No puedo negar que me reconfortó escuchar nuevamente la voz de Pipo Cipolatti. Fue en un jingle en clave surf rock con una letra sencilla y directa, de esas que pocos saben hacer bien. Es más, el estribillo "Acá hay verano, está claro" podría haber formado parte de algún tema de Los Twist, esa banda surgida en la Argentina de principios de los 80', que podía ser tan hedonista como cínica pero siempre divertida. Con esa breve y concisa melodía, el público se reencontraba con un gran talento al que, personalmente, le había perdido la pista. Si hablamos de música, está claro, porque creo que los programas de chimentos y alguna revista de similar contenido le había dedicado a Pipo algún que otro parrafo fruto de algunos escandaletes (no recuerdo bien cuales, pero en alguno debía estar metido también Charly García, amiguete de Pipo). La Rolling Stone lo convocó para una nota y hasta se animó a sugerir una reunión de Los Twist. Como puede pasar una eternidad para que ésto se concrete (aunque según Cipolatti, su coequipier Daniel Melingo estaría afín también), El Mahoma Social Club recomienda el que es -a nuestro gusto- el mejor y menos difundido disco de Los Twist. Hablamos de La Máquina del Tiempo.
Los Twist habían entrado a la escena, precisamente, con Charly como padrino. El primer disco, "La Dicha en movimiento" (1983) fue grabado en una única sesión y con García como productor. Rock and roll de la vieja guardia -muy bien ejecutado- estética retro y letras deliradas de la mano de Pipo, Daniel Melingo, Fabiana Cantilo y una sección rítmica que incluyó entre otros a Polo Corbella, baterista también de Los Abuelos de la Nada. Aquel primer disco tenía "Cleopatra, la reina del Twist", la no menos clásica "Pensé que se trataba de cieguitos" y otras geniales como "Juagndo Hula Hula", "Salsa" y "Ritmo Colocado". También se iban, olímpicamente, al carajo: hasta Charly García palideció con alguna alusión antisemita en las letras (caso más claro, "Jabones flotadores"). Andrés Calamaro fue tecladista invitado y cada intervención de la Cantilo es digna de aplauso.
El éxito fue inmediato y, bien a la usanza de las bandas pop de los 60', el segundo disco también fue inmediato. Para muchos, el mejor: "Cachetazo al vicio" de 1984. Ya el arranque con "Rockabilly de los narcisos" es un auténtico cachetazo. "Cojan a su chica y comiencen a bailar el Twist" decía la estrofa previa al estribillo de un tema en el que se colocaban, careciendo de toda modestia, en el sitial más alto entre las bandas de rock del mundo. Si "Rockabilly..." prometía, qué decir del delirio de "Carnaval en Munich", "Acuarela Homosexual" o la insólita "Mirando vidrieras, comparando precios". Sin embargo, podían ir un paso más allá. Y ese paso es el disco que hoy nos ocupa, último de esa etapa ya que luego vendrían la participación de Pipo en televisión, la de Melingo en otros proyectos musicales y el regreso demoraría unos años (el disco que le sigue a "La máquina..." es del 91' y se llama "Cataratas musicales". Aquel que tenía "Ricardo Ruben").
En "La máquina..." Los Twist apelaron a las secuencias y programaciones por primera vez, se metieron con las series de los 60', le cantaron al espacio exterior y crearon personajes y situaciones fantásticas. Además grabaron con formaciones alternativas y combinaron ritmos sin miramientos (alguien que me diga a qué genero pertenece "Corazón de mandril", cantada como un tango, sobre instrumentación estilo cumbia, con impronta electrónica ochentosa) . Además, hicieron un tango guitarrero en épocas en que ninguna banda de rock se hubise atrevido. "La máquina..." sigue sonando, 23 años después, fresco y sorprendente.
Un dialogo proveniente de una serie de los 60' da paso a "La balada de Tony y Douglas" (personajes que, según la tapa del disco, interpretan Cipolatti y Melingo...los que, por cierto, parecían venir de otro tiempo). Otros dialogos servirán como nexo entre algunos temas, como el que sirve de inspiracíón al tango "Infiltración bolchevique" (cuya letra dice únicamente eso..."infiltración bolchevique") y otro memorable en boca del comediante Darío Vittori sólo que esta vez intentando hablar en serio para denostar a la juventud. No faltan los rockabillies y twist divertidos al estilo de sus primeros discos como "Twist de Luis" o "Las cárceles no dan más".
Las incursiones electrónicas dejan un temazo: "Viéndolo", cantado a medias entre Pipo e Hilda Lizarazu, la voz femenina en todo el disco. Otro hallazgo, "Reptilicus", candidato al monstruo mejor representado en tema pop alguno. Respecto al tango que mencionábamos, digamos que éste se llama "Ésta es mi presentación" y la letra es de Orlando Silva. Silva, tío de Melingo, escribió la letra en 1956 cuando el advenimiento de Bill Haley y los primeros bailes de rock and roll. El tipo hacía un manifiesto reconociendo el atractivo de ese nuevo y alocado ritmo, pero declarándose afin a la vieja guardia. Como si faltara poco, el tema dura unos 5 minutos y la banda queda de lado para que se luzcan músicos del palo.
El final es con la Ray Milland Band haciendo una "banda dentro de la banda" ya que está integrada por mayoría de músicos fuera de la integración estable de Los Twist. Por ahi estaban Andrés Calamaro, Miguel Zavaleta (de la banda Súeter) y Camilo Iezzi. El final con "Himno óptico" es el tema ideal para cerrar el viaje de Tony y Douglas.
Melingo y Cipolatti no volverían a viajar juntos -al menos en disco- pero entre tanto rock de clisé barrial, cantado a cara de perro y con épicas y aburridas letras anti sistema (pero en muchos casos llenando estadios), vendría bien que Los Twist volvieran a estar claros.
La máquina del tiempo - Los Twist
- Balada de Tony & Douglas
- Twist de Luis
- Reptilicus
- Infiltración bolchevique
- En los brazos del dolor
- Las cárceles no dan más
- Viéndolo
- La cueva de Alí
- Gloria Aleluya!
- El grito divino
- Esta es mi presentación
- Corazón de mandril
- Himno óptico (Ray Milland Band)
Continúa