24.03.2009 17:45 / La sabiduría de todos los tiempos...
Poder mental...

MI MENTE PARA MÍ UN REINO ES
Mi mente para mí un reino es, tal presencia de júbilo allí encuentro, que todo lo que el mundo puede proporcionar o recrear supera. Por más que desee lo que muchos anhelan, mi mente todavía me prohíbe desear.
Ninguna pompa principesca, ni tienda llena de género, ni fuerza para conquistar la victoria, ni cerebro astuto para calmar una herida, ni forma para alimentar a un ojo curioso; a ninguna de ellos me subyugo, puesto que mi mente de todo me abastece.
A menudo veo cómo se sufre por la riqueza, y cómo los que rápido ascienden pronto caen; veo que a los que arriba están, son a los que más amenazan los contratiempos; trabajan duramente, tienen miedo: tales preocupaciones mi mente nunca podría soportar.
Contento vivo, éste es mi puntal, no busco más que lo justo; ejer soberbia influencia no intento, lo que me falta, mi mente me lo da. Hete aquí que triunfo como un rey, contento con lo que mi mente me da.
Algunos tienen demasiado, pero todavía ansían más; poco yo tengo y más no busco. Pobres son, aunque más tienen, yo con menos rico soy. Ellos pobres, yo rico; ellos piden, yo doy; a ellos les falta, yo dejo; ellos languidecen, yo vivo.
No me río de las pérdidas de otro; ni celos tengo de las ganancias ajenas; ninguna ola munda mi mente puede agitar; mi estado de paz todavía se mantiene. No temo a enemigo alguno; ni a ningún amigo adulo; la vida no aborrezco, ni mi fin temo.
Algunos miden su placer por su lujuria, su sabiduría por la fuerza de su voluntad; sus bienes son su único patrimonio, su talento, artimañas ocultas: pero conservar una mente tranquila, es mi único placer.
Mi riqueza, salud y calma perfecta, mi elección, una conciencia limpia, no busco complacer con sobornos, ni ofender con engaños. Así vivo; así moriré. ¡Ojalá todos lo hicieren tan bien como yo!
Sir Edward Dyer
El poeta describe la comodidad que supone no sentir apego por nada, incluyendo tu propio cuerpo, y morar en el reino de una mente tranquila. ¿Has reflexionado alguna vez sobre lo asombrosa que es la mente? No puedes verla o tocarla. Carece de sustancia, de fronteras, de lugar en el tiempo o el espacio, y, sin embargo, siempre está contigo, guiando y dirigiendo prácticamente todo lo que haces en la vida. Éste es tu reino y sólo tú puedes utilizarlo para crear cuando lo desees una dinastía de deleite pesonal. La mente representa el rincón de la libertad, el lugar que no puede ser invadido por los demás, un refugio cuando todo lo que hay alrededor es agitación. Ésta es la extraordinaria mente invisible. Te estoy invitando a reconocer sus poderes con admiración y aprecio por la magnitud de su vasto dominio.
Si ansías aquello que te puede perjudicar, recuerda las palabras del poeta: "Mi mente todavía me prohíbe desear". Dyer se está refiriendo a la capacidad de elegir. Piensa que en tu mano está decidir. No hay nada fuera de ti a lo que puedas culpar de tus anhelos o de tus adicciones. Acude a tu reino interior, donde tu mente puede elegir cosas que son más poderosas que tus deseos. Cuando te pierdes en la necesidad de obtener una victoria a cualquier precio, puedes echar la culpa a la presión que la sociedad ejerce sobre ti o recurrir a este poderoso reino interior y pedir a tu mente que te ayude a a realizar lo que sea mejor para todos, en lugar de nutrir a tu engreído ego.
La necesidad de adquirir más de lo necesario, de buscar el éxito a toda costa, de conseguir la aprobación de los demás, no es una imposición, sino la forma en que hemos elegido utilizar el misterio invisible que hay en nuestro interior, es decir, nuestra mente. Edward Dyer nos está diciendo que hay muchas personas a nuestro alrededor que tienen demasiado, y aún así desean tener más. "Pobres son, aunque más tienen, yo con menos rico soy." Ve cómo los demás viven en agonía, siempre insatisfechos, a la búsqueda de ese escurridizo "más". "A ellos les falta, yo dejo; ellos languidecen, yo vivo."
Tal como sugiere dulcemente el poeta, podemos elegir entre consumirnos por la avaricia y el afán de poseer, trabajar sin descanso, ser víctimas de los contratiempos y vivir con temor u optar porque "tales preocupaciones mi mente nunca podría soportar". Date cuenta de que es tu mente la que elige, no otra cosa. A tu alcance tienes la felicidad y plenitud ilimitadas, tal como el poeta insinúa en este verso: "Contento vivo, éste es mi puntal, no busco más que lo justo".
Tu mente está dispuesta a darte una existencia de paz y tranquilidad y puede hacerlo. Cuando decides cambiar tu actitud empiezas a vivir. Cuando recurres a ese reino interior empiezas a crear una vida de abundancia en lugar de carencia. En la mente, siempre tenemos la liberdad de estar en paz.
Cualquier miedo que experimentes no procede de fuera, sino de cómo eliges utilizar tu mente. Cuando limpias tu reino interior de los restos de toda una vida de condicionamientos, puedes incluso eliminar el miedo a la muerte. Éste es el estado de gracia descrito por sir Edward Dyer como "la vida no aborrezco, ni mi fin temo".
Tu reino es la forma en que usas la mente ante cualquier circunstancia. Eres el rey, el máximo gobernante. Nadie puede hacerte enfadar sin el consentimiento de tu mente soberana. Nadie puede hacer que te deprimas sin tu permiso. Nadie puede herir tus sentimientos sin tu colaboración.
El poeta te dice cómo dejar de medir el placer por la lujuria; termina con la inagotable necesidad de conquistar y ponerte a prueba; deja de medir tu éxito con todas esas actividades mundanas y mira hacia dentro, hacia ese lugar donde la paz y la serenidad están al alcance de la mano. Como te recuerda la conclusión del famoso poema de Dyer: "Mi riqueza, salud y calma perfecta".
Hay aún una última cosa que debes tener en cuenta en tu reino interior. Tu mente está al frente de tu salud y de tu bienestar. Cambia tus pensamientos respecto a la forma de curarte y cambiarás las relaciones de tu cuerpo respecto a la enfermedad. Con una mente liberada de la necesidad de ganar, poseer, conquistar, de trabajar duro para acumular más, de la lujuria, produces moléculas de salud en tu reino interior. Bajará tu presión sanguínea, eliminarás el riesgo de úlceras, reforzarás tu sistema inmunológico y reducirás tu vulnerabilidad a cualquier tipo de enfermedad, y todo ello a partir del reino de tu mente.
Adopta estas palabras de sabiduría que describen poéticamente la idea de que tu mente es un reino con un yo que reina en su interior. Pon en práctica en tu vida este hermoso poema, siguiendo estas sugerencias:
Practica el control mental para eliminar el engreimiento. Pregúntate por qué has elegido enfadarte en vez de utilizar tu mente para crear tranquilidad y paz. Sé consciente de cuándo te encuentras en medio de una reacción depresiva o de cólera e intenta pensar de otro modo.
Pasa algún tiempo asombrándote de tu mente y de lo que es capaz de crear para ti. Contempla tu reino interior y rechaza la entrada en ese espacio sagrado interior de pensamientos que puedan contaminarlo.
Recuérdate con frecuencia que no hay nada fuera de ti mismo que pueda hacerte infeliz sin tu consentimiento. Recuerda que eres la suma del total de tus elecciones. ¿Por qué usar la mente como estercolero, en vez de utilizarla como reino? Tienes las mismas oportunidades que sir Edward Dyer de saber que: "Mi mente para mí un reino es".
Memoriza esta conclusión: "Así vivo; así moriré. ¡Ojalá todos lo hicieren tan bien como yo!" y recuerda que eres el rey de tu dominio interior.
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Simplemente soy una mujer mexicana viviendo en Uruguay, alguien que ha vivido muchos de sus sueños y a quien le falta por vivir algunos más, pero que siempre está en el camino de lograrlos y que en ese camino ha tenido la fortuna de unirse a una persona maravillosa a quien le dedico este Blog... TÚ SABES QUE ES PARA TI... GRACIAS POR TODO LO LINDO QUE ME DAS CADA DÍA Y POR HACER QUE TODO VALGA LA PENA AL ESTAR A TU LADO...
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