El último sitio de la tierra
El peor día de la existencia no es el del fin del mundo, es el que le sigue...

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01.08.2009 13:07 / Pateando el PC para leer algo

Barranca Abajo

Florencio Sanchez, escritor formidable y gran catalizador de las costumbres del pueblo uruguayo escribió esta obra de teatro formidable y, lejos yo de detenerme en toda la voluptuosidad literaria desplegada por este grande, mencionaré un concreto aspecto que se detalla en este libro y remite a una poco afortunada costumbre nacional que va junto a las famosas tortas fritas, el mate, la rambla y el emocionante Alfredo como parte de la identidad del uruguayo promedio.

Cuenta Florencio Sanchez sobre el final de la obra el pesar de Don Zoilo (el protagonista) que tras haber sido "rescatado" de las fauces de sus sentimientos suicidas por su Flia., fue dejado de lado por los mismo que lo habían rescatado.

Dice Don Zoilo en idioma adaptado al siglo XXI:

"aquí estoy yo, ahora me han salvado!, y ahora que evitaron mi muerte, ¿qué será de mi fortuna? ¿qué será de mis hijos? ¿qué será de mi futuro?... ah claro! ahora que lo salvamos al pobre viejo Zoilo, lo dejamos solo...total, ya está vivo..."

Bien, lo que yo interpreto aquí es algo que explicitaré con una vieja parabola que me han contado por varios lados, y que dice así: "cuenta la historia que un viejo y desvencijado indigente pedía día tras día, llueva o truene, monedas en la misma esquina del mismo lugar. La gente piadosa, compasiva y buena se ponía en su lugar y le daba a menudo monedas. Los niños, los viejos, los empresarios y demás... fue así hasta el buen día en que este viejito se encontró un cuantioso billete tirado en el desamparo de la noche, lo recogió y no sólo le sirvió para comer sino que se pudo comprar a módico precio un pantalón y un saco que no estaban rotos, en la feria del barrio. Tras eso, llueva o truene, niños, viejos o empresarios, ya no le daban más monedas, él hombre estaba convencido de que con una mejor presencia podía caerle mejor a la gente y ganar más dinero para subsistir de esa horrible pero necesaria limosna para un viejo enfermo y sin posibilidades de vivir de otra cosa. Pero no fue así, cuando la gente lo vió mejor vestido, no consideró que el viejo precise de su ayuda, y ahora que parecía haber salido de su situación penosa, que lo cure lola, a llorar al cuartito, no había porque ayudarlo, porque no parecía inferior, y ayudarlo ya no colmaba el ego de nadie."

Día a día en la sociedad hacemos lo mismo. El fin de semana casi 50 mil tipos llenaron localidades del estadio Centenario para ver a dos viejos decrepitos cantando canciones livianitas y diciendo que aman Uruguay, para oir a Sabina en conferencias de prensa diciendo coger en lugar de follar (para caer más simpático a todos) como si fuese parte de su lenguaje diario. Para verlo sin el más mínimo de los respetos hablar de Zitarrosa, probablemente un indio de estos que le mostraron en el mp3 (y le avisaron que convenía halagar) mientras venía en el avión a Montevideo...de no ser así, habría contado tan estúpida constumbre en cualquier otra parte del mundo y no justo acá.- Recuerdo por ej, a Woody Allen hablando para La Nación y antes de eso para el Daily Week, sobre cuánto le gusta la música de Zitarrosa. En fin, me fui de tema, y decía que toda esa manga de gente buena y con algún mango de sobra en muchos casos fue a ver a estos viejos y el día anterior donaron su limosna teletón para dormir en paz, pagaron su impuesto al teletón y la plata de esa tonta entrada para ese tonto espectaculo preferían despilfarrarla en ir ahí y no en darle una mano a un pibe con capacidades diferentes que es rebajado a su más patetica expresión en ese producto televisivo destinado a emocionar gente para que llore y done.-

Me gusta Zitarrosa, me gusta Sabina, no así Serrat y no me gusta Woody Allen. Para evitar retruques fácilongos creo que era necesario ese apunte.

Acá se ayuda cuando se ve a una persona en lo más bajo de su existencia, al borde de la muerte, dando lástima y llorando como un pobre diablo condenado, y cuando nuestra ayuda le sirve a esa persona, la dejamos que recaiga en la situación que la motivó, porque sino no tendríamos a quien ayudar...



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Con el perdón de Galeano: Bajo un escalón y baja dos, bajo otro y baja dos más... ¿para qué sirve la distopía? para eso, amigos, para bajar...

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