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14.03.2007 16:40 / Mis artículos

Aspectos históricos de la ciudad de Fray Bentos.
Relación de hechos y acciones que determinaron un proceso fundacional de la ciudad.

René Boretto Ovalle


Antecedentes regionales.


La región actualmente conocida como DEPARTAMENTO DE RIO NEGRO es fruto de la actualización geográfica del país, mediante el desprendimiento de su territorio (aproximadamente 10.000 kilómetros cuadrados) del que era el Departamento de Paysandú hasta 1880.

La región litoral del país, tomó importancia a partir de mediados del siglo XIX a causa de la inserción en el panorama rural del Uruguay de una pléyade de comerciantes, industriales y estancieros europeos que poblaron al norte del Río Negro y establecieron específicamente en esta rica zona del Río Uruguay, numerosos establecimientos y explotaciones.

La utilización de esta zona para las famosas “vaquerías del mar” (arreos de ganado gigantescos hechos desde fines del 1600 hasta mediados del 1700 por los Jesuitas) dio como resultado una riqueza de ganado espectacular que fomentó la instalación de establecimientos de saladeros que en principio utilizaban esta abundancia de vacunos para la elaboración de carne salada y seca que se exportaba para los negros esclavos de Brasil y Cuba.

Veremos también cómo algunos de estos establecimientos tomaron la explotación de una forma sistematizada y profesional, aplicando tecnologías totalmente noveles para la región.


El origen del nombre FRAY BENTOS.


Esta denominación se pierde en el tiempo hasta mediados del 1600 cuando comienza a aparecer en la cartografía europea el nombre de “barrancas de Fray Vento”.

No existe hasta ahora una confirmación documental pero se estima que el nombre procede de la presencia de un frayle llamado Bentos o Vento integrante del núcleo de religiosos que la Gobernación de Buenos Aires envió alrededor de 1620 para catequizar a los indígenas de la costa oriental del Rio Uruguay, cosa que no se logró en esa instancia.

El frayle Bentos habría vivido en una oquedad o cueva natural de las barrancas en la actual zona del Arroyo Caracoles, a 20 kilómetros al sur de la actual ciudad de Fray Bentos.


Antecedentes fundacionales de la ciudad.


Como resultado de la apertura del río Uruguay posterior al período de Rosas en la Argentina, y las leyes de ambos países que reglamentaron e impulsaron la navegación de este río interior, comenzó a darse una importante actividad de exportación de productos de la tierra utilizando esta corriente fluvial.

El puerto de la ciudad de Gualeguaychú, hacia 1855 tenía una actividad fuera de lo común al haber sido designado el único puerto habilitado para exportaciones en la Provincia de Entre Ríos. Paradójicamente, Gualeguaychú tenía, como actualmente, dificultades técnicas para el ingreso de embarcaciones de cierto calado directamente para operar en su puerto, lo que obligaba a los barcos grandes a fondear en la otra margen del río, en el puerto natural de las barrancas de Fray Bentos, por entonces zona no poblada.

La creciente actividad portuaria de Gualeguaychú y esencialmente que la zona del embarcadero resultó elegida para que allí se hiciese el trasiego de pasajeros hacia y desde los buques que hacían el recorrido entre “el Salto” y Buenos Aires, fomentó un inusual movimiento.

Desde Gualeguaychú mediante artículos en la prensa, el Dr.Isidoro de María, Vice-Cónsul uruguayo en esa ciudad promovía y alentaba la fundación de una ciudad en las puntas de Fray Bentos, para coadyuvar a la actividad social y económica que de por sí se había establecido.

Este reto lo aceptó el comerciante vasco francés José Hargain que dejó su radicación comercial y familiar en Gualeguaychú para trasladarse a Fray Bentos a fines de 1857 y, con autorización de la familia Haedo propietaria de esas tierras, instalar una hostería, ejemplo seguido por otros comerciantes posteriormente.

La fundación de la ciudad no fue realizada por Hargain a quien consideramos el primer poblador “en forma”, sino que fue propuesta por la familia Haedo en primera instancia, debiendo cejar en sus esfuerzos por el gran desafío económico que ello suponía.

No obstante, en 1858, una sociedad comercial de empresarios uruguayos, ingleses, alemanes e irlandeses residentes en Montevideo, compró las tierras suficientes para el emprendimiento y donó una parcela de tierra adecuada como para que el gobierno nacional oriental procediera a la fundación. Ello sucedió mediante un decreto del 16 de abril de 1859, asignándosele el nombre a la población de “Villa Independencia”.


Crecimiento portuario.


La actividad real de la ciudad fue, de por sí, el movimiento del puerto, donde se producía constantemente la presencia de veleros, polacras, balandras y queches de distintas banderas, así como los transportes fluviales que unían Buenos Aires con todos los puertos importantes del río Uruguay.

La población creció consecuentemente, dándose por cierto la premonición de Isidoro de María en cuanto a que nuevamente debía darse la consecuencia de una ciudad fundada en la margen argentina creándose como consecuencia su ciudad hermana del otro lado.


Un emprendimiento industrial cambia la historia de Fray Bentos.


La Villa Independencia no quedó resignada a la actividad portuaria exclusivamente. Hacia 1861, llegó aquí el ingeniero Georg Giebert, alemán de nacimiento, que traía consigo la idea de llevar adelante un proceso industrial mediante el cual se elaboraría “extracto de carne” según la fórmula del químico también alemán Justus von Liebig.

La fórmula del producto, manejada en el ámbito del laboratorio únicamente en Munich, tuvo la oportunidad de ser llevada al desarrollo industrial y comercial gracias a este emprendimiento de Giebert que en 1863 se concretó mediante la empresa “Giebert et Compagnie” y en 1865, en la “Liebig Extract of Meat Company Limited”.

El producto del extracto de carne se hizo famoso en todo el mundo y prontamente se vendió en cantidades que superaban la producción. Dada la comodidad de lo resumido del extracto que permitía “hacer una sopa para 130 soldados con sólo 4 kilos del producto” el “extratum carnis Liebig” envasado en recipientes cuyas etiquetas llevaban la propia firma del inventor, comenzó siendo vitualla en los ejércitos entonces en guerras europeas, así como en las grandes expediciones características del siglo XIX, como la de Stanley buscando al Dr. Livingstone en Africa, Nansen al polo sur, etc. Era tan famoso el extracto de carne que el escritor Julio Verne lo eligió para darles el primer desayuno en la luna a sus personajes del famoso libro.

El establecimiento en Fray Bentos, dio nacimiento de inmediato a una “ranchada” en sus alrededores – el hoy llamado Barrio Anglo- donde los obreros y sus familiares vivían cercanos a su puesto de trabajo.

La explotación de la carne con el extracto, pronto se convirtió en una explotación intensiva y extensiva de todo el resultado de la explotación agropecuaria, ya que “en la Liebig lo único que se desperdiciaba era el mugido de las vacas”. Los desechos de las faenas, cueros, huesos molidos, sangre seca, etc. se desecaba, se complementaba con productos químicos como fosfatos y se vendía enormemente como fertilizante orgánico, en sustitución del que había sido el famoso “guano” de las defecaciones de aves marinas de las costas pacíficas del Perú.

Avanzada la tecnología a finales del siglo XIX, las carnes envasadas o conservas tomaron su lugar dentro de las exportaciones que dieron grandes soluciones en la alimentación de los soldados en las trincheras de la primera guerra mundial. En el segundo conflicto, ya la Liebig´s transformada en ANGLO DEL URUGUAY S.A. introdujo otras producciones, haciendo realidad uno de los mayores establecimientos mundiales de manejo de la producción agropecuaria. Más de doscientos productos y sub productos salían desde Fray Bentos hacia Europa. Rabos vacunos, lenguas vacunas y de cordero, sesos, conservas, puchero francés, embutidos, albóndigas, dulces, mermeladas, grasas, aceites, jabones y hasta ravioles enlatados se producían en Fray Bentos y se enviaban constantemente hacia Europa, mientras en lo negro de las noches del Océano Atlántico, los submarinos nazis esperaban arteros para cortar esta fuente de abastecimiento a los aliados.

Esta realidad de enorme producción que dio como resultado que la tercera parte de los habitantes de la ciudad trabajara directamente en el frigorífico, pronto cumplió su ciclo. Culminados los conflictos que involucraron a los países europeos y organizados éstos en su renacer a las vidas normales, creado el Mercado Común Europeo, los uruguayos – así como argentinos y otros sudamericanos- comprendimos el verdadero sentido de la no imprescindibilidad y numerosas fábricas se clausuraron.

La que fuera impresionante exponente de la explotación de las riquezas agropecuarias sudamericanas, cerró sus puertas en 1969, vendiendo las instalaciones al gobierno nacional. Este intentó por una década volver a los momentos de gloria, sin éxito y pronto cerró definitivamente.

Hoy día, lo que fuera el Frigorífico Anglo es propiedad del Municipio de Río Negro que procura la instalación de un Parque Industrial Municipal. El Barrio Anglo es propiedad del Banco Hipotecario del Uruguay.





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