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13.10.2009 03:26 / Mis artículos

Resultado impredecible

En estos días, la mayoría de los votantes se pregunta quién ganará la elección. Para los frentistas, la interrogante consiste en saber si su partido logrará triunfar en primera vuelta. Para los simpatizantes de los restantes partidos supone conocer quién ganará la segunda vuelta. El deseo por develar estos enigmas responden a dos objetivos bien diferentes. En tanto el Frente Amplio busca resolver el pleito en primera vuelta, los restantes partidos enfocan la primera vuelta de octubre como una una elección legislativa y entienden que la presidencia se resolverá indefectiblemente en noviembre.

Algunos connotados analistas han afirmado en las últimas horas que la elección presidencial se resolverá en segunda vuelta. Esa inferencia se apoya en la información que aportan las últimas encuestas de opinión pública. El procedimiento que hacen es sencillo. Toman la intención de voto por partido y estiman el comportamiento que podrían tener los indecisos, a partir de dos supuestos básicos: (i) los partidos mantendrán sus actales nivees de votación y (ii) los indecisos se distribuyen siguiendo la pauta histórica (por tercios entre los tres grandes partidos y un décimo para las restantes opciones).

No pretendo aquí discutir la lógica de dicho procedimiento, porque entiendo que es razonable. Sí me gustaría realizar un par de precisiones respecto a los supuestos asumidos. En pimer lugar, la idea de que todos los partidos mantendrán sus actuales niveles resulta sumamente dudosa, sobre todo si se consideran las tendencias de los partidos en el último trimestre. ¿Quién puede asegurar que el Partido Nacional no seguirá cayendo en su intención de voto? Recordemos que este partido ha caído, entre junio y octubre, entre cinco y ocho puntos porcentuales, según sea la encuesta que se considere (por ejemplo, para Factum, el Partido Nacional perdió en ese lapso ocho puntos, y para Equipos, siete). Por esa razón creo que es difícil asumir que todos los partidos tienen electorados firmes y que las tendencias observadas no continuarán operando. En conclusión, el supuesto no es tan sólido.

En segundo lugar, la información sobre los indecisos divulgada por las empresas de opinión pública, no es clara ni precisa. Por esa razón resulta difícil asumir una pauta de distribución específica. Hay diferencias respecto a la proporción de votantes indefinidos. Mientras para Equipos y Factum existe más de un 10%, para Cifra e Interconsult, habría un 7%. Además, las descripciones de los atributos sociales y políticos de este segmento no siempre coinciden. Factum y Equipos han presentado información coincidente (dos tercios están en el interior y la mitad habría votado en 2004 al Frente Amplio), pero las otras empresas no. Interconsult coincide con el perfil residencial de este grupo, pero sostiene que sólo un tercio del mismo tiene algún tipo de inclinación hacia el Frente Amplio. Para Cifra, los indecisos son "doblemente indecisos" porque en las variables estructurales (edad, sexo, residencia, educación, status socio-económico) se aproximan a los votantes de los partidos de oposición, pero en las variables políticas, están cerca de los del Frente Amplio. Por tanto, al no contar con un acuerdo básico respecto al volumen de este grupo, ni respecto a las características que pesenta, parece difícil establecer a priori un patrón de definición de distribución. También este supuesto aparece como poco fiable.

En virtud de estos problemas procedimentaes, entiendo que resulta problemática la elaboración de un pronóstico preciso y certero sobre el resultado de la elección de octubre. La información disponible es, sin dudas, insuficente. Y hasta tal punto esto es así que, probablemente, las empresas de opinión pública tendrán graves dificultades para presentar un pronóstico sobre el resultado el jueves previo a la veda.

¿Qué tenemos entonces? Por ahora, muy poco. Sabemos que el ranking de los partidos no se alterará y que la distancia entre el Frente Amplio y los restantes partidos será grande. Sabemos también que la elección permanece abierta para el Frente Amplio, aunque en principio parece difícil que la pueda cerrar en primera vuelta.

La variable central del pronóstico es obviamente la votación del Frente Amplio. Asumiendo las dificultades expuestas anteriormente, podemos pensar que este partido alcanzará algún punto entre el 47% y el 50% del electorado, y que por esa razón, podríamos pensar en tres posibles resultados.

1. El Frente Amplio gana en primera vuelta. Para este resultado, el Frente Amplio debería captar 4 de cada 10 indecisos, según Equipos; 6 de cada 10, según Factum; 7 de cada 10, según Cifra; o 9 de cada 10, según Interconsult. Como podrá apreciarse, la tarea no parece sencilla. Si tomamos los promedios de las cuatro empresas, encontramos que el Frente Amplio, para ganar en octubre debería atraer 7 de cada 10 indecisos. Sin duda, esta es una dura faena que en caso de cumplirse, debería ser catalogada como una verdadera proeza.

2. El Frente Amplio no alcanza el 50% pero consigue al menos la mayoría parlamentaria. Como para la asignación de escaños no se toman en cuenta los votos en blanco ni los anulados, el 100% bajará al 97% aproximadamente, por lo cual, para alcanzar una mayoría legislativa necesitará superar el número mágico del 48,5%. Para eso, debería captar 4 de cada 10 indecisos, según Equipos; 5 de cada 10, según Factum y Cifra; y 6 de cada 10, según Inerconsult. Tomado el promedio de las cuatro empresas, encontramos que el Frente Amplio debería captar 5 de cada 10 indecisos. Este objetivo parece más posible que el anterior para el Frente Amplio, aunque igualmente supone superar el patrón histórico de distribución de indecisos.

3. El Frente Amplio no alcanza el 50% y tampoco logra una mayoría parlamentaria. Esto supone que la izquierda menos indecisos de los descriptos en el resultado anterior. Si tomamos el promedio, el Frente Amplio debería captar menos 4 indecisos de cada 10. Este sin duda sería el peor escenario para Mujica con vistas a enfrentar un balotaje, porque le exigiría resolver en noviembre algo que en esta primera vuelta no está logrando, o sea, captar una porción de votantes indefinidos y no partidarios para su candidatura, que oscilaría entre tres o cuatro puntos del electorado.

¿Cuál de los tres escenarios es el más probable? Si nos atenemos a la mirada estática que brindan los resultados de las encuestas, deberíamos reconocer que los más probables son el 2 y el 3. Esto significa que el Frente Amplio no ganaría la elección en primera vuelta y la única duda reside en si alcanzará o no la mayoria parlamentaria en octubre.

Sin embargo, si introducimos en este análisis la dimensión dinámica de la competencia, podríamos arribar a conclusiones no tan categóricas. Veamos el argumento.

Si consideramos el período julio-setiembre, calculando los promedios de las tres principales empresas (Cifra, Equipos y Factum), observamos una tendencia muy nítida donde el Frente Amplio se mantiene estable (44,3%), el Partido Nacional sufre una caída de cinco puntos, y el Partido Colorado y el Independiente aumentan un punto porcentual cada uno. Considerados vis a vis a cada bloque, vemos que el Frente Amplio se mantiene y los partidos de la oposición pierden 3,3%.

Desde esta perspectiva, deberíamos preguntarnos por qué, como sugieren algunos analistas, los partidos de oposición habrían de captar más indecisos que el Frente Amplio. Una supremacía en la atracción de votos de indecisos por parte de esos partidos, supondría una ruptura abrupta de la tendencia mostrada por el electorado durante los últimos tres meses. Se nos podrá decir que dicha tendencia debería llegar a su fin a quince días de la elección y que, dada la obligatoriedad del voto, los ciudadanos idecisos tenderán a definir su voto considerando por igual a los diferentes partidos. Y puede que al menos en teoría eso sea así. Sin embargo, no existe evidencia empírica que permita sostener que la distribución que se procesará durante los últimos días, favorecerá más a los partidos de oposición que al Frente Amplio. Esto todavía está por verse.

Por tanto, a doce días de la elección, mi conclusión es la siguiente: no se puede decir que el resultado del 25 de octubre está claro. Con los datos disponibles, el resultado final permanece abierto. El Frente Amplio puede ganar en primera vuelta; puede no ganar en primera pero mantener la mayoría legislativa; pero puede también no alcanzar la mayoría en ninguna de las dos contiendas.

En este sentido, las próximas dos semanas y en particular, el cierre de la campaña, serán claves. En ese lapso se pondrá a prueba la consistencia de las fórmulas de cada partido, la eficacia de las campañas, la movilización de la militancia, y en definitiva, la capacidad de sintonía de cada conglomerado con aquellos que aun no han definido su voto. Por tanto, al menos por ahora, el final resulta impredecible.

13 de octubre de 2009



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Profesor e Investigador del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República

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