Los delirios de Onagar ...
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14.03.2009 10:17 / Cosas de interes general

¿FUE PERÚ PARTE DE LA ATLÁNTIDA?

Al menos así lo cree el explorador Gene Savoy. Arqueólogo, aventurero y místico, los hallazgos de Savoy llevan tres décadas transformando el panorama arquelógico peruano.

Descubridor de la mítica ciudad de Vilcabamba y de decenas de énclaves más, Savoy esta convencido de que antes de Colón llegaron a América otros pueblos y que, anteriormente a estos habría existido en Sudamérica una misteriosa y superdesarrollada civilización, y sus descubrimientos de más de un centenar de ciudades perdidas en los Andes apuntan a la existencia de un parentesco entre éstas y la mítica Lemuria o - acaso - con la Atlántida.

Según Savoy, las leyendas de Paititi y El Dorado son en realidad reflejos aúreos de las centenares de ciudadelas que él ha ido encontrando en las tres últimas décadas, solo y sin el apoyo universitario, llegando a donde ha estado en los ultimos cientos - o quizás miles - de años.

Entre los estudios de Savoy se encuentra la teoría de que el misterioso mundo perdido de Ophir - de donde se dice que el rey Salomón extrajo sus tremendos cargamentos de oro -, al cual llegó el navegante fenicio Hiram "atravesando los mares" - y donde construyó un templo -, fuera Perú.

A juzgar por las evidencias encontradas por Savoy, los fenicios habrían llegado a Perú a través del Atlántico, remontando el Amazonas o bordeando el Cabo de Hornos. Thor Heyerdahl ya demostró la existencia de una transmigración polinésica hacia América del Sur con su expedición a bordo de la balsa Kon Tiki.

A finales de 1964, basándose en los escritos de Bingham y las crónicas de los conquistadores que encontró en los monasterios benedictinos de Lima (Perú), Savoy organizó una expedición de 120 días a la selva para buscar el último refugio de Manco II "el Inca", quien se habia enfrentado a los españoles. De acuerdo con las crónicas de los conquistadores se habia refugiado en el centro de la selva, entre los chachapoyas a quienes habia dominado. Después de varias semanas comenzaron a ver ruinas, cubiertas por el follaje selvático, descubriendo un total de 400 edificios. Estos se encontraban cubiertos de estuco, pintados como tableros de ajedrez en blanco y rojo, y tenían aún sus techos de tejas.

En 1965, fue a buscar la capital de los chachapoyas, el viejo Pajaten (an norte de Perú), encontrando allí más de 100 edificios, aunque no concordaba con las descripciones de los conquistadores, por lo cual las bautizó como Gran Patajen. Pero como la ciudad perdida de los chachapoyas sigue sin aparecer, Savoy continua buscándola.

En 1975, en su décima expedición buscando el Viejo Patajen, Savoy encontró la ciudad de Rabantu, a 4.200 mt sobre el nivel del mar y en donde, unos 1.500 años antes de Colón, habrían habitado más de 30.000 chachapoyas distribuidos en 18.000 edificios y viviendas circulares de piedra que se extendían en una superficie de 250 km cuadrados. Savoy bautizó ese lugar del valle como Gran Vilaya.

Allí encontro además, una serie de símbolos que le condujeron a otra interesante aventura: tratar de decodificar la verdadera identidad del dios blanco y barbado que aparece en las mitologías incas, aztecas y mayas. Uno de estos símbolos corresponde a una misteriosa embarcación y es idéntico a otros que halló en Vilcabamba y el Gran Patajen sobre una tumba labrada en unos inaccesibles acantilados. "En el Gran Vilaya - asegura Savoy - encontramos tablas monolíticas con escrituras de estilo egipcio y, sobre todo, carácteres hebreos".

En Vilcabamba encontró seres alados que de los cuerpos y cascos irradiaban rayos, como si se tratase de soles. En 1969, en un vaso de cerámica, encontró un grabado mediante el cual construyo una nave con juncos de totora, muy similar a los juncos chinos. Aunque Thor Heyerdhal asegura que el dios Viracocha (Inca) habria zarpado hacia el oeste, hacia Polinesia, Savoy aseguro que se habia dirigido hacia el norte, y no tardo en comprobarlo.

Así, tres hombres - un italiano, un peruano y el capitan Gene Savoy - intentaron llegar a México a bordo de una frágil embarcación de totora, tocando tierra en Panamá 60 días después de haber zarpado de un puerto del norte de Perú. Desplazándose luego desde allí a pie hacia México, donde se encontró con los mismos símbolos solares y geométricos de los chachapoyas grabados en ruinas aztecas y mayas como las de Guatemala y Honduras.

Allí fue donde Savoy dice haber descubierto que "el tiempo puede detenerse e ir hacia atrás, produciéndose un rejuvenecimiento de las células humanas al exponerse al sol, sobre todo en zonas sagradas como los templos antiguos y algunos enclaves arqueológicos". Su técnica consiste en tomar baños de sol y dirigir esa "energía" acumulada al cerebro y al sistema nervioso a través del nervio óptico, de manera que, esa energía acumulada en forma de "paquetes de luz" puede ser proyectada hasta donde nuestra mente nos alcance. La práctica diaria conduce a un estado psíquico en el que se "altera" el sentido del tiempo, incrementando nuestra vitalidad, y rejuveneciendo nuestro aspecto externo.

Hoy Gene Savoy es un símbolo viviente de sus propias ideas. Ha cumplido 70 años, pero tiene el aspecto de un hombre de 50 años. En la era de la especialización del conocimiento, Savoy simboliza el desafio de la búsqueda que muchos se niegan a aceptar.



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Nacionalidad: República Oriental del Uruguay (Sudamérica). Edad: 47 años (17/10/1961). Residencia: Montevideo (ROU). Nombre: Onagar.

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