ella al cambio del escenario, del libreto y los roles de este último acto). Es seguro que esa lectura de los hechos rechinaría a quienes veían en la segunda ley” la previsible cristalización de un destino común, y también -aunque seguramente en menor grado- a quienes esa “incorporación” aparecía como una "máscara" de circunstancias, como la había sido para los hombres de Mayo la proclamada fidelidad a Fernando VII. Apartándose de todo debate, otros -no pocos-, optaron por cortar grueso y quedarse muy ufanos con la primera ley”, aún a costa de ocultar las cosas más obvias. He aquí una estrategia que el tiempo vería prosperar...y que hoy nos está costando caro. (*)

A principios del siglo XX el relato histórico estaba todavía abierto, pero eso no impedía que en la renovada forja de un sentido de identidad y pertenencia, se buscara consolidar algunas fechas a manera de mojones de referencia. En particular, aquel 25 de agosto fue una fiesta cívica con todas las de la ley. Ya el día anterior el presidente Williman había presenciado desde el balcón de la Casa de Gobierno una plaza –“de la Independencia” desde 1843- colmada de gente que escuchaba atenta a miles de escolares (6000 dice la crónica) entonando el himno nacional... ¡ y el Va, pensiero, sull¨ali dorate de Verdi !.

Un siglo más tarde, la celebración del 25 de agosto sólo motiva en nuestra prensa alguna nota de compromiso y referencias marginales a los ínfimos actos oficiales. No hay banderas en los balcones, y el fundamento de la celebración es puesto en cuestión cada vez con mayor énfasis. Sin duda es tiempo de empezar a liberar la historia de velos y prótesis impresentables, retomando el camino de la construcción de un “nosotros” -nosotros los orientales- sin cargar con el peso de un pasado donde muchas cosas quedaron mal saldadas o fueron mal contadas. Nada impide hoy que asumamos ese pasado sin tapujos, que ajustemos discursos a realidades y que miremos adelante “con hambre de futuro”. En esa perspectiva, el 25 de agosto volverá a ser el referente de una “voluntad soberana”, sin la cual, nada seremos.

(*) Tal vez Acuña de Figueroa estuvo más cerca de prefigurar los tiempos por venir, cuando en 1814, luego de “la marcha secreta”, apuntaba en su Diario del Sitio de Montevideo: “Ni de un sosiego futuro / Qué esperanza habrá si vemos / Arder contra Buenos Aires / En la campaña un incendio / Pues ya el implacable Artigas / Y todo el país entero / Contra argentinos reclaman / Sus usurpados derechos / Pues, si de una madre, altivos / La obediencia sacudieron / No quieren de una madrastra / Sufrir pupilaje nuevo” (énfasis agregado).

Carta publicada en Búsqueda, en edición de fecha 28.08.2008. Tres años más tarde, el 25 de agosto de 2011, la conmemoración quedó reducida a un acto protocolar en Florida, con ínfima -o inexistente- referencia en la prensa. Así vamos...



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