La reunión de delegados se había extendido hasta la media noche. Habían detectado una fuga de información. Alguien estaba duplicando ilegalmente el software erótico “RCS” que tenía miles de adeptos conectados a la red.
El hecho no era grave aún, pero se había tomado la decisión de enviar un “borrado rápido”… cuando pudieran ubicar al responsable. Una de las mejores cazafantasmas que ellos tenían era el Nick Blondine-3.
Blondine-3, era una hermosa mujer, exótica, extravagante y con un cuerpo espectacular. Nadie la había registrado en la intimidad, puesto que cada vez cambiaba su look.
Cuando los ingenieros –híbridos de última generación– con implantes neuronales conectados a la red interna y mundial, se enteraron que ella había sido llamada a la sala redonda donde se reunían los delegados, quedaron expectantes a la puerta de acrílico de dos hojas de la entrada. Sabían además, que para llegar a la sala, debía pasar por entre las pequeñas terminales que, diseminadas por el recinto, parecían formar una tela de araña.
La puerta se abrió lentamente como todas las veces, pero esta vez tenía un brillo especial; en el umbral se dibujó la figura de Blondine-3. Increíblemente atractiva, con un body ajustado al cuerpo de color verde musgo que marcaba sus curvas, una peluca despareja también de color verde, unos ojos gatunos amarillos y toda ella subida a unos tacones aguja que hacían que su cuerpo se contoneara como una gata en celo.
Pasó por entre las terminales sabiendo el placer que representaba para esos híbridos, una gata cibernética que se ocupaba de atrapar a deudores, hackers e ilegales.
– Sin lugar a dudas, es la mejor elección que pudimos haber hecho –resonó en la sala de reuniones y todos estuvieron de acuerdo, al ver subir por el ascensor transparente de la oficina a semejante espécimen.
– ¡Señores! ¿A qué se debe tanta urgencia? –dijo Blondine-3, contemplándolos desde la puerta.
Nunca se sentaba a la mesa con ellos; se paseaba como si no escuchara, tocando objetos sin importancia, observando a la red de híbridos que se sucedían allá abajo en la oficina.
– Es un usuario no registrado –comenzó uno de los delegados–, se hace llamar Ralph124C41+, entra sin registro y sólo puede tener acceso a las actualizaciones. Últimamente hemos detectado que en forma masiva está haciendo copias del programa. Pensamos que el motivo es la venta ilegal.
– ¿Comando Nº 5, borrado rápido? –preguntó Blondine enfrentándose a los hombres.
– Sí, borrado rápido –exclamó el delegado– ¡Queremos que el cretino desaparezca! ¡No queremos verlo más en la red!... Es una obstrucción para la recaudación de la empresa… ¡BORRADO RÁPIDO! –gritó casi ahogándose con sus propias palabras.
– ¿Qué terminal me darán? –preguntó Blondine-3 ahora mirando un extraño trofeo que destacaba en un marco.
– “El foso” –dijeron a coro.
– ¿El foso? –preguntó–. Entonces es realmente urgente para enviarme allí.
No obtuvo respuesta. Al darse vuelta, solo vio cabezas afirmativas.
El foso era un recinto pequeño, completamente tapizado de terminales en red, donde se destacaba una sola luz al fondo. No había distracciones en el foso, no había ventanas para observar a los híbridos ingenieros, ni las pantallas electrónicas de la ciudad… nada. Nada más que máquinas.
– Por supuesto que tendrás todo lo que necesites: bebidas, tus maletas de ropa y cosméticos, sexo… lo que desees… ¡Empiezas ahora!
– Ok –dijo saliendo de la sala y encaminándose a su confinamiento temporal.
Cuando se oyó el golpe de la puerta del foso, al final del pasillo, se dejó sentir un hondo suspiro de alivio en la sala de reuniones.
Ralph124C41+ se levantó tarde ese día. Había pasado muchas horas reproduciendo y colocando en sitios de compradores ilegales las últimas actualizaciones de “RCS” Real Cyber Sex, el programa virtual más utilizado en ese momento en la red; pero los consumidores querían otra cosa y no había podido encontrarla.
Él se ocupaba de compradores masculinos. Sabía qué era lo que ellos necesitaban y eso le facilitaba el trabajo.
Había sido despedido de una empresa de software donde trabajaba, porque le descubrieron una cartera de clientes que no estaban registrados y a los cuales él surtía de productos novedosos.
Luego de esto empezó para Ralph124C41+ un descenso que parecía no tener fin. Su vida era un tormento hasta que decidió seguir con lo que había empezado hacía muchos años. Sentía que la depresión le había ganado esta vez y eso se transmitía en su aseo personal y en todo lo que lo rodeaba. Fue en ese estado de torpeza emocional que se sentó un día a experimentar con “RCS”. Siendo un gran consumidor, conocía casi todas las salas, las putas, las emociones sadomasoquistas, pasando por sex shop y ropa íntima que incluía el programa.
La respuesta de los compradores había sido casi instantánea puesto que ya lo conocían y sabían que siempre les daba un buen producto. Hacía una semana que estaba con “RCS” y en lugar de darle luz a su vida, se había transformado en una obsesión.
Su habitación daba una idea de ésta. Restos de varios desayunos y comidas se apilaban a su alrededor, el piso tapizado de ropa sucia, las cerradas ventanas lucían vidrios opacos de grasitud acumulada, un colchón con manchas de sudor reposaba en un rincón; el desorden era total. Parecía la vivienda de un indigente.
Ese día, –se había levantado tarde–, traía consigo una carga enorme, ya que los sitios a quienes él surtía, le habían pedido, durante toda la noche, la nueva actualización de “Blondine-3”. Una puta sex-exotic de última generación y él no había podido encontrarla.
Descalzo, comenzó a caminar por la habitación; se detuvo ante el espejo del dormitorio. Observó su imagen, primero de frente y luego de perfil: cabello sucio, camiseta manchada de las diferentes salsas de tanta comida chatarra ingerida en esos días, calzoncillo raído y una incipiente panza que sobó con satisfacción.
Casi sin darse cuenta, y luego de varios días, se metió en la ducha. Con una toalla a la cintura y casi sin pensarlo, comenzó a juntar el desorden, a lavar la vajilla, a barrer mientras repetía: ¡Esta noche la atrapo, esta noche la atrapo! En su cabeza se sucedían honeypot, detectores de intrusos, firewall, bloqueos temporales; a todos había violado ya desde la mañana, solo le quedaba una insignificante sala de chat, incluida en el programa.
Justo en el momento en que tomaba la aspiradora para continuar con el aseo, su cabeza detectó la sala de chat; la limpieza quedó para más tarde o para…
Corrió a sentarse frente a su computadora.
Blondine-3 se había instalado en el foso y casi inmediatamente pidió su maleta. Al cabo de una hora la transformación fue total. Rosa y negro había sido su elección para entrar a la red del programa y “mostrarse”. Luego, se había escondido toda la noche mientras Ralph124C41+ la había estado buscando. El programa era emitido en todo horario y en esos momentos en que Ralph124C41+ se distrajo con la limpieza, ella había estado jugando. Sabía que el duplicador entraba a la noche y que su casilla de pedidos estaría a tope pidiendo a Blondine-3. Se dijo que ya era hora de mostrarse ante él.
Ralph124C41+, ya instalado frente a la pantalla, se colocó el casco de realidad virtual. Le gustaba el casco, era como entrar a un sueño; las emociones se hacían más fuertes y si bien no se había llegado a una realidad completa, las imágenes eran sugestivamente atractivas.
“RCS” –dijo en voz alta– y la transmisión se inició de inmediato. Al entrar, se fueron formando los pasillos de las salas del programa. Conocía de memoria el trayecto: a la derecha los sado, a la izquierda los homo, otra vuelta y se encontraba con la venta de productos eróticos, en un recodo estaban los adoradores de las máquinas de sexo. Y allá al fondo, en un rincón, había una puerta tan insignificante que nunca le había prestado atención, pero aun así, sabía que se trataba de una sala de chat. Entró. Sobre el fondo de sus lentes, vio todos los que estaban conectados, ninguno era Blondine-3. A menos que estuviera con otro Nick; ella no estaba. Esperó.
Blondine-3 lo buscó en la estructura del programa, –ella también llevaba casco– y lo ubicó en el chat. Sonrió. Era el lugar perfecto para atraparlo. Entró.
Sobre la pantalla virtual se vio su Nick y él se sobresaltó. De inmediato la rodearon casi todos los Nick conectados. Ella tenía la opción de “privado” bloqueada; le gustaba excitar en sala. La conversación se hizo rápida, las imágenes eróticas que largaba se hacían cada vez más fuertes. Todos querían poseerla, tener un rato de sexo con ella, no importaba cuánto dinero hubiera que cargar a la cuenta. Ralph124C41+ supo entonces que ésta era una actualización que valía la pena conseguir. La vendería con tan solo mencionar su nombre.
La querían en persona, verla, tocarla.
Entonces se presentó enfundada en un traje de látex negro, con una peluca también negra con mechones rojo sangre. Senos al aire, ajustados por un corsé. Poco importaba si era bella o si era joven, el placer venía en un buen envase y eso era por lo que pagaban para satisfacción personal.
Ralph124C41+ no intentó acercarse en seguida, observó cómo era su comportamiento desde un rincón de la sala, buscando el momento para atraparla… entonces apareció en su visión el cuadrado de un PV de Blondine-3.
No se sucedieron las preguntas y respuestas clásicas de todo chat, vacías, mentirosas, dando señales falsas la mayor de las veces. Ella le estaba enviando señales directas, el sólo hecho de haber entrado a un privado con él ya era motivo para tantear su billetera y tomar una decisión.
A un hombre adicto a juegos sexuales como era él, una invitación de una nueva puta, aunque fuera virtual, era algo para no dejar pasar. Luego la investigaría a fondo y lograría la clave para clonarla, además de tener un momento de placer, que sería la envidia de todos los hombres de la sala.
Accedió.
Blondine-3 le indicó la clave para entrar a su sala privada, se verían en la intimidad y tendrían sexo. Antes de entrar, Ralph124C41+, tuvo que colocar el código de su tarjeta de crédito.
Entró.
El ambiente tenía una media luz. Ella estaba sobre la cama, incitándolo, dándole imágenes eróticas que llegaban como torrente a los ojos y oídos del ahora indefenso duplicador ilegal. Con sus nalgas descubiertas y sus senos que terminaban en puntiagudos pezones, parecía una imagen onírica. Esa era la imagen que él había descrito en un comentario en alguna parte de la red y ahora se estaba haciendo realidad ante sus ojos. La observó, la tocó, pasó sus dedos y su lengua por ese cuerpo sintético y luego la poseyó. Con un rápido movimiento, Blondine-3 se colocó sobre él, lo apretó con las piernas y de cada uno de sus puntiagudos pezones emergieron sendas agujas que se hundieron en la carne de Ralph124C41+. Su cuerpo se inundó de un líquido que lo recorrió dejándolo insensible; la excitación fue sublime y logró tener otro orgasmo. Al momento, ella le aprisionó las manos y ajustó un mecanismo magnético diciéndole al oído en forma sensual:
– Ralph124C41+, acabas de ser alcanzado por un borrado rápido del sistema de emergencia del programa “RCS”.
La descarga eléctrica fue tan intensa que lo mató al instante.
Blondine-3 se desconectó de inmediato; aún conservaba en su piel y boca el gusto de un buen sexo. Esos eran los trabajos que le gustaba realizar.
Cuando abrió la puerta del foso, pasó sin siquiera entrar a la sala de reuniones, bajó por el ascensor hasta la planta donde babosos ingenieros la observaban. Esta vez su atuendo era rojo y sus ojos celestes resaltaban enmarcados en una peluca rojo fuego. Caminó por entre las terminales como al inicio de la misión y se dirigió hacia a puerta de salida.
– Terminal 1 –dijeron desde la sala de reunión de los delegados. Aplique el Comando Nº5 para el software Blondine-3.
– ¡Señor! –rogó el híbrido ingeniero.
– Está bien, deje que concluya el programa.
Blondine-3 pasó su trasero por el pasillo y cuando se cerró la puerta de acrílico, recién entonces el hombre cumplió la orden.
Nota del Editor: Ralph 124C41+ es una novela de 1911 de Hugo Gernsback, inventor del término Ciencia Ficción y fundador de la revista Amazing Stories. En su honor fue nombrado el Premio Hugo.
MÓNICA MARCHESKY
Mónica Suárez Marchesky, nació en Salto, Uruguay, el 27 de Abril de 1959. Poeta, novelista y ensayista. Integrante del Grupo Surrealista del Río de la Plata. Publica con aBrace Editora: Letras en movimiento, Circulo de narrativa II, Cuento gotas VII. Cuentos de un minuto. Un cuento gótico de su autoría fue publicado en: III Premi Literari de Constantí – Narrativa Breu. (Tarragona-España, 2005). Participó en el festival de cuento breve del Centro Toluqueño de Escritores y varios de sus trabajos fueron recogidos en la antología: Los mil y un insomnios (Toluca–México). Primer premio ensayo: En nombre de los pájaros y Primer premio cuento: “El hombre musgo” en concurso Dr. Alberto Manini Ríos. Mención con publicación del cuento “Flores Exóticas” (2007) en el Primer Concurso Nacional de Cuentos Paco Espínola, organizado por la Biblioteca Nacional y Radio Difusión Sodre. Mención con publicación en 6º Concurso de Minicuentos de Antel (2012), convocado por la Biblioteca Nacional y La Máquina de Pensar. Es cofundadora del Grupo Fantástico de Montevideo y en el mismo se le conoce como “Maupassant”. Fundadora de 11/12/13 Grupo Surrealista de Uruguay. Directora de MMEdiciones. Participó en el año 2013 de Ruido Blanco, Antología de Ciencia Ficción Uruguaya.
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